jueves, 13 de diciembre de 2018

Meditación: Salmo 145(144), 1. 9-13

Que proclamen la gloria de tu reinado.
Salmo 145(144)

Estamos a menos de dos semanas de la Navidad y las lecturas de la Misa nos comienzan a dar una idea de la magnificencia del plan de Dios. La venida de su glorioso Reino había estado en preparación durante mucho tiempo y una vez llegado se ha hecho presente “de edad en edad”, incluso en la nuestra.

El salmo de hoy nos ofrece un medio que puede ser útil para estar más conscientes de que el Reino de Dios ya está entre nosotros. Es muy sencillo: “proclamar,” es decir, hablar de algunas de las cosas que ves que Dios hace por medio de sus fieles y de su Iglesia. Estas son señales de la “gloria de su reinado”, que te pueden llenar de una mayor esperanza y gratitud en este Adviento. A continuación ofrecemos algunos ejemplos para empezar.

Señor, en tu Reino se satisfacen las necesidades físicas de las personas. Gracias al arduo trabajo de innumerables organizaciones, tú das de comer a los hambrientos, vivienda a los desplazados y cuidas a los enfermos y moribundos. No hay ninguna persona vulnerable que tú no anheles satisfacer y sanar con tus manos tiernas y compasivas.

En tu Reino, la paz y la buena voluntad triunfan sobre la violencia y la maldad. Tú inspiras a las familias a abrir las puertas a la adopción y la acogida. Tú haces que los vecinos se unan para socorrer a quienes sufren en la comunidad, y ablandas el corazón de los padres hacia los hijos y de los hijos hacia los padres. Tú inspiras innumerables actos de generosidad.

Padre, en tu Reino, la unidad y el respeto mutuo superan todas las divisiones. Tú congregas a personas de diferentes credos en causas comunes, para mostrar que todos somos tus ovejas y que tú privilegias la unidad y la fraternidad.

Todo esto demuestra lo poderoso, cariñoso y bondadoso que es nuestro Dios. ¡Qué bendición es vivir en un mundo donde su Reino resplandece con glorioso esplendor!

Hermano, procura mantener los ojos abiertos para ver las señales del Reino, porque están por todos lados, para que veas que “es la mano del Señor la que hace esto” (Isaías 41, 20). Continúa haciéndolo durante las dos semanas siguientes, y cuando llegue la Navidad, tu corazón estará más alegre y tu amor a Dios habrá crecido un poco más.
“Señor y Dios mío, abre mis ojos para ver la gloria de tu Reino en medio de nosotros.”
Isaías 41, 13-20
Mateo 11, 11-15
fuente: Devocionario Católico La Palabra con nosotros

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