Es más fácil dar a los demás que tomar algo que no es tuyo. Te hace más feliz ayudar a los demás que denigrarlos.

El pecador que no se arepiente, al contrario, no entiende el sentido del sufrimiento. Para él, todos son pecadores... pero él no lo es. Y esto le daña, porque le falta fe y esperanza. En consecuencia, su martirio es el más terrible. ¡Por eso su cruz es aún más pesada!
Dice el Señor: “Mi yugo es fácil y Mi carga es ligera”. Ciertamente, la fe en Dios es una cosa más fácil que la falta de fe. Es más sencillo el ayuno que la gula, y la lucidez que la embriaguez. Es más fácil una vida con oración que sin ella. Es más fácil dar a los demás que tomar algo que no es tuyo. Te hace más feliz ayudar a los demás que denigrarlos. Es más feliz el amor recíproco que el egoísmo y el odio. Para algunos, el camino correcto podría parecer complicado, pero es importante saber que el camino de la injusticia es aún más duro: el injusto come, pero nunca se llena; roba y usurpa, pero nunca le alcanza lo que tiene; se venga, pero jamás se siente satisfecho. Odia a Dios y a los demás, pero no es feliz. Y, cuando obtiene todo lo que busca en este mundo, tropieza y se derrumba, y sus hijos caen en la peor de las miserias o incluso en prisión. No es fácil el camino del justo, pero es mucho más sencillo que el del injusto. Tomemos el ejemplo de Job. A pesar de ser justo, tuvo que sufrir mucho. No obstante, la fe y esperanza en la misericordia de Dios no le abandonaron jamás y nunca le avergonzaron.
(Traducido de: Sfântul Nicolae Velimirovici, Omilii despre pocăință, dragoste și optimism, Traducere din limba greacă de prezbitera Iuliana și pr. Iulian Eni, Editura Doxologia, Iași, 2016, pp. 83-84)
Traducción y adaptación: Jose David Menchu
Fuente: Credinţa în Dumnezeu este mai uşoară decât necredinţa
Foto: Oana Nechifor
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