Ayúdanos a no unirnos a los que se burlan de quienes sufren o son débiles.
Ayúdanos a reconocer tu rostro en los humillados y marginados.
Ayúdanos a no desanimarnos ante las burlas del mundo cuando se ridiculiza la obediencia a tu voluntad.
Tú has llevado la cruz y nos has invitado a seguirte por ese camino (Mt 10, 38).
Danos fuerza para aceptar la cruz, sin rechazarla;
para no lamentarnos ni dejar que nuestros corazones se abatan
ante las dificultades de la vida.
Anímanos a recorrer el camino del amor y alcanzar la verdadera alegría.
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