jueves, 29 de enero de 2015

La alegría de esperar en Dios

Cuando sabemos que algo bueno va ocurrir, tres días antes ya nos alegramos

¿Que es lo que tu vienes esperando de Dios ha mucho tiempo?
El Señor reservó gracias maravillosas para todos nosotros.
Feliz eres tu que espera en Dios, porque Él esta contigo.

La Palabra de Dios nos muestra lo que alcanza un corazón confiado: “Y saliendo Jesús de allí, se fue á las partes de Tiro y de Sidón. Y he aquí una mujer Cananea, que había salido de aquellos términos, clamaba, diciéndole: Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí; mi hija es malamente atormentada del demonio. Mas él no le respondió palabra. Entonces llegándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despáchala, pues da voces tras nosotros. Y él respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Entonces ella vino, y le adoró, diciendo: Señor socórreme. Y respondiendo él, dijo: No es bien tomar el pan de los hijos, y echarlo á los perrillos. Y ella dijo: Sí, Señor; mas los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores. Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; sea hecho contigo como quieres. Y fue sana su hija desde aquella hora” (Mateo 15, 21-28).

La alegría de esperar en Dios 1

Esta mujer tenía todo para no ser sanada, porque la promesa fue hecha para Israel, y ella no era de ese país, sino de Canaá, conocida por ser una ciudad de prostitución, de adoradores de varios dioses y asesinos de niñas, porque las ofrecían para morir en sacrificio a los dioses. Pero esta mujer reconoce que Jesús es el Señor. Ella sabe que, cuando se pone en la presencia de Él, las cosas cambian. ¿Tu tienes esta esperanza?

Ponte frente a Jesús revestido de esperanza. ¡Cuantas personas se revisten de ropas nuevas! Sin embargo, no sirve revestir el cuerpo si el alma no esta revestida [por el Señor]. Es necesario traer, delante de Dios, aquello que angustia, así como esta mujer lo hizo.

Cuando ponemos nuestro corazón en Dios, aún sin merecer la gracia, nosotros la alcanzamos. Pero mientras esperamos, necesitamos alabar al Señor, porque necesitamos tener corazón agradecido y esperanzado.

El sembrador no puede parar de sembrar, por estar cansado o decepcionado. Así debemos ser nosotros; necesitamos sembrar con lagrimas nuestra verdad, sembrar en el corazón de Dios. Mientras rezamos, sembramos.

Y Jesús dijo a aquella mujer: “Yo no fui enviado sino a las ovejas perdidas de casa de Israel” Pero ella insistió y dijo que lo imposible para nosotros es migaja para Dios.

Cuando nos ponemos en oración, necesitamos tener una fe firme, aún en riesgo del ridículo. Mira lo que esta mujer escuchó de Jesús: “No es bueno tomar los panes de los hijos y echarlo a los cachorritos”. El Señor estaba con personas en Su alrededor, pero la mujer, aún así, puso la confianza delante del único que podría salvar a su hija. ¡Ten tu también una fe viva y firme! Ten una voluntad firme de saber que quieres delante de Dios. Ten fe. Decídete y, aún escuchando de Jesús lo que esa mujer escucho, ten firmeza, porque será hecho de acuerdo con su fe.

Si estas en la angustia o en la alegría, quédate junto con el Señor, espera firme en la fe. No desistas en la demora, porque Dios te concede la gracia que necesita en el momento correcto. Sé fiel a Dios, quédate con Jesús y recuerda que Él te escucha.

¡Espera en el Señor, pide y no desistas! No tengas miedo de decepcionar, solo consigue su objetivo quien cree y espera. No te desesperes, porque cuando estás desesperado te quedas atado. La fe es la vacuna contra la desesperanza, el remedio que tu necesitas para tu corazón.

Cuando sabemos que algo bueno está por ocurrir, tres días antes ya nos alegramos. Si  sabes que Dios va a atender tu clamor, entonces necesitas alegrarte. ¡Ten fe y coraje! Mientras tanto tu espera, alaba a Dios.

“El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida, ¿ante quién temblaré?”
Salmo 27

¡No tenga miedo de luchar por aquello en que tu crees! ¡Quien lucha vence, quien lucha con Dios es invencible!

La alegría brota de un confía en el Padre. Dios ayuda quien confia en Él. Cuando confiamos en el Señor, somos sanados.

Marcio Mendes
Misionero de la Comunidad Canción Nueva
Fuente Canción Nueva en español

No hay comentarios:

Publicar un comentario