“Tentación no es pecado; Dios permite que seamos
tentados pues respeta nuestra libertad y confía en nuestra responsabilidad.
Hasta Jesús fue tentado. Hasta María fue tentada, pero no cayó en tentación. Y
en el ejercicio de este combate espiritual nosotros nos vamos fortaleciendo.
Por eso Dios alienta por nuestra victoria y nos ayuda con su gracia. Pero
tenemos que luchar, necesitamos enfrentar las voces extrañas que procuran dispersarnos,
las seducciones del enemigo, que cuando la gente cae el acusa. El seductor y
acusador vive a nuestro alrededor, como gran tentador. Pero el Señor, por su
Espíritu, nos fortalece. Y nosotros rezamos en el Padre Nuestro: “…no nos dejes
caer en la tentación, más líbranos del mal”.
Cfr. Lucas 4, 1-13
p. Joãozinho scj
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