Creo que todos podemos imitar a ese anciano asceta.
Cómo pasa usted el tiempo?”, le preguntaron a un asceta que casi ni sabía leer.
Y éste respondió: “El Señor me otorgó una visión, y la mantengo siempre presente”.
—“¿Qué visión?”
—“Los sufrimientos de Cristo. Los tengo siempre ante mis ojos. En ellos hallo todo lo que necesito, y no hay nada que me haya acercado tanto, por medio del amor, a mi Señor Jesucristo, como esa visión que me otorgó”.
Creo que todos podemos imitar a ese anciano asceta.
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