Con Jesús por la mañana.
«Deja que el canto en la nada resuene y la palabra pronuncie con fuerza ese “hágase”. Y que todo lo que existe, lo que duerme y espera, dance al fin la danza de ese eterno amanecer» (Severino Lázaro sj). Dios llama a cada miembro de tu comunidad a servir y amar, y Su voluntad florece en cada uno. ¿Identificas a qué te invita Dios en este tiempo? Tómate el día para que resuene esta pregunta en tu corazón y, permite que ese “hágase” de María, te permee y te lance a la misión. Ofrece tu día por la intención del Papa Francisco. Haz click y comparte en las redes.
Con Jesús por la tarde.
«El que escucha y no pone por obra se parece a uno que edificó una casa sobre tierra, sin cimiento; arremetió contra ella el río, y en seguida se derrumbó y quedó hecha una gran ruina» (Lc 6. 43-49). ¿Dónde y cómo construyes tu vida? Es clave ver dónde te sitúas, qué piensas y qué sientes, para cimentar tu vida desde bases sólidas. ¿Es el Señor el centro de tu vida y tus proyectos? ¡Permítele que sea Él quien te conduzca! Recuerda el propósito del día y repite: «Señor, que Tú seas mi cimiento y mi roca firme».
Con Jesús por la noche.
Agradece y entrega el día. Apártate por unos minutos de las actividades que te distraen y disponte a conversar con el Señor ¿Qué quieres agradecer especialmente a Dios? ¿Qué de lo que viviste hoy te hizo sentir el amor de Dios? ¿Qué situaciones te gustaría ofrecerle al Señor? Haz un propósito para iniciar una nueva jornada.
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