Queridos hermanos de
comunidad,
Cuando muchos después de la jornada
Vuelven a sus casas y se resguardan de la noche que
ha caído sobre la humanidad
Nosotros salimos a la noche porque hemos visto,
Hemos experimentado que aún, en medio de ella
Es posible que la Luz más luminosa brille en torno a
nosotros.
Hemos venido a sumergirnos en esa Luz y,
Bañados en ella, hacer experiencia del Amor
Misericordioso del Padre,
Y la Fidelidad del Hijo.
Invoquemos sobre nosotros y toda la Iglesia la
Acción Poderosa del Espíritu Santo.
(canto al Santo Espíritu de Dios)
Existe un ser donde esa Misericordia y esa Fidelidad
se han besado.
Es en María, Nuestra Madre llena de Gracia
Donde podemos ver la Obra de Dios hecha carne.
Por eso traemos al seno Bendito de María
Todo lo que necesita ser sumergido en misericordia.
En su “vientre espiritual” coloquemos las
intenciones
Que descansan en nuestras mentes,
En nuestros corazones
Para que la Obra de Dios también pueda concretarse
Entre los nuestros y en nosotros.
+ En Nombre del
Padre…
CREO en Dios, Padre
todopoderoso…
PÉSAME Dios mío, me arrepiento…
Presentemos a través de María las Gracias
Que esperamos alcanzar bajo Su Amparo
1º Misterio:
La Misericordia y la Fidelidad de un Padre
Contemplamos
al Hijo Pródigo
“Estando
él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y
le besó efusivamente” Lc 15, 20
Dios es un Padre que al atardecer sale al horizonte,
Levanta su mirada con una sola y única esperanza…
que cada uno de sus hijos vuelva a casa;
El especialmente espera a los que se sienten más alejados
y están más atormentados.
¡¿Cómo te sientes?!
¿Cómo está tu vida?
Dónde estas plantado?
La misericordia en sus entrañas entre otras muchas
cosas tiene ansia.
Sí, el padre mira el horizonte ansiando el regreso del
que se fue,
Y la misericordia tiene dentro de sí la más
maravillosa fiesta escondida, guardada,
Esperando explotar porque lo que estaba perdido ha
vuelto sano y salvo a la casa.
“¡Feliz
aquel que tiene un hogar y puede ser hogar para muchos! …Millones de hombres,
hoy sin hogar, claman por un hogar espiritual. Debiéramos estar tan arraigados
en Dios y –si fuera necesario- tan desarraigados de la tierra, como para
ofrecer hogar a muchos” (P. J. Kentenich,Que surja el hombre
nuevo)
2º Misterio
La misericordia es capaz de saciar el hambre y la sed de Amor
Contemplamos
a Jesús multiplicando los panes y los peces
“Siento
compasión de esta gente” Mc 8, 2
Con delicadeza casi maternal Jesús sabe que
El gentío está lejos de sus casas,
Que se ha hecho tarde y el alimento está lejos…
Y cuando en el corazón del hombre ve hambre,
El milagro acontece…
La misericordia también está hecha de COMPASIÓN.
Las entrañas de misericordia abarcan nuestra necesidad
de perdón,
De consuelo y de amor,
Pero también de sustento material,
De ese sustento que hace posible sacar adelante un
hogar, una familia.
¿Qué sustento estás necesitando?
Qué milagro está gritando ser hecho en tu vida?
“Lo
más importante es no tomar atajos; aprended de los santos. Sólo cuando se
supieron amados extraordinariamente por Dios, comenzaron a transitar las sendas
de la santidad heroica. Por eso, yo también tengo que poner mucho énfasis en
las misericordias de Dios, ‘nadar’ en las misericordias de Dios, repasar gota a
gota ese mar de misericordias divinas. Mi ocupación favorita será exclamar
siempre: ¡cuánto me amas, Dios mío! ¡Me amas como a la pupila de tus ojos!” (P. J. Kentenich, 1937)
3º Misterio
La misericordia se hace perdón que a todos alcanza
Contemplamos El encuentro de Jesús con la mujer adúltera
“Tampoco yo te condeno, vete y en adelante no peques más” Jn 8,11
Siempre el perdón misericordioso de Jesús
está en primer plano en este pasaje evangélico,
El gentío juzga, condena, quiere lapidar.
Así estamos amasados. De juicios apresurados,
Superficiales.
Y Es Jesús quien nos enfrenta, quien nos pone al
descubierto,
Pero lo que sobresale es la MIRADA DE AMOR A LA MUJER.
Hay lugar solo aquí para el arrepentimiento porque la
gracia es derramada,
El perdón otorgado,
La confianza restaurada.
A la
larga solamente podremos soportar la experiencia de la pequeñez si
simultáneamente tenemos la vivencia de la entrega a un Tú grande. Por
consiguiente, casi podemos decir: la vivencia de la pequeñez debe ser
completada por la vivencia de la grandeza.
Ésta
es precisamente la gran realidad; que yo pierda totalmente mi centro de
gravedad. Esto quiere decir, debo trasladar mi centro de gravedad fuera de mí.
Cuánto tiempo necesitamos hasta que nos hemos perdido en un tú, hasta que el tú
haya llegado a ser el centro de mi ser, de mi vida, de mi actuar; hasta que el
tú determine realmente mi sentimiento de vida.
Mirad,
cuando el tú, cuando Dios es el centro de gravedad, recién entonces
comprenderán lo que quiere decir: la infancia espiritual consiste en la
pequeñez y en la grandeza. En la experiencia del desamparo, pero también en la
experiencia de la dependencia y de la adhesión. (P. J. Kentenich, 16.02.1950)
4º Misterio
La Misericordia nos busca hasta el final.
Contemplamos a Jesús junto al buen ladrón
“Te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso” Lc 23, 39-43
Señor, Tu misericordia no espera siempre,
Nos espera hasta el último suspiro…
Así es el tiempo de la Gracia, un sin tiempo, un
eterno.
Porque siempre esta la oportunidad de experimentarte a
Ti, Dios de infinita Misericordia.
El buen ladrón, tiene la franqueza de reconocer que su
muerte es justa,
pero no la de Jesús, y ese reconocimiento de sus
faltas,
de su pecado y de la inocencia de Jesús,
es suficiente para EL PERDON Y LA PROMESA DE PARAÍSO.
Señor, ansiamos el Cielo,
Para eso fuimos creados y por eso imploramos hoy,
aquí,
La Salvación…
“En la pequeñez radica pues el secreto de
nuestra grandeza. La pequeñez condiciona y despierta nuestra grandeza en Dios.
Por eso, humildad, entrega, confianza. ¡Todo lo puedo en aquel que me
conforta!” (P. J. Kentenich, 18.02.1950)
5º Misterio
La Misericordia RECONCILIA
Contemplamos
la Institución del Sacramento de la Reconciliación
“Recibid
el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a
quienes se los retengáis, les quedan retenidos.” Jn 20, 22-23
Señor queremos agradecerte en esta noche
El presente, el regalo de tu Perdón, de Tu Sacramento.
La Puerta de la Misericordia siempre está abierta
Cuando la puerta de un confesionario está abierta…
Y es la absolución el mejor abrazo paterno,
Abrazo de misericordia,
De amor incondicional de un Dios que no se cansa de
perdonar.
“Soy
humano y nada de lo humano me es ajeno. Este antiguo aforismo latino nos da pie
para ver qué hacemos con nuestras debilidades. ¿Cómo tenemos que comportarnos?
Tenemos cuatro respuestas negativas y cuatro positivas:
Es
importante en primer lugar, no asombrarnos de que nos pase esto; en segundo
lugar, no confundirnos; en tercer lugar, no desanimarnos; y en cuarto lugar, ni
acostumbrarnos ni quedarnos sin luchar en el estado en el que nos encontramos.
De
esta manera, Dios quiere hacer de nosotros un milagro de humildad, un milagro
de confianza, un milagro de paciencia y un milagro de amor”. (P. J. Kentenich, Conferencias
de Milwaukee, 1963
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