Baruc 5, 9
¿Cuándo fue la última vez que viste a Jesús en otra persona? Pero no de una manera vaga, como “supongo que sí”, sino de una manera clara y específica: “Claro, ¡sentí que era el Señor!”
Aunque no lo parezca a primera vista, este es el tipo de visión que Baruc da a su pueblo en la primera lectura de hoy. Baruc habla a la gente de Jerusalén, un pueblo que ha sobrevivido a un devastador ataque enemigo y que ahora vive en medio de las ruinas de la ciudad. La mayoría de sus compatriotas fueron llevados al exilio en Babilonia, dejando atrás un panorama desgarrador de muerte y devastación.
Viendo la angustia de su pueblo, Baruc les da un mensaje inesperado de Dios. En lugar de alentarlos a mirar al cielo y esperar en el Señor, les anima a dirigir la mirada hacia el horizonte, donde un día verán que sus hermanos y hermanas exiliados regresan a casa en alegre procesión, y les promete que, si contemplan con cuidado y atención, verán la presencia de Dios en medio de los repatriados y esa visión les llenará de gozo.
Esto que Baruc les dijo a los israelitas, el Espíritu Santo quiere decírtelo a ti: Si quieres ver a Jesús, no solo mires al cielo; mira a quienes tienes a tu alrededor.
Intenta algo nuevo en la Misa de hoy: Cada vez que te pongas de pie (para la aclamación antes del Evangelio, el Credo, el Gran Amén y la procesión para la Comunión), mira a los que hay cerca y piensa: “Estos son mis hermanos y hermanas. Jesús me los ha dado para que yo lo encuentre más fácilmente a él, porque cada uno de ellos presenta una faceta diferente del amor y la fidelidad de Dios.”
Todas estas personas que te rodean son valiosas para el Señor. Junto contigo, forman el Cuerpo de Cristo; es decir, que Jesús está presente en ellos tal como lo está en la Hostia y el Cáliz. Así que no solo mires hacia arriba; mira también a tu alrededor y contempla la maravilla de que el Señor se te muestra de un modo tan personal.
“Amado Jesús, concédeme la capacidad de ver que también estás presente en mis hermanos.”
Salmo 126(125), 1-6
Filipenses 1, 4-6. 8-11
Lucas 3, 1-6
fuente: Devocionario Católico La Palabra con nosotros
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