Así como el pan que brota de la tierra, una vez que se pronuncia sobre él la invocación de Dios, ya no es pan común, sino que es la Eucaristía, compuesta de dos elementos, terreno y celestial, de modo semejante también nuestros cuerpos, al participar de la eucaristía, ya no son corruptibles, sino que tienen la esperanza de resucitar para siempre"
Ireneo De Lyon
No hay comentarios:
Publicar un comentario