San Juan de la Cruz
¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro? (Lucas 7, 19)
Cuando los discípulos de San Juan Bautista le hicieron esta pregunta, Jesús no contestó claramente. Como lo dijo en otra ocasión, “Si yo diera testimonio de mí, mi testimonio no tendría valor; otro es el que da testimonio de mí” (Juan 5, 31). Por eso les dio una respuesta bíblica, que era mucho más elocuente, porque el profeta Isaías había predicho que los redimidos se alegrarían sobremanera: “Se iluminarán entonces los ojos de los ciegos y los oídos de los sordos se abrirán” (Isaías 35, 5), y había anunciado que llegaría el año del favor del Señor, pasaje que citó Jesús en la sinagoga de Nazaret (Lucas 4, 18-19).
Las curaciones que realizaba Cristo y la buena noticia que predicaba concordaban con lo que, según la literatura profética, haría el Mesías. Esta era una respuesta mucho más significativa para el Bautista que un simple “sí”. Los discípulos de Juan debían llevarle informes de que las obras que hacía Cristo eran en efecto el cumplimiento de las profecías acerca del Mesías, el que había de venir. Pero Jesús añadió un mensaje más: “Dichoso el que no se escandalice de mí” (Lucas 7, 23). Estas palabras eran un desafío para Juan, y para todos nosotros, de rechazar las ideas preconcebidas que tenemos de cómo debería actuar Dios.
En Jesús, todos somos bienaventurados, porque de él recibimos la vida. Cristo vino al mundo, curó, predicó, sufrió, murió y resucitó para que nosotros pudiésemos tener parte en esa vida infinita e increada que él ha poseído desde antes de la creación del universo como Palabra de Dios, Hijo unigénito del Padre. Jesús vino a restablecer nuestra amistad con el Padre y a comunicarnos el poder del Espíritu Santo.
A cuantos no encuentran en él una piedra de tropiezo, sino que creen y lo aceptan, el Señor les concede participar plenamente en la vida de la Santísima Trinidad. ¡Qué bendecidos somos! ¡Con cuánta ansia debemos buscar esa vida, creer en ella y recibirla! Estudiemos, pues, en oración, el testimonio de la Sagrada Escritura, de los santos y de los fieles de hoy, y creamos en lo que vemos y oímos.
“Señor Jesús, te reconocemos como el que nos ha traído vida y vida en abundancia. Fortalece nuestra fe, Señor, para que seamos capaces de vivir más plenamente la vida que tú ganaste para nosotros.”Isaías 45, 6-8. 18. 21-25
Salmo 85(84), 9-14
fuente: Devocionario católico la palabra con nosotros
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