viernes, 31 de mayo de 2019

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 1,39-56.


Evangelio según San Lucas 1,39-56.
María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá.
Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo,
exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?
Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno.
Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor".
María dijo entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor,
y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador,
porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. 
En adelante todas las generaciones me llamarán feliz".
Porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: 
¡su Nombre es santo!
Su misericordia se extiende de generación en generación 
sobre aquellos que lo temen.
Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón.
Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes.
Colmó de bienes a los hambrientos 
y despidió a los ricos con las manos vacías.
Socorrió a Israel, su servidor, 
acordándose de su misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres, 
en favor de Abraham y de su descendencia para siempre".
María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.

RESONAR DE LA PALABRA

Queridos amigos:

Al terminar el mes de mayo celebramos a santa María, la Madre de Dios, que visita a su prima Isabel. Lleva en su seno a Cristo, el Señor. Recorre los caminos de Palestina para compartir la alegría del regalo de la maternidad con su prima, que a pesar de su vejez, espera también un hijo.

En esta fiesta de la Virgen María son muchísimas las alusiones directas de la Palabra de Dios a la alegría, al júbilo, al regocijo, al gozo, a saltar, a danzar, a ser dichosos…

La Palabra de hoy inflama el corazón de agradecimiento, impulsándonos no sólo a contar la experiencia de Dios en nuestra vida, sino también a cantar las maravillas que Dios Padre realiza en sus hijos.

En María podemos contemplar la plenitud de esta alegría, de esta jubilosa alabanza que le hace ponerse en pie, ponerse en camino y atravesar aprisa regiones montañosas y, de este modo, hacer posible y actual la continua visita de Dios a su pueblo, un Dios que disfruta estando con sus hijos.

-¿Cómo es que la Madre de mi Señor viene a mí?, dice sorprendida Isabel. María en medio de aquellas regiones montañosas viene a traer la alegría, porque lleva en su seno a Aquel que es la verdadera alegría, Jesús.

Su canto “Proclama mi alma la grandeza del Señor” es ante todo un estallido de alegría. Y ¿de dónde nace su alegría? De la experiencia de sentirse mirada por Dios. Hoy no es fácil entender lo que significa “ser mirado por Dios”.

María da una importancia enorme a este acontecimiento, por eso dice que todas las generaciones la llamarán bienaventurada, porque no hay nada más grande que pueda acontecer en la vida de una persona que ser mirada por Dios, es decir, elegida por Él.

Todo ello nos conduce a abrir esos “ojos del corazón,” que saben mirar más allá de las apariencias y permiten captar lo que permanece invisible a la percepción de la mente y sólo puede alcanzarse con el amor. Donde reina el amor allí hay ojos que saben ver en profundidad. Sólo conoce de verdad el que ama. En efecto, la capacidad de amar es como una lente de aumento o un microscopio, que te hace ver lo que los ojos normales no ven.

Ojalá nuestra vida sea también un canto nuevo y bello por las maravillas que dejamos hacer a Dios en nuestra pequeñez.

Nuestro hermano en la fe
Carlos Latorre
Misionero Claretiano

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

COMPRENDIENDO LA PALABRA 310519


“¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?”

“¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?” Estas palabras: “¿Quién soy yo para merecer este favor?”no son signo de ignorancia, como si Isabel, llena del Espíritu Santo no supiera que la Madre del Señor había venido a ella por voluntad de Dios. He aquí el significado de estas palabras: “¿Qué he hecho de bien? ¿En qué mis obras son suficientemente importantes para que la Madre del Señor venga a verme? ¿Acaso soy una santa? ¿Qué perfección, qué fidelidad interior me han merecido este favor, una visita de la Madre del Señor?” “Porque en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.” Había sentido que el Señor había venido para santificar a su siervo incluso antes de su nacimiento

¡Que pueda llegar a ser tratado de loco por los que no tienen fe por haber creído en tales misterios!… Porque lo que es considerado locura por estas personas, para mí es causa de salvación. En efecto, si el nacimiento del Salvador no hubiera sido celestial y bendito, si no hubiera tenido nada de divino y superior a la naturaleza humana, jamás su doctrina no hubiera llegado a toda la tierra. Si en el seno de María no hubiera habido más que un hombre y no el Hijo de Dios, ¿cómo se hubiera podido hacer que en aquel tiempo, y todavía hoy, sean curadas toda clase de enfermedades, no sólo del cuerpo, sino también del alma?... Si recogemos todo lo que se ha narrado de Jesús, podemos constatar que todo lo que se ha escrito referente a él es considerado divino y digno de admiración, porque su nacimiento, su educación, su poder, su Pasión, su resurrección no son tan sólo hechos que tuvieron lugar en aquel tiempo: todavía actúan hoy en nosotros.


Orígenes (c. 185-253)
presbítero y teólogo
Séptima homilía sobre San Lucas; PG 13, 1817s

jueves, 30 de mayo de 2019

BUENAS NOCHES ESPÍRITU SANTO


MONS. JONAS ABIB 300519


RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Juan 16,16-20.


Evangelio según San Juan 16,16-20.
Jesús dijo a sus discípulos: 
"Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver".
Entonces algunos de sus discípulos comentaban entre sí: "¿Qué significa esto que nos dice: 'Dentro de poco ya no me verán, y poco después, me volverán a ver'?. ¿Y que significa: 'Yo me voy al Padre'?".
Decían: "¿Qué es este poco de tiempo? No entendemos lo que quiere decir".
Jesús se dio cuenta de que deseaban interrogarlo y les dijo: "Ustedes se preguntan entre sí qué significan mis palabras: 'Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver'.
Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo."

RESONAR DE LA PALABRA

Queridos amigos:

Os animo hermanos a la leer con atención y reflexionar la palabra de Dios que tienen en sus manos. Es el mejor alimento diario de nuestra fe, si queremos seguir a Jesús. 
Y lo primero que hay que hacer para tomar esta decisión de seguirle, es escuchar su llamada, tener el oído despierto. Sabemos bien que la fe no consiste primordialmente en creer algo sobre Jesús, sino en creerle a él, a su persona y entregarle nuestro corazón.

Los apóstoles no siempre comprendían lo que Jesús les explicaba, pero confiaban en él, en su persona y estaban a su lado. “No entendemos lo que dice”, se lee en el evangelio de hoy. Y es que para entender a Jesús primero hay que quererle. Sin darnos cuenta, nos acostumbramos a vivir de manera rutinaria y repetitiva. Nos falta la alegría de quienes viven alimentándose de su Palabra y dando gracias cada día de haberle conocido. Jesús es nuestro Señor, nuestro Salvador, nuestro mejor Amigo que nunca falla. Él nos lleva de la mano hasta el Padre.

Jesús les anuncia que están llamados a dar a luz un mundo nuevo, basado en el amor y guiado por el Espíritu Santo. El dar a luz produce un sufrimiento, pero acaba en una alegría inmensa. Este momento está cercano, casi a la mano. Van a tener valor para enfrentar todas las dificultades que se presenten, porque Jesús está con ellos como el Padre ha estado siempre con Jesús.

Pero cuando falta el seguimiento de Jesús, cuidado y reafirmado una y otra vez en el propio corazón y en la comunidad cristiana, nuestra fe corre el riesgo de quedar reducida a una aceptación de creencias, de costumbres, de palabras que no entendemos.

Es fácil entonces instalarnos en algunas prácticas religiosas, sin dejarnos cuestionar por las llamadas que Jesús nos hace desde el evangelio que leemos cada día. Sólo seremos sus discípulos si le damos el abrazo de la fe.

Sucedió el 19 de agosto 2000 en Roma con ocasión de la XV Jornada Mundial de la Juventud ante dos millones de jóvenes reunidos en la Vigilia de oración con el Santo Padre. Massimiliano, nacido en Roma, dio su testimonio: “He nacido en una sociedad en la que todo se puede comprar y en la que tengo de todo. Tengo una familia unida, en casa no me falta de nada, tengo estudios en la Universidad, tengo asegurado mi puesto de trabajo. No he conocido ni la guerra ni las deportaciones ni el control de la libertad, como muchos de los jóvenes que están aquí. Me considero un joven privilegiado. Pero un día leyendo el Evangelio de Jesús encontré estás palabras que me impresionaron muchísimo –las que Jesús dijo al joven rico- :

“Todavía te falta una cosa...” ¿A mí me faltaba algo todavía? Sí, era cierto: ME FALTABA EL AMOR A LOS POBRES... “

Hoy, en pleno siglo XXI, este joven ha sentido el llamamiento a dar lo que tenía a los pobres y a seguir a Cristo. En su encuentro con los pobres de Roma, este joven busca ahora vivir como Jesús, entregando su vida por los demás. Y continúa diciendo: “Procuro hacerme amigo de ellos: ellos ya conocen mi nombre y yo conozco el nombre de algunos de ellos. Y todo esto no lo hago yo solo, pues estoy con un grupo de amigos que tienen los mismos ideales que yo”.

Nuestro hermano en la fe
Carlos Latorre
Misionero Claretiano

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

COMPRENDIENDO LA PALABRA 300519


«...Vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo.»

El Salvador dice a los discípulos que el se va por un tiempo, que ellos se entristecerán y que el mundo se alegrará. Pero esto es bueno para ellos. Su apego humano a la persona de Jesús era demasiado grande, él tenía que separarse de ellos para que pudieran recibir interiormente su Espíritu. Así, también, es bueno para nosotros, si se nos quita el consuelo humano, el apoyo por medio de un representante humano, y hasta si ese nos quitan siempre consuelos para que se reciban acciones espirituales más profundas. Podemos entristecernos de la ausencia del Señor y de que el «modicum» se nos haga largo, pero debemos estar seguros de que el no nos deja solos.


Santa Teresa Benedicta de la Cruz
Edith Stein, (1891-1942), carmelita descalza, mártir, copatrona de Europa
Cuadernos de Notas personales, Ejercicios 26/02/1937, Obras completas, EE.VV. Burgos 2004, pag. 846-847

miércoles, 29 de mayo de 2019

COMUNIÓN CON DIOS


«La Palabra de Dios es dinámica y eficaz; y a través del Espíritu Santo purifica la palabra humana, haciéndola portadora de vida, capaz de inflamar los corazones, derribar muros y abrir nuevas vías de entendimiento y de fraternidad.
El bautismo en el Espíritu Santo permite que entremos en una comunión personal con Dios y que participemos en su voluntad salvífica universal, adquiriendo la capacidad de pronunciar una palabra que sea limpia, libre, eficaz, llena de amor a Dios y a los demás»
Francisco
Audiencia General 29-05-19
Viñeta: Leonan Faro


RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Juan 16,12-15.


Evangelio según San Juan 16,12-15.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: 
"Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender ahora.
Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo.
El me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes.
Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: 'Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes'."

RESONAR DE LA PALABRA

Queridos amigos:

La primera lectura nos presenta al apóstol S. Pablo en la ciudad de Atenas. Hoy día es la capital de Grecia; en aquella época era la capital de los filósofos y los sabios. Por eso el apóstol comienza con una explicación del mensaje cristiano de acuerdo con lo que observa en aquella ciudad en la que se discutía de todas las últimas novedades que surgían en el mundo.

Pablo observa que en el lugar donde los sabios se reúnen, hay un altar dedicado al “dios desconocido”. Y tomando pie de alguien a quien no conocen, les habla de Jesús que ha resucitado y juzgará a la humanidad.

Lastimosamente, como dice el mismo apóstol S. Pablo: “Al oír «resurrección de entre los muertos», unos lo tomaban a broma, otros dijeron: «De esto te oiremos hablar en otra ocasión».

Pero “algunos se le juntaron y creyeron, entre ellos Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris y algunos más con ellos”.

Es maravilloso ver cómo la palabra de Dios es una semilla que siempre, de una manera u otra, da un fruto en las personas. Y también sucede que cuando pensamos que todo ha sido un fracaso, aparecen sus frutos donde menos esperábamos.

El evangelio de Juan anuncia al Espíritu Santo defensor de los apóstoles. Jesús insiste en que será él quien lleve a los discípulos a descubrir todo el alcance de lo que les ha enseñado. No aportará revelaciones nuevas, sino que llevará a los discípulos a descubrir en profundidad todo lo que Jesús ha querido decir. El Espíritu Santo que mantiene unida a la comunidad le da también la fuerza y sabiduría para enfrentar las injusticias del mundo y los fracasos.

Bernardo, un sacerdote colombiano joven, fue enviado a África como misionero con tres Hermanas Misioneras de la Caridad de Santa Teresa de Calcuta. Era una región en la frontera entre Somalia y Tanzania totalmente de religión musulmana. Al parecer aquellas gentes no tenían ningún interés en que unos extranjeros cristianos vivieran entre ellos. Por eso nadie les ofrecía hospedaje ni un terreno donde construir sus casitas.

Entonces decidieron instalarse en unos contenedores que habían conseguido transportar hasta allí, pero hacían tantísimo calor dentro de ellos, que apenas podían dormir por la noche.

El sacerdote, para ayudar a la gente pobre, recorría en bicicleta la región, pues no tenía dinero para comprar un coche o una moto. Las Hermanas recorrían a pie visitando las casas donde había personas enfermas para poder ayudarles.

Un día al regresar en la noche se encontraron con que les habían prendido fuego a los contenedores y todo lo que tenían se había quemado.

Bernardo se desesperó y cayendo de rodillas le dijo a Dios:

-Señor, ¿por qué todo esto? Nosotros estamos aquí para servirles. Todos los días recorremos la región visitando a los enfermos, ayudando a los pobres. Y empezó a llorar. 
De lejos la gente miraba…

Al día siguiente sucedió el milagro. Dios tocó el corazón a familias buenas que veían lo que aquellos Misioneros hacían y les ofrecieron sus casas para vivir.
Incluso les ofrecieron terreno para construir sus casitas y huertas.

El misionero esparce la buena semilla, pero es Dios quien la hace crecer. Y el Padre del cielo nunca abandona a sus hijos.

Nuestro hermano en la fe
Carlos Latorre
Misionero Claretiano

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

COMPRENDIENDO LA PALABRA 290519


"El me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes"

"Lo que nuestro espíritu, es decir, nuestra alma, es para nuestros miembros, eso mismo es el Espíritu Santo para los miembros de Cristo, para el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia"; (san Agustín)… El Espíritu Santo hace de la Iglesia "el Templo del Dios vivo" (2 Co 6, 16; cf. 1 Co 3, 16). «En efecto, es a la misma Iglesia, a la que ha sido confiado el "don de Dios" [...] Es en ella donde se ha depositado la comunión con Cristo, es decir, el Espíritu Santo, arras de la incorruptibilidad, confirmación de nuestra fe y escala de nuestra ascensión hacia Dios [...] Porque allí donde está la Iglesia, allí está también el Espíritu de Dios; y allí donde está el Espíritu de Dios, está la Iglesia y toda gracia» (San Ireneo de Lyon).

El Espíritu Santo … actúa de múltiples maneras en la edificación de todo el cuerpo en la caridad (cf. Ef 4, 16): por la Palabra de Dios, "que tiene el poder de construir el edificio" (Hch 20, 32), por el Bautismo mediante el cual forma el Cuerpo de Cristo (cf. 1 Co 12, 13); por los sacramentos que hacen crecer y curan a los miembros de Cristo; por "la gracia concedida a los apóstoles" que "entre estos dones destaca" (LG 7), por las virtudes que hacen obrar según el bien, y por las múltiples gracias especiales [llamadas "carismas"] mediante las cuales los fieles quedan "preparados y dispuestos a asumir diversas tareas o ministerios que contribuyen a renovar y construir más y más la Iglesia" (LG 12). Extraordinarios o sencillos y humildes, los carismas son gracias del Espíritu Santo, que tienen directa o indirectamente una utilidad eclesial; los carismas están ordenados a la edificación de la Iglesia, al bien de los hombres y a las necesidades del mundo.


Catecismo de la Iglesia Católica
§ 797-799 - Copyright © Libreria Editrice Vaticana

martes, 28 de mayo de 2019

ASUMIENDO MIS COMPROMISOS Y RESPONSABILIDADES

Existen situaciones en que necesitamos ser violentos con nuestra voluntad, y con nuestras elecciones, por nuestro propio bien.



Cada uno de nosotros busca siempre ser una persona más sensata, recta y equilibrada. Aunque la lucha por el equilibrio interior no sea tan simple y fácil, debe ser la lucha que nos mueve en busca de madurez personal. Necesito asumir con disposición y actitudes, la plena responsabilidad por mis elecciones y por las decisiones que tomo.

Necesito trabar una lucha interior para ser una persona sobria y sensata. Necesito buscar la sobriedad en el hablar, en el comer, en el beber, en el dirigir, en el comprar, en el vender, en el escoger a lo que asisto, lo que escucho, los lugares que frecuento. Necesito ser el dueño de mis piernas, y saber hacia donde conduzco los pasos. Tener la consciencia de que cada una de mis elecciones tienen sus consecuencias, y que necesito tener cada vez más control sobre las riendas de mi vida.

No seas inconsecuente en tus elecciones y decisiones. Nadie necesita quedarse culpando por las elecciones erradas que un día hizo en la vida. Pero llega un punto en que la vida no consigue más soportar las imprudencias y la falta de juicio y de buen sentido. Existen situaciones en que necesitamos ser violentos con nuestra voluntad y con nuestras elecciones, para nuestro propio bien. No te dejes llevar por el pensamiento que dice: “yo debo hacer todo lo que tengo ganas de hacer”. Si tu voluntad no estuviese sobria y equilibrada, pagarás un precio muy alto por la sumisión y los deseos insensatos.

Yo no puedo comer todo lo que tengo enfrente. No puedo ingerir alcohol indefinidamente. No puedo ser esclavo de drogas, ni lícitas ni ilícitas. No puedo comprar todo lo que tengo ganas. Necesito del discernimiento en aquello con que alimento mis ojos, mis oíos y mi corazón. O asumo el mando sobre mis elecciones y me vuelvo responsable por aquello que hago, o vuelvo mi vida desordenada por falta de comando y sensatez.
Yo no puedo hacer todo lo que tengo deseos, porque mi voluntad tiene también momentos de falta de sobriedad y de sensatez.
P. Roger Araujo
Repensando la vida. Reflexiones simples como simple debe ser la vida.
Pag. 91-92 - Editora Canção Nova

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Juan 16,5-11.


Evangelio según San Juan 16,5-11.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: 
"Ahora me voy al que me envió, y ninguno de ustedes me pregunta: '¿A dónde vas?'.
Pero al decirles esto, ustedes se han entristecido.
Sin embargo, les digo la verdad: les conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Paráclito no vendrá a ustedes. Pero si me voy, se lo enviaré.
Y cuando él venga, probará al mundo dónde está el pecado, dónde está la justicia y cuál es el juicio.
El pecado está en no haber creído en mí.
La justicia, en que yo me voy al Padre y ustedes ya no me verán.
Y el juicio, en que el Príncipe de este mundo ya ha sido condenado."

RESONAR DE LA PALABRA

Queridos amigos:

El libro de los Hechos de los Apóstoles narra cómo sufrieron los apóstoles y sus colaboradores para difundir la Palabra de Dios por el mundo. La lectura de hoy nos explica que después de golpear con varas a Pablo y Silas, los encerraron sin juicio alguno en la cárcel como si fueran los peores criminales. Lo sorprendente es que ellos no se desesperan y hasta cantan himnos en la oscuridad de la prisión.

¿Ha valido la pena tanto sacrificio? Por supuesto. Esa humillación, esos sufrimientos han preparado el terreno para que la semilla de la Palabra de Dios fructifique en la conversión del carcelero y su familia. Ellos y Lidia, la primera cristiana de Europa, formarán la comunidad cristiana de Filipos, dentro del territorio de la Grecia actual.

En el evangelio escuchamos la conversación que tuvo Jesús con sus discípulos. Veía que se entristecían cada vez que les hablaba de su partida. Y que tenía que regresar junto al Padre. También hoy nosotros nos sentimos abrumados cuando miramos tantas situaciones difíciles que tenemos que enfrentar y nos sentimos solos, como si el Señor nos hubiera dejado de su mano. No, no estamos solos. Jesús nos ha prometido la fuerza de lo alto, es decir al Espíritu Santo, que mora en el corazón de cada uno de nosotros. ¡Y sus promesas se cumplen!
¿Ha cambiado algo en la tierra con la entrada de Jesús en la gloria del Padre? Exteriormente, nada. La vida sigue igual: tiempo de sembrar y de cosechar, de comerciar, de construir casas, de viajar, de llorar y reír, todo como antes. Ni siquiera los Apóstoles han salido favorecidos a la hora de experimentar, como todas las demás personas, dramas y angustias. Sin embargo, algo increíblemente nuevo ha sucedido: todo parece lo mismo, pero es distinto el modo de verlo y de vivirlo. Porque el que tiene fe de verdad ve el mundo con ojos nuevos. Todo está impregnado de sentido, nada entristece, nada asusta. Nuestra fuerza no está en nosotros, sino en el Espíritu Santo que mora en nuestro corazón. La luz de la fe nos ayuda a descubrir más allá de las desgracias, la miseria y los errores humanos, la mano del Señor que construye su reino.

El testimonio de los 51 Beatos Mártires Claretianos de Barbastro, en España, es una demostración de cómo la fuerza interior de la fe en Jesús resucitado es capaz de transformar un grupo de más de 40 jóvenes en Mártires. Es cierto que el martirio no se improvisa, y ellos se venían preparando desde hacía meses. Las semanas de cárcel las enfrentaron juntos apoyándose unos a otros. Pudieron incluso comulgar tomando la eucaristía escondida en el pan del desayuno. La película “Un Dios prohibido” narra con mucha fidelidad histórica los momentos de heroísmo de este grupo de seminaristas claretianos españoles fusilados en 1936.

Nuestro hermano en la fe.
Carlos Latorre
Misionero Claretiano

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

COMPRENDIENDO LA PALABRA 280519


«Si no me voy, el Paráclito, el Defensor, no vendrá a vosotros, en cambio, si me voy os lo enviaré»

Dios mío, eterno Paráclito, yo te adoro, Luz y Vida. Tú te habrás contentado con enviarme, desde fuera, buenos pensamientos, la gracia que los inspira y los lleva a cabo; tú habrás podido conducirme así por la vida, purificándome tan sólo a través de tu acción totalmente interior en el momento de mi paso hacia el otro mundo. Pero en tu compasión infinita, has entrado en mi alma, desde el principio, has tomado posesión de ella y la has hecho tu templo. Por tu gracia habitas en mí de una manera inefable, me unes a ti y a toda la asamblea de los ángeles y de los santos. Más aún, estás personalmente presente en mi, no sólo por tu gracia, sino por tu mismo ser, como si, guardando mi personalidad, en cierta manera estuviera yo absorbido en ti ya desde esta vida. Y puesto que has tomado posesión de mi cuerpo mismo en su debilidad, , también él es, pues, tu templo (1Co 6,19). ¡Verdad admirable y temible! ¡Oh, Dios mío, lo creo, lo sé! 

¿Puedo yo pecar siendo así que tu estás tan íntimamente unido a mí? ¿Puedo olvidar que estás conmigo, que estás en mí? ¿Puedo echar fuera al huésped divino por la cosa que más aborrece, la sola cosa en el mundo entero que le ofende, la sola realidad que no sea suya?... Dios mío, tengo una doble seguridad contra el pecado: primero, el temor de una tal profanación, en tu presencia, de todo eso que tu eres en mi; y después, la confianza de que esta misma presencia me guardará del mal... En las pruebas y la tentación, te llamaré... Gracias a ti mismo, jamás te abandonaré.


Beato John Henry Newman (1801-1890)
teólogo, fundador del Oratorio en Inglaterra
Meditaciones y Devociones, cp. 14 El Paráclito, 3

lunes, 27 de mayo de 2019

ABANDONANDO LAS MÁSCARAS

Somos mejores cuando asumimos nuestra personalidad con sus riquezas y fragilidades.

Existe una lucha muy exhaustiva dentro de nosotros, el combate entre quien realmente soy y quien las personas quieren que yo sea. La dualidad crece a medida que alimento ambas personalidades. Algunas veces, gustamos por demás de agradar y tenemos miedo de no ser aceptados cuando asumimos ser lo que realmente somos. Y, así, nos habituamos a usar una máscara para cada ocasión de la vida. Representamos papeles de acuerdo con las conveniencias.

No se trata de ser inconveniente y colocar siempre afuera lo peor que está entro de nosotros. Pero no podemos tampoco vivir al gusto de aquello que las personas quieren que nosotros seamos. Podemos corregir posturas que no edifican, ser cautelosos con quien no nos conocer bien y guardar ciertos comentarios y opiniones para decir en la hora correcta y a las personas adecuadas. Todo eso significa ser más reflexivos delante de lo nuevo y de lo desconocido. 

Ser auténtico no es tirar arriba de los otros mis traumas y amarguras con la vida. La autenticidad es algo más genuino, prudente, sin dejar de ser transparente. Existe el momento para ocasión y personar ciertas con las cuales vivirla. Puedo ser moderado, sin necesitar estar enmascarado.

Necesito ser mucho más sincero conmigo mismo y admitir mis propios límites y mis potencialidades. Necesito también saber que no todos irán a comprender mis dramas y sufrimientos. Cuando seas auténtico en cualquier lugar u ocasión, purificado cada día por la prudencia y por el discernimiento, algunas personas tal vez se aparten de ti. Eso, mientras tanto, no es algo malo, porque cuanto más cerca estés al lado de quien te ayuda a ser mejor, más auténtico y feliz podrás ser.
No necesitamos escondernos ni fingir nada a nadie. Mientras tanto podemos ser moderados para no volvernos inconvenientes e incómodos para los otros.
P. Roger Araujo
Repensando la vida. Reflexiones simples como simple debe ser la vida.
Pag. 89-90 - Editora Canção Nova

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Juan 15,26-27.16,1-4a.


Evangelio según San Juan 15,26-27.16,1-4a.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: 
«Cuando venga el Paráclito que yo les enviaré desde el Padre, el Espíritu de la Verdad que proviene del Padre, él dará testimonio de mí.
Y ustedes también dan testimonio, porque están conmigo desde el principio.
Les he dicho esto para que no se escandalicen.
Serán echados de las sinagogas, más aún, llegará la hora en que los mismos que les den muerte pensarán que tributan culto a Dios.
Y los tratarán así porque no han conocido ni al Padre ni a mí.
Les he advertido esto para que cuando llegue esa hora, recuerden que ya lo había dicho.»

RESONAR DE LA PALABRA

Queridos amigos:

La emoción guía las palabras de Jesús en esta larga conversación de despedida. Las palabras son sencillas como lo es siempre el lenguaje del corazón. Es la hora de las confidencias y recomendaciones. Este largo encuentro ha comenzado con el lavatorio de los pies de los apóstoles, que en el evangelio de Juan sustituye a la institución de la Eucaristía.

El dramatismo del momento crece cuando Jesús anuncia a los suyos los sufrimientos que les esperan y les dice: “Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios”.

Ser excomulgado de la sinagoga era algo muy grave, pues era como declararle a uno enemigo número de la comunidad. Era el desprecio más grande que podía sufrir un judío, pues la sinagoga era el lugar donde la comunidad se reunía para rezar.

Y el desprecio llega al colmo, dice Jesús, cuando “el que os dé muerte piense que da culto a Dios”. Los cristianos hemos nacido a los pies de la cruz y con la mirada clavada en el crucificado. Y esto es precisamente lo que Jesús quiere, que sus seguidores no olvidemos sus palabras: “si a mí me han perseguido también a vosotros os perseguirán”.

Seguramente más de una vez hemos experimentado burlas y desprecios porque intentamos ser coherentes con nuestra fe y no cedemos ante la tentación o el desprecio de los demás. 

Hay lugares donde también hoy día los cristianos son perseguidos y asesinados porque se han reunido el día de Pascua para celebrar la santa misa, como ha sucedido en Sri Lanka en la última fiesta de Pascua.

En muchas ocasiones el Papa Francisco ha recordado que en estos tiempos los cristianos son más perseguidos y martirizados que en la época del imperio romano. La cruz es la marca de fábrica del verdadero cristiano por eso no nos debemos asustar. Cuando seamos perseguidos tenemos que pedir la fuerza del Espíritu Santo para resistir y no claudicar.

Yo resido actualmente en la Diócesis de Barbastro-Monzón cuyo distintivo espiritual más fuerte es el gran número de sus Mártires a causa de la persecución religiosa que tuvo lugar en España en 1936. El Obispo de la Diócesis Florentino Asensio fue torturado y asesinado y con él 114 sacerdotes de la Diócesis, 51 Misioneros Claretianos, 18 Monjes Benedictinos y 8 Padres Escolapios y gran cantidad de laicos católicos. Han pasado los años, pero son hechos que no podemos olvidar, pues nuestros Mártires son el respaldo de nuestra fe.

Nuestro hermano en la fe
Carlos Latorre
Misionero Claretiano

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

EL ENVÍO DEL ESPÍRITU SANTO


“El envío del Espíritu Santo”

Hay que considerar que, cuando se dice que el Espíritu Santo ha sido enviado, no es que cambie de lugar, puesto que él llena el mundo entero, como lo dice el libro de la Sabiduría (Sb 1,7), sino que comienza a vivir de una nueva manera, por la gracia, en aquellos que él convierte en templo de Dios: “¿No saben que son templo de Dios, y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?” (1 Cor 3,16)

Y no es una contradicción decir que ha sido enviado y que viene, pues decir que viene, nos hace ver de manifiesto la majestad de su divinidad, él que “opera” “como lo desea” (1 Cor 12,6 y 11), y decir que es enviado, muestra que procede de otro. En efecto, el hecho de santificar a la creatura racional habitando en ella, lo recibe de otro, de quién recibe el ser, como el Hijo recibe de otro todo lo que hace.

Remarquemos también que la misión del Espíritu Santo viene conjuntamente del Padre y del Hijo, así como lo expresa el Apocalipsis: “El Ángel me mostró el río de agua de la vida-es decir el Espíritu Santo- procedente del trono de Dios y del Cordero- es decir de Cristo.” (Ap 22,1) Es por esta razón que, para la misión del Espíritu Santo, se hace mención del Padre y del Hijo por los cuales, en virtud de un mismo e igual poder, es enviado. También Cristo presenta a veces al Padre como aquél que envía, pero no sin el Hijo “El Paráclito, el Espíritu Santo que el Padre enviará en mi nombre” (Jn 14,26) y a veces se presenta él mismo como aquel que envía, pero no sin el Padre: “que yo les enviaré desde el Padre” porque todo lo que opera el Hijo, lo saca del padre: “Le Hijo no puede hacer nada por su cuenta.” (Jn 5,19).


Santo Tomás de Aquino (1225-1274)
dominico, teólogo, doctor de la Iglesia
«El envío del Espíritu Santo» (frm trad.evangelizo.org©)

domingo, 26 de mayo de 2019

BUENAS NOCHES ESPÍRITU SANTO


LUCHANDO CONTRA EL ORGULLO

El orgullo es maléfico a nuestro corazón. El no nos permite ceder, perdonar y reconocer nuestros propios errores y límites.

El orgullo es el gran mal a ser combatido dentro de nosotros. El es la causa de la mayoría de nuestros conflictos, sufrimientos y angustias. Cuando quedamos presos de él, solo pretendemos ser el centro de todo. No podemos ser contradecidos, decepcionados o molestados. La soberbia hace crecer en nosotros los desentendimientos, las incomprensiones y el malestar en las relaciones.

Cuando alguna cosa está errada, el orgullo nos ciega y nos conduce a creer que los problemas son siempre del otro, nunca nuestros. El no nos permite ceder, perdonar, y reconocer nuestros propios errores y límites. Por causa de él, queremos siempre tener razón. Justificándonos con facilidad nuestras faltas y somos duros y crueles con los errores de los otros.

Un gran paso para ser mejores es reconocer los estragos que el orgullo hace en nuestra vida. Será un buen comienzo reconocer que, de alguna forma, yo soy orgulloso y así procurar conocer de que forma el orgullo actúa en las áreas de mi vida.

Si cada día me esfuerzo por alcanzar la virtud de la humildad, parar de pensar que siempre tengo la razón y dejar de culpar siempre a los otros por mis problemas, veré que mi interior será más pacífico, y las relaciones con los otros serán menos conflictivas. Trata al orgullo como veneno y no tengas recelo de combatirlo en tu vida.
El orgullo es la causa de la mayor parte de nuestros conflictos, sufrimientos y angustias. Combatirlo es una decisión sabia, tomada en pro de una vida mejor!
P. Roger Araujo
Repensando la vida. Reflexiones simples como simple debe ser la vida.
Pag. 85-86 - Editora Canção Nova

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Juan 14,23-29.


Evangelio según San Juan 14,23-29.
Jesús le respondió: "El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él.
El que no me ama no es fiel a mis palabras. La palabra que ustedes oyeron no es mía, sino del Padre que me envió.
Yo les digo estas cosas mientras permanezco con ustedes.
Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho.»
Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡ No se inquieten ni teman !
Me han oído decir: 'Me voy y volveré a ustedes'. Si me amaran, se alegrarían de que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande que yo.
Les he dicho esto antes que suceda, para que cuando se cumpla, ustedes crean.

RESONAR DE LA PALABRA

Entre la Iglesia y el Reino

La Iglesia es la comunidad de los que creen en Jesús. Por eso, porque creemos en Jesús estamos convencidos de que al final de los tiempos la humanidad se convertirá en esa ciudad de que nos habla la segunda lectura. Es una hermosa visión: la humanidad habitando en una ciudad llena de luz, rodeada de una muralla que está abierta todos los caminos, a todos los pueblos. En esa ciudad no hay templo, sencillamente porque no es necesario. Su Templo es Dios mismo que habita en medio de ella. Tampoco es necesaria ninguna luz, ni sol ni luna, porque la gloria del Señor es la luz que ilumina todos los que viven en la ciudad. Es un hermoso sueño. 

Pero ese sueño no es todavía realidad. La realidad de nuestra comunidad cristiana es otra. No tenemos toda esa luz. Andamos a tientas. A veces hay conflictos. No sabemos bien cómo ni hacia dónde dirigirnos. No tenemos las ideas claras. Surgen discusiones. Brotan las divisiones. Nos hacemos daño unos a otros. Necesitamos reconciliarnos. Hasta necesitamos templos para sentir más viva la presencia de Dios. 

Así ha sido siempre en la historia de la Iglesia. Porque estamos en camino. Podríamos decir que estamos en el proceso de construir aquella ciudad hermosísima de que nos hablaba la segunda lectura. Todavía estamos poniendo los cimientos. Así podemos describir la historia de la Iglesia. Desde el principio, los creyentes se han esforzado por construir aquí y ahora esa ciudad hermosísima en la que todos estamos llamados a vivir algún día. Esa construcción no se hace sin conflictos. Es normal. Lo que tenemos que saber los cristianos es que los conflictos solamente se resuelven a base de diálogo, comprensión, amor y reconciliación. La lectura de los Hechos de los Apóstoles nos habla de uno de los primeros conflictos que surgieron en la Iglesia, ya en tiempos de Pedro y Pablo (para que no pensemos que nuestra comunidad es muy mala porque hay conflictos y problemas). Pero también nos muestra como, desde el principio, la Iglesia resolvió esos problemas a través del diálogo. 

Pero para poder dialogar, es necesario ahondar cada vez más en nuestra fe y en nuestro amor a Jesús. Manteniendo esa relación profunda con Jesús tendremos en nuestro corazón su paz. Esa paz nos permitirá pasar a través de todos los conflictos buscando siempre no nuestro interés egoísta sino el bien de la comunidad, de nuestra familia o de nuestra sociedad. Esa paz, la paz de Jesús, nos permitirá dialogar con los hermanos y hermanas buscando la verdad. Afianzados en el amor de Jesús, con su paz dentro del corazón, construiremos juntos la ciudad de Dios, allá donde todos nos podamos sentir en casa, en torno a nuestro Padre.

Para la reflexión

¿Qué hacemos cuanto sentimos que se produce un conflicto en nuestra familia o en nuestra comunidad? ¿Hacemos lo posible para que todos los interesados en el asunto sin excepción puedan participar en el diálogo o preferimos formas impositivas? ¿Dialogamos desde la paz de Jesús o desde nuestro egoísmo?
Fernando Torres cmf

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

COMPRENDIENDO LA PALABRA 260519


“El Defensor, el Espíritu Santo... os recordará todo lo que os he dicho”

Cristo, que “había entregado el espíritu en la cruz” (Jn 19,30) como Hijo del hombre y Cordero de Dios, una vez resucitado va donde los apóstoles para “soplar sobre ellos” (Jn 20,22)... La venida del Señor llena de gozo a los presentes: “Su tristeza se convierte en gozo” (cf Jn 16,20), como ya había prometido antes de su pasión. Y sobre todo se verifica el principal anuncio del discurso de despedida: Cristo resucitado, como si preparara una nueva creación, “trae” el Espíritu Santo a los apóstoles. Lo trae a costa de su “partida”; les da este Espíritu como a través de las heridas de su crucifixión: “les mostró las manos y el costado”. En virtud de esta crucifixión les dice: “Recibid el Espíritu Santo”. 

Se establece así una relación profunda entre el envío del Hijo y el del Espíritu Santo. No se da el envío del Espíritu Santo (después del pecado original) sin la Cruz y la Resurrección: “Si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito” (Jn 16,7). Se establece también una relación íntima entre la misión del Espíritu Santo y la del Hijo en la Redención. La misión del Hijo, en cierto modo, encuentra su “cumplimiento” en la Redención: “Recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros” (Jn 16,15). La Redención es realizada totalmente por el Hijo, el Ungido, que ha venido y actuado con el poder del Espíritu Santo, ofreciéndose finalmente en sacrificio supremo sobre el madero de la Cruz. Y esta Redención, al mismo tiempo, es realizada constantemente en los corazones y en las conciencias humanas —en la historia del mundo— por el Espíritu Santo, que es el “otro Paráclito” (Jn 14,16).


San Juan Pablo II (1920-2005)
papa
Encíclica “Dominum et vivificantem”, § 24 (trad. © Libreria Editrice Vaticana)

sábado, 25 de mayo de 2019

Pensamientos de Fuego # 285


RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Juan 15,18-21.


Evangelio según San Juan 15,18-21.
Jesús dijo a sus discípulos:
«Si el mundo los odia, sepan que antes me ha odiado a mí.
Si ustedes fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya. Pero como no son del mundo, sino que yo los elegí y los saqué de él, el mundo los odia.
Acuérdense de lo que les dije: el servidor no es más grande que su señor. Si me persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes; si fueron fieles a mi palabra, también serán fieles a la de ustedes.
Pero los tratarán así a causa de mi Nombre, porque no conocen al que me envió.»

RESONAR DE LA PALABRA

Queridos amigos y amigas:

Parece que la lectura de Hechos de hoy da un giro a las decisiones tomadas por los apóstoles. Sorprende que Pablo hiciera circuncidar a Timoteo. Al margen de la intencionalidad de este dato -considerado poco probable históricamente- que seguramente quiere subrayar la cercanía entre Pablo y la Iglesia de Jerusalén, cuando veíamos lo contrario, podemos pensar en la importancia de la flexibilidad. Que alguien que ha defendido una postura, tenga la capacidad de hacer una excepción, en una circunstancia justificada, y ponerse al lado de sus oponentes, es un gesto que puede crear comunión.

La comunión no es algo sencillo. Hay que saber ceder y ayudar a otros a que cedan también. Las posturas rígidas e inamovibles pueden mantenerse en ciertos momentos de confusión, pero no perpetuarse por encima de todo. Jesús no se pasó la vida echando a los mercaderes del templo o insultando dirigentes. Lo hizo, cuando tuvo que hacerlo. Pero Él no fue odiado por eso.

Jesús fue odiado -como lo seremos nosotros, tal y como Él predice- por transmitir un nuevo modo de comprender el mundo y la vida, desde un Dios que se va descubriendo: cercano, misericordioso, entregado, amable, amante. Un Dios que encontró en el ser humano una joya de incalculable valor. Una joya, que ni el propio ser humano es capaz de descubrir sin Él.

Jesús fue odiado porque demostró que el ser humano puede amar sin límites, aprendiendo a amar como el Padre ama al Hijo.

Jesús fue odiado porque enseñó que todas las personas -no sólo unas pocas elegidas- pueden aspirar a la plenitud de la vida humana y más allá, a la vida eterna.

Si hemos de ser odiados y perseguidos, que lo seamos porque entendemos y vivimos a Jesús, el Cristo Resucitado. Es decir, porque, a pesar de todo, Él vive en nosotros. Y, en definitiva, Él sigue siendo el perseguido. No nosotros.

Nuestro hermano,
Luis A.

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

EL SIERVO NO ES MAYOR QUE EL MAESTRO


El siervo no es mayor que el maestro

"Lo desnudaron y le pusieron un manto de color púrpura y trenzando una corona de espinas se la ciñeron a la cabeza " (Mt 27,28-29). Cristo es revestido como rey y príncipe de mártires, con una túnica roja... porque su sangre sagrada resplandece como una escarlata preciosa. Es como el vencedor que recibe la corona, porque es normalmente al vencedor al que se concede una corona... Pero podemos observar que la túnica púrpura es también el símbolo de la Iglesia que, permaneciendo en Cristo rey, brilla con una gloria real. De ahí el título de "raza real" que le da Juan en el Apocalipsis (1,6)... En efecto, la tela púrpura es una pieza preciosa y real.

Aunque sea un producto natural, cambia de calidad cuando se la sumerge en un baño de tinte, y cambia de aspecto... Sin valor por ella misma, se transforma de hecho en un producto precioso. Lo mismo nos ocurre a nosotros: sin valor por nosotros mismos, la gracia nos transforma y nos da un precio, cuando [en nuestro bautismo] somos sumergidos por tres veces, como la tela de púrpura, en la escarlata espiritual, el misterio de la Trinidad...

También podemos observar que la túnica roja es también el símbolo de la gloria de los mártires, ya que, teñidos de su propia sangre derramada, adornados por la sangre del martirio, brillan en Cristo como una preciosa túnica escarlata. En otro tiempo, la ley recomendaba ofrecer telas escarlatas para adornar el tabernáculo de Dios (Ex 25,4); los mártires, de hecho, son el ornamento de la Iglesia de Cristo...

La corona de espinas que pusieron sobre la cabeza del Señor, es el símbolo de nuestra alianza, que, de todas las naciones, hemos venido a la fe. Éramos entonces sólo unas espinas, es decir pecadores; pero, creyendo en Cristo, llegamos a ser una corona de justicia, porque dejamos de pinchar o de herir al Salvador, y coronamos su cabeza con la confesión de nuestra fe... Sí, antaño éramos espinas, más ahora... nos hemos convertido en piedras preciosas.


San Cromacio de Aquilea (¿-407)
obispo
Sermón 19, 1-3; SC 164

viernes, 24 de mayo de 2019

Pensamientos de Fuego # 284


RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Juan 15,12-17.


Evangelio según San Juan 15,12-17.
Jesús dijo a sus discípulos: 
«Este es mi mandamiento: Amense los unos a los otros, como yo los he amado.
No hay amor más grande que dar la vida por los amigos.
Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando.
Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre.
No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá.
Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.»

RESONAR DE LA PALABRA

Queridos amigos y amigas:

No he comentado nada sobre el discernimiento que van haciendo los apóstoles, según hemos leído los dos últimos días en el libro de los Hechos. En la lectura de hoy (Hch 15, 22-31), podemos decir que está el desenlace, la conclusión del discernimiento, que ya ayer se veía. Y el mensaje que se transmite a los paganos convertidos es el de “no imponer más cargas que las indispensables”.

Tuvieron que ser momentos difíciles, los de aquella comunidad, para ir desentrañando el condensado mensaje de Jesús, sobre todo entre quienes habían sido fieles a la ley de Moisés y tenían que entender y asumir la plenitud que Jesús quería dar a esa ley. Pablo fue afortunado con el impacto que recibió camino de Damasco, pero no todos tuvieron esa gracia. La mirada benévola sobre la responsabilidad y el discernimiento de esta primera comunidad, creo que nos puede ayudar a ser pacientes para construir Iglesia en nuestros días. Al mismo tiempo, nos puede animar a ser exigentes, recordando a quien no lo recuerde, que los apóstoles no “liaron pesados fardos” a quienes abrazaban la nueva fe y contribuían a la extensión del mensaje de Jesús, confiando en la salvación que llega por la gracia.

Quizá este discernimiento de los apóstoles estuvo alentado por el mandamiento del amor de Jesús. Jesús, que considera amigos a quienes conocen al Padre por Él. Jesús, que ha dado la vida por los amigos fuertes de Dios y por todos los hombres. No hay, ni habrá, amor más grande.

Nuestro hermano,
Luis A.

fuente del comentario CIUDAD REDONDA