La calma no se improvisa, es una decisión ejercitada.
Es también resultado de una serie de pequeñas decisiones que tomamos y que, lentamente, vamos asimilando como un "modo de ser" que nos da fuerza y serenidad para enfrentar lo que nos desestabiliza, nos "saca" de nosotros mismos.
Observa lo que estás decidiendo. ¡Ten coraje!
Otro buen consejo es compartir con alguien lo que sientes y aquello que te perturba y desequilibra. Hablando, compartiendo con alguien, nos volvemos más responsables de nuestro crecimiento.
¿Una pista más? ¡Haz silencio!
Existen suciedad que sólo el silencio sabe limpiar!
Con cariño y oraciones,
Ricardo Sá
fuente: www.cancaonova.com
adaptación del original en português
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