Si nos acercamos con la Palabra de Dios a las nuevas generaciones sin la escucha gustosa y atenta a ellas, sin compartir con ellas, sin asumir su lenguaje, quizá generemos indiferencia e incredulidad. Inculturarse en su modo de estar en el mundo y disponerse también a aprender de ellos para que estas generaciones se abran y confíen en la propuesta del Reino y la novedad del Evangelio.
No pierdas de vista tu propósito de hoy ni olvides ofrecerlo por la intención del Papa.
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