«Invita a los pobres»
Es para honrar a nuestro Señor, para entrar en sus sentimientos, para estimarlos, hacer lo que él ha hecho y ejecutar lo que ha ordenado. Sin embargo sus sentimientos más grandes han sido, el cuidado de los pobres para curarlos, consolarlos, asistirlos y encomendarlos; éste era su deseo. Y él mismo ha querido nacer pobre, recibir en su compañía a los pobres, servir a los pobres, ponerse en el lugar de los pobres, hasta llegar a decir que el bien y el mal que hagamos a los pobres, lo considerará como hecho a su persona divina (Mt 25,40). ¡Qué amor más tierno podría manifestar hacia los pobres! Y ¿qué amor, os ruego, podemos tener por Él, si no amamos aquello que Él amó? Tanto, que éste es el tipo de amor, para amar a los pobres; es el bien servir, y es honrarlo como él quisiera que le imitáramos...
Ahora bien, si este bondadoso Salvador, se siente honrado por esta imitación, ¡cuánto más nosotros, debemos considerar un gran honor parecernos en esto a él! ¿No os parece que este es un motivo muy poderoso para renovar vuestro primer fervor? Para mí, creo que debemos ofrecernos hoy a su divina Majestad..., de suerte, que se pueda decir ahora de vosotros que es "la caridad de Jesucristo la que os apremia» (2Co 5,14).
presbítero, fundador de la Congregación de la Misión y las Hijas de la Caridad
Extracto del informe sobre el estado de las obras, 11/07/1657
No hay comentarios:
Publicar un comentario