Padre Bendito del Cielo,
Al comenzar el día bendecimos y alabamos el Santo Nombre de Tu Hijo,
clamamos y rogamos el derramamiento de Tu Amor, Espíritu Santo.
Bendícenos con Tu Bendición siempre nueva!
Ven y toca nuestras fibras más íntimas,
aquellas que nos hacen ser y hacer,
aquellas que Tu gracia cuidó en el vientre materno,
aquellas que crecieron y hoy reclaman,
piden, imploran, ser nuevamente Tuyas.
Asiste a nuestra gran Familia Piedras Vivas!
A los que están librando batallas: ¡Fortalécelos!
A los que están desalentados, ¡Anímalos!
A los que caminan en abatidos, ¡Levántalos!
Y levanta, levanta nuestro mirar al Madero Santo,
al lugar de Tu Victoria,
para no olvidar ni hoy, ni mañana
que la Esperanza está Viva!
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