lunes, 9 de enero de 2017

¿Cómo discernir una señal de Dios?

Es necesario tener cuidado y discernir sinceramente si estamos ante lo que es un direccionamiento del Señor

Desde el inicio, Dios se comunica con el ser humano como una forma de donarse a Sí mismo y no solamente para transmitir mensajes. “Por una decisión enteramente libre, Dios se revela y se da al hombre” (Catecismo de la Iglesia Católica, n° 50).

El Señor usa varios medios para transmitir sus designios y su persona. Tenemos como ejemplo a los ángeles, que son sus mensajeros; los dones del Espíritu Santo; la Sagrada Escritura y también la Eucaristía, sacramento de máxima entrega.

Foto: Daniel Mafra / cancaonova.com

Como si no bastara todo eso, también está la “comunicación del amor de Dios” por medio de los signos. Son acontecimientos que significan algo más que el simple desarrollo o consecuencia de los hechos. Dios nos habla entrelíneas en los hechos extraordinarios o de la rutina. Hasta el mismo Jesús percibió cada paso de su ministerio en eventos comunes que podrían pasar desapercibidos, desde la falta de vino en una fiesta de casamiento (cf. Jn 2,1-12) hasta cuando se aproximaba el tiempo indicado de “su entrega en la cruz”. Sin embargo, es necesario tener cuidado y discernir sinceramente si estamos ante un direccionamiento del Señor o si estamos aprovechando un acontecimiento cualquiera para justificar algo que tenemos en el corazón.

Preferimos engañarnos, nombrando forzosamente simples hechos como respuestas de lo Alto, dada la grandiosidad de nuestro deseo. Nos desviamos de una verdadera lectura de la orientación divina, dejándonos llevar por ideas fijas y por la obstinación del corazón. Cuando estamos con la mente y los sentimientos tomados, parece que todo conspira y confirma en dirección al objeto de deseo como también hacia traumas, complejos e impresiones que traigamos. Así, en el futuro, solo nos decepcionaremos con el Señor y buscaremos culpar a los hombres que no nos parecen favorables.

Cultiva la amistad con el Señor
Para interpretar correctamente lo que Dios nos dice, es importante, primeramente, deshacernos de nuestros apegos y conceptos tendenciosos, estar libres para aceptar aquello que no nos resulta agradable, las exhortaciones y direccionamientos que Él quiere concertar en nuestra vida.

Otro punto es cultivar una íntima amistad con el Señor. Pide la gracia de amarlo independientemente de los favores, invierte tiempo en su compañía y aprende que la iniciativa de las señales será siempre de Él; lo que no nos exime de la necesidad de tener constancia en la oración y de relacionarnos con el Señor.

La Palabra nos dice que Jesús ordena a dos de sus discípulos: “Vayan al pueblo que está enfrente y, al entrar, encontrarán un asno atado, que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo; y si alguien les pregunta: «¿Por qué lo desatan?», respondan: «El Señor lo necesita». Los enviados partieron y encontraron todo como él les había dicho” (Lc 19,30-32). Los discípulos encontraron en el campo de la misión todo como Jesús lo dijo, pero eso no significa que esa providencia se manifieste en el primer momento. Dios envió a Moisés al faraón, pero el soberano de Egipto fue resistente para liberar al pueblo del Señor. Podemos encontrar barreras que el Altísimo señaliza como su voluntad para nosotros.

En verdad, aprendemos a interpretar correctamente las señales con entrenamiento. Con el pasar del tiempo, si mantenemos una amistad verdadera con Dios y nos ejercitamos en ese proceso de intuición, de emprender en la orden divina y prestar atención a los resultados, aprenderemos a ver un hecho, desde el inicio, y saber si es realmente una señal de Dios. El Dios a quien seguimos es bondadoso y quiere lo mejor para nosotros, por eso está en constante comunicación.

Él es fiel y nos conduce: “si lo que ellos intentan hacer viene de los hombres, se destruirá por sí mismo” (Hechos 5,38)

Sandro Arquejada
Misionero de la Comunidad Canción Nueva, formado en Administración de Empresas por la Facultad Salesiana Lins (SP). Actualmente trabaja en el sector de Internet de Canción Nueva, donde actúa como productor de contenido. Autor de libros por la Editora Canción Nueva, publicó tres obras: “María, humana como nosotros”; “Las cinco fases del noviazgo” y “Rosario de los hombres: la gran misión masculina”.

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