“Papá, no quiero dormir, tengo susto”, “Mamá, quédate conmigo hasta que me duerma”, “Déjenme la luz prendida”, “¿Me puedo ir a tu cama?” Probablemente estas no sean frases desconocidas y muy probablemente, las han escuchado más de una vez cuando comienza a anochecer.
Los miedos, en esta etapa del desarrollo de los niños son normales y esperables. Los principales miedos asociados a la hora de dormir son: miedo a la oscuridad, a separarse de los padres, a los ruidos externos, a seres fantasiosos e irreales (monstruos, brujas) y gente externa que podría eventualmente hacerle daño a ellos y/o a su familia (ladrones).
Si bien los miedos en este periodo de la vida son normales, esto no significa que no haya nada que hacer al respecto. Al contrario, hay muchas cosas que los padres deben considerar y tener presentes al momento en que los niños se aprontan a dormir:
• En primer lugar, fomentar un clima emocional abierto en la familia. Es decir, que los niños tengan la posibilidad de acceder a sus padres y que éstos: escuchen, validen y contengan la inquietud y emoción de su hijo.
• Construir un ambiente de seguridad y de protección. De esta manera, los niños considerarán la familia, la casa y la pieza en particular, como un espacio seguro, donde nada malo les puede ocurrir. Esto se puede lograr implementando un lugar físico cálido, protector, cómodo e ir generando frases como: “Acá estás seguro”, “Acá estás protegido”.
• Implementar una rutina previa a la hora de dormir. Es fundamental a medida que comience a atardecer ir “desconectando” a los niños de experiencias fantaseosas que podrían incentivarle el miedo (T.V, películas de monstruos o miedo, videojuegos) y comenzar a “conectarlos” con experiencias positivas, de tranquilidad y calma (ejemplo: jugar con los papás, que se reían, ingerir alimentos livianos y saludables, baño con agua tibia, leer un cuento). Es importante que al instaurar esta rutina, los niños no vayan a dormir muy tarde o cuando estén muy cansados, puesto que el cansancio puede influir directamente en que estén más vulnerable a tener miedo antes de dormir.
Ahora bien, si estos miedos, comienzan a ser muy invalidantes en la vida del niño y de su familia, es decir, si se comienza a hacer cosas extras a la rutina familiar a raíz del miedo, o bien, se evitan rutinas a raíz del miedo, sería recomendable poner atención a esta situación.
Junto a esto, si tras haber conciliado el sueño ( 2 a 3 horas), el niño comienza a manifestar angustia intensa, gritos, aumento en su respiración y frecuencia cardiaca, sudoración, le resulta difícil despertar y al día siguiente no recuerda el episodio vivido, podría estar aludiendo a terrores nocturnos, para los cuales se sugeriría buscar atención con un especialista.
Tips: Lo que NO hay que hacer frente al miedo de los niños
• No ridiculizar, ni molestar a los niños por sus miedos. (padres, hermanos, primos).
• No enojarse con los niños a raíz de sus miedos.
• No hablar ni exponer sus miedos en situaciones sociales y/o públicas.
• No invalidar los miedos. Ejemplo: “¡Cómo vas a tener miedo por eso!”, “Los hombres no sienten miedo”.
• Es recomendable que los niños no duerman en la cama de sus padres. Incentivar que duerman en la suya.
• No ridiculizar, ni molestar a los niños por sus miedos. (padres, hermanos, primos).
• No enojarse con los niños a raíz de sus miedos.
• No hablar ni exponer sus miedos en situaciones sociales y/o públicas.
• No invalidar los miedos. Ejemplo: “¡Cómo vas a tener miedo por eso!”, “Los hombres no sienten miedo”.
• Es recomendable que los niños no duerman en la cama de sus padres. Incentivar que duerman en la suya.
DEVOCIÓN AL SANTO ÁNGEL DE LA GUARDA
Ángel Santo, amado de Dios, que después de haberme tomado, por disposición divina, bajo tu bienaventurada guarda, jamás cesas de defenderme, de iluminarme y de dirigirme: yo te venero como a protector, te amo como a custodio; me someto a tu dirección y me entrego todo a ti, para ser gobernado por ti. Te ruego, por lo tanto, y por amor a Jesucristo te suplico, que cuando sea ingrato para ti y obstinadamente sordo a tus inspiraciones, no quieras, a pesar de esto, abandonarme; antes al contrario, ponme pronto en el recto camino, si me he desviado de él; enséñame, si soy ignorante; levántame, si he caído; sosténme, si estoy en peligro y condúceme al cielo para poseer en él una felicidad eterna. Amén.
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