domingo, 19 de diciembre de 2010

Tú nos hablas

“Sean Fuertes, No teman, ahí esta su Dios” Isaias 35.4
Hoy la Palabra de Dios pronunciada por el Profeta Isaías
Nos recuerda una profecía pronunciada 700 años antes del nacimiento de Nuestro Señor.
Una Profecía que vio su cumplimiento en un pobre pesebre de Belen,
En medio de la noche más luminosa que el mundo pudo conocer.
“Sean Fuertes, No teman, ahí esta su Dios”
Esta profecía de Isaias es proclamada en esta noche de oración.
No es proclamada porque necesita ser cumplida, asumida y vivida por cada uno de nosotros.
No podemos dejar de pensar en cuatro momentos en que estas palabras fueron pronunciadas.
Cuatro momentos diversos de la historia de la salvación.
Antes de la venida del Mesías, Isaias proclama “No teman!... ahí está su Dios!
En la noche anunciada, a los pastores les es dicho… ¡No teman… le anuncio una buena noticia…!
En una barca en medio de una tempestad, es el mismo Alfarero del Hombre quien conociendo la madera de la que estamos hechos dice: “¡No teman…!
Dos mil años después, Juan Pablo II, al iniciar su pontificado repitió: ¡No teman abrir de par en par las puertas a Cristo!


¡Que empeño ha puesto Dios en repetir una y otra vez estas palabras sobre su pueblo!
No teman!
Es como si en la raíz misma de nuestras entrañas anidaran miedos diversos que necesitan ser puestos a la Luz del Único que puede aliviar todo mal.
La noche de Belén es cada instante de nuestra vida en que damos acogida al Santo de los Santos que viene a traernos la liberación que nuestra vida necesita.
Liberación de pecado.
Liberación de todo mal.
Liberación de todo miedo.

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