martes, 10 de febrero de 2015

El apego que hace sufrir

Toda flor que se abre luego se marchitará. Cada día que nace, también termina 

Sufrimos mucho en esta vida porque perdemos mucho tiempo corriendo atrás de cosas transitorias, que no satisfacen nuestro corazón. Solo lo que esta por encima de nosotros puede satisfacernos, no en lo que esta abajo, lo material y las pasiones.

El apego que hace sufrir 1

Dios dispuso todas las cosas en este mundo de forma que nada dure para siempre. ¿Cuál sería el designo de Dios en eso?

Cada día de nuestra vida tenemos que renovar una serie de procedimientos: dormir, despertar, bañarse, alimentarnos, etc.

Todo es precario, nada es duradero, todo debe ser repetido todos los días. La propia manutención de la vida depende del latido interminable del corazón y del respirar continuo de los pulmones. Todo el organismo repite sin cesar sus operaciones para mantener la vida. Todo es transitorio en esta vida… nada es imperecible.

Todo niño se convertirá un día en adulto y, después será anciano. Toda flor que se abre luego se marchitará. Todo día que nace luego se va.. y así todo pasa, todo es transitorio.
Compramos una camisa nueva, y luego ya esta vieja; compramos un coche, y luego esta bastante desgastado… y así sucesivamente.

¿Por qué será? ¿Cual es la razón de que nada sea duradero?
La razón inexorable de esta precariedad de las cosas también está en los planes de Dios. La marca de vida es la renovación.

La razón profunda de esta realidad tan transitoria es la lección cotidiana que Dios nos quiere dar de que esta vida es solo un pasaje, un perfeccionamiento en búsqueda de una vida duradera, eterna, mucho mejor.

San Agustín preguntaba: “¿De que vale vivir bien, si yo no puedo vivir para siempre?” Si entendemos y no aceptamos esta realidad, sufrimos mucho en esta vida, porque pasamos todo el tiempo y toda la vida luchando desesperadamente contra esta ley inexorable: todo pasa.
En cada flor que  se marchita y en cada hombre que muere, escuchamos a Dios diciendo: “No te apegues a esta vida transitoria. Prepárate para aquella que es eterna, donde todo será duradero, y nada necesitará ser renovado día a día.

Esto también nos muestra que la vida está en nosotros, pero no es nuestra. Cuando vemos una bella rosa marchita, es como si estuviera diciéndonos que la belleza está en ella, pero no le pertenece.

Mucho sufre quien se apega a este mundo y las criaturas, pensando que no tendrá fin, y pensando que aquí podrá tener toda la felicidad, o que podrá construir el cielo en la tierra.

Aquel que se apega a las cosas y a este mundo, siente que cada paso, las cosas son como que arrancadas de sus manos por la vida. Entonces, cuanto menos apego mejor. Cuanto menos te apegas a las cosas y a las personas, menos sufrirás y serás libre.
Con la precariedad de la vida y de todo lo que nos rodea, Dios nos enseña, constantemente, que todo pasa y que de nada vale querer construir el cielo aquí en esta tierra.

Profesor Felipe
Aquino Master y Doctor en Ingeniería Mecánica. Recibió el título de Caballero de la Orden de San Gregorio Magno por el Papa Benedicto XVI, es autor de varios libros y presentador de programas de televisión y radio de la comunidad Canción Nueva
fuente Portal canción nueva en español

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