Disponte a cerrar el día.
Quédate unos momentos agradeciendo a Dios las gracias recibidas. ¿Qué personas has encontrado hoy?
Trae a la memoria sus rostros, sus gestos, las conversaciones que mantuviste.
¿Cómo han sido esos encuentros? ¿Has hecho bien a esas personas? ¿Qué ha quedado en tu corazón al cerrar el día? Apunta un propósito para mañana.
Dios te salve, María...
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