viernes, 12 de mayo de 2017

Evangelio según San Juan 14,1-6. 
Jesús dijo a sus discípulos: "No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí. En la Casa de mi Padre hay muchas habitaciones; si no fuera así, se lo habría dicho a ustedes. Yo voy a prepararles un lugar. Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez para llevarlos conmigo, a fin de que donde yo esté, estén también ustedes. Ya conocen el camino del lugar adonde voy". Tomás le dijo: "Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?". Jesús le respondió: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí." 


RESONAR DE  LA PALABRA

José Vico Peinado, cmf
Queridos amigos:

La primera lectura del día de hoy es la segunda parte de la exhortación al pueblo, que hace S. Pablo en una sinagoga de Antioquía de Pisidia, y que comenzó en la lectura del día de ayer. En el inicio se nos dice cómo los jefes de la sinagoga tienen la deferencia de invitar a hablar a Pablo y a sus compañeros, terminada la lectura de la ley y los profetas. Pablo toma la palabra, hace un recorrido por la historia de la salvación y les anuncia a Jesús crucificado y resucitado.
El recorrido que hace S. Pablo por la historia de salvación narra los acontecimientos más significativos e importantes que han provocado la experiencia de Dios del pueblo judío y que desembocan en la experiencia de la muerte y resurrección de Jesús, que no quieren aceptar. A ellos les podría valer, lo que Jesús dice en el evangelio, que la Iglesia proclama hoy: “creed en Dios y creed también en mí”. “Nadie va al Padre, sino por mí”, porque “Yo soy el camino, y la verdad y la vida”. Teniendo a mano la historia de salvación, que nos narra la Escritura, uno puede llegar a comprender que toda ella habla de Jesús y que es él quien desvela su contenido.
Pero, junto a esta historia de salvación colectiva , hay una historia de salvación personal, que marca los acontecimientos de gracia, que se han dado en la vida de cada uno y que hacen presente el cuidado de Dios sobre nosotros. También esta historia de salvación conviene rememorarla, mientras vamos de camino a la morada que Cristo no está preparando. No creo que fuera hacer una tontería, coger una hoja de papel y un bolígrafo y ponerse a recorrer la propia historia, viéndola desde Dios Padre y desde su Hijo Jesucristo. Probablemente notaríamos la presencia del Espíritu Santo. Y nuestra espiritualidad se vería fortalecida y confirmada. ¡Hagamos la prueba!

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

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