Los recientes acontecimientos internacionales nos han recordado que, en nuestra lucha contra el pecado, algunos de nuestros hermanos cristianos sufren una gran persecución.
En los últimos años, cientos de miles de personas han perdido sus hogares y trabajos, y muchos de ellos, al negarse a renunciar a su fe, han derramado su sangre. Hoy queremos rendir homenaje a estos hermanos cristianos de Asia, África y el Medio Oriente y orar especialmente por ellos.
“Padre eterno, te pedimos por la Iglesia perseguida en todo el mundo. Estos hermanos nuestros son tesoros tuyos de inmenso valor. Con el corazón atribulado pero unido, te rogamos que derrames una gran efusión de gracia sobre todos los que sufren persecución, violencia y muerte por su fe. Llévalos, Señor, a una unión más profunda contigo, porque ellos te buscan en la oración. Esta unión puede comunicarles la fuerza necesaria para resistir la tribulación y cuidar a sus seres queridos. Mientras ellos permanecen unidos en tu santa presencia, fortalécelos, Señor, y hazlos fuertes como robles plantados junto a torrentes de agua.”
“Amado Jesús, ven y muéstrate fuerte en las debilidades y las persecuciones que sufren estos fieles seguidores tuyos. Que la luz de tu gloria resplandezca en ellos y reciban tu fortaleza. Permite, Señor, que al contemplarte ellos vayan cambiando de gloria en gloria. Señor, tú que triunfaste sobre el pecado y el mal, camina ahora junto a ellos, concédeles consolación y muéstrales el camino de la victoria.”
“Señor, Espíritu Santo, te pedimos que les concedas dones de curación y perdón a nuestros hermanos cristianos perseguidos, para que no broten en ellos raíces de amargura ni odio. Utiliza el testimonio de tus fieles para convertir los corazones de los opresores. Ven, Espíritu, y suscita una mayor unidad en cada situación hostil y conflictiva. ¡Haz que todos seamos uno!”
Mientras oramos hoy por estos hermanos nuestros, recordemos las palabras del Papa Francisco: “En el martirio… el amor supera la violencia, la vida supera la muerte. La Iglesia ve en el sacrificio de los mártires, su ‘nacimiento’ a la gloria del cielo. ¡Señor Jesús, convierte la muerte de aquellos que te aman en albores de una vida nueva!”
“Señor y Dios nuestro, fortalece el cuerpo y el ánimo de todos tus fieles que son perseguidos en cualquier parte del mundo.”Salmo 103(102), 1-2. 13-14. 17-18
Marcos 6, 1-6
fuente: Devocionario católico la palabra con nosotros
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