Al comenzar a caminar este día de Tu Mano,
ponemos en el Corazón de Tu Hijo, Jesús,
nuestras preocupaciones, desvelos y miedos.
Que Su Palabra Viva y ardiente nos levante y nos anime;
Que Su mano poderosa nos sane y libere.
Otórganos en la mañana las gracias que necesitamos;
Bendice a los que amamos y hoy aguardan tu auxilio.
Bendice a aquellos que, alejados de Vos, sólo traman el mal.
¡Sé nuestro escudo!
Derrama la Abundancia de Tu Amor,
derrama sobre nosotros Espíritu Santo!
Que Él venga a santificarnos, instruirnos y abrazarnos;
Que selle con Fuego de Reconciliación nuestras entrañas;
para que ningún odio anide en nosotros,
para que ningún odio anide en nosotros,
ni el rencor nos domine;
ni la desesperanza opaque Tu obra en nosotros.
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