sábado, 12 de abril de 2014

Enredados

No es extraño encontrar en el camino hermanos
con sentimientos encontrados, confusos y enredados.
Son el reflejo de aquello que viven.
Alguna vez no supe siquiera como ayudar, qué decir.
Hoy fue el recuerdo de mi abuela lo que me trajo algo de luz.
Le gustaba tejer.
Desenredar madejas era un arte que también dominaba.
Recuerdo algún reto cuando intentaba "meter mano" en su tarea:
"¡Lo vas a enredar más!", decía con una voz que nunca mostraba enojo.

¿La madeja de tu vida tiene enredos?
¿Te pasa que no sabes por donde empezar?
Te dejo el secreto de mi abuela:
"Paciencia"

Es claro que ella hacía algo más!
Ella se tomaba tiempo. Observaba.
Actuaba con sigilo. Su arte no tenía enfados.
¡Nunca tensaba más el hilado!
Sus manos envejecidas tenían un tiempo con nombre de eternidad.
Pero el secreto estaba en la "paciencia".

En tiempos de enredos.
Cuando todo el interior es una gran confusión,
el secreto es, confiados en el Amor de Dios,
aprender de la Paciencia de Dios.
Quien es paciente consigo mismo,
con sus enredos, aprende a ser paciente con los otros.
Y, en el tiempo de Dios, no sólo desenreda su vida,
sino puede ser instrumento para otro.

¡Adelante!
En Dios podemos desenredar la madeja más enredada.

Miguel
Comunidad Piedras Vivas.



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