sábado, 31 de enero de 2015

RECUPERAR LA PARTE TENEBROSA

Una parte de ti ha quedado atrás muy temprano en tu vida: la parte que nunca se sintió plenamente admitida. Está llena de temores. Mientras tanto, te desarrollaste con muchas habilidades de supervivencia. Pero quieres que tu identidad sea una. Entonces, tienes que recuperar la parte que ha quedado atrás. Eso no es sencillo, pues te has transformado en una persona bastante formidable, y tu parte temerosa no sabe si puede vivir a salvo contigo. Tu parte madura tiene que volverse infantil (acogedora, amable y protectora) para que tu parte ansiosa pueda retornar y sentirse segura.

Te quejas de que es difícil para ti rezar, experimentar el amor de Jesús. Pero Jesús reside en tu parte temerosa, nunca totalmente admitida. Cuando proteges tu verdadera parte y descubres que es buena y hermosa, ves que Jesús esta allí. Allí donde eres más humano, mas tú mismo, más débil, allí reside Jesús. Recuperar tu parte temerosa es recuperar a Jesús.

Henri Nouwen
"La voz interior del amor"




En la identidad reside la libertad

"Tu verdadera identidad es la de hijo de Dios. Esta es la identidad que debes aceptar. Una vez que la has sostenido y te has instalado en ella, puedes vivir en un mundo que te da tantas alegrías como dolores. Puedes recibir los elogios y también la culpa que te llega como una oportunidad de fortalecer tu identidad básica, porque la identidad que te libera esta anclada mas allá de todo elogio y culpa humana. Perteneces a Dios, y como hijo de Dios se te ha enviado al mundo.

Necesitas guia espiritual. Necesitas personas que puedan mantenerte anclado en tu verdadera identidad. La tentación de desconectarte de ese punto profundo de tu interior en el cual Dios reside, y de dejarte ahogar en los elogios o en la culpa del mundo, siempre se conserva.

Como ese punto profundo dentro de ti en el cual se atraiga tu identidad como hijo de Dios que ha sido desconocido durante tanto tiempo, quienes pudieron conmoverte en ese punto tuvieron un repentino y, a menudo, agobiante poder sobre ti. Se volvieron parte de tu identidad. Ya no podías vivir sin ellos. Pero ellos no podían desempeñar ese rol divino, así que te dejaron, y te sentiste abandonado. Pero es precisamente esa experiencia de abandono la que te devuelve a tu verdadera identidad como hijo de Dios.
Únicamente Dios puede habitar por completo ese punto mas profundo en tu interior y darte una sensación de seguridad. Pero sigue existiendo el peligro de que dejes que otras personas te arrebaten tu centro sagrado arrastrándote así hacia la angustia.

Puede requerir mucho tiempo y disciplina volver a contactar plenamente tu ser profundo, escondido. Con tu ser público, que es conocido, amado y aceptado, pero también criticado por el mundo.
Gradualmente, sin embargo te iras sintiendo mas conectado .y te transformaras mas plenamente en quien realmente eres: un hijo de Dios. Ahí reside tu verdadera libertad.

Henri Nouwen
"La voz interior del amor"

Siete Dolores y Gozos de San José


El día 19 de marzo es la festividad de San José y los 7 Domingos anteriores a esa fiesta se recitan los principales gozos y dolores de la vida de San José.

Toda la vida de San José fue un acto continuo de fe y obediencia en las circunstancias más difíciles y oscuras en que le puso Dios. Desde tiempo inmemorial, la Iglesia lo ha venido venerando e invocando como continuador en ella de la misión que un día tuviera para con su Fundador y Madre.
En los momentos de noche oscura, el ejemplo de José es un estímulo inquebrantable para la aceptación sin reservas de la voluntad de Dios. Para propiciar ese veneración e imitación y para solicitar su ayuda, ponemos a continuación el siempre actual Ejercicio de los siete Dolores y Gozos…
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro.

+En el Nombre del Padre +y del Hijo +y del Espíritu Santo.
Amén.

Acto de contrición.

Ofrecimiento
Glorioso Patriarca San José, eficaz consuelo de los afligidos y seguro refugio de los moribundos; dignaos aceptar el obsequio de este Ejercicio que voy a rezar en memoria de vuestros siete dolores y gozos. Y así como en vuestra feliz muerte, Jesucristo y su madre María os asistieron y consolaron tan amorosamente, así también Vos, asistidme en aquel trance, para que, no faltando yo a la fe, a la esperanza y a la caridad, me haga digno, por los méritos de la sangre de Nuestro Señor Jesucristo y vuestro patrocinio, de la consecución de la vida eterna, y por tanto de vuestra compañía en el Cielo. Amén.

Primer dolor y gozo
Esposo de María, glorioso San José, ¡qué aflicción y angustia la de vuestro corazón en la perplejidad en que estabais sin saber si debíais abandonar o no a vuestra esposa! ¡Pero cuál no fue también vuestra alegría cuando el ángel os reveló el gran misterio de la Encarnación!
Por este dolor y este gozo os pedimos consoléis nuestro corazón ahora y en nuestros últimos dolores, con la alegría de una vida justa y de una santa muerte, semejante a la vuestra asistidos de Jesús y de María.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Segundo dolor y gozo
Bienaventurado patriarca glorioso S. José, escogido para ser padre adoptivo del Hijo de Dios hecho hombre, el dolor que sentisteis viendo nacer al Niño Jesús en tan gran pobreza, se cambió de pronto en alegría celestial al oír el armonioso concierto de los ángeles y al contemplar las maravillas de aquella noche tan resplandeciente.
Por este dolor y gozo alcanzadnos que después del camino de esta vida vayamos a escuchar las alabanzas de los ángeles y a gozar de la gloria celestial.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Tercer dolor y gozo
Ejecutor obediente de las leyes divinas, glorioso San José, la sangre preciosísima que el Redentor Niño derramó en su circuncisión os traspasó el corazón, pero el nombre de Jesús que entonces se le impuso, os confortó llenándoos de alegría,
Por este dolor y por este gozo alcanzadnos el vivir alejados de todo pecado, a fin de expirar gozosos con el nombre de Jesús en el corazón y en los labios,
Padrenuestro, Avemaría y Gloria,

Cuarto dolor y gozo
Santo fiel, que tuvisteis parte en los misterios de nuestra redención, glorioso San José, aunque la profecía de Simeón acerca de los sufrimientos que debían pasar Jesús y María, os causó dolor, sin embargo os llenó también de alegría, anunciándoos al mismo tiempo la salvación y resurrección gloriosa que de ahí se seguiría para un gran número de almas.
Por este dolor y por este gozo, conseguidnos ser del número de los que por los méritos de Jesús y por la intercesión de la Virgen María han de resucitar gloriosamente.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria,

Quinto dolor y gozo
Custodio vigilante del Hijo de Dios hecho hombre, glorioso San José, ¡cuánto sufristeis teniendo que alimentar y servir al Hijo de Dios, particularmente a vuestra huida a Egipto!, ¡pero cuán grande fue vuestra alegría teniendo siempre con vos al mismo Dos y viendo derribados los ídolos de Egipto.
Por este dolor y por este gozo, alcanzadnos alejar para siempre de nosotros al demonio, sobre todo huyendo de las ocasiones peligrosas, y derribar de nuestro corazón todo ídolo de afecto terreno, para que ocupados en servir a Jesús y María, vivamos tan sólo para ellos y muramos gozosos en su amor.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria,

Sexto dolor y gozo
Ángel de la tierra, glorioso San José, que pudisteis admirar al Rey de los cielos, sometido a vuestros más mínimos mandatos, aunque la alegría al traerle de Egipto se turbó por temor a Arquelao, sin embargo, tranquilizado luego por el Ángel vivisteis dichoso en Nazaret con Jesús y María.
Por este dolor y gozo, alcanzadnos la gracia de desterrar de nuestro corazón todo temor nocivo, de poseer la paz de la conciencia, de vivir seguros con Jesús y María y de morir también asistidos de ellos.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria,

Séptimo dolor y gozo
Modelo de toda santidad, glorioso San José, que habiendo perdido sin culpa vuestra al Niño Jesús, le buscasteis durante tres días con profundo dolor, hasta que lleno de gozo, le encontrasteis en el templo, en medio de los doctores.
Por este dolor y este gozo, os suplicamos con palabras salidas del corazón, intercedáis en nuestro favor para que no nos suceda jamás perder a Jesús por algún pecado grave. Mas si por desgracia le perdemos, haced que le busquemos con tal dolor que no nos deje reposar hasta encontrarle favorable, sobre todo en nuestra muerte, a fin de ir a gozarle en el cielo y a cantar eternamente con Vos sus divinas misericordias.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Antífona
Jesús mismo era tenido por hijo de José, cuando empezaba a tener como unos treinta años. Rogad por nosotros, San José, para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

Oración Final
Oh Dios, que con inefable providencia, os dignasteis elegir al bienaventurado José por esposo de vuestra Santísima Madre, os rogamos nos concedáis tener como intercesor en los cielos al que en la tierra veneramos como protector. Vos que vivís y reináis por los siglos de los siglos. Amén.

Los siete Domingos de San José - Primer Domingo

El Sumo Pontífice Gregorio XVI en 22 de enero de 1836 concedió á todos los fieles que, á lo menos con corazón contrito, recen devotamente las oraciones de los Gozos y Dolores en siete domingos continuos, las siguientes Indulgencias: 300 días en cada uno de los seis primeros domingos; plenaría en el séptimo confesando y comulgando.
El Papa Beato Pío IX, en 1 de febrero de 1847, se dignó conceder una indulgencia plenaria para cada uno de los siete domingos de San José, si se observan las condiciones de confesión, comunión y visita en cualquier templo, rogando por las necesidades del Sumo Pontífice y de la
santa Iglesia. No hay época señalada para practicar la devoción de los siete domingos; pero sí se exige que sean seguidos, sin interrupción, y que en cada domingo se recen todos los siete Dolores y Gozos de San José; rezando en cada uno de ellos el Padrenuestro, Avemaria y Gloria. Se recomienda a la piedad de los fíeles que en cada domingo lean una de las meditaciones que van  continuación.
Las indulgencias son aplicables para las almas del purgatorio.

P.S. Ver nuevo Enchiridion Indulgenciarum. 


Primer domingo.
+En el Nombre del Padre +y del Hijo +y del Espíritu Santo.


Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN
para todos los domingos.

¡Dios y Señor mió, en quien creo, en quien espero y á quien amó sobre todas las cosas! al pensar en lo mucho que habéis hecho por mí y lo ingrato que he sido yo á vuestros favores, mi corazón se confunde y me obliga á exclamar: ¡ Piedad, Señor, para este hijo rebelde i perdonadle sus extravíos, que le pesa de haberos ofendido, y desea antes morir que volver á pecar. Confieso que soy indigno de esta gracia; pero os la pido por los méritos de vuestro padre nutricio San José. Y Vos, gloriosísimo abogado mío, recibidme bajo vuestra protección, y dadme el fervor necesario para emplear bien este rato en obsequio vuestro y utilidad de mi alma. Amén.

Ofrecimiento
Glorioso Patriarca San José, eficaz consuelo de los afligidos y seguro refugio de los moribundos; dignaos aceptar el obsequio de este Ejercicio que voy a rezar en memoria de vuestros siete dolores y gozos. Y así como en vuestra feliz muerte, Jesucristo y su madre María os asistieron y consolaron tan amorosamente, así también Vos, asistidme en aquel trance, para que, no faltando yo a la fe, a la esperanza y a la caridad, me haga digno, por los méritos de la sangre de Nuestro Señor Jesucristo y vuestro patrocinio, de la consecución de la vida eterna, y por tanto de vuestra compañía en el Cielo. Amén.

Primer dolor y gozo
Esposo de María, glorioso San José, ¡qué aflicción y angustia la de vuestro corazón en la perplejidad en que estabais sin saber si debíais abandonar o no a vuestra esposa! ¡Pero cuál no fue también vuestra alegría cuando el ángel os reveló el gran misterio de la Encarnación!
Por este dolor y este gozo os pedimos consoléis nuestro corazón ahora y en nuestros últimos dolores, con la alegría de una vida justa y de una santa muerte, semejante a la vuestra asistidos de Jesús y de María.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Segundo dolor y gozo
Bienaventurado patriarca glorioso S. José, escogido para ser padre adoptivo del Hijo de Dios hecho hombre, el dolor que sentisteis viendo nacer al Niño Jesús en tan gran pobreza, se cambió de pronto en alegría celestial al oír el armonioso concierto de los ángeles y al contemplar las maravillas de aquella noche tan resplandeciente.
Por este dolor y gozo alcanzadnos que después del camino de esta vida vayamos a escuchar las alabanzas de los ángeles y a gozar de la gloria celestial.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Tercer dolor y gozo
Ejecutor obediente de las leyes divinas, glorioso San José, la sangre preciosísima que el Redentor Niño derramó en su circuncisión os traspasó el corazón, pero el nombre de Jesús que entonces se le impuso, os confortó llenándoos de alegría,
Por este dolor y por este gozo alcanzadnos el vivir alejados de todo pecado, a fin de expirar gozosos con el nombre de Jesús en el corazón y en los labios,
Padrenuestro, Avemaría y Gloria,

Cuarto dolor y gozo
Santo fiel, que tuvisteis parte en los misterios de nuestra redención, glorioso San José, aunque la profecía de Simeón acerca de los sufrimientos que debían pasar Jesús y María, os causó dolor, sin embargo os llenó también de alegría, anunciándoos al mismo tiempo la salvación y resurrección gloriosa que de ahí se seguiría para un gran número de almas.
Por este dolor y por este gozo, conseguidnos ser del número de los que por los méritos de Jesús y por la intercesión de la Virgen María han de resucitar gloriosamente.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria,

Quinto dolor y gozo
Custodio vigilante del Hijo de Dios hecho hombre, glorioso San José, ¡cuánto sufristeis teniendo que alimentar y servir al Hijo de Dios, particularmente a vuestra huida a Egipto!, ¡pero cuán grande fue vuestra alegría teniendo siempre con vos al mismo Dos y viendo derribados los ídolos de Egipto.
Por este dolor y por este gozo, alcanzadnos alejar para siempre de nosotros al demonio, sobre todo huyendo de las ocasiones peligrosas, y derribar de nuestro corazón todo ídolo de afecto terreno, para que ocupados en servir a Jesús y María, vivamos tan sólo para ellos y muramos gozosos en su amor.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria,

Sexto dolor y gozo
Ángel de la tierra, glorioso San José, que pudisteis admirar al Rey de los cielos, sometido a vuestros más mínimos mandatos, aunque la alegría al traerle de Egipto se turbó por temor a Arquelao, sin embargo, tranquilizado luego por el Ángel vivisteis dichoso en Nazaret con Jesús y María.
Por este dolor y gozo, alcanzadnos la gracia de desterrar de nuestro corazón todo temor nocivo, de poseer la paz de la conciencia, de vivir seguros con Jesús y María y de morir también asistidos de ellos.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria,

Séptimo dolor y gozo
Modelo de toda santidad, glorioso San José, que habiendo perdido sin culpa vuestra al Niño Jesús, le buscasteis durante tres días con profundo dolor, hasta que lleno de gozo, le encontrasteis en el templo, en medio de los doctores.
Por este dolor y este gozo, os suplicamos con palabras salidas del corazón, intercedáis en nuestro favor para que no nos suceda jamás perder a Jesús por algún pecado grave. Mas si por desgracia le perdemos, haced que le busquemos con tal dolor que no nos deje reposar hasta encontrarle favorable, sobre todo en nuestra muerte, a fin de ir a gozarle en el cielo y a cantar eternamente con Vos sus divinas misericordias.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Antífona
Jesús mismo era tenido por hijo de José, cuando empezaba a tener como unos treinta años. Rogad por nosotros, San José, para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

Oración Final
Oh Dios, que con inefable providencia, os dignasteis elegir al bienaventurado José por esposo de vuestra Santísima Madre, os rogamos nos concedáis tener como intercesor en los cielos al que en la tierra veneramos como protector. Vos que vivís y reináis por los siglos de los siglos. Amén.


MEDITACIÓN.
María y José, fieles al voto de virginidad que habían hecho, vivían como ángeles en su pobre casa de Nazaret; cuando por obra del Espíritu Santo concibió María en sus castísimas entrañas al Hijo de Dios, José concibió el proyectó de separarse de su esposa, y de hacerlo ocultamente, porque no resultase infamia para María. Aunque en general los Doctores explican esta resolución fundándola en que José ignoraba el misterio de la encarnación.

Turbado con estos pensamientos, pensaba él humilde José huir de su casa y de su esposa virginal, cuando he aquí que el ángel del Señor se le aparece, y le dice; «José, hijo de David, no tengas recelo en recibir á María tu esposa, porque lo que se ha engendrado en su seno es obra del Espíritu Santo.»

San Juan Crisóstomo nos declara que el arcángel Gabriel llamó á José por su nombre para infundirle confianza, y le recordó su origen de David para que tuviera 3 en cuenta el cumplimiento de la promesa que Dios había hecho al Rey Profeta: que el Mesías nacería de su descendencia.

Las palabras del ángel inundaron el corazón de José de inefable júbilo. Recobrado de su turbación, fue tan grande su gozo, que exclamaría como el Salmista: «Vuestros consuelos, oh Señor, pie han regocijado tanto el alma cuanto era grande la muchedumbre de mis padecimientos.» Así pues, en un instante apaciguó Dios la tormenta que agitaba el corazón de José, y le restituyó acrecentada con mucho su dulce tranquilidad. Ved aquí lo que acontece á las almas que se someten á la voluntad de Dios con entera confianza. «Por obra de vuestra misericordia, oh Señor, habéis querido que á la tempestad siga la calma, y que después de la aflicción y de las lágrimas, venga la alegría á los corazones.» Así se expresaba en su agradecimiento aquel santo varón Tobías, tan afligido con trabajos, y tan grandemente consolado por el Señor.

¡Oh Patriarca Señor San José! por este dolor y gozo vuestro, alcanzadnos la gracia de conformarnos siempre y en todas las cosas con la justísima, altísima y amabilísima voluntad de Dios. Amén.

EJEMPLO.
Una distinguida señora escribía con fecha 29 de enero de 1866, á una amiga suya, participándole el favor que acababa de recibir de San José.

Una persona ya entrada en años, por la cual ella se interesaba mucho, vivía en un completo olvido de sus deberes religiosos, de suerte que hacía más de treinta y 4 cinco años que no había recibido ningún sacramento ni practicado acto alguno de devoción. Ni las instancias reiteradas de varios amigos influyentes, ni los avisos providenciales enviados á aquella oveja descarriada, fueron bastantes para ablandar su corazón empedernido. Cayó enfermo el infeliz, y puso se de cuidado: entonces fue cuando la caritativa señora, alarmada por el estado crítico de su querido anciano, buscaba medios para que no se perdiese aquella alma, que tanto había costado al divino Redentor; y acordándose del grande poder del Patriarca Señor San José (de quien era muy devota) para socorrer á los moribundos, le suplicó que viniese en su ayuda, y llena de fervor le prometió hacer la devoción de los Siete Domingos en memoria de sus dolores y gozos, esperando que le alcanzase la conversión del enfermo que ella tanto deseaba. ¡ Cosa admirable! Ya en el primer domingo sintió la eficacia de su oración: fue un sacerdote á visitar al enfermo; éste lo recibió muy bien; le insinuó que quena confesarse; hizo en efecto una confesión entera y muy dolorosa, y pidió le administrasen los demás sacramentos al día siguiente. Á pesar de su extrema debilidad, el buen anciano recibió de rodillas en la cama á su Dios, á quien había olvidado por tan largo tiempo, y desde entonces no cesó de demostrar la alegría de que estaba llena su alma. Había perdido la fe, pero la recobró y con ella una prenda de la gloria. ¡ Ojalá este nuevo favor, obtenido por medio de la devoción de los Siete Domingos, mueva á otras buenas almas á practicarla para conseguir la conversión de aquellas personas por las cuales se interesan!

Obsequio
Callaré y sufriré sin replicar cuando me culpen sin motivo. Jaculatoria. Glorioso Señor San José, sed mi abogado en esta vida mortal.

Abundantísimo fruto espiritual se sacaría de esta práctica de los Siete Domingos consagrados á honrar al excelso Patriarca Señor San José, si los obsequios y jaculatorias de cada domingo se practicaran con cuidado en todos los días de la semana.

Para mas agradar al santo Patriarca, puédese rezar la letanía que va al fin. 

Vengan a la Fuente

En el día de nuestra Señora de Lourdes
volvemos a la Fuente, la Única Fuente de santidad,
de sanación y de consuelo.
Estaremos presentado al Señor, a través de María,
nuestros enfermos con discapacidades motoras:

Lesiones medulares,
Parálisis,
Hemiplegias
Esclerosís múltiple
Distonia muscular.


MIÉRCOLES 11 DE FEBRERO - 20 hs.
MISA DE SANACIÓN POR ENFERMOS Y AFLIGIDOS
En tu casa, tu parroquia.

-En consideración a nuestro enfermos se dispondrá de lugar especial para su ubicación, adaptando los tiempos de la noche de oración a la particular situación-




Memoria y Esperanza

Francisco defiende la necesidad de que los cristianos siempre recuerden el primer encuentro con Cristo y mantengan la esperanza en Jesús

Papa cita la memoria y esperanza como “parámetros” del cristiano
Foto: L’Osservatore Romano

Un cristiano debe siempre proteger en sí la memoria de su primer encuentro con Cristo y la esperanza en Él, que lleva a seguir adelante en la vida con el coraje de la fe. Ese fue el punto central de la homilía del Papa Francisco este viernes, 30, en la Casa Santa Marta.
Quien no recuerda los días del primer amor, no ama realmente. Y un cristiano sin memoria de su primer encuentro con Jesús es una persona vacía, espiritualmente inerte, como son las personas “tibias”.

Lo que guió la homilía del Papa fue la frase inicial de la Carta a los Hebreos, en la liturgia del día, en la cual el autor nos invita a “recordar aquellos primeros días” en que recibieron la luz de Cristo. Según el Papa, el día del encuentro con Jesús, no debe ser olvidado nunca, porque es un día de gran alegría y voluntad por hacer cosas grandes.

Junto a la memoria, el Papa observó que no se puede perder el coraje de los primeros tiempos y el entusiasmo, la franqueza que nacen del recuerdo del primer amor. Sin eso, los cristianos corren el riesgo de perder el calor, convertirse en “cristianos tibios”.

“Los cristianos “tibios”, están ahí, sí, son cristianos, pero perdieron la memoria del primer amor. Y sí, perdieron el entusiasmo, también perdieron la paciencia para “tolerar” las dificultades de la vida con el espíritu de amor de Jesús”.

Atención al mal que toca a la puerta
Cuando se piensa en los cristianos tibios, el Papa menciona dos imágenes incisivas y desagradables aparentemente. La primera es aquella evocada por Pedro, del “can que vuelve a su vómito” y la otra es la de Jesús, para el cual, existen personas que se deciden seguir el Evangelio, expulsaron de si al demonio, pero cuando este regresa con fuerza, le abren la puerta.

“El cristiano tiene estos dos parámetros: la memoria y la esperanza. Retomar la memoria para no perder aquella experiencia tan bella del primer amor, que alimenta la esperanza. Muchas veces es oscura, la esperanza, pero sigue adelante. Cree, continúa, porque sabe que la esperanza no desengaña a los que quieren encontrar a Jesús. Estos dos parámetros son justamente el cuadro en el cual podemos proteger esta salvación de los justos, que viene del Señor”.

Una salvación, afirma el Papa citando las trecho del Evangelio, que debe ser protegida para que el pequeño gran de mostaza crezca y de fruto.

“Dan pena, hacen tanto mal tantos cristianos por la mitad del camino, tantos cristianos fallidos en este camino hacia al encuentro con Jesús, este camino en el cual perdieron la memoria del primer amor y no tiene esperanza. Pidamos al Señor la gracia de proteger el presente, el don de la salvación”.

de la Redacción de Canción Nueva en español

RESONAR de la Palabra 31 ENE 2015

Lectura del santo evangelio según san Marcos (4,35-41):

Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: «Vamos a la otra orilla.»
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón. 
Lo despertaron, diciéndole: «Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?»
Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: «¡Silencio, cállate!»
El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo: «¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?» 
Se quedaron espantados y se decían unos a otros: «¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!»

Palabra del Señor


COMENTARIO
Queridos hermanos:
Aunque solemos tener a Job por un hombre modélico, de paciencia sin límites, cuando uno lee los grandes poemas de este libro se encuentra más bien con un “blasfemo”, que llega a citar a Dios ante un juez imparcial convencido de que le condenará mientras que Job será declarado inocente. Ante tanta presunción por parte de Job, Dios le pregunta, con sorna e ironía, entre otras cosas: “¿Dónde estabas tú cuando yo le dije al mar: ‘llegarás hasta aquí, no más allá; aquí se romperá el orgullo de tus olas’ ”? (Job 38,11).
El principal escenario de la actividad de Jesús fueron las ciudades de entorno al lago de Galilea. Quizá lo atravesó repetidas veces con sus discípulos, y en más de una ocasión tuvieron que luchar contra oleaje adverso o violento. Tales situaciones suelen resultar angustiosas, y ¿qué cosa más normal que, llevando con ellos a Jesús, a quien habían visto dar salud a enfermos y paz a desesperados, le preguntasen si no tenía poder para sacarlos de aquellos apuros? Aunque su confesión de fe fuera aún muy imperfecta, no les cabía duda de que Jesús era un profeta de Yahvé; y muchos profetas antiguos habían realizado portentos.
Pero el pasaje evangélico que hoy se ofrece a nuestra reflexión nos proporciona mucho más que una descripción de avatares de navegación; en él resuenan multitud de textos veterotestamentarios. En la Biblia se habla con frecuencia del Dios que domina las aguas del océano; el Salmo 89,10 alaba así la grandeza de Yahvé: “Tú domeñas el orgullo del mar; cuando sus olas se encrespan las reprimes”. Y evocando poéticamente el Éxodo, dice el Salmo 107,28-29: “Hacia Yahvé gritaron en su apuro y él los saco de sus angustias; a silencio redujo la borrasca, y sus olas callaron”. Y, en una leyenda ejemplificante, los compañeros de navegación del profeta Jonás, que duerme plácidamente mientras las olas sacuden la nave, le despiertan y ruegan: “Levántate e invoca a tu Dios, quizá Dios se preocupe de nosotros y no perezcamos” (Jon 1,6).
Hay todavía otro elemento no despreciable que subyace a nuestra narración. Con gran probabilidad la primera aparición del resucitado, a Pedro (1Cor 15,5), tuvo lugar mientras faenaba en el lago (cf. reminiscencias en Jn 21,7; Lc 5,4 y Mt 14,29). Y los encuentros con el Resucitado van siempre rodeados de misterio, de dificultad en identificarle, con la duda de si estarán ante un fantasma… La pregunta “¿quién es éste?” es la más espontánea y natural.
Estamos, pues, ante un suceso –travesía del lago en un día de oleaje- muy reflexionado por la comunidad cristiana de los orígenes; ésta ha sabido poner a Jesús en el lugar central e interpretar su presencia y acción desde los modelos más variados y certeros. Jesús no es como Jonás, que para domeñar al lago tiene que invocar a Yahvé, sino que él mismo da órdenes con autoridad. Y, ante su palabra, las fuerzas del mal se repliegan, son reducidas al silencio.
A lo largo de su historia, la Iglesia se ha visto siempre retratada en esta escena. Ha tenido que realizar travesías trabajosas, sufriendo los embates del mal… quizá ha estado a punto de sucumbir a la desesperanza… Pero de pronto ha recordado que el Resucitado la acompaña, que va en medio de ellas timón en mano, aunque de forma muy discreta… y a veces tiene que reconvenirla por su poca fe, por su cobardía… Es esa Iglesia que una y otra vez se extasía ante la gloria de su Señor, se estremece ante su majestad, le adora y se pregunta: “¿Quién es éste?”.   
Tu hermano
Severiano Blanco cmf
fuente: ciudad redonda

Buen día, Espíritu Santo

¡Buen día, Espíritu Santo!
Confiado abro mis ojos porque eres Tú,
presencia siempre viva y nueva,
quien sosteniendo mi descanso,
me levantas en Fe,
me despiertas en Esperanza,
me conduces en Santidad!
Buen día, te dicen mis ojos contemplándote en Fe,
Buen día, te dicen mis labios, alabándote en Fe,
Buen día dice mi respiración
sostenida sólo por tu aliento.
Dime, ¿qué podemos hacer juntos hoy?


viernes, 30 de enero de 2015

El martirio de la ridicularización

Necesitamos prepararnos para un nuevo tipo de martirio

Los cristianos necesitamos estar preparados en los días de hoy, para el martirio de la ridicularización en el cual declararse cristiano, cargar un crucifijo en el pecho o hasta una Biblia en la mano, costará burlas e indiferencia.

La persecución del cristianismo no sucede solo mediante la prisión, la tortura y la muerte de cristianos por todo el mundo. Existe un segundo tipo de persecución que es incruento (sin derramamiento de sangre) en el cual los que creen sufren un ‘ataque’ ideológico por parte del secularismo, de los medios de comunicación anticristianos y del ateísmo militante. Es una persecución contra los valores y la moral cristiana.

ridicularizacion

“Tenemos aqui dos campos de batalla. Por un lado todas las cuestiones que envuelven el tema de la bioética como el aborto, la eutanásia, investigaciones con células madre embrionárias, etc. Por otro lado, tenemos la cuestión de la ética sexual y de los valores de la familia como el divorcio, barriga de alquiler, matrimonio homosexual, etc; y la Iglesia aparece como ‘enemiga’ (para los que defienden esas posiciones). ¿Por qué? Porque ella se levanta como una de las únicas resistencias que defienden a los valores tradicionales. Y no importa que argumentos usaremos para tratar esos asuntos, hay un prejuicio muy fuerte para denigrar la imagen de la Iglesia actualmente”, dijo el Padre Demétrio Gomes de la arquidiócesis de Niterói (RJ).

Según el profesor Felipe Aquino, presentador en la TV Canción Nueva y profesor de teología, los cristianos necesitan prepararse para un nuevo tipo de martirio.
“El Papa Benedicto XVI dijo estos días algo muy cierto: los cristianos necesitan prepararse para el martirio de la ridicularización. Si andas con tu Biblia te dirán que eres alienado, que crees en tonterías. Entonces el Papa ha alertado a los cristianos sobre el hecho de vivir también este tipo de martirio” dijo el profesor Felipe

Esta persecución se ha mostrado sobretodo por medio de la prensa internacional que no ahorra en mentiras y críticas a la Iglesia Católica, difamaciones y burlas a sacerdotes, obispos y principalmente a la figura del Papa.

Un ejemplo clásico de este ‘martirio de la ridicularización’ sucedió este año cuando los noticieros BBC y The New York Times publicaron caricaturas burlandose del Papa pero se negaron a hacer lo mismo con el profeta Mahoma, por ejemplo, alegando ser una peligro. El periodista veterano de la BBC Roger Bolton dijo que la redacción del noticiero está tomada por ‘liberales humanistas’ que se “ríen y burlan del cristianismo’. Y añadió: “cualquiera que se oponga al matrimonio gay o a la fertilización in vitro, por ejemplo, es tratado como un ‘loco’ por sus creencias religiosas’

Esta persecución de la moral cristiana se ha difundido por el mundo, y según el padre Demétrio, solo los que poseen una fe firme y pura sobrevivirán a ella. “Es muy importante no asustarse con esta apostasía, pues el Señor mismo ya nos había duiho que seríamos un pequeño rebaño. Cuando el mundo se canse de esas propuestas contemporáneas el encontrará en la Iglesia, la luz al final del tunel.

fuente Canción Nueva en español

¿Qué es lo que la oración no resuelve?



La oración jamás realizará aquello que es nuestro deber!
Muchas personas están paradas sobre sus problemas y dolores
y esperan todo de Dios.
En cuanto a lo que nos toca hacer, la oración siempre nos dará fuerza para conseguir realizarlo.
Pero la realización dependerá sólamente de nosotros.
Compréndelo y cambia!
Todavía hay tiempo.

Con cariño y oraciones,
Ricardo Sa
fuente: Mensaje del día portal Canção Nova
adaptación del original en português


RESONAR de la Palabra - Viernes 30 Enero 2015

Lectura del santo evangelio según san Marcos (4,26-34):
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega.»Dijo también: «¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas.»Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.
Palabra del Señor


COMENTARIO
Queridos hermanos:
El escrito que conocemos como “Carta a los Hebreos” (ciertamente no tiene forma de carta) es un texto difícil, a veces “frío”; se lo podría designar como “conferencia” de teología; es sin duda el texto más académico del Nuevo Testamento. También en los orígenes de la Iglesia existían pensadores, intelectuales, y alguna vez había que tenerlos en cuenta y ofrecerles material apropiado a su reflexión. Estos días atrás hemos preferido centrar nuestras reflexiones en el texto del evangelio, por considerarlo más interpelante para nosotros. Hoy, que la lectura de Hebreos es también directa y cuestionadora, vale la pena que le dirijamos nuestra atención.
Sabemos poco de la comunidad a la que fue dirigido este extraño escrito. Pero el fragmento de hoy nos aclara varias cosas. Se trata de una comunidad con una ya larga historia a sus espaldas, y también con situaciones históricas cambiantes. Al parecer hubo un tiempo en que necesitó una actitud heroica para hacer frente a muchas adversidades: sufrió insultos, confiscaciones, torturas… y supo dar buena cuenta de sí misma; lo primero fue la fe, y la fidelidad.
Pero posteriormente, quizá en una situación más placentera, los antiguos quijotes se convirtieron en sanchos; la exigencia de heroísmo dejó de ser entusiasmante, y cayeron en la rutina, en el cansancio, la inconstancia, la vulgaridad. Estas actitudes no son “válidas” en un cristiano.
Podemos dirigir nuestra mirada a los miles de cristianos iraquíes que, hace pocas semanas, debido a su fe, han sufrido destierro, han tenido que ir a refugiarse al Kurdistán u otros lugares extraños; eso los que han podido salvar la vida. O volvamos los ojos a Nigeria, a esas docenas o centenares de cuerpos calcinados cuyas fotografías estremecedoras han dado la vuelta al mundo. La carta a los Hebreos habla de quienes así fueron maltratados y de quienes se hicieron solidarios con ellos. ¿Cómo no sentir nosotros, casi como en carne propia, el dolor de estos hermanos nuestros y vivir –como sepamos- la solidaridad con ellos?
Pero conviene que nos hagamos otro cuestionamiento, quizá muy actual. ¿Necesitaremos pasar por situaciones extraordinarias para dar lo mejor de nosotros mismos? ¿Por qué no embellecer la vida cotidiana con la hermosura de la fidelidad, de la radicalidad, de la finura de espíritu? Los destinatarios de la Carta a los Hebreos, al entrar en la normalidad, una vez cesadas las persecuciones, cayeron en la vulgaridad, el aburrimiento, la rutina. Que nos sirva de llamada de atención aquel aforismo de la antigüedad “in ordinariis nos ordinarius”: no rebajes la  normalidad a ordinariez. El seguidor de Jesús debe caracterizarse por la elegancia de espíritu, siendo experto en ennoblecer cuanto pase por sus manos.
Vuestro hermano
Severiano Blanco cmf

Buen día, Espíritu Santo!

Señor, yo sé que eres un Dios justo,
Sé que aquel que te confía sus caminos,
No queda nunca defraudado.
Sé que al amanecer estás atento,
Y al alzar la Voz, tus Ángeles cumplen lo que Tu Amor designa.
Por eso abro mis labios,
Porque en Ti puedo confiar.
¡Envía Tu Espíritu, Señor!
¡Derrama Tu Gracia sobre mi!
Asegura mis pasos,
Sosténme en Tu Mano Poderosa.
Que Tu Palabra sea mi delicia,
Que Tu Voluntad sea mi alegría,
Que Tu Corazón mi refugio,
Que Tu mirada mi consuelo.
Líbrame del malo,
Del que trama y entreteje maldades,
De la lengua violenta e hiriente,
Y Llena cada espacio con Tu Luz,
Ilumina mis pensamientos,
Otórgame discernimiento
y en todo, para todo y con todos,
elija siempre la mejor parte,
Elija Tus caminos, elija Tu Voluntad.

¡Amén!


jueves, 29 de enero de 2015

Aprende a esperar la hora de Dios

Tempo de esperaUn árbol bueno no puede producir frutos malos, así como un árbol malo no puede producir frutos buenos. Debemos mirarnos y ver que frutos estamos produciendo. Gracias a Dios, nosotros somos arboles buenos. No es por merito propio, sino por Jesús, por el Bautismo que Él nos dio y por nuestro encuentro personal con Él. Ninguno de nosotros es perfecto, pero el Señor vive en nosotros como un templo. El Espíritu Santo esta en ti, Jesús se encuentra dentro de ti y también el Padre lo esta. Entonces, mis hermano, la Santísima Trinidad esta en ti. Así, puedes producir buenos frutos.

El antiguo Testamento nos habla de la fe de Abrahán. Él estaba ansioso, creía que Dios le daría aquellas tierras, pero sabía que no iba tener hijos, porque Sarah, su esposa, era estéril. Luego él se desahoga con Dios, cuestionándolo para que iba recibir una herencia si no podía tener hijos (Gn 15,2). Pero, Dios, dice claramente que su heredero será unos de sus descendientes (Gn 15,4). El Señor llevándolo afuera le dijo: “Levanta la mirada al cielo y cuenta, si puedas, las estrellas. Así será tu descendencia”(Gn 15,5).

Abrahán creyó en Dios, sin importar lo que el resto dijera. Abraham todavía le pregunto al Señor como iba saber si heredaría esa tierra (Gn 15,8). Entonces, Dios le pidió que tomara varios animales, incluyendo dos aves. Abrahán cortó lo animales por la mitad, los puso como en una fila, durante todo el día, esperando por el Señor.

Puedes pensar que es una actitud extraña, pero esta era la forma en que los hombres hacían una alianza entre sí. El gran acuerdo que hacían era el siguiente: los dos hombres, que hacían el acuerdo, pasaban por el medio de los animales, eso quería decir que estaban haciendo un trato y que les ocurriría los mismo que a los animales, si uno de ellos rompía el trato. Eso hacia que ellos fuesen fieles a los compromisos asumidos.

Pero, esta vez, el acuerdo es con Dios, y es Él quien toma la iniciativa. Así, Abrahán espera por el Señor durante todo el día. Este retraso fue una demostración más de que Él tendría que esperar mucho para tener una gran generación. Esa espera fue de, por lo menos, de 500 años para que él tuviera la posesión de aquella tierra.

Mis hermanos, para nosotros, lo más difícil es esperar. Dios es el Todopoderoso, cumple sus promesas, pero el tiempo esta en sus manos. Necesitamos aprender a esperar. Tal vez estas esperando grandes gracias y milagros, estas angustiado, desesperados… Pero tenemos que aprender aguardar la hora del Señor. Él sabe el mejor momento para nosotros.
Existe muchas cosas que Dios quiere resolver para nosotros, pero eso no depende solo de Él, sino también de las personas. Como la situación de tu matrimonio: no depende solo de ti, sino también de tu cónyuge.a El Padre da la  gracia, pero la persona es responsable de aceptarla o no. Es por eso que las cosas tardan.

María, la hermana de Lázaro y de Marta, era una prostituta de leprosos y solo convirtió después de la resurrección. Jesús esperó por ella como espera por cada uno de nosotros, para un paso más, una conversión más. Del mismo modo, Él esta esperando por tu esposo(a) y tus hijos. Necesitamos esperar, pero Dios es fiel.

Cuando ya estaba oscureciendo, Abrahám tuvo un sueño, lo que en realidad, era la aproximación del Señor. Él fue tomado de un gran terror, porque la presencia de Dios dejo una sensación diferente en su interior. Apareció un brasero humeante y una antorcha de fuego que pasaba entre los animales divididos. Allí estaba la señal de la alianza de Dios Omnipotente, pero también de Abrahán que pasaba entre los animales. Allí se hizo la alianza entre Dios y Abrahán: “A tu descendencia daré esta tierra desde el torrente de Egipto hasta el gran río Éufrates” (Gn 15,18).

La Palabra nos da una gran lección: el Señor hizo una alianza con cada uno de nosotros y con los suyos. ¡Dios es fiel! Él cumplirá las promesas que hizo. Necesitamos permanecer fiel y tener el coraje de aprender a esperar.

Traducido por: Thaís Rufino de Azevedo
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
fuente CANCIÓN NUEVA EN ESPAÑOL

La alegría de esperar en Dios

Cuando sabemos que algo bueno va ocurrir, tres días antes ya nos alegramos

¿Que es lo que tu vienes esperando de Dios ha mucho tiempo?
El Señor reservó gracias maravillosas para todos nosotros.
Feliz eres tu que espera en Dios, porque Él esta contigo.

La Palabra de Dios nos muestra lo que alcanza un corazón confiado: “Y saliendo Jesús de allí, se fue á las partes de Tiro y de Sidón. Y he aquí una mujer Cananea, que había salido de aquellos términos, clamaba, diciéndole: Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí; mi hija es malamente atormentada del demonio. Mas él no le respondió palabra. Entonces llegándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despáchala, pues da voces tras nosotros. Y él respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Entonces ella vino, y le adoró, diciendo: Señor socórreme. Y respondiendo él, dijo: No es bien tomar el pan de los hijos, y echarlo á los perrillos. Y ella dijo: Sí, Señor; mas los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores. Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; sea hecho contigo como quieres. Y fue sana su hija desde aquella hora” (Mateo 15, 21-28).

La alegría de esperar en Dios 1

Esta mujer tenía todo para no ser sanada, porque la promesa fue hecha para Israel, y ella no era de ese país, sino de Canaá, conocida por ser una ciudad de prostitución, de adoradores de varios dioses y asesinos de niñas, porque las ofrecían para morir en sacrificio a los dioses. Pero esta mujer reconoce que Jesús es el Señor. Ella sabe que, cuando se pone en la presencia de Él, las cosas cambian. ¿Tu tienes esta esperanza?

Ponte frente a Jesús revestido de esperanza. ¡Cuantas personas se revisten de ropas nuevas! Sin embargo, no sirve revestir el cuerpo si el alma no esta revestida [por el Señor]. Es necesario traer, delante de Dios, aquello que angustia, así como esta mujer lo hizo.

Cuando ponemos nuestro corazón en Dios, aún sin merecer la gracia, nosotros la alcanzamos. Pero mientras esperamos, necesitamos alabar al Señor, porque necesitamos tener corazón agradecido y esperanzado.

El sembrador no puede parar de sembrar, por estar cansado o decepcionado. Así debemos ser nosotros; necesitamos sembrar con lagrimas nuestra verdad, sembrar en el corazón de Dios. Mientras rezamos, sembramos.

Y Jesús dijo a aquella mujer: “Yo no fui enviado sino a las ovejas perdidas de casa de Israel” Pero ella insistió y dijo que lo imposible para nosotros es migaja para Dios.

Cuando nos ponemos en oración, necesitamos tener una fe firme, aún en riesgo del ridículo. Mira lo que esta mujer escuchó de Jesús: “No es bueno tomar los panes de los hijos y echarlo a los cachorritos”. El Señor estaba con personas en Su alrededor, pero la mujer, aún así, puso la confianza delante del único que podría salvar a su hija. ¡Ten tu también una fe viva y firme! Ten una voluntad firme de saber que quieres delante de Dios. Ten fe. Decídete y, aún escuchando de Jesús lo que esa mujer escucho, ten firmeza, porque será hecho de acuerdo con su fe.

Si estas en la angustia o en la alegría, quédate junto con el Señor, espera firme en la fe. No desistas en la demora, porque Dios te concede la gracia que necesita en el momento correcto. Sé fiel a Dios, quédate con Jesús y recuerda que Él te escucha.

¡Espera en el Señor, pide y no desistas! No tengas miedo de decepcionar, solo consigue su objetivo quien cree y espera. No te desesperes, porque cuando estás desesperado te quedas atado. La fe es la vacuna contra la desesperanza, el remedio que tu necesitas para tu corazón.

Cuando sabemos que algo bueno está por ocurrir, tres días antes ya nos alegramos. Si  sabes que Dios va a atender tu clamor, entonces necesitas alegrarte. ¡Ten fe y coraje! Mientras tanto tu espera, alaba a Dios.

“El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida, ¿ante quién temblaré?”
Salmo 27

¡No tenga miedo de luchar por aquello en que tu crees! ¡Quien lucha vence, quien lucha con Dios es invencible!

La alegría brota de un confía en el Padre. Dios ayuda quien confia en Él. Cuando confiamos en el Señor, somos sanados.

Marcio Mendes
Misionero de la Comunidad Canción Nueva
Fuente Canción Nueva en español

Familia y capacidad de soñar

Que las familias no pierdan la capacidad de soñar, dice el Papa    

En el encuentro con las familias en las Filipinas, Santo Padre habló de la importancia de la familia soñar y rezar unida

Que las familias no pierdan la capacidad de soñar, dice el Papa
















Que la familia nunca pierda la capacidad de soñar. Este fue uno de los mensajes dejados por el Papa Francisco a las familias de las Filipinas en el encuentro que tuvo con ellas en este viernes, 16, en su visita al país. Hablando varias veces de improviso, en español, Francisco también destacó la necesidad de que la familia permanezca en Dios y rece siempre unida.

El discurso del Papa se concentró en la figura de San José, que muchas veces aparece en las escrituras descansando, mientras se le revela en sueños la voluntad de Dios. Francisco dijo que no es posible una familia que no sueña, sin esta capacidad, los hijos no crecen y el amor se pierde.

“Por eso, recomiendo a todos que por la noche, cuando hagan el examen de conciencia, se hagan esta pregunta: ¿hoy he soñado con el futuro de mis hijos? ¿He soñado con el amor de mi esposo, de mi esposa, soñé con mis padres y abuelos que hicieron la historia también? Es tan importante soñar. Antes que nada soñar con la familia. No pierda esta capacidad de soñar”.

El Santo Padre observó que Dios también habla con el hombre en los momentos de descanso, cuando él pone de lado sus deberes y actividades diarias. A partir de eso, el Papa pidió que las familias consideren tres aspectos, en especial: reposar en el Señor, levantarse con Jesús y María, y ser voz profética.

“El reposo es esencial también para nuestra salud espiritual, para escuchar la voz de Dios y comprender aquello que nos pide”. Y para que cada cristiano pueda providenciar una casa para Jesús, a ejemplo de Sagrada Familia, es necesario reposar en Dios, encontrar tiempo para rezar, aún ante los quehaceres de la vida cotidiana.

“Si no rezamos, nunca conoceremos la cosa más importante de todas: las voluntad de Dios a nuestro respecto. Además de eso, durante toda nuestra actividad, en la multiplicidad de nuestras ocupaciones, conseguiremos verdaderamente poco sin la oración”.

A pesar de ser necesarios, tales momentos de descanso no pueden prolongarse por mucho tiempo, añadió el Papa. Al ejemplo de San José, después escuchar la voz de Dios, es necesario despertarse y actuar.

“La fe no nos quita del mundo, sino que nos pone más profundamente en él. En realidad, cada uno de nosotros tiene un papel especial en la preparación de la venida del Reino de Dios a nuestro mundo. (…) Dios nos llama a reconocer los peligros que amenaza nuestras propias familias y para protegerlas del mal.

Francisco mencionó también las varias presiones que la vida familiar sufre hoy. “La familia esta amenazada también por los crecientes esfuerzos de algunos en redefinir la propia institución del matrimonio mediante el relativismo, la cultura de lo efímero, la falta de abertura a la vida”.

En este punto, el Pontífice recordó al beato Pablo VI, que tuvo el coraje de defender la abertura a la vida en la familia. “Pablo VI era valiente, era un buen pastor y advirtió sus ovejas sobre los lobos que las merodeaban. Que él nos bendiga en esta tarde”. Y agregó: “Toda amenaza a la familia es una amenaza a la propia sociedad”.

fuente CANCIÓN NUEVA EN ESPAÑOL

¿Quién nunca perdió la paciencia?

  Cultivar la paciencia es un ejercicio diario
“Vale más tener paciencia que ser valiente,
es mejor saber controlarse que conquistar ciudades enteras”
Proverbios 16,32

Uno de los sentimientos más perturbadores de la actualidad tiene nombre: ¡impaciencia! La falta de paciencia ha hecho que muchas personas se desesperen cuando entran en contacto con esa realidad en la vida. Muchos conflictos, rabias y heridas han cobrado vida debido a la impaciencia. ¿Pero qué desencadena este sentimiento? ¿Cómo podemos ejercitar la parsimonia en nuestra vida? ¿Cómo controlar esta falta de virtud?¿cuáles son los secretos para ser paciente?

perderlapaciencia

La paciencia es una virtud. Podríamos definirla como la capacidad de auto control frente a innumerables realidades que superan nuestros límites emocionales, sociales y espirituales.
La falta de paciencia nace en la vida en función de innumerables factores.Es un hecho que la paciencia es parte de nuestro proceso humano. Hay días en que nos despertamos sin esta virtud. Las dificultades comienzan a agravarse cuando la impaciencia comienza a ocupar una parcela grande de nuestros pensamientos y como consecuencia de eso, desestructura nuestra relación con el prójimo, con nosotros mismos y también con Dios.

Cuando el nivel de impaciencia adquiere espacios indebidos en nuestra vida entramos en un campo complejo que necesita de reflexión y que en la mayoría de las veces exige cambio de actitudes en relación a lo que nos roba la paz interior. Muchos dicen que no tienen paciencia pero cuando son cuestionados sobre lo que les quita la paciencia, no saben responder y cuando esta respuesta no es clara tenemos un cuadro complejo que necesita ser analizado tanto en el área humana cuanto la espiritual. Generalmente cuando no sabemos de donde surge, es porque estamos frente a una realidad que no conocemos o por miedo no quisiéramos entrar en contacto con ella. El miedo de las propias sombras nos impide alcanzar la luz que ilumina nuestras más profundas realidades sombrías.

.: La grandeza de la paciencia
No siempre es facil aceptar lo diferente. y esta es una de las realidades que más roban la paz de muchas personas. La mayoría de veces deseamos que el otro sea como nosotros, piense, sienta y vea el mundo a partir de nuestros ojos. Las relaciones interpersonales están marcadas por la falta de paciencia con lo diferente. Muchos esposos después de un tiempo de relación descubren que el enamorado o el esposo, la esposa o enamorada, no era lo que se imaginaban. Cuando eso sucede, surgen conflictos internos que desencadenan muchas veces serios desentendimientos conyugales y de relacionamiento.
Muchos procesos entre enamorados idealizan al otro como el prototipo de la perfección. Imaginan que están frente a un ser humano perfecto. Cuando este mito de perfección comienza a ser desconstruido surge la decepción, la tristeza y la desilusión. No siempre es fácil aceptar que durante mucho tiempo se convivió con alguien que no era tan perfecto como se le había imaginado. Generalmente cuando eso sucede, muchos esposos se encuentran con una realidad con la cual hasta el momento no habían tenido contacto. Superar la ilusión que fue creada y aceptar que el otro no es tan perfecto como se había imaginado es un proceso, muchas veces doloroso que solo se supera con mucha comprensión y paciencia.

Esta falta de paciencia se refleja también en muchas familias. Padres se desentienden con los hijos cuando entran en contacto con la realidad familiar y descubren que éstos no están correspondiendo a lo que un día les fue enseñado. Este hecho ha causado muchos desajustes en inumerables familias. Durante la infancia los padres los educaron con la mejor de las intenciones y buscaron llevarlos a la iglesia, creian sinceramente que ellos iban a seguir los pasos que un día, les fueron enseñados. Pero la adolescencia llega y los hijos ya no quieren ir a la Santa Misa, no obedecen como antes. Muchos se vuelven rebeldes. ¿Cómo enfrentar esta situación de desajuste en las relaciones familiares?

.: Que las familias no pierdan la capacidad de soñar – Homilia del Papa Francisco
El principio de la paciencia es fundamental. No siempre es facil para los padres aceptar que sus hijos muchas veces no van a seguir todo lo que les enseñaron. Muchos padres cuando se encuentran con esta realidad entran en crisis e intentan obligarlos a la fuerza a hacer lo que les enseñaron un día. La experiencia muestra que forzar al otro a hacer aquello que deseamos provoca muchas confusiones y desajustes en el hogar. En la mayoría de las veces, la rebeldía de los hijos en no querer ir a la Iglesia es una manera camuflada de enfrentar y decir a los padres: “Ahora quien manda en mi vida soy yo!. La oración es fundamental para quien enfrenta situaciones de este tipo.

En el diálogo con Dios, encontramos sabiduría para enfrentar situaciones complicadas y de difícil solución. Así es necesario que los padres busquen conocer a los hijos en el momento en que ellos están viviendo. El diálogo en familia es fundamental.Pero siempre vale recordar que la abertura para los hijos comienza desde su infancia. Lo que no fue construido en el tiempo difícilmente será construido con prisa. Quien nunca logró acercarse a sus hijos cuando eran pequeños, difícilmente podrá hacerlo en su adolescencia.

La relación de impaciencia de los padres con los hijos puede ser conflictiva o puede ser también que sean los hijos quienes tienen conflictos con los padres. No siempre ellos logran comprender las “cobranzas” de sus progenitores. Cabe notar que muchos adolescentes quieren que sus padres comprendan el mundo en el cual están viviendo actualmente. Esta intención no siempre es fructífera pues los padres vivieron en épocas diferentes a las que los adolescentes y jóvenes viven hoy. Tuvieron una educación diferente, de acuerdo con la época en la cual vivían. Los hijos, por lo tanto, necesitan desarrollar una mirada comprensiva en relación a los padres. Todo eso es parte del bagaje humano y espiritual de ellos (padres). Siempre será necesario comprensión y paciencia de ambas partes para que el respeto y el diálogo puedan ser ejercidos. La mirada de comprensión es fundamental en las relaciones familiares. Cuando esta mirada es descuidada, la paciencia cede lugar a los conflictos y desentendimientos.

El cultivo de la paciencia es un ejercicio diario. Muchas veces ese proceso en nosotros es lento, pero ni por eso debemos desanimar. Dios es extremamente paciente con nuestras limitaciones, nuestros errores, egoísmos y mentiras. Será cultivando la paciencia en el jardín de nuestra alma que recogeremos flores de bondad y tolerancia. La paciencia solo será construida en medio de nosotros cuando Jesús sea nuestro modelo de amor para con todos.

Padre Flávio Sobreiro
Bachiller en Filosofía,Teólogo por la Facultad Católica de Pouso Alegre-MG. Vicaria de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen (Cambuí-MG)
fuente PORTAL CANCIÓN NUEVA en español