Santa Escolástica
Cuando un bebé empieza a hablar solo balbucea, pero en poco tiempo empieza a formar palabras y a nombrar a quienes tiene a su lado. Pero a veces sucede que el proceso se prolonga y el bebé ya no pronuncia sílabas, sino que emite solo sonidos de queja o molestia. No mira en la dirección de un sonido repentino y las canciones de cuna no le calman.
Cuando los padres observan situaciones como éstas, procuran saber si el bebé tiene algún problema de audición. En algunos casos, una intervención médica y terapia del habla son muy útiles para que el niño empiece a pronunciar palabras. Es así porque mientras mejor escucha uno, mejor puede hablar y repetir las palabras.
¿No era esto lo que pasaba con el hombre del Evangelio de hoy? Era sordo y tartamudo. Por eso, tan pronto Jesús le abrió los oídos, desapareció el impedimento y el hombre pudo hablar con claridad.
¿No te ha sucedido a ti que a veces no puedes hablar claramente sobre ciertos temas? Por ejemplo, cuando un amigo o conocido te ha comentado los prejuicios que tiene contra la Iglesia que tú sabes que son falsos y te cohíbes de hablar; o tal vez tú tienes claras convicciones políticas o morales, pero no las puedes articular de una manera clara y convincente.
Por esto, en lugar de sentirte frustrado tratando de saber qué puedes decir, haz una pausa y reflexiona en tu habilidad para escuchar. Antes de exponer tus convicciones o defender a la Iglesia, escucha bien primero lo que la otra persona está diciendo. Pon oído, también, a lo que hay detrás de las objeciones que escuchas. ¿Está la persona expresando una preocupación profunda por un problema grave que tiene? Quizás es algo que te preocupa a ti también, pero tú estás en desacuerdo en cuanto a la mejor manera de resolverlo.
Si puedes escuchar y encontrar algo en común, tal vez puedas desarrollar una mejor capacidad de comprender al otro y sugerir alternativas. “¿Qué sucedería si tú…?” o “Eso me recuerda cuando yo tuve que…” Comentarios como estos tienden a promover el diálogo en lugar de cerrarlo. Probablemente uno tenga que tener más paciencia, pero mientras más uno escucha y ora al respecto, mejor podrá hablar y expresar interés y amor.
“Amado Señor Jesús, abre mis oídos, para que yo pueda expresarme con el amor que tú me das.”Génesis 3, 1-8
Salmo 32(31), 1-2. 5-7
fuente: Devocionario católico la palabra con nosotros
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