lunes, 31 de julio de 2017

PARA ALCANZAR AMOR

Con Jesús por la mañana.
“Nuestra vida es un jardín por recorrer, en él somos invitados a encontrar las huellas de Dios y los signos más claros de su amor y misericordia. Cada uno de nosotros, lleva impreso en el alma un peregrino dispuesto a andar. En cada uno de nosotros, los acontecimientos de nuestras vidas esperan poder anunciarnos al Dios y Señor de la vida que pasó por nuestra historia derramando amor y gracia.” (Javier Rojas sj). ¿Qué quieres agradecer a Dios especialmente? Comparte un tiempo gratuito con alguien que ames, celebrando la alegría de la vida. Ofrece lo que vivas por la intención del Papa. 
Con Jesús por la tarde.
“Les contó otra parábola: El reino de los cielos se parece a la levadura que una mujer toma, la mezcla con tres medidas de harina, hasta que todo fermenta” (Mt 13, 33). Hoy, día en que agradecemos a San Ignacio de Loyola su vida y su obra, pide ser como levadura en la masa para multiplicar de amor la vida de quienes comparten contigo. Reza con San Ignacio: “En todo amar y servir”. Actualiza el propósito de la mañana.
Con Jesús por la noche.
Repasa los acontecimientos. Trae a la memoria los acontecimientos vividos desde las primeras horas del día. NO juzgues, sólo pasa por el corazón lo que has vivido hoy como si fuera una película. ¿En qué acontecimiento reconoces a Dios presente? ¿En qué momento diste lo mejor de ti? ¿Qué te propones para mañana? Pide ayuda a Dios.

Buen día, Espíritu Santo! 31072017

¡Buen día, Espíritu Santo!Qué bueno es saber que Tu Amor me despierta en la mañana
para adorar la Majestad y el Santo Nombre de Jesús!
Tu Presencia pone ante mi nuevos caminos y posibilidades.
Otórgame valentía y osadía para transitar cada acontecimiento,
Para asumir cada responsabilidad,
Para hablar lo que deba ser hablado,
Para callar lo que deba ser silenciado.
Dame la Sabiduría que solo otorga la cercanía de Tu Amor:
Esa Sabiduría que brota del un corazón que late al compás del Tuyo.
Alienta a los que están entristecidos:
A los que se sienten prisioneros,
A los que están desesperados y desesperanzados;
A los que padecen parálisis espiritual;
A los que están atados por la dinámica del pecado.
Y con tu Fuerza, con el poder de Tu Amor:
Libera, restaura y reconcilia!



¿Cómo preparar a nuestros hijos para que conozcan a Dios?

Tenemos al alcance instrumentos “ya preparados”, para imprimir las verdades divinas en las almas de nuestros hijos, de la forma más natural posible. La práctica de nuestra devoción abarca todos los sentidos, el cuerpo y la mente.







De entre todos los padres de familia cristianos, los católicos ortodoxos nos encontramos en una posición única, desde el punto de vista de la educación religiosa. Y es que tenemos al alcance instrumentos “ya preparados”, para imprimir las verdades divinas en las almas de nuestros hijos, de la forma más natural posible. La práctica de nuestra devoción abarca todos los sentidos, el cuerpo y la mente. Desde sus primeros meses de vida, el niño se acostumbra al olor del incienso, al gusto de la Santa Eucaristía, a ver la luz de velas y candelas, a contemplar los íconos, a escuchar los cánticos y las bellas oraciones litúrgicas, a tocar objetos santificados y a identificar, intuitivamente, cuándo se encuentra en un lugar santo.
A pesar de que la Iglesia —por medio de su arquitectura, su rito litúrgico, su escuela para niños y otros símbolos religiosos— le ofrece al niño imágenes que provienen de una realidad más amplia, es decir, del Reino de Dios, los padres no dejan de ser, de hecho, sus principales guías en la fe. Ciertamente, esas pocas horas dominicales en la iglesia no son suficientes para completar la educación religiosa de nuestros hijos. En verdad, estamos hablando de una responsabilidad muy grande.
Por eso, los padres deben colaborar con Dios para crear esa escalera hacia la fe en sus almas y enseñarles el camino a la deificación, según sus capacidades, por medio de sus obras y palabras. Es su deber —más que el de cualquier otra persona— el enseñarles a sus hijos esa forma especial de comunicación llamada “devoción”. Los símbolos piden ser explicados, y las explicaciones piden nuestra entrega. Nuestro idioma religioso, la forma como comunicamos la fe con todo lo que hacemos y decimos, necesita de una meditación profunda y atenta.
Sobre todo, es bueno recordar que la educación religiosa no termina a los dieciséis años. La evolución en la escala de la fe se materializa, especialmente, en el seno de la familia.
(Traducido de: Elizabeth White, Cum îndrumăm copilul în viaţa duhovnicească, Editura Sophia, Bucureşti, 2012, p. 100)
fuente: Doxología

CONSAGRACIÓN total a JESÚS por María - Día 19 de 33

Segunda Parte

Tema:
CONOCIMIENTO DE SI MISMO



Debemos emplear todas nuestras acciones piadosas en pedir un conocimiento propio y el arrepentimiento de nuestros pecados: y debemos hacer esto con espíritu de piedad. Durante este período, consideraremos tanto la oposición que existe entre el espíritu de Jesús y el nuestro, como el miserable y humillante estado en que nos han reducido los pecados. 

Día 19º
San Lucas, 18,15-30
También le presentaban a los niños pequeños, para que los tocara; pero, al ver esto, los discípulos los reprendían.
Entonces Jesús los hizo llamar y dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos.
Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él».
Un hombre importante le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?».
Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno.
Tú conoces los mandamientos: No cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre».
El hombre le respondió: «Todo esto lo he cumplido desde mi juventud».
Al oírlo, Jesús le dijo: «Una cosa te falta todavía: vende todo lo que tienes y distribúyelo entre los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo. Después ven y sígueme».
Al oír estas palabras, el hombre se entristeció, porque era muy rico.
Viéndolo así, Jesús dijo: «¡Qué difícil será para los ricos entrar en le Reino de Dios!
Sí, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios».
Los que escuchaban dijeron: «Pero entonces, ¿quién podrá salvarse?».
Jesús respondió: «Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios».
Pedro le dijo: «Nosotros hemos dejado todo lo que teníamos y te hemos seguido».
Jesús respondió: «Les aseguro que el que haya dejado casa, mujer, hermanos, padres o hijos, por el Reino de Dios, recibirá mucho más en ese mundo; y en el mundo futuro, recibirá la Vida eterna».
Reza aquí las
ORACIONES PROPIAS DE LA SEMANA 13 a la 19
Letanías del Espíritu Santo
Letanías de Nuestra Señora
Ave, Maris Stella

Meditación: Mateo 13, 31-35


San Ignacio de Loyola, presbítero

El Reino de Dios es como una semilla de mostaza. (Mateo 13, 31)

La semilla de la mostaza ha sido proverbial precisamente por ser la más diminuta de todas; fácilmente puede escurrirse entre los dedos y perderse en el suelo. Pero una sola de esas minúsculas semillas puede crecer poco a poco hasta llegar a ser un arbusto frondoso en el que los pájaros hacen nido. ¡Muy pequeña al comenzar, pero grande al terminar! ¿No es así también el Reino de Dios?

Jesús comparaba este común milagro de la naturaleza con la transformación que se produce cuando la semilla de la Palabra de Dios echa raíces en nuestro corazón. En el Bautismo recibimos el regalo más extraordinario jamás imaginado —el Reino de Dios— en forma de semilla y esta semilla va a crecer en nosotros cada día si la cultivamos y la nutrimos con la fe y la obediencia.

El Señor puso también como ejemplo otra experiencia de la vida antigua: la dueña de casa que amasa y hornea diariamente el pan. Un poco de masa sin levadura no crece ni cambia; sigue siendo un poco de masa; pero si se le añade levadura, se produce un cambio asombroso: la masa sube y al salir del horno es un pan sabroso, un alimento básico.

Pero, tal como hay que sobar la masa para mezclar la levadura, así también el cristiano debe soportar ciertos golpes y presiones que hace el Espíritu Santo para cambiar y renovar su forma de pensar. Esta es la misma lección de la semilla de mostaza: el Reino de Dios crece a medida que la Palabra de Dios echa raíces en el corazón y la mente del creyente.

San Pablo nos recuerda que, en Cristo, somos “nuevas criaturas” (2 Corintios 5, 17) y que Dios ha depositado gracias y bendiciones inimaginables en nuestro corazón (Efesios 1, 3); además, en el Espíritu, tenemos un “poder trascendente” que “viene de Dios y no de nosotros” (2 Corintios 4, 7). Todo lo que nos pide el Señor es que plantemos la semilla de este Reino en el terreno fértil de la fe viva, para que recibamos la energía espiritual que necesitamos para llegar a ser fieles discípulos de Cristo.
“Padre, lléname de tu Espíritu Santo y transfórmame para seguir los pasos de santidad de Cristo y para que tu Reino crezca en mí más y más. Amén.”
Éxodo 32, 15-24. 30-34
Salmo 106(105), 19-23

fuente:Devocionario católico la palabra con nosotros

COMPRENDIENDO LA PALABRA 310717

San Pedro Crisólogo (c. 406-450), obispo de Ravenna, doctor de la Iglesia 
Sermón 99
La levadura que hace levantar a toda la humanidad

      Cristo acaba de comparar su reino a un grano de mostaza; ahora lo identifica con la levadura. Contaba que el hombre había sembrado un pequeño grano y había salido un gran árbol; ahora es la mujer quien mete una pizca de levadura para hacer fermentar a toda su pasta. Como dice el apóstol Pablo:  «En el Señor, la mujer no es nada sin el hombre ni el hombre sin la mujer» (1Co 11,11)... en estas palabras, Adán, el primer hombre, y Eva, la primera mujer, son conducidos desde el árbol del conocimiento del bien y del mal al sabor consumidor de este árbol de mostaza del Evangelio...

      Eva había recibido del demonio la levadura de la mala fe; ahora esta mujer recibe de Dios la levadura de la fe... Eva, por la levadura de muerte, en la persona de Adán había estropeado toda la pasta del género humano; otra mujer, en la persona de Cristo, por la levadura de la resurrección renovará toda la pasta humana. Después de Eva que ha cocido el pan de los gemidos y del sudor (Gn 3,19) es la que cocerá el pan de la vida y de la salvación. Después de aquella que en Adán ha sido la madre de todos los muertos,  será en Cristo la verdadera «madre de todos los vivientes» (Gn 3,20). Porque si Cristo ha querido nacer, es porque en esta humanidad en la que Eva había sembrado la muerte, María devuelve la vida. María nos ofrece la perfecta imagen de esta levadura, e nos propone su parábola cuando en su seno recibe del cielo la levadura del Verbo, y desde su seno virginal lo expande sobre la carne humana, ¿qué digo? Sobre una carne que, en su seno virginal, es totalmente celeste y ella hace fermentar.

Evangelio según San Mateo 13,31-35. 
Jesús propuso a la gente otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo. En realidad, esta es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en un arbusto, de tal manera que los pájaros del cielo van a cobijarse en sus ramas". Después les dijo esta otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un poco de levadura que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa". Todo esto lo decía Jesús a la muchedumbre por medio de parábolas, y no les hablaba sin parábolas, para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: Hablaré en parábolas, anunciaré cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo. 

RESONAR DE LA PALABRA

Ciudadredonda
Querido amigo/a:
El evangelio de hoy “huele” a Jesús. Esa era su forma de hablar: en parábolas, con comparaciones sencillas, para que todos los que quisieran le entendiesen. Y ese era su tema preferido: el Reino. Dicen los entendidos que de las dos cosas que más habló Jesús fue de Dios Padre y del Reino. Hoy nos habla del Reino...
¿Qué es el Reino de Dios? Se entiende mejor si lo traducimos por “reinado”: el mundo anda un poco a la deriva, entre nuestras ansias de tener y de poder. Así le pasaba a Israel, cuyos reyes y gobernantes no siempre buscaban el bien común, sino que a veces preferían el bien propio o el de unos pocos... Así las cosas, el pueblo de Israel esperaba un rey que protegiese a todos, especialmente a los más débiles... en cuyo reino se pudiese vivir la paz, el encuentro, la justicia, la comunicación, la esperanza... la vida.
Jesús aparece entre nosotros como “profeta del reino”: el viene anunciando que ese Reino esperado ya está aquí; que el reinado de Dios se inaugura con sus palabras y con sus obras; que todo puede ser nuevo...
Y anuncia ese reino a todos, empezando por los de abajo, comparándolo con un grano de mostaza que, siendo pequeño, crece hasta dar cobijo a los pájaros... o la levadura, que aunque casi no se ve, es capaz de fermentar toda la masa del pan. En otras ocasiones nos habló de la sal, que siendo pequeña es capaz de dar sabor...
Hoy también podemos decir que el Reino es como la vela que encendemos en la Vigilia Pascual, que siendo pequeña, unida a otras muchas, es capaz de iluminar una catedral... o como una chispa, que cuando prende es capaz de dar fuego, calor, luz... o como una palabra de aliento, que en un momento determinado es capaz de levantar una vida...
Es el misterio de lo pequeño. Es el misterio del Reino. Es el misterio de la vida de Jesús, escondida y enterrada en un rincón de nuestro mundo, que ha prendido la mayor de las revoluciones de la historia: somos hijos y hermanos, y podemos vivir como tales. ¡Qué grande...!
¿A qué más podremos comparar el Reino / el Reinado de Dios? Si se te ocurre alguna, compártela en este foro... Y, sobre todo, busca cómo puedes tú, en tu vida, acoger y ayudar a crecer este Reino que se nos da.

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

domingo, 30 de julio de 2017

¿Cómo renunciar a nuestra propia voluntad?

La verdadera humildad consiste en renunciar a tu propia voluntad, esa que Dios te ha legado.


Qué fácil es decir que te inclinas ante Dios y no ante los hombres. Pero, diciendo que haces lo que Dios pide, haces, en el fondo, lo que a ti te parece que Él te pide. Este es el pecado del protestantismo. Aunque el creyente protestante dice que se se humilla, creyendo que todo el bien que hace el hombre viene exclusivamente de Dios, lo que está demostrando con esta actitud es una suerte de “predestinación”, que no le pide nada al hombre, porque niega la libertad de éste para hacer el mal, cuando Dios ha elegido hacer el bien por medio suyo. Si así fueran las cosas, el hombre no sería ni siquiera capaz de hacerse humilde. Y es que la verdadera humildad consiste en anular tu propia voluntad, esa que Dios te ha legado. Y en renunciar a tu voluntad, no creyendo que te estás humillando ante el Dios que no se ve, sin estar seguro de ello, sino humillándote ante aquel que te da un consejo en el nombre del Señor. Sólo entonces estás en verdad negando tu propia voluntad. Y lo haces, consciente de que estás renunciando a tu voluntad ante Dios, de cuya presencia te da testimonio esa otra persona, ayudándote objetivamente en esta empresa. Dios no quiere que Su presencia se evapore en tu subjetividad, sino que desea que Su presencia y Su voluntad se hagan sentir, objetivamente, por medio de ese otro, con la conciencia —sostenida por la comunidad eclesial iniciada por los Apóstoles— de que te está hablando en el nombre del Señor.

(Traducido de: Părintele Dumitru Stăniloae, nota 790 la Varsanufie şi Ioan, Scrisori duhovniceşti, în Filocalia XI, Editura Humanitas, Bucureşti, 2009, p. 451)
fuente: Doxología

El amor infinito entre Dios y el hombre

El hombre puede amar segura y totalmente a Dios, por medio del corazón.


Todo ser consciente se sosiega sólo en el amor seguro y total de otro ser consciente. Por eso es que Dios encuentra el descanso más agradable en el corazón del hombre que le ama de forma segura y total. El hombre puede amar segura y totalmente a Dios, por medio del corazón. El corazón es el órgano y el sitio del amor. Y el corazón es capaz de amar infinitamente, porque es capaz de llenarse del amor infinito de Dios, devolviéndoselo como su propio amor. “Lo que es Tuyo, de lo que es Tuyo”. En la relación de amor entre el alma y Dios se realiza la aspiración del hombre de amar infinitamente y ser amado infinitamente.
(Traducido de: Părintele Dumitru Stăniloae, nota 683 la Calist Patriarhul, Capete despre rugăciune, în Filocalia VIII, traducere din greceşte, introducere şi note de pr. prof. dr. Dumitru Stăniloae, Editura Humanitas, Bucureşti, 2002, p. 337)
Fuente: Doxología

UNA DECISIÓN RADICAL

Con Jesús por la mañana.
“Seguir a Jesús, es una decisión que debe involucrar todos nuestros hábitos, nuestras costumbres, nuestras elecciones y fundamentar nuestras renuncias. ¿Por qué no puedo vivir en paz? … porque vives mirando hacia atrás, lamentándote del pasado, sin mirar hacia adelante construyendo con Jesucristo una vida nueva. A vino nuevo, odres nuevos recomendó Jesús, en su evangelio. Y es cierto, mientras no acompañemos nuestra vida de fe con comportamientos, y hábitos adecuados, no lograremos gozar de la vida nueva que nos promete Jesús” (Javier Rojas sj). ¿Qué te dicen a ti estas palabras? Ofrece por la intención del mes. 
Con Jesús por la tarde.
“El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel” (Mt 13, 44). Vivir al estilo de Jesús es una actitud que nos compromete por entero. ¿Qué vas descubriendo desde la mañana? ¿Qué tienes que dejar atrás para la vida nueva? Repite al ritmo de tu respiración: “Jesús, dame tu vida para vivir”.
Con Jesús por la noche.
Revive tu historia. Al cerrar la semana repasa lo vivido en ella. ¿Ha habido novedades que te han ayudado a crecer? ¿Qué acontecimiento te ha llenado de gozo? ¿Qué sentimientos recuerdas con más fuerza? ¿Qué palabras aún te resuenan? ¿Recuerdas alguna imagen que quede grabada en el corazón? ¿Qué encuentros te han llenado de alegría? Agradece a Dios lo vivido y disponte a iniciar una nueva semana.

CONSAGRACIÓN total de JESÚS por María - Día 18 de 33

Segunda Parte

Tema:
CONOCIMIENTO DE SI MISMO



Debemos emplear todas nuestras acciones piadosas en pedir un conocimiento propio y el arrepentimiento de nuestros pecados: y debemos hacer esto con espíritu de piedad. Durante este período, consideraremos tanto la oposición que existe entre el espíritu de Jesús y el nuestro, como el miserable y humillante estado en que nos han reducido los pecados. 

Día 18º
San Lucas, 17, 1-10.

Después dijo a sus discípulos: «Es inevitable que haya escándalos, pero ¡ay de aquel que los ocasiona! Más le valdría que le ataran al cuello una piedra de moler y lo precipitaran al mar, antes que escandalizar a uno de estos pequeños. Por lo tanto, ¡tengan cuidado! Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo. Y si peca siete veces al día contra ti, y otras tantas vuelve a ti, diciendo: «Me arrepiento», perdónalo».
Los Apóstoles dijeron al Señor: «Auméntanos la fe». El respondió: «Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí: "Arráncate de raíz y plántate en el mar", ella les obedecería. Supongamos que uno de ustedes tiene un servidor para arar o cuidar el ganado. Cuando este regresa del campo, ¿acaso le dirá: "Ven pronto y siéntate a la mesa"? ¿No le dirá más bien: "Prepárame la cena y recógete la túnica para servirme hasta que yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás después"?
¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque hizo lo que se le mandó?
Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: "Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber"».


Palabra de Dios

Todas las cosas pesadas se deben padecer por la vida eterna.
Hijo, no te quebranten los trabajos que has tomado por Mí, ni te abatan del todo las tribulaciones; mas mi promesa te esfuerce y consuele en todo lo que viniere.
Yo basto para galardonarte sobre toda manera y medida. No trabajarás aquí mucho tiempo, ni serás agravado siempre de dolores. Espera un poquito y verás cuán presto se pasan los males. Vendrá una hora cuando cesará todo trabajo e inquietud. Poco y breve es todo lo que pasa con el tiempo.
(Tomado del Libro: Imitación de Cristo, libro III, cap. 47)

Reza aquí las
ORACIONES PROPIAS DE LA SEMANA 13 a la 19
Letanías del Espíritu Santo
Letanías de Nuestra Señora
Ave, Maris Stella

Buen día, Espíritu Santo! 30072017

Padre Dios, en la mañana
venimos a suplicarte una Bendición nueva y generosa,
una bendición acorde a Tu medida: la generosidad sin límites;
la Bondad sin término.
Tú que eres Poderoso y Misericordioso.
haznos sentir todo lo Bueno, todo lo Santo,
haznos sentir cercanía y protección,
resguardo y cobijo.
Derrama desde el Cielo de Tu Corazón Espíritu Santo,
Tu mismo Espíritu, Tu misma Vida, Tu mismo Amor.
Que quiebre todos nuestros límites,
las fronteras que le hemos puesto al amor,
al perdón, a la reconciliación.
Pósate sobre nosotros, y llena de Gloria el Templo que en nosotros has creado!
y Haznos testigos vivos de la Gracia derramada,
del Amor encarnado,
de la Esperanza que renace cada día,
para que "nuestro pequeño mundo" en ti crea.
Amen!




Meditación: Mateo 13, 44-52


XVII Domingo del Tiempo Ordinario

El Reino de Dios es un tesoro tan inmensamente valioso que realmente no podemos comprenderlo. Estamos tan acostumbrados a vivir según los criterios del mundo, que no sabemos valorar correctamente los tesoros que Cristo nos ofrece, y nos privamos de recibir los magníficos dones que él desea darnos.

La parábola de la red de pescar representa al Reino de Dios en la tierra como un conjunto de personas buenas y malas, justas e injustas. Al final de los tiempos se hará la separación completa y sólo permanecerán los buenos, justos y santos. Mientras avanzamos hacia ese tiempo, Dios nos invita a cooperar con él, esforzándonos para discernir el bien y el mal en nuestro propio corazón.

Posiblemente nos agrade saber que el Señor no se limita a darnos la bienvenida a su Reino por medio del Bautismo, para luego dejarnos sin saber qué rumbo tomar en la vida. No, el Señor nos enseña a discernir el bien y el mal y nos capacita para crecer en santidad mediante los sacramentos, la enseñanza de la Iglesia, la oración personal y la ayuda fraterna de nuestros hermanos en Cristo.

Mientras mejor aprendamos a escuchar la voz de Dios, que nos habla mediante la Escritura y la Iglesia, mejor actuará el Espíritu Santo para enseñarnos, alentarnos y transformarnos. El verdadero discernimiento espiritual no depende sólo de la inteligencia humana, sino de la sabiduría espiritual que adquieren los humildes y pequeños, a quienes Dios les ha dado la capacidad de entender los misterios que han estado escondidos “por edades y generaciones” (Colosenses 1, 26).

Con la ayuda del Espíritu Santo, podemos entender las parábolas de Jesús y poner en práctica sus enseñanzas. A medida que conozcamos mejor al Autor de estas parábolas, podremos discernir su significado con más confianza.
“Amado Jesús, concédeme la gracia de tener una amistad vivificante contigo, que me lleve a conocer mejor tu Reino aquí en la tierra y en el mundo futuro.”
1 Reyes 3, 5-13
Salmo 119(118), 57. 72. 76-77. 127-130
Romanos 8, 28-30

fuente: Devocionario católico la palabra con nosotros

COMPRENDIENDO LA PALABRA 300717

Santo Tomás de Aquino (1225-1274), dominico, teólogo, doctor de la Iglesia 
Homilía sobre el Credo
“El reino de Dios se parece a un tesoro escondido en el campo...”

      Es lógico que la meta de todos nuestros deseos, es decir, la vida eterna, sea mencionado en el Credo, al final de todo lo que se nos propone creer: “Y la vida eterna. Amén.” En la vida eterna está la unión del hombre con Dios.. la alabanza perfecta..., y el cumplimiento de todos nuestros deseos, porque cada uno de los bienaventurados poseerá aún más de lo que puede desear y esperar. En esta vida, nadie puede cumplir todos sus deseos. Nunca nada creado podrá satisfacer al hombre perfectamente. Sólo Dios satisface infinitamente. Por esto, sólo en Dios tenemos descanso, como lo dice San Agustín: “ Nos has hecho par Ti, Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti.”

      Ya que en la patria celeste los santos poseerán a Dios perfectamente, es evidente que no sólo su deseo será colmado sino que desbordarán de gloria. Por esto dice el Señor: “Entra en el gozo de tu Señor.” (Mt 25,21) Y San Agustín dice a este propósito: “No todo el gozo entrará en los que se alegrarán. En cambio, ellos entrarán del todo en el gozo eterno.” En un salmo se dice: “Quisiera contemplarte en tu santuario, ver tu poder y tu gloria.” (Sal 62,3) y en otro: “el Señor te dará lo que desea tu corazón. (Sal 37,4)”... Cuando uno desea las delicias verdaderas es aquí donde se encuentra la delectación suprema y perfecta porque consistirá en el bien supremo que es Dios mismo: “A tu derecha delicias por siempre.” (Sal 15,11)

Evangelio según San Mateo 13,44-52. 
Jesús dijo a la multitud: "El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo. El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró." El Reino de los Cielos se parece también a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces. Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentándose, recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve. Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos, para arrojarlos en el horno ardiente. Allí habrá llanto y rechinar de dientes. ¿Comprendieron todo esto?". "Sí", le respondieron. Entonces agregó: "Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo". 


RESONAR DE LA PALABRA

Fernando Torres cmf
¿Seguro que hay tesoro?
El Reino de los Cielos, dice Jesús, se parece a un hombre que encuentra un tesoro en el campo y vende todo lo que tiene para comprar el campo. Hace una comparación parecida con el comerciante de perlas finas. Tanto el hombre del campo como el comerciante de perlas finas andaban buscando algo. La cuestión que nos podemos plantear es: ¿estamos buscando nosotros algo? ¿Nos creemos de verdad que hay un tesoro escondido o una perla preciosa? Dicho en otras palabras, ¿estamos dispuestos a venderlo todo a cambio de ese tesoro o de esa perla?

De nuestra sociedad se ha dicho muchas veces que vive en un tiempo de desencanto, de desilusión. Si hubo un tiempo en el que soñamos que otro mundo era posible, hoy parece que a muchos la perspectiva se nos ha hecho más corta y no pensamos sino en cómo sobrevivir, en cómo ir tirando. Nada más. Es como si hubiésemos descubierto que no hay nada por lo que valga la pena “venderlo todo”. Y de hecho no estamos dispuestos a sacrificar nada de lo poco que tenemos. No estamos seguros de que exista ningún tesoro escondido ni ninguna perla preciosa. No estamos seguros de que valga la pena luchar por el Reino de los cielos. ¿Qué reino es ése? Después de años de lucha y de esfuerzo, ¿qué hemos logrado? Nos hemos quedado decepcionados. No hay nada por lo que luchar. ¡Dejémonos de sueños!
Pero Jesús sigue proponiendo un ideal absoluto. Por el Reino de los cielos vale la pena “dejarlo todo”. ¿Qué es todo? “Todo” es la seguridad económica, la buena fama, las expectativas de la familia. “Dejarlo todo” significa vivir al estilo de Jesús, tratar de actuar como Jesús lo haría, ser portadores y mensajeros del amor de Dios para con los pobres y necesitados de todo tipo. ”Dejarlo todo” significa no guiarse por los criterios egoístas de este mundo, dejar de acaparar y comenzar a compartir, relacionarse con los demás de forma gratuita y no ponerle precio a todo lo que hacemos. Para “dejarlo todo” no hace falta abandonar materialmente a la familia o meterse en un convento. Se puede seguir en el mismo trabajo y vivir en la misma casa. La diferencia es que uno se guía por los criterios del Evangelio para vivir. Entonces se empieza a ser ciudadano del Reino. Se adquiere una nueva identidad: la de hijo/hija de Dios Padre y hermanos en Jesús de todos los hombres y mujeres.
Pero para llegar ahí es necesario creer firmemente que hay un tesoro y que ese tesoro es lo mejor que nos podemos encontrar en la vida, que por ese tesoro vale la pena dejarlo todo. Que Dios nos dé discernimiento y sabiduría como a Salomón para conocer lo que es justo y bueno.
Para la reflexión
¿Qué es lo que valoro más en mi vida? ¿De qué estaría hecho mi tesoro? ¿Es el Evangelio mi verdadero tesoro? ¿Qué es lo que me cuesta mas dejar para seguir a Jesús del todo?

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

sábado, 29 de julio de 2017

Hora de misericordia

Señor, si quieres, Tú puedes purificarme. Preciso decirte que quiero y necesito ser purificado de las malas intenciones, de los malos deseos y pensamientos, de losmalos sentimientos que están amontonados y escondidos dentro de mí.
Quiero y necesito, Señor, ser purificado, es por eso que vengo a reconocer el tamaño de las lepras que hay en mí.

Estoy realmente suplicándote, rogando a Tu Corazón Misericordioso que tenga piedad y compasión de mí. Lávame, Jesús, purifícame, sobre todo, de ese orgullo, de esa pretensión y vanidad que se esconde bajo mis intenciones, de lo que hago.
Cúanto te necesito, Señor, cuánto deseo, preciso y quiero ser purificado, Señor!

Adaptación del original publicado por p. Roger Araujo




Callar para percibirnos

Debemos aplicar todas nuestras fuerzas en evitar agriar y amargar la vida con ese inicuo condimento de quejarse de todo, hablar mal de todo y de todos. Tenemos que convencernos de que no hay nada más dañino que la vieja práctica de comentar todo, reclamar por todo y murmurar sobre todo.Siempre llega una hora en que ya nadie soporta la compañía de quien pervierte su vida con la óptica de la negatividad y la incredulidad.
Nuestras Iglesias están llenas de gente maledicentes. Tal vez tú y yo seamos una de ellas. Generalmente, el que habla mal de los demás nunca se percibe a sí mismo!
P. Roger Araujo
Adaptación del original en portugués

Aquietar para escuchar

Es verdad que el Señor nos ayuda a transitar los temblores de la vida, es verdad que, al permanecer firmes delante del Señor, enfrentamos las tormentas de la vida, vencemos sobre el fuego de las pasiones y de las vanidades. Pero nosotros escuchamos al Señor en la brisa suave, en el silencio del corazón, cuando conseguimos calmar y aquietar nuestro corazón y permitimos que él sea colmada de una gran serenidad, donde escucharemos lo que el Señor quiere decirnos!
p. Roger Araujo
Adaptación del original en portugués


Mano que sostiene

Cuanto mayor sea la tormenta y las dificultades de nuestro camino, mayor será la fuerza y cuidado que Dios tendrá para acompañarnos y fortalecernos. Debes saber que no tienes que enfrentar las luchas y tempestades de hoy tú solo; Tú puedes contar con Dios, que siempre estará contigo para ampararte y fortalecerte delante de cada dificultad.
p. Adriano Zandoná
Adaptación del original en portugués.


Los mandamientos de Dios son nuestro escudo en la lucha invisible

¿Cuál es el motivo por el cual se entabla esta guerra en contra nuestra? Simplemente, para que no se realice, por medio de nosotros, la voluntad de Dios.






Hay una guerra en nuestro interior, desatada por los espíritus de la maldad, quienes atacan al alma con toda clase de pensamientos. Porque, siendo ésta invisible, como lo son también esas fuerzas malignas, es atacada de una forma que no se puede ver. Así, entre el alma y esas legiones del mal hay una guerra con armas, órdenes de ataque, engaños por parte del demonio, batallas encarnizadas, y victorias y derrotas para una y otra parte. Sólo hay una cosa que no tiene esta guerra de la mente (inteligible), que sí tiene la guerra visible (sensible): un tiempo determinado de lucha. Porque la guerra visible tiene un tiempo y un cierto orden, mientras que la otra, invisible, empieza sin aviso y, atacando al mismo tiempo varias partes del corazón, mata el alma por medio del pecado.

¿Cuál es el motivo por el cual se entabla esta guerra en contra nuestra? Simplemente, para que no se realice, por medio de nosotros, la voluntad de Dios, tal como oramos diciendo: “Hágase Tu voluntad”. Y esto es parte de los mandamientos de Dios. Pero, si la persona fija con lucidez su mente en el Señor, en contra de los engaños de los demonios, obtendrá ese conocimiento por experiencia. Por esta razón, el Señor, conociendo las intenciones de los demonios, nos dejó Sus mandamientos para luchar en contra de los propósitos de esos espíritus del mal, amedrentando a quienes intenten vulnerarlos.
(Traducido de: Isihie Sinaitul, Capete despre trezvie, în Filocalia IV, traducere din greceşte, introducere şi note de pr. prof. dr. Dumitru Stăniloae, Editura Humanitas, Bucureşti, 2000, p. 103-104)
fuente: Doxología

La destreza en la guerra invisible

Quien ha nacido ciego no puede ver la luz del sol. Lo mismo pasa con aquel que no es guiado por el discernimiento: no puede ver la riqueza de la Gracia celestial.






La lucidez espiritual es la senda de toda virtud y mandamiento de Dios. Es llamada también “sosiego del corazón”. Es también el custodio de la mente, alejando cualquier alucinación.

Quien ha nacido ciego no puede ver la luz del sol. Lo mismo pasa con aquel que no es guiado por el discernimiento: no puede ver la riqueza de la Gracia celestial, y tampoco es capaz de librarse de las cosas, palabras y pensamientos malignos y contrarios a Dios. Y, al morir, no podrá escapar de las garras de los demonios.

La atención es la firme serenidad del corazón ante cualquier pensamiento. Ella llama siempre y permanentemente el nombre de Cristo Jesús, Hijo de Dios, y con Él se opone, con valentía, a los enemigos. Y sólo ante Él se descubre, porque Él tiene todo el poder de perdonar los pecados. Y, revistiéndose siempre con ese llamado de Cristo —Quien conoce lo que hay en cada corazón—, el alma intenta, a toda costa, ocultarle a los demás su dulzura y su lucha interior, no sea que el astuto consiga inmiscuir su maldad y le arrebate, a hurtadillas, la virtud.

La lucidez es el afianzamiento perseverante de la mente en las puertas del corazón, para reconocer a los pensamientos maliciosos que vienen, y escuchar qué dicen, y ver qué hacen, con tal de identificar las artimañas de los demonios. Asumiendo este afán, aprendemos la destreza en la guerra con los pensamientos.

(Traducido de: Isihie Sinaitul, Cuvânt despre trezvie, în Filocalia IV, traducere din greceşte, introducere şi note de pr. prof. dr. Dumitru Stăniloae, Editura Humanitas, Bucureşti, 2000, p. 50)
fuente: Doxología

En qué consiste la humildad del cristiano

Si quieres que Dios te conozca, hazte desconocido para los hombres, en la medida que esto te sea posible.

Considera que has alcanzado la verdadera virtud, sólo cuando empieces a despreciar completamente las cosas del mundo y cuando tu conciencia pura haga que tu corazón esté listo para elevarse permanentemente al Señor. Y si quieres que Dios te conozca, hazte desconocido para los hombres, en la medida que esto te sea posible.

Permanece atento ante los inútiles consuelos del cuerpo y cuídate de ellos, para que no pierdas algo de tu esfuerzo, porque tales consuelos provocan el debilitamiento de tus anteriores afanes, antes de alcanzar la pureza, o de los que aún estás por realizar. Valora como un perjuicio no la carencia de lo que parece grato, sino caer de lo más elevado.

Considérate una hormiga o un gusano con todo tu ser, para hacerte el modelo de hombre que Dios espera. Porque si no haces antes aquello, tampoco podrás hacer lo otro; luego, mientras más te humilles, más te estarás enalteciendo. Cuando logres considerarte nada ante Dios, como dice el salmista, te estarás haciendo grande, por medio de la insignificancia. Y cuando llegues a creer que no tienes nada y que no eres nada, entonces te enriquecerás tanto en obras como en el conocimiento de la gloria en el Señor.

(Traducido de: Teognost, Despre făptuire, în Filocalia IV, traducere din greceşte, introducere şi note de pr. prof. dr. Dumitru Stăniloae, Editura Humanitas, Bucureşti, 2000, p. 247)
fuente: Doxologia 

VIVIR APASIONADAMENTE

Con Jesús por la mañana.
“Proclamar a Cristo no es sólo un deber sino un privilegio” (San Juan Pablo II). La amistad con Jesús es don que invita a ser compartido con los demás. Tal vez no te llamen las prédicas ni las lejanas misiones, pero sí estás llamado a vivir apasionadamente el regalo de tu vida, familia, amigos, trabajo y tantos más, creciendo y ayudando a más hermanos a crecer. Expresa tu cariño a los que amas y diles cuánto bien hacen a tu vida. Ofrece tu día por la intención del papa.
Con Jesús por la tarde.
“Cuando el tallo brotó y aparecieron las espigas, también apareció la cizaña” (Mt 13, 26). Las fragilidades, los defectos y los traumas son parte de nuestra vida. No se trata de arrancar lo que no nos gusta, sino de hacer crecer el trigo. Tu vida no es una carrera de perfeccionismo sino una historia de amor y servicio. Repite al ritmo de tu respiración: “Señor ayúdame a crecer en el amor a mis hermanos”.
Con Jesús por la noche.
Descubre la novedad. Cada día es una oportunidad que trae novedades para ti y en ellas, Dios se te hace presente. Pasa por el corazón lo que has vivido, personas, acontecimientos, lugares ¿Cuál fue la novedad de Dios para ti hoy? ¿Cómo has vivido esas novedades? ¿Qué aprendiste? Agradece a Dios.

Buen día, Espíritu Santo! 29072017

¡Buen día, Espíritu Santo!
Se me enciende el corazón de Gozo
cuando descubro que por Tí soy levantado, mi Divino Espíritu.
Como un niño, dejo que sea Tu Gracia, y sólo Tu gracia,
la que me levante de la noche.

Tú, mi Dios, has dado todo por mi;
hoy quiero darte lo mejor de mi.
Por mí salvación, Sangre Divina fue derramada;
por mi, has pagado un precio sin precio.
Gracias porque a veces la vida me hace creer que no valgo nada;
y es Tu Amor el que me recuerda,
es esa Sangre Preciosa la que me muestra cuánto valgo,
el precio que pagaste por mi, es alto!

Gracias porque derramas cada día
salud, fuerza, amor, alegría
y me impulsas a seguir adelante.
Bendíceme en Tu Amor,
con la Gracia del Padre,
en el Nombre del Hijo.
Amén!


El placer carnal y sus secuelas en el alma

Es un placer irracional, degradante, ignominioso, amante de la oscuridad, ruidoso, vergonzoso, pasajero...


El placer que no es juicioso y del Espíritu, erradamente recibe el nombre de “placer”. Porque, una vez satisfecho, trae consigo el amargo remordimiento. Es un placer falso y ajeno al alma racional. Es un placer irracional, degradante, ignominioso, amante de la oscuridad, ruidoso, vergonzoso, pasajero y que pronto se marchita. Porque, al envejecer el cuerpo, se aleja lleno de rubor y sin quererlo; además, mancilla la vida, la hace inútil, la esclaviza y la somete a la condenación, la empuja a la gula, la avidez, la desesperanza, la desmesura y, finalmente, a una profunda tristeza. Si has sufrido todo esto, sin duda sabes que es cierto todo lo que acabo de decir. Si, al contrario, lo has evitado, aferrándote a la mano de Dios, cosecharás el refulgente fruto de la vida.

(Traducido de: Calist Patriarhul, Capete despre rugăciune, în Filocalia VIII, traducere din greceşte, introducere şi note de pr. prof. dr. Dumitru Stăniloae, Editura Humanitas, Bucureşti, 2002, pp. 345-346)
fuente: Doxologia

El desenfreno y la desidia

Se trata de dos pasiones duras de combatir e imposibles de vencer completamente por nosotros.


De entre todos los vicios y pasiones, hay dos que son los más terribles: el desenfreno y la desidia, que perturban y debilitan a la pobre alma, porque vienen juntos, cual pareja. Se trata de dos pasiones duras de combatir e imposibles de vencer completamente por nosotros. Una crece mucho más en la parte de los deseos, pero comprende también, por su naturaleza, la materia de las dos, el alma y del cuerpo, porque su placer se entremezcla en todo nuestro ser. La otra, dominando al principio la mente, cubre como la hiedra todo nuestro cuerpo y alma, volviéndonos perezosos, débiles y negligentes. Estos dos vicios no pueden ser vencidos perfectamente antes de alcanzar la pureza plena, cuando el alma recibe el poder del Espíritu Santo con la oración, que le ofrece protección, fuerzas y una paz profunda en el corazón, llevándole a alegrarse en el sosiego.

Entonces, el desenfreno es el origen, el rey, el soberano, el placer que abarca a todos los demás placeres, teniendo como esposa a la desidia, que trae consigo como una carreta llena de las huestes del demonio. De esta forma entran en nosotros los demás vicios.

(Traducido de: Sfântul Grigorie Sinaitul, Capede după acrostih, în Filocalia VII, traducere din greceşte, introducere şi note de pr. prof. dr. Dumitru Stăniloae, Editura Humanitas, Bucureşti, 2007, p. 123)
fuente: Doxología

CONSAGRACIÓN total a JESÚS por María - Día 17 de 33

Segunda Parte

Tema: CONOCIMIENTO DE SI MISMO



Debemos emplear todas nuestras acciones piadosas en pedir un conocimiento propio y el arrepentimiento de nuestros pecados: y debemos hacer esto con espíritu de piedad. Durante este período, consideraremos tanto la oposición que existe entre el espíritu de Jesús y el nuestro, como el miserable y humillante estado en que nos han reducido los pecados. 

Día 17º
Del juicio y penas de los pecadores
Mira el fin en todas las cosas, y de qué suerte estarás delante de aquel juez justísimo, al cual no hay cosa encubierta, ni se amansa con dádivas, ni admite excusas, sino que juzgará justísimamente.
¡Oh ignorante, y miserable pecador! ¿Qué responderás a Dios, que sabe todas tus maldades, tú que temes a veces el rostro de un hombre airado?
¿Por qué no te previenes para el día del juicio cuando no habrá quien defienda ni ruegue por otro, sino que cada uno tendrá bastante que hacer por sí?
(Tomado del Libro: Imitación de Cristo, libro I, cap. 24)

San Lucas, 16, 1-8.
Decía también a los discípulos: «Había un hombre rico que tenía un administrador, al cual acusaron de malgastar sus bienes. Lo llamó y le dijo: "¿Qué es lo que me han contado de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no ocuparás más ese puesto". El administrador pensó entonces: "¿Qué voy a hacer ahora que mi señor me quita el cargo? ¿Cavar? No tengo fuerzas. ¿Pedir limosna? Me da vergüenza. ¡Ya sé lo que voy a hacer para que, al dejar el puesto, haya quienes me reciban en su casa!". Llamó uno por uno a los deudores de su señor y preguntó al primero: "¿Cuánto debes a mi señor?". "Veinte barriles de aceite", le respondió. El administrador le dijo: "Toma tu recibo, siéntate en seguida, y anota diez". Después preguntó a otro: "Y tú, ¿cuánto debes?". "Cuatrocientos quintales de trigo", le respondió. El administrador le dijo: "Toma tu recibo y anota trescientos". Y el señor alabó a este administrador deshonesto, por haber obrado tan hábilmente. Porque los hijos de este mundo son más astutos en sus trato con lo demás que los hijos de la luz.
Reza aquí las
ORACIONES PROPIAS DE LA SEMANA 13 a la 19
Letanías del Espíritu Santo
Letanías de Nuestra Señora
Ave, Maris Stella

Meditación: Juan 11, 19-27


Santa Marta

Tu hermano resucitará. (Juan 11, 23)

Hoy, fiesta de Santa Marta de Betania, Patrona de las Amas de Casa, podemos pensar en lo completa que fue la transformación de esta mujer: le inquietaban los quehaceres domésticos, pero llegó a tener una fe profunda en Jesús. Esta transformación no se produjo de la noche a la mañana, ni fue resultado de su esfuerzo propio: fue claramente obra de Dios. Lucas dice que Marta estaba muy atareada sirviendo a sus huéspedes y que se quejaba de su hermana porque ésta no le ayudaba (Lucas 10, 38-42).

En el Evangelio de San Juan, se ve que Marta era la persona activa y hacendosa que salió a encontrar a Jesús, mientras que María, quizás más contemplativa, permanecía en casa. Pero cuando las palabras de Jesús la iluminaron más y más, Marta entendió mejor. Ella había percibido que Jesús estaba muy cerca de Dios, pero no lo veía todavía como “el Mesías, el Hijo de Dios.”

Marta pensaba que Jesús, por su cercanía a Dios, recibiría todo lo que pidiera: “Yo sé que aun ahora Dios te dará todo lo que le pidas.” Jesús pudo haber terminado allí la conversación, pero la continuó porque quería que Marta tuviera una fe más firme, y le dijo que su hermano resucitaría para ver qué le respondería ella. “Sí, ya sé que volverá a vivir cuando los muertos resuciten, en el día último” replicó Marta, que así llegaba al umbral de una gran revelación.

Pero Jesús le dijo francamente: “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá, y todo el que todavía está vivo y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?”

Y viendo que la gloria de la verdad de Dios amanecía sobre ella, Marta declaró: “Sí, Señor, yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.” Jesús llevó a Marta a través de un proceso mediante el cual su fe creció y se profundizó, y él quiere que todos pasemos también por el mismo proceso.

Tengamos pues confianza en las promesas del Señor y pidámosle que nos vaya transformando en su imagen para recibir cada vez más de su gloria, como lo hizo con Marta. Así podremos conocer la vida de la resurrección y ser guiados por el Espíritu Santo.
“Señor Jesús, sé que tú eres el autor y perfeccionador de mi fe, que has comenzado una buena obra en mí y que no descansarás hasta completarla.”
Éxodo 24, 3-8
Salmo 50(49), 1-2. 5-6. 14-15

fuente. Devocionario católico la palabra con nosotros

COMPRENDIENDO LA PALABRA 290717

San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia 
Sermón 103, 2; PL 38, 613
“Una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa.”

      Marta y María eran dos hermanas no solo en la carne, sino también en la devoción. Ambas se adhirieron al Señor, ambas le sirvieron en unidad de corazón cuando estaba físicamente presente. Marta lo recibió en su casa como suele recibirse a los forasteros. No obstante, es la sierva la que recibe al Señor, la enferma al Salvador, la criatura al Creador. (…) En efecto, el Señor quiso tomar la forma de siervo y en ella ser alimentado por los siervos, (…).

      Así, pues, fue recibido como huésped el Señor al que, viniendo a su casa, los suyos no lo recibieron, pero a cuantos lo recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios (Jn 1,11-12), adoptando a los siervos y convirtiéndolos en hermanos, rescatando a los cautivos y haciéndolos coherederos. Ninguno de vosotros diga: ¡Bienaventurados los que merecieron recibir a Cristo en su propia casa! No te duela ni te aflijas; no lamentes haber nacido en tiempos en que ya no ves al Señor en la carne; no te privó de esta gracia: “Lo que hicisteis —dice— a los míos más pequeños, a mí me lo hicisteis” (Mt 25,40).


Evangelio según San Juan 11,19-27. 
Muchos judíos habían ido a consolar a Marta y a María, por la muerte de su hermano. Al enterarse de que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro, mientras María permanecía en la casa. Marta dijo a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero yo sé que aun ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas". Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará". Marta le respondió: "Sé que resucitará en la resurrección del último día". Jesús le dijo: "Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?". Ella le respondió: "Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo". 


RESONAR DE LA PALABRA

Ciudadredonda
Queridos amigos y amigas:
La Iglesia recuerda hoy a una mujer a la que tengo especial cariño: Santa Marta. Podríamos decir que es una de esas mujeres, que como cuenta hoy la primera lectura hablando de Moisés, “no sabía que tenía radiante la piel de la cara, de haber hablado con el Señor”. Sí, hablo de la misma Marta que en el evangelio andaba ofuscada y perdida en mil tareas, comparándose con su hermana María (que había elegido la mejor parte), comida por la envidia y los celos y el juicio… De esa Marta hablo.
No es que no me conmueva María, la que había encontrado el tesoro de su vida y había sido capaz de elegir lo que más feliz la haría, relativizando el resto. Pero me ayuda saber que también Marta es “Santa Marta”: que se puede vivir disperso, enfangado en mil historias, cubierta de juicios y prejuicios… y terminar rindiéndote, parando, quedándote donde realmente el corazón puede vivir, acogiendo en tu casa (en tu interior) a quien lo merece.
Dice Agustín: “Marta hospedó (a Jesús), como se acostumbra a hospedar a un peregrino cualquiera. Pero, en este caso, era una sirvienta que hospedaba a su Señor, una enferma al Salvador, una criatura al Creador. No te sepa mal, no te quejes por haber nacido en un tiempo en que ya no puedes ver al Señor en carne y hueso; esto no te priva de aquel honor, ya que el mismo Señor afirma: Cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis”.
Desde aquí podemos contemplar hoy el evangelio: cada momento es una oportunidad para movernos por el campo de la vida sabiendo que hay un tesoro escondido que nos espera, que quiere ser descubierto. Y entonces, merecerá la pena vender todo lo demás, dejar otras tareas y ocupaciones internas y “comprar” el campo entero, abrir la propia casa y la vida a cada “huésped” como si de una perla fina se tratara.
Igual la vida sería distinta y los trabajos y servicios que hacemos a otros, tendrían otro sabor.

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

viernes, 28 de julio de 2017

La amenaza de la impureza y la dejadez en nuestra vida

Debemos entender que la pureza tiene como fuente y propiciador a la Persona suprema.


Nuestra vida no es estable, sino que siempre se ve amenazada de caer en el abismo de la suciedad y la indiferencia. Por eso, debe ser sostenida y conducida con mano fuerte y una conciencia lúcida hacia el camino salvador de la pureza, mediante el pensamiento perseverante en Dios, Quien nos quiere completamente entregados a Él, respondiendo con amor puro al Suyo y a Su voluntad de demostrar este amor puro también a los demás. En este punto, nuestro principal auxilio es entender que esa pureza tiene como fuente y propiciador a la Persona suprema, o mejor dicho, la comunión suprema de Personas, no una ley impersonal y severa. Aunque debes considerarte obligado a dedicarle tu vida a Dios, es importante que entiendas que esto es posible sólo por medio Suyo.
(Traducido de: Părintele Dumitru Stăniloae, nota 680 la Sfântul Isaac Sirul, Cuvinte despre nevoință, în Filocalia X, Editura Humanitas, Bucureşti, 2009, p. 409)
fuente: Doxologia

¿Qué es la mística?

Antes de cualquier vivencia mística, es necesaria la orientación escrupulosa de acuerdo a la más precisa ciencia del alma







A menudo suele confundirse la mística con la poesía (cuando no se emiten sobre ella juicios más ofensivos, que no precisamente se refieren a la mística cristiana, luminosa, ordenada y amiga de la razón, sino a diferentes corrientes culturales, irracionales, viciosas y unilateralmente sentimentales), Pero, hay que recordar que antes de cualquier vivencia mística, es necesaria la orientación escrupulosa de acuerdo a la más precisa ciencia del alma. Los Santos Padres sostienen incansablemente que el alma debe ser conducida “de forma científica” y que la “ciencia” más elevada es la de guiar el alma. Justo después de esa paulatina ascensión del alma—de acuerdo a normas establecidas “científicamente”—, hasta llegar a la virtud del amor, el hombre se llena ante sí mismo y ante los demás, del encanto de la belleza espiritual y de la inefable presencia de Dios.

(Traducido de: Părintele Dumitru Stăniloae, Introducere la Filocalia I, ediţia II, Institutul de Arte Grafice „Dacia Traiană” S.A., Sibiu, 1947, p. IX-X)
fuente Doxología

Sobre el tesón y la perseverancia del cristiano

No nos asustemos ante los afanes y las tribulaciones.


Un hombre que tenía dos sirvientes los mandó al campo a segar el trigo. Así, les ordenó que segaran siete hectáreas en un día. Uno de aquellos sirvientes se afanó todo lo que pudo, pero no consiguió terminar con la tarea, porque sobrepasaba sus capacidades. El otro, holgazaneando, se dijo a sí mismo: “¿Quién podría terminar semejante faena en un solo día?”. Y, lleno de desprecio, se echó a dormir. Al despertarse, se quedó tendido volviéndose de cuando en cuando, “como una puerta que gira en sus goznes” (Proverbios 26, 14), De esta forma malgastó el resto del día. Cuando ya era de noche, apareció el patrón. Y, al verificar la labor de sus trabajadores, apreció el esfuerzo del primero, aún a pesar de no haber terminado con la tarea encomendada. Después echó de la casa al segundo, por ocioso.

Entonces, no nos asustemos ante los afanes y las tribulaciones; más bien, obtengamos provecho de todo, trabajando de corazón. Y creo que, así, Dios nos recibirá junto a Sus santos.»

(Traducido de: Isaia Pustnicul, Douăzeci şi nouă de cuvinte (Cuvântul X,), în Filocalia XII, traducere din greceşte, introducere şi note de pr. prof. dr. Dumitru Stăniloae, Editura Humanitas, Bucureşti, 2009, p. 96)
fuente: Doxología