martes, 25 de septiembre de 2012

Tener la respuesta correcta No Es Suficiente



La verdad por sí sola no es suficiente. Debe estar equilibrada con las otras propiedades trascendentales de Dios: la unidad, la bondad y la belleza.
Puede sonar demasiado abstracto, pero lo que esto  significa en concreto es que a veces podemos tener todas las respuestas correctas y aún así estar equivocados. ¿Cómo?  Si actuamos en la verdad, ¿cómo podemos estar equivocados?
La primera trampa es la siguiente: Podemos estar actuando en la verdad y, de hecho, haciendo todas las cosas correctas, sin embargo nuestra energía puede ser errónea. T.S. Eliot dijo una vez: "La última tentación es la mayor traición. El hacer una buena acción  por una razón equivocada."  Podemos ver lo que está en juego al observar al hermano mayor del hijo pródigo.  En la superficie nada  le falta a su devoción hacia su padre. Da fe de que su vida está libre de culpa y es un paradigma de la devoción filial.  Ha guardado todos los mandamientos, nunca ha abandonado la casa de su padre, y  ha hecho todo el trabajo requerido. La ironía es que no se da cuenta de que él no está, de hecho, en el interior de la casa de su padre, sino que está en pié fuera, y  el padre le está invitando cariñosamente.  ¿Qué es lo que le mantiene fuera si ya hace todo lo que hay que hacer?  La amargura y la ira.  Sus acciones son correctas, sin embargo su corazón está enfermo.  La amargura y la ira no son una energía adecuada para alimentar la verdad.  Podemos ser escrupulosamente fieles y aun así encontrarnos de pie fuera de la casa de Dios y fuera del círculo de la comunidad y de la celebración por tener un corazón amargo. La gratitud es la energía que se necesita para alimentar a  la verdad.
Al igual que el hermano mayor del hijo pródigo, podemos hacerlo todo bien y aún así, de alguna manera, estar equivocados.  Y esto es particularmente importante porque pone en cuestión nuestros esfuerzos, tanto individuales y eclesiales, por ofrecer la verdad, las respuestas correctas, a los que nos rodean, a nuestros propios hijos que ya no van a la iglesia, ó a la sociedad como un todo.  Si, dentro de nuestro decir la verdad, hay elementos de elitismo, arrogancia, ira, falta de respeto, falta de comprensión, o peor aún, moralizaciones amargas, nuestra verdad no se escuchará, no porque nuestra verdad esté mal, sino por nuestra energía lo está. 
Es por eso que Jesús nos invita a "proclamar la verdad en parábolas".  La verdad no es un martillo; es una invitación que respetuosamente debe ofrecerse a los demás.
Y aún queda una potencial segunda trampa: Podemos tener las respuestas correctas y la energía correcta, y sin embargo tener una mala comprensión de esas respuestas. Vemos esto, por ejemplo, en el Evangelio de Marcos, cuando Jesús hace a los discípulos la pregunta: "¿Quién decís vosotros que soy yo?"  Pedro responde, y responde correctamente, diciendo: ". Tú eres el Cristo, el Mesías" Sin embargo Jesús le calla inmediatamente ("¡No se lo digas a nadie!") Y posteriormente le reprende con estas palabras: "¡Apártate de mí, Satanás!" ¿Por qué?  ¿Acaso no estaba él en lo cierto?
La respuesta de Pedro fue la correcta, Jesús era el Cristo, pero su comprensión de lo que esto significaba estaba bastante equivocada.  Para Pedro, el concepto de un Mesías connotaba poder terrenal y especialmente un privilegio terrenal, mientras que para Jesús significaba el sufrimiento y la muerte.  Pedro dijo la palabra correcta, sin embargo tenía una comprensión equivocada de esa palabra.  Algunos eruditos especulan que ésta es la verdadera razón detrás del llamado "secreto mesiánico" en los Evangelios, donde Jesús pide a sus discípulos repetidas veces no revelar su identidad.  Su renuencia a que los discípulos difundieran públicamente quien era él  estaba basada en el temor de que ellos no podían, antes de la Resurrección y Pentecostés, comprender adecuadamente su identidad y de que invariablemente predicarían un mensaje falso.
Podemos tener las respuestas correctas y aun así estar equivocados, porque nuestra energía  que va junto a esas respuestas es falsa, ó porque tenemos una comprensión errónea de las respuestas.  Es bueno tomearse esto en serio, sobre todo cuando somos personas relevantes proféticamente ya sea en religiosa, ó moral, ó socialmente.  Podemos tener el agua de la vida, la verdad que hace a la gente libre, y la causa justa, sin embargo nadie, excepto los que son como nosotros, va a aceptar recibirla de nosotros si nuestra energía está equivocada, ó el entendimiento de esa verdad es erróneo.  Es fácil racionalizar que es debido a que  somos profétas, el resto fiel, los últimos guerreros de la verdad en pie, que no estamos siendo escuchados y porqué somos odiados.  Sin embargo, frecuentemente,  no estamos siendo escuchados porque estamos equivocados, somos elitistas, no empáticos, ó directamente no amamos; no porque seamos guerreros de la verdad ó la justicia.
Y por eso tenemos que ser humildes y tener en cuenta la advertencia de Jesús de proteger el "secreto mesiánico" y "anunciar la verdad en parábolas."  En resumen, tenemos que estar atentos siempre, no sea que tengamos una energía falsa detrás de nuestra verdad, ó que estemos entendiendo mal la verdad y esto nos haga alejarnos del discipulado y Jesús nos tenga que reprender con las palabras: "¡Apártate de mí, Satanás!"
Ron Rolheiser (Trad. Julia Hinojosa)
Martes 25 de Septiembre del 2012
fuente: Portal Ciudad Redonda







lunes, 17 de septiembre de 2012

Tres etapas del Discipulado Cristiano


Ron Rolheiser (Trad. Julia Hinojosa)
Lunes 17 de Septiembre del 2012
Nikos Kazantzakis sugirió una vez que hay tres clases de almas y tres clases de oración.
  • Soy un arco en tus manos, Señor,  lánzame,  no sea que me atrofie.
  • No me estires  más, Señor, que me voy a romper.
  • Estírame más, Señor, ¡qué importa si me rompo!
Cuando observo la vida, yo también veo tres grandes luchas, no muy diferentes de las que tan poéticamente nombró Kazantzakis.  Y cada una de ellas tiene un nivel correspondiente al del discipulado Cristiano. ¿Cuáles son esas grandes luchas y esos niveles de discipulado? Hay tres fases principales en nuestro camino humano y espiritual:
  • Discipulado Esencial - La lucha para mantener nuestras vidas cabales.
  • Discipulado Generativo - La lucha por entregar nuestras vidas
  • Discipulado Radical - La lucha por entregar nuestras muertes
Discipulado esencial y la lucha para mantener  nuestras vidas cabales es nuestra tarea principal en la vida.  A partir de nuestro primer aliento, nos esforzamos por encontrar una identidad y encontrar la plenitud y la paz.  Hemos nacido en un hospital y luego somos llevados a casa donde tenemos unos padres, una familia y un lugar que es nuestro.  Este período de nuestra vida, la infancia, está destinado por Dios y la naturaleza para ser un tiempo seguro.  Cuando  somos niños, nuestras luchas fundamentales aún no han comenzado. Sin embargo,  eso va a cambiar dramáticamente en la pubertad.
En pocas palabras, la pubertad está diseñada por Dios y la naturaleza para echarnos fuera de nuestros hogares en la búsqueda de un hogar que nuevo construido por nosotros mismos.  ¡Y por lo general esta etapa hace bien su trabajo! Nos golpea con una fuerza y una violencia que acaba con nuestra infancia y nos envía, inquietos, sexualmente orientados, llenos de sueños de grandeza, sin embargo, confusos e inseguros, en busca de un nuevo hogar, uno que tenemos que construir para nosotros mismos.  Esta lucha, el estar inquietos, expulsadosde nuestro primer hogar, en la búsqueda de un lugar para llamarlo de nuevo nuestro hogar, es el trayecto del discipulado Esencial.
Lo más normal es que encontremos ese camino a nuestra nueva casa. En un momento concreto ponemos nuestros pies en la tierra.  Nos encontramos "en el hogar" de nuevo, es decir, un lugar para vivir que es nuestro, un trabajo, una carrera, una vocación, un cónyuge,  hijos, una hipoteca, una serie de responsabilidades, y un cierto estatus y una identidad.  En ese momento, la lucha fundamental de nuestra vida cambia, aunque puede tomar años para que nos demos cuenta en forma consciente y lo aceptemos.  Nuestra pregunta, entonces, ya no es: "¿Qué hago para mantener mi vida cabal?" Más bien, se convierte en: "¿Cómo puedo entregar mi vida más profundamente, más generosamente, y de manera más significativa?" En esta etapa, entramos en la segunda fase del discipulado.
El discipulado generativo y la lucha por entregar nuestras vidas es una etapa a la que la mayoría de las personas llegan en algún momento durante sus veinte o treinta años, aunque algunos tardan más en cruzar ese umbral.  Por otra parte, el paso nunca es absoluto y completo,  la lucha por la auto-identidad y satisfacción personal nunca desaparecen por completo, sino que, en cierto momento, comenzamos a vivir más por los demás que por nosotros mismos.  Entonces comienza el discipulado generativo, para la mayoría de nosotros, y este será el periodo más largo de nuestras vidas. Durante todos estos años, nuestra tarea en la vida es clara: ¿Cómo puedo entregar mi vida en forma más pura, más generosa, más generativa?
Sin embargo el ser los adultos responsables que dirigen los hogares, las escuelas, las iglesias, y las empresas del mundo no es la etapa final nuestras vidas.  Todavía tenemos que morir, la tarea más difícil de todas.  Y así  de hecho se debe pasar todavía por un umbral  más: Llega un punto en nuestras vidas en el que nuestra verdadera pregunta ya no es: "¿Qué puedo hacer todavía para que mi vida sea una contribución? Más bien, la pregunta es: "¿Cómo puedo ahora vivir de tal manera que mi muerte sea una óptima bendición  para mi familia, mi iglesia, y el mundo? '
El discipulado radical y la lucha por entregar nuestras muertes es la etapa final de la vida: Como Cristianos, creemos que Jesús vivió por nosotros y que él murió por nosotros, que Él nos dio su vida y su muerte.  Sin embargo a menudo no distinguimos que hay aquí dos momentos claros y distintos: Jesús dio su vida por nosotros en un momento, y Él dio su muerte por nosotros en otro.  Él dio su vida por nosotros a través de su actividad, a través de sus acciones generativas hacia nosotros, y Él dio su muerte a través de su pasividad, a través de la absorción en el amor de la impotencia, las pérdidas, las humillaciones, la soledad y la muerte.
Como Jesús, nosotros también nos proponemos  entregar nuestras vidas en generosidad y en altruismo, sin embargo también tenemos como objetivo dejar este planeta, de tal manera que nuestra disminución y  muerte es nuestro final, y quizás el regalo más grande, para el mundo.  No hace falta decir que no es fácil.  Caminar como discípulo detrás del maestro, va a requerir que nosotros también eventualmente sudemos sangre y sintamos que todo el mundo "nos apedrea".  Esta lucha, por entregar nuestra muerte, al igual que alguna vez entregamos nuestras vidas, constituye el discipulado radical.
Cuando vemos las exigencias del discipulado, nos damos cuenta  que una única talla no le vale a todo el mundo!
fuente: Portal Ciudad Redonda

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Combate espiritual junto a los ángeles



Adaptación prédica P. Roger Luis
Campamento "Quién como Dios!"


El Evangelio de hoy nos presenta una importante decisión tomada por Jesús antes de comenzar a enseñar a una multitud.
El tenía dos opciones, había junto al lago dos barcas para escoger, y eligió la barca de Pedro. Haciendo eso, es como si dijese que había escogido a Pedro para recibir la fuerza de Su Palabra y que a partir de ése momento, él sería canal para hablar a las multitudes.
Personalmente confieso que nunca tuve intención de estar al frente de una misión en particular, pero luego de mi ordenación, recibí una llamada del padre Jonas Abib diciendo que desde aquel día asumiría la Santa Misa del Club de Evangelización.
En aquel momento, me fortaleció el lema de mi ordenación diaconal: “Por la fuerza de Tus palabras, yo lanzaré mis redes” Lc 5,5
Volviendo a Pedro, a la primera red que Pedro lanzó, a su primera predicación, el libro de los Hechos de los Apóstoles nos dice que fueron más de tres mil las conversiones. En aquella época, las mujeres no eran contadas, siendo así, con seguridad ése número fue mucho mayor. ¡Y todo eso fue realizado por aquel que antes era un simple pescador sin jamás haber tenido tales pretensiones!

El campamento “¡Quién como Dios!” está marcado por el llamado del Señor a ir a aguas más profundas.
Es éste el motivo por el cual el apóstol Pablo pide que salgamos de la infancia espiritual.

Nosotros, por el contrario, en lugar de procurar ésas aguas, un gran parte del tiempo dejamos de seguir a Jesucristo para seguir hombres.
Nos engañamos hallando que estamos siguiendo profetas buscando, en el fondo, aquello que nos interesa.
Como pueblo cristiano es necesario que tengamos consciencia del plano sobrenatural en el que nos movemos, porque es eso lo que Dios espera de nosotros.
Necesitamos comprender además, así como San Miguel Arcángel, el señorío de Dios sobre todas las cosas.
Por comprenderlo él fue cubierto con la gracia divina y por intermedio de ella fue capaz de desterrar a Lucifer de los cielos.

El cuarto Concilio de Letrán nos dice que el diablo y los otros demonios fueron creados por Dios y en su origen, todos eran buenos. O sea, nuestra Iglesia declara la existencia del mal y del ángel caído. Por eso te pregunto: ¿con quien te quedarás?
¿Caminarás con la Iglesia o seguirás detrás de simples hombres?

Aún existiendo una fuerza maligna y soldados del mal listos para tentarnos, nosotros no tememos porque nuestra victoria ya fue garantizada en la cruz. No olvidemos que Dios creó todas las cosas para que vivan en armonía perfecta.

El diablo quiere hacernos creer que las cosas que él nos ofrece son buenas. Así, como un mono imita al ser humano, Satanás quiere imitar a Dios, pues sabe que jamás podrá igualar al Señor.
Existe un combate invisible en nosotros, como creación de Dios, somos parte Él. No podemos escondernos o fingir que nada está sucediendo, porque todo eso es mucho más grande que nosotros. Dios nos creó para el cielo, pero existe un enemigo que desea desviarnos del camino recto y llevarnos para el infierno.

Traducido por Miguel Yunges sobre una adaptación de Gustavo Souza.
Portal Canção Nova.











lunes, 10 de septiembre de 2012

Visión y batalla espiritual



Alexander Oliveira
Canção Nova.
Campamento "Quién como Dios"


Para reflexionar bien sobre éste tema: “Visión y batalla espiritual”, los invito a leer Hechos de los Apóstoles 26, 9-18 y así juntos meditar ésas palabras.

Se trata de un tema muy importante para nuestra vida espiritual porque comúnmente pedimos a Dios por innumerables necesidades y el Señor viene a alertar e invitar a dar un paso más allá. Muchos cristianos se han olvidado de pedir al Señor la gracia de tener “visión espiritual”, pues esto es una “donación (regalo) divino”.

¿Qué harías para cambiar la forma de pensar de hombres como Pablo, que perseguía y combatía a los cristianos?

Pablo cambió “el agua” por el “vino”; así, de un Pablo perseguidor surge un Pablo evangelizador.
Él cambió de vida después de dejar su visión antigua y abrirse a la visión del Señor, o sea, él va percibir desde la óptica de Dios y mirar las situaciones con los ojos de Él.
Pablo fue llamado por el Señor a abrir los ojos de los que estaban ciegos. Todos nacemos sin percepción espiritual, por eso debemos pedir esta gracia, pues hombres y mujeres no son nada sin visión de Dios en su vida.

Será muy bueno el día en que puedas decir a alguien que eras una persona ciega, y que después del encuentro verdadero con Dios pasaste a percibir todo con los ojos de lo Alto. El hombre que tiene experiencia de Dios es aquel que testimonia la acción divina en su vida y tiene el corazón convertido.

Cuando ganamos esta gracia, nuestra vida es transformada. Ahora bien, es preciso reconocer nuestras necesidades, nuestras faltas y flaquezas para que podamos tener “visión espiritual”. Después de eso, podremos dejar de mirar todos nuestros problemas de manera superficial y mundana y pasaremos a mirar con los ojos de lo alto.

El Señor nos llama para las cosas de lo alto, del Reino y nos invita a encaminarnos con Él, por lo tanto, hombres y mujeres necesitan pedir alegrar su mirar para renovar su vida espiritual y enfrentar las dificultades. Debemos “guerrear” todos los días, porque sobre nuestras cabezas existe una lucha entre ángeles y demonios. Debemos ser hombres de visión para vencer ésta batalla.

Y necesitamos ir a la batalla revestidos con la armadura de Dios, por eso es imperioso pedir la gracia de tener ésta percepción del espíritu. Nuestra lucha es contra los espíritus malignos, entonces, cuando vamos revestidos con esta armadura, tenemos la certeza que saldremos vencedores.
Aquel que vive en nuestro corazón es mayor que aquel que vive en el mundo. Batalla es batalla, sea en el campo físico o espiritual. Necesitamos salir vencedores en esta confrontación, pues nuestra recompensa será estar delante de Dios. A aquellos que venzan en esta lucha, Dios los felicitará por haber triunfado en todas las persecuciones.
No podemos tener miedo porque Él es nuestro guía.

Todos vivimos luchas. Ya desde el momento en que posibilitamos al odio invadir nuestro corazón, una batalla es perdida frente al enemigo. Dios es Amor. Cuando llenamos nuestra vida con el amor, el enemigo no tiene espacio para actuar. Por eso no podemos dejar al odio tomar posesión de nosotros.

La batalla espiritual tiene su inicio cuando alimentamos el odio dentro de nosotros. Ahora bien, el hombre tiene fuerzas para no ser tomado por esos males. La revuelta que nosotros los cristianos sentimos en éste mundo, no es con las personas que están a nuestro lado, es con el sucio que alimenta el odio en nuestro corazón.
Vendrán muchas batallas espirituales, pero es seguro que quien hace parte del ejército de Dios no puede temer.
El hombre y mujer de visión espiritual presiente a Dios actuando en su vida.


Traducción Miguel Yunges sobre una adaptación en português de Alessandra Borges





domingo, 9 de septiembre de 2012

Dios colocó un Ángel a nuestro lado



Estamos viviendo éste campamento “Quién como Dios” también para reflexionar sobre los ángeles. Pero volvamos al tema de ayer, que será la introducción para el tema de hoy. Si acompañaste la predicación recuerdas que Jesús cura un ciego de nacimiento y él comienza entonces a vivir muchos desafíos. Aquel hombre fue cuestionado por los legalistas, porque Jesús lo curó un día sábado. Y el ciego respondió: “Mira si Jesús es pecador  yo no sé, sólo sé que Jesús me curó”
Como ese ciego, así sucede con nosotros.
A partir del momento en que el Señor entra en nuestra vida, pasamos a ser hombres y mujeres de visión espiritual.
A partir de entonces somos llamados a ser testimonio de Dios, podemos pasar a ser hombres de visión, la visión de Dios.
Dios quiere eso para nosotros, que tengamos visión sobrenatural.
Pero el enemigo de Dios no quiere eso.
El no quiere que abramos los ojos para las realidades espirituales.
Aquí, en la comunidad “Canción Nueva” vivimos muchas luchas constantemente. Estamos siempre en una batalla espiritual.
Y nosotros no tenemos miedo de la batalla espiritual.
Ya somos vencedores, porque somos parte del ejército de Dios vivo. Y porque el Señor camina al frente, podemos decir que somos mucho más que vencedores. Por eso los cristianos precisamos revestirnos de la armadura de Dios, que Pablo cita en su carta a los Efesios.
Mira: esa batalla espiritual solo puede ser vencida con armas espirituales.
Solamente tomando posesión de las armas espirituales es que vamos a vencer: “El Señor lucha con nosotros!”
El hombre de visión espiritual es el hombre que permite que Dios mire a través de él. Y como Dios ve a través de él, ése hombre comienza a ver todo diferente.
La lucha no es entre esposo o esposa.
No es una lucha contra hijo o hija. No!
Nuestra lucha es contra la fuerza del mal esparcida por los aires.

Dios es maravilloso porque El siempre viene en nuestro auxilio.
Presta atención a la cita del libro del Exodo 23,20:
“Mandaré un ángel a tu frente para que te guarde por el camino y te introduzca en el lugar que yo preparé”
Dios envía sus ángeles para ayudarnos en la vida con Dios:
“La existencia de los seres espirituales, no-corporales, que la Sagrada Escritura llama habitualmente ángeles, es una verdad de fe. El testimonio de las Escrituras al respecto es tan claro cuanto la unanimidad de la Tradición”.
La iglesia nos enseña que los ángeles son nuestros compañeros espirituales. Imagina que tienes un amigo del alma y ese amigo del alma no tiene ninguna falla. No tiene defecto, solo tiene virtudes.
Ahora imagina ser amigo del ángel, alguien de quien el catecismo nos dice en su número 330:
“330 – En cuanto a las criaturas puramente espirituales, son dotados de inteligencia y voluntad: son criaturas personales (169) e inmortales (170). Exceden en perfección a todas las criaturas visibles. El esplendor de su gloria así lo atestigua (171)”
Los ángeles, mis hermanos, realizan la voluntad de Dios. Ellos viven la existencia para realizar la voluntad de Dios. Jesús es el centro del mundo angélico. El ángel es el ejecutor de la voluntad de Dios.
Y Dios colocó algo en nosotros que se llama “libre arbitrio”.

El ángel es aquel que va tomado de la luz de Dios para que nosotros no tropecemos en alguna piedra, como dice el salmo 90. La belleza del ángel que Dios colocó a nuestro lado, está en ésa protección que él ejerce sobre nosotros. Quiero recomendar un libro del padre Jonás para que profundices el conocimiento sobre los ángeles de Dios.
Discúlpame por hablar de éste modo: dejemos de ser tontos!
¡No sabemos aprovechar esa gracia que está a nuestro lado, los ángeles que el Señor colocó para ayudarnos a ir para el cielo!.
Ellos saben el camino.
Debemos seguir el camino indicado por Dios a través de los ángeles.
El ángel es ese amigo del alma que queda a nuestro lado para fortalecernos en santidad. En el mundo espiritual, en el combate sobrenatural precisamos contar con los ángeles.
Dios confió un ángel para cuidar de las naciones, de las ciudades, de tu familia. Precisamos tener una postura actuante pues está en la Palabra de Dios, en el catecismo de la Iglesia esa realidad de los ángeles. Deseo que hagas la experiencia en éste encuentro con tu ángel de la guarda.
Dios colocó un ángel a tu lado para cuidarte.

LAS 7 FUNCIONES DE LOS ANGELES DE LA GUARDA
  1. Liberarnos de los peligros que amenazan nuestro cuerpo y nuestra alma, apartar de nosotros las causas exteriores o inspiraciones y pensamientos, aún cuando no sospechamos los riesgos que representan.
  2. Estimularnos a hacer el bien y evitar el mal;
  3. Detener los demonios, disminuir la gravedad de sus tentaciones y el número de los pensamientos malos que ellos inspiran o las ocasiones de pecado que provocan;
  4. Presentar nuestras oraciones a Dios;
  5. Orar por nosotros;
  6. Algunas veces infligirnos penas para castigar nuestros pecados y corregirnos, haciéndonos sentir las dolorosas consecuencias, y también para darnos ocasión de ejercitar la virtud y aumentar nuestros méritos;
  7. En el momento de nuestra muerte, conducir nuestra alma al cielo, si ella no tuviese ninguna mancha, o al purgatorio, si es preciso pasar por él para purificarla y visitarla para consolarla.

Reza conmigo:
“Santo Ángel del Señor, mi celoso guardián. Si a vos me confió la piedad divina siempre me rija, me guarde, me gobierne, me ilumine… Amén”
¡No desistas! Dios coloco un ángel a nuestro lado!

Alexandre Oliveira
fuente: Portal Cançao Nova - campamento "Quién como Dios"
traducción Miguel Yunges
setiembre 2012

jueves, 6 de septiembre de 2012

10º Viernes de Adoración



7 hs. Laudes - Eucaristía
15 hs. Coronilla a la Divina Misericordia
21.30 hs. Oración de intercesión
22 hs. Bendición con el Santísimo Sacramento.

La Ternura Conyugal



  
Bonifacio Fernández, cmf - Martes 04 de Septiembre del 2012
En una cultura bastante emocional como es la nuestra, suena bien la palabra ternura. Se asocia a una constelación de experiencias gratificantes. Se trasponen los significados inmediatos a la dimensión religiosa. Atribuimos este concepto a Dios mismo: la ternura de Dios. Desde hace algún tiempo se ha ido popularizando este lenguaje en la teología y en la antropología. El Dios amor es el Dios clemente y compasivo, el Dios ternura. Es una dimensión del amor incondicional, gratuito y creador de Dios. La ternura pone de relieve un rasgo de su amor, es decir, la intimidad, la singularidad del Dios amor.
Esta idea de la ternura nos lleva a perfilar mejor las relaciones humanas especialmente la relación conyugal. Conviene distinguir entre el  deseo, la ternura, el amor. Tal vez la idea del matrimonio desde el noviazgo está determinada por la identificación entre la sexualidad y amor.

El deseo 

El deseo parte de la carencia; pero implica también el anhelo de ser. Según el mito, el deseo es hijo de Penía (pobreza) y de Poros(riqueza), es carencia y potencia. El deseo dinamiza al sujeto humano. Se dirige a un objeto; busca la satisfacción y la unidad. Tiende a ser posesivo y se mueve por el principio placer. La posesión del objeto calma el deseo. El agua calma la sed; el alimento calma el hombre. La relación coital calma el deseo sexual erótico. El deseo erótico no coincide con la ternura. El erotismo requiere un saber; conocer el cuerpo del cónyuge. Implica interés por la exploración, por la innovación. Implica creatividad e imaginación que se comparte.
El deseo tiene su dinámica. Y también su curva de realización. El deseo se transforma con el paso de los días de vida conyugal. Pasa por el apagón. En otros momentos es menos determinante. Pero no está destinado a desaparecer. Encontrará nuevas formas de placer y de intimidad.
El deseo tiene su vertiente sexual; pero no se limita a lo erótico;  no es sólo cuestión de biología, es cuestión de biografía; es deseo de  presencia, de diálogo, viajar juntos, descubrir juntos el pasado. Es un deseo profundo de unidad por  la palabra y comunicación; pero también de libertad y diferencia. La relación conyugal, sin embargo, no está supeditada a los vaivenes de la  intensidad del deseo. Está llamada a pasar por el desierto de la inapetencia. 

La ternura

La ternura añade al deseo la donación. La ternura se da en gestos de diversa índole; la ternura se hace palabra; se hace caricia, se hace atención. Parte de la vulnerabilidad de cada persona: el sentimiento y los comportamientos de ternura hacen resonar la fragilidad de cada cónyuge. La ternura es el corazón del amor conyugal. Conduce a la persona del cónyuge. No coincide con la lógica del eros. Es la lógica del afecto. Ello no quiere decir que sean contrarias. Significa que son dos dimensiones que brotan del corazón humano. Se complementan. Crean la sinergia de la unidad. La ternura expresa y alimenta el amor.
Un matrimonio que se ama con la ternura, se convierte en buena noticia de Dios para todos.

fuente: Ciudad Redonda