martes, 2 de julio de 2013

Reconocer

Vale la pena reconocer el bien, la virtud y todas las lecciones de vida que aprendemos de los otros.
La vida entera es una gran escuela donde todos estamos aprendiendo lecciones de bien vivir.
¡Sé sensato, humilde y honesto valorizando el lado bueno que las personas tienen, inclusive tu lado bueno!
No seas tan ciego, crítico, y orgulloso al punto de no reconocer los valores, virtudes y méritos que os otros puedan tener. Cuando sólo veo defectos y problemas en la vida de los otros, debo asumir que el problema no es de los otros, ¡soy yo mismo el problema!
Este es un termómetro que me indica que estoy herido, trastornado y equivocado con la vida y con las personas.
No hace bien ni conviene convivir y conversar con quien solo sabe hablar mal de la vida de los otros y adora criticar todo y a todos. Asúmelo! nos volvemos peores de lo que somos cuando alimentamos este tipo de convivencia.
Sé sabio y sentado cuando alguien tiene algo bueno para enseñarte en la vida con su ejemplo, con sus sufrimientos, con su capacidad de superar dificultades, dí internamente a tu niño interior: ¡estoy aprendiendo como debe ser!
Cuando suceda lo contrario, cuando la vida del otro no edifique, cuando veas malos ejemplos, cuando alguien sólo sea causa de decepciones, entonces, dile a tu niño interior: ¡estoy viendo y aprendiendo lo que no debe ser!
No te sientas mejor que nadie, porque no has cometido esos errores.
La humildad nos hace más sensatos reedificando nuestra propia vida, principalmente cuando reparamos en errores y límites propios y ajenos que se nos puedan presentar.

Pe. Roger Araujo.
adaptación del original en portuguê

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