¿Cómo convivir con alguien de temperamento dificil?
Intenta descubrirte, deja de lado las acusaciones y pasa a observarte
Al pensar en determinados comportamientos y situaciones, recordamos momentos en los que no logramos lidiar con determinados tipos de personas por las características que poseen.
Personas consideradas “difíciles” encontraremos en todos los lugares: en el trabajo, la escuela, en la familia, en la comunidad, entre nuestros amigos, en fin, en la convivencia social encontraremos personas con las cuales tendremos algunas o muchas dificultades.
Lo que popularmente llamamos “temperamento fuerte”, puede revelar una persona determinada, firme en sus propósitos, pero también alguien que puede dificultar las relaciones, ser dura de pensamiento, y muchas veces, alguien que puede tener barreras en la relación grupal. Nuestro temperamento trae características heredadas de nuestros padres. Si nuestro temperamento es fuerte, recordemos que puede tener una dosis de “pimienta”, de “sal” y otros tantos sabores.
Ninguna persona puede ser marcada por la característica más evidente, o sea, no puedo juzgar a alguien por tener un temperamento fuerte. Pero ¿cómo puedo ayudar y ser ayudado en estos casos?
En las relaciones cotidianas, vamos aprendiendo a percibir a las personas y a lidiar con sus comportamientos. El primer punto en que podemos pensar es: “¿No será que esta persona tiene algún comportamiento que me irrita porque se parece en algo a mi?” “¿No será que tú también eres una persona difícil?” Intenta, entonces, descubrirte, deja de lado las acusaciones y pasa a observarte. Al percibir tus valores, tu forma de actuar y de ver el mundo, muchas cosas podrán aclararse.
Claro que las personas malhumoradas, de actitudes negativas, que solo critican o para quienes el mundo siempre es malo, poco colaborarán en la convivencia con los demás. Con una persona así, es importante que seamos asertivos, es decir, debemos expresarle adecuadamente y con claridad los comportamientos que tiene y que perjudican aquel ambiente. Cuando dejamos pasar la situación, puede agravarse y cuando nos damos cuenta ya toda la relación se echó a perder. No “caigas en su juego”. Puede que por tener un temperamento fuerte, te irrites fácilmente y termines alimentando aquella situación complicada. Cálmate, analiza la situación de forma racional y da una respuesta diferente.
Comprender la forma de pensar de la otra persona también ayuda bastante. Intenta pensar antes de hablar, no reacciones impulsivamente. Cuando la situación se ponga difícil, a veces lo mejor es dar un paso atrás y conversar cuando ambos estén más tranquilos.
Me gusta mucho una reflexión del Padre Joãozinho que dice así: “Necesitamos vivir como patos y no como esponjas. Los patos tienen una glándula que distribuye óleo en las plumas haciéndolas impermeables. Después que se sumergen, sacuden las plumas y ya están listos para otras. Todo queda por fuera, ni el agua ni la suciedad los alcanza. Por otro lado, cuando vivimos como esponjas, absorbemos todo lo que las personas nos dicen y terminamos volviéndonos complicados, llenos de resentimientos”
La paciencia y la benevolencia son poderosos instrumentos que debemos recordar para una buena relación con nuestra familia, hijos, amigos, trabajo, comunidad, escuela. ¡Piensa en eso!
Elaine Ribeiro
Psicóloga Clínica y Organizacional, colaboradora de la Comunidad Canción Nueva.
Psicóloga Clínica y Organizacional, colaboradora de la Comunidad Canción Nueva.