jueves, 31 de octubre de 2013

Nada de andar revolviendo





"No tengas pena de tus tristezas y resentimientos.
Ten compasión de tu corazón, de tu físico y de tu salud plena.

No te quedes revolviendo la herida ni haciendo el papel de "pobrecito!"
Laméntate, llora, desahógate con alguien de confiaza y con madures. Pero recuerda que las penas no son para ser cultivadas, sino curadas y enterradas.

Las decepciones de ayer cambian las tristezas de ahora, pero pueden ser las dolencias y las trabas del mañana.
Ámate más, ama tu salud y tu bienestar y sobre todo la Paz del Espíritu.
No necesitas ser el mejor amigo de quien te hirió profundamente, ni puedes ser la persona irritada y mal humorada con el resto del mundo por causa de tus heridas."

p. Roger Araujo


Ni el ojo vio, ni el oído oyó



Reflexión Espiritual
De la carta de san Clemente primero, papa, a los Corintios


Revistámonos de concordia, manteniéndonos en la humildad y en la continencia, apartándonos de toda murmuración y de toda crítica y manifestando nuestra justicia más por medio de nuestras obras que con nuestras palabras. Porque está escrito: ¿Va a quedar sin respuesta tal palabrería? ¿va a tener razón el charlatán?

Es necesario, por tanto, que estemos siempre dispuestos a obrar el bien, pues todo cuanto poseemos nos lo ha dado Dios. Él, en efecto, ya nos ha prevenido, diciendo: Mirad, el Señor Dios llega, y viene con él su salario para pagar a cada uno su propio trabajo. [...] Dice la Escritura: Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman.

¡Qué grandes y maravillosos son, amados hermanos, los dones de Dios! La vida en la inmortalidad, el esplendor en la justicia, la verdad en la libertad, la fe en la confianza, la templanza en la santidad; y todos estos dones son los que están, ya desde ahora, al alcance de nuestro conocimiento.

Siéntate y no hagas nada

Por Nicolás Caballero 
Miércoles 23 de Octubre del 2013
Cuando alguien, decidido a recorrer el 'camino' de la interioridad, pregunta: ¿Qué tengo que hacer?, seguramente no espera algo tan desconcertante co­mo: 'Siéntate y no hagas nada '.
No alude a la pereza ni trata de promoverla; apunta a la cultura de la quietud, de la serenidad.
La extrañeza puede significar que estamos lejos de estar educados para la gratui­dad de Dios y de sus dones. Vivimos en esa ridícula e informal idolatría de la obra de nuestras manos, que nos fascina. Bien puede ser que no sepamos valorar lo gratuito de Dios porque sencillamente no cuesta dinero, aunque exige un precio desconcertante. En la ingenua -en apariencia realidad bíblica de abre la boca, que te la llene- se esconde una forma sencilla, casi ingenua, de kénosis, de vacia­miento, no hacer nada para que algo ocurra.
“y entonces, si a los que esto acaece [les ocurre Dios] se supiesen quietar (. . .) sin solicitud de hacer allí nada, luego en aquel descuido yacio sentirán delicada­mente aquella refección [restauración] interior; la cual es tan delicada que, (. . .) ella obra en el mayor ocio y descuido del alma; que es como el aire, que, en que­riendo cerrar el puño, se sale" (Juan de la Cruz, Noche 1, 9,6).
Puedes intentar una práctica sencilla. La dificultad puede venir de la falta de cos­tumbre. Cuando hablamos de postura para la meditación u oración, queremos decir eliminar tensiones posturales; evitar estímulos internos desagradables, -propiocepti­vos, se llaman- musculares o nerviosos; queremos fluir dentro de nosotros mismos: estar sueltos, respirar con libertad, apaciguar la ansiedad ... Ensayamos una actitud de serena 'pasividad':
'Siéntate en silencio y cierra los ojos.
  • Deja que todo se pose dentro de ti; como los posos en el fondo del vaso.
  • Deja que todo te llegue. No hables ni intentes interpretar nada; no lo enredes en tu lenguaje o comentario interno.
  • Después, toma conciencia de que estás inmerso y lleno, invadido por una realidad que te sobrepasa, al mismo tiempo que te realiza. ¡No es mentira!
Te restauras en tu quietud; estás facilitando la aparición de la serenidad, que Dios te regala, frente al caos que te rodea. El precio es aprender a no hacer nada y estar despierto al acontecimiento de estar en Dios. Sólo permanece sentado, sin hacer na­da más que esperar...
¡Deja que todo ocurra! ¡Que todo te ocurra!
Nicolás Caballero, cmf
Fuente: www.ciudadredonda.org

¿Conoces la reina de las virtudes?


Quien desea transitar el camino a la santidad debe comprender que el ejercicio de las virtudes es parte esencial de ése camino. Para acoger y vivir alguna virtud es necesario también saber que es la humildad quien comanda ese trayecto.
La humildad es la gracia que nos hace comprender y aceptar quien somos realmente.
Nada más, nada menos!
Solo ella es capaz de colocarnos en el lugar exacto.
Por eso, cuanto más humildes, más fuerte nos volveremos.

Tu hermano,
Ricardo Sá.
fuente: www.cancaonova.com


Nuestra confianza debe estar en Dios

No podemos regir nuestra vida a partir de lo que sucede, sino por la Palabra, que nos enseña que Dios conoce todas las cosas y sabe lo que es mejor para nosotros. La Palabra de Dios debe ser nuestro alimento diario.
Existen muchas personas que, por ignorancia, consultan horóscopos para direccionar el trabajo, la vida sentimental y hasta las más importantes decisiones de sus vidas. Nosotros, que aprendemos a colocar nuestra confianza en Dios vivo y verdadero, necesitamos recibir Sus instrucciones cada día, contenidas en Su Palabra. Debemos alimentarnos de ella para orientarnos en todo lo que vayamos a realizar.

Todos los días el Señor está soplando en nuestros oídos:
"Yo jamás te abandonaré. Yo jamás te olvidaré"
¡créelo!
Dios está contigo y te está ayudando hasta en aquello que, hoy, se presenta como un imposible a tus ojos.
Jesús, yo confío en Vos!

Luzía Santiago.
Co-Fundadora Comunidad Canción Nueva.
fuente: www.cancaonova.com
Adaptación y traducción del original en português.

martes, 29 de octubre de 2013

Elecciones sabias


Necesitamos asumir las consecuencias de nuestras elecciones y decisiones. Es muy simple culpar a Dios o a otras personas cuando escogimos ciertos caminos que, al principio, parecían lindos, pero que después se volvieron tortuosos.

Muchas veces somos impulsados por ilusiones y fantasías.

Que tengamos siempre sabiduría, discernimiento y responsabilidad para elegir y optar por los caminos que vamos a transitar en la vida.

No es cuestión de vivir culpándonos o viviendo como fracasados.
Nadie puede evitar transitar nuevamente el mismo camino o evitar las peores decisiones mientras no tenga la humildad de asumir las consecuencias de sus actos y decisiones. No estamos inmunes para no cometer los mismos errores. Pero cada camino errado debe volvernos más sensatos y maduros en nuestras elecciones.

P. Roger Araujo.


lunes, 28 de octubre de 2013

En éste día

En éste día que se llama hoy,
quiero dar lo mejor de mi para sembrar la paz
y edificar el bien.
Me desarmo de todo espíritu de acusación y soberbia
y suplico la serenidad del corazón de Jesús.
Que Él me conceda el equilibrio y la sensatez delante de las adversidades
e inconsistencias de la vida.
la sabiduría Divina sea mi luz y guía,
conduciéndome donde preciso estar y
en aquello que preciso hacer.
Así sea!


¿Qué puede hacer la oración en nosotros?



Casi nada si no colaboramos con Dios y con nosotros mismos!

No es una cosa fácil soportarnos, es cierto, como también es cierto que sin una intensa colaboración, el uso de todos los esfuerzos y la búsqueda de una ayuda adecuada, nuestra oración nos dejará en el mismo lugar.

Aprendí con Monseñor Jonas Abib que Dios trabaja bajo un "sistema de cooperación".

Sin nuestra entera participación todo continuará como está.
Para quien quiere madurar, aquí tiene receta completa!

Tu hermano,
Ricardo Sá

jueves, 24 de octubre de 2013

Santo o pecador?

Ron Rolheiser
Trad. Benjamín Elcano
Jueves 24 de Octubre del 2013
Después de todo, ¿qué somos, santos o pecadores? ¿Qué es lo más profundo que hay en nuestro interior, la bondad o el egoísmo? ¿O somos dualistas con dos principios innatos dentro de nosotros, uno bueno y otro malo, cada uno en perpetua dualidad con el otro?
Sin duda, a nivel de experiencia, somos conscientes de un conflicto. Dentro de nosotros hay un santo que quiere reflejar la grandeza de la vida, aun cuando hay también dentro de nosotros algún otro que se empeña en caminar por un sendero más tortuoso. Me encanta la honradez de Henri Nouwen cuando describe este conflicto de su propia vida: “Quiero ser un gran santo -confesó una vez- pero me resisto a privarme de todas las sensaciones que experimentan los pecadores”. Es por esta bipolar tensión de nuestro interior por lo que encontramos tan duro esclarecer opciones morales. Queremos las cosas correctas, pero no menos muchas de las censurables. Cada elección supone una renuncia, y así la lucha entre el santo y el pecador que llevamos dentro lo manifiesta con frecuencia en nuestra incapacidad para llevar a cabo opciones difíciles.
Pero no sentimos esta tensión solo en nuestra lucha por esclarecer  decisiones morales; lo sentimos diariamente en nuestras espontáneas reacciones a situaciones que nos afectan adversamente. Dicho simplemente: cada vez que otros nos influyen de forma negativa, estamos bandeándonos entre ser mezquinos y bondadosos, rencorosos e indulgentes.
Por ejemplo, todos nosotros hemos tenido esta clase de experiencia. Estamos en el trabajo y en un buen estado emocional, teniendo pensamientos de paz y compañerismo, fomentando sentimientos de colaboración, sin desear mal a nadie, cuando de pronto un compañero de trabajo entra y, sin ninguna razón, nos ofende o insulta de alguna manera. En un instante, todo nuestro mundo interior se revuelve: una puerta se cierra de golpe y nosotros empezamos a sentir frialdad y rencor, pensando cualquier cosa menos piropos, mientras manifiestamente nos volvemos otras personas: pasando de ser amables a avivar rencor, de ser santos a fomentar sentimientos de venganza.
¿Cuál es nuestra verdadera persona? ¿Qué somos en realidad, santos con un gran corazón, o mezquinos y rencorosos? Al parecer, somos ambas cosas: santos y pecadores, puesto que la bondad y el orgullo corren por nosotros.
Curiosamente, no siempre reaccionamos del mismo modo. A veces, ante un desaire, insulto o incluso ataque o injusticia, reaccionamos con paciencia, comprensión y disculpa. ¿Por qué? ¿Qué es lo que cambia la química? ¿Por qué a veces respondemos a una mezquindad con un gran corazón, y otras con encono? Después de todo, no sabemos la razón; eso es parte del misterio de la libertad humana. Ciertos factores, desde luego, actúan dentro; por ejemplo, si nos hallamos en un buen espacio interior cuando somos ignorados, desairados o tratados groseramente, estamos más dispuestos a reaccionar con paciencia y comprensión, con un gran corazón. Por el contrario, si nos sentimos cansados, tensos y faltos de amor y estima, estamos más prontos a reaccionar negativamente, y devolvemos rencor por rencor.
Pero, sea como sea, en definitiva, en todo esto actúan realidades más profundas, más allá de nuestro bienestar emocional de un día determinado. Nuestra reacción ante una situación determinada, con simpatía o con rencor, depende de algo más. Los Padres de la Iglesia tenían un concepto y un nombre para esto. Ellos creían que cada uno de nosotros tiene dos almas: una grande y otra pequeña; y la manera como reaccionamos a cualquier situación depende mayormente de con qué alma pensamos y actuamos en ese momento. Así que, si recibo un insulto o una injuria con mi alma grande, me encuentro más dispuesto a tomarlo con paciencia, comprensión y perdón. Por el contrario, si recibo un insulto o daño cuando está actuando mi alma pequeña, estoy más pronto a responder con mezquindad, frialdad y rencor. Y, para los Padres de la Iglesia, ambas almas están dentro de nosotros y son reales; así que somos de gran corazón a la vez que mezquinos; somos santos a la vez que pecadores.
Pero debemos tener cuidado para no entender esto dualísticamente. Afirmando que tenemos dos almas, una grande y otra pequeña, los Padres de la Iglesia no están enseñando una variación de un viejo dualismo, a saber, que hay dentro de nosotros dos principios innatos, uno bueno y otro malo, luchando constantemente por controlar nuestros corazones y almas. Esa clase de lucha entra de hecho en nosotros, pero no se da entre dos principios separados.
El santo y el pecador que hay dentro de nosotros no son dos entidades separadas. Más bien sucede que el santo que hay en nosotros, el alma grande, es no solo nuestra verdadera identidad sino nuestra única identidad. El pecador que hay dentro de nosotros, el alma pequeña, no es una persona separada o una fuerza moral separada que libra perpetua lucha con el santo; es simplemente la parte dañada del santo, esa parte del santo que ha sido maldita y nunca bendecida propiamente.
Nuestra dañada identidad no debería ser demonizada ni maldecida de nuevo; más bien necesita ser amparada y bendecida. Entonces dejará de ser mezquina y rencorosa ante cualquier adversidad.
fuente: Ciudad Redonda

He venido a traer fuego

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (12,49-53):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla.¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.»

Palabra del Señor
comentario
El evangelio de Lucas que hoy nos propone la liturgia habla de enfrentamientos y divisiones en las familias por causa de la fe en Jesús. Naturalmente este texto refleja situaciones  que vivían algunos miembros de las comunidades cristianas, a quienes Lucas dirige su evangelio. Han abrazado con alegría y generosidad la fe, quieren seguir a Jesús con todas las consecuencias. Y de pronto se encuentran enfrentados a los seres más queridos de sus familias. Son sufrimientos muy profundos precisamente porque afectan a la relación con personas que se quieren de verdad. La fe en Jesús se convierte en una cruz dentro de la familia. Es inevitable que se den divisiones y actitudes encontradas a causa de Jesús. Ser cristiano de verdad es muy bello, pero ¡qué difícil es! Ojalá nunca se dieran esas incomprensiones familiares, pero es inevitable que puedan ocurrir.
Hay otro aspecto que quiero subrayar. Jesús dice a sus discípulos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo!”
San Antonio Maria Claret, cuya fiesta celebramos hoy, tomó como lema de su vida: “el amor de Cristo me apremia”. Sólo desde el intenso amor que llenaba su corazón se puede explicar la dedicación tan espléndida al servicio de las comunidades cristianas de Cataluña, Canarias, Cuba, Madrid, París y Roma hasta morir desterrado en el Monasterio de Fontfroide, en el sur de Francia. 
En la oración de Laudes de la liturgia propia del santo se canta: 
Claret, cristiano de fuego,
pobre, casto y compasivo,
misionero al rojo vivo, 
con afanes de andariego
y ardor de contemplativo.

Claret, cristiano de fuego… Él escribe en su Autobiografía: La virtud más necesaria es el amor. Sí, lo digo y lo diré mil veces: la virtud que más necesita un misionero apostólico es el amor. Debe amar a Dios, a Jesucristo, a María Santísima y a los prójimos. Si no tiene este amor, todas sus bellas dotes serán inútiles; pero, si tiene grande amor con las dotes naturales, lo tiene todo.
Y continúa: Hace el amor en el que predica la divina palabra como el fuego en un fusil. Si un hombre tirara una bala con los dedos, bien poca mella haría; pero, si esta misma bala la tira rempujada con el fuego de la pólvora, mata. Así es la divina palabra. Si se dice naturalmente, bien poco hace, pero, si se dice por un Sacerdote lleno de amor de Dios y del prójimo, herirá vicios, matará pecados, convertirá a los pecadores, obrará prodigios.
Jesús dijo: “He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo!”. San Antonio María Claret ardió con el fuego de Jesús y nos dejó a sus seguidores una gran tarea: la evangelización por todos los medios posibles para que ese amor de Dios se difunda por el mundo.
Carlos Latorre
Misionero Claretiano

sábado, 19 de octubre de 2013

Por encima de todo

"Cuando colocamos a Dios en primer lugar,
por encima de todo,
cuando no lo eclipsamos y lo dejamos ser Dios y Señor de nuestra vida,
conseguimos avanzar, aún en medio de luchas y desafíos.
Que hoy, más que nunca, vos y yo le permitamos caminar con nosotros y conducir nuestras vidas!
De esa manera tendremos la certeza que nuestra única parada será el cielo, pues es el itinerario que estamos siguiendo y buscando"


P. Roger Luis.

haz que tenga por ti, Señor, amor constante


Nuestra vida pertenece a Dios porque fuimos rescatados por la Sangre de nuestro Señor Jesucristo.
"Dios destinó a Jesucristo a ser, por su propia sangre, instrumento de expiación mediante la realidad de la fe" (cfr. Rm 3,25a)
Tomar conciencia de esta verdad nos debe llevar a rezar incesantemente para permanecer unidos siempre al Corazón de Jesús.
Pidamos ayuda a nuestro ángel de la Guarda, "para que conservemos siempre en nuestro corazón el pensamiento de Dios" (cfr. Tb 4,6a)
Señor, haz que tenga por Ti un amor constante!

Luzía Santiago.
Co-Fundadora comunidad Canción Nueva.
adaptación y traducción del original en portugues





Para el bueno, todo es bueno!


Por cierto, es casi siempre a partir de nosotros que las personas y circunstancias son juzgadas buenas o malas. Es que cuando somos llenos de Espíritu Santo, somos capaces de descubrir el bien aún cuando el se esconda detrás de un dolor, de un sufrimiento o de alguien que precisa ser mejor.

Tu hermano,
Ricardo Sá
-Fuente: Mensaje del día portal www.cancaonova.com
adaptación del original en português

Más allá de nuestras fronteras


“Esta Iglesia con la que debemos sentir es la casa de todos, no una capillita en la que cabe solo un grupo de personas selectas. No podemos reducir el seno de la Iglesia universal a un nido protector de nuestra mediocridad.”
Papa Francisco.

Ama a tu projimo

Foto: AMA A TU PRÓJIMO 
Sabemos que debemos amar, pero muchas veces no encontramos el camino para empezar a hacerlo. Conocemos el objetivo, pero no siempre está en nuestra mano la estrategia. 

La respuesta la hallamos en el Nuevo Testamento:
• Jesús dice: Ama a tu prójimo... Es decir, al más cercano, al que está a tu alcance atender. 
• San Pablo, por su parte, expresa: Ama a todos, pero especialmente a los hermanos en la fe (Gal 6, 10).
• San Pedro: Cuando el pescador de Cafarnaúm logró aquella pesca tan abundante que casi las redes se rompían, no acaparó todos los peces para él solo, sino que compartió su éxito con sus compañeros que estaban en la otra orilla. El milagro consiste en que la barca de los otros pescadores se llenó hasta arriba, sin que por eso la de Pedro tuviera menos pescados (Lc 5, 1-7).
En cierta ocasión, un joven reportero le preguntó a un agricultor de Argentina si podía revelar el secreto de por qué año tras año ganaba el concurso nacional al mejor productor de maíz.

El agricultor, con toda sencillez, confesó:
- Es que yo comparto mi semilla con los vecinos.
-  Pero, ¿por qué comparte su semilla con sus vecinos, si ellos también entran al mismo concurso?, reprochó el reportero.
-  Verá usted, joven, dijo el agricultor mirando aquellos inmensos campos. El viento, que va de aquí para allá y luego regresa de allá para acá, lleva el polen del maíz maduro de un sembradío a otro. Si mis vecinos cultivaran un maíz de calidad inferior, la polinización cruzada degradaría la calidad del mío. Si voy a sembrar buen maíz, debo ayudar a que mi vecino también lo haga.

El amor comienza con los que están más cerca de nosotros mismos, es con ellos con quienes hemos de empezar a compartir nuestro maíz para formar un tejido del cuerpo, donde se vive el Reino de Dios.
El buen samaritano no estaba llamado a salvar a todos los moribundos; sólo a aquél que se encontró en el camino (Lc 10, 33-35). 

Quienes pretendan vivir bien, deben apoyar a los que están cerca de ellos. Y quienes optan por ser felices, han de contribuir a que sus hermanos y amigos encuentren la felicidad, porque la fortuna de cada uno está hipotecada al bienestar de quienes lo rodean. Los países que quieran lograr el progreso, deben promover que sus vecinos también se superen. 

No es construyendo bardas o muros en las fronteras como progresaremos, sino compartiendo el maíz de nuestra alegría, paz y desarrollo con los más cercanos. De esta manera vamos a crecer nosotros y vamos a crecer juntos, con mayor fuerza.

ORACIÓN
Señor Jesús, tú participaste tu divinidad con nosotros, para enseñarnos a vivir como hijos de Dios.
Enséñanos a compartir nuestra humanidad con los demás; nuestros dones y carismas, nuestros bienes materiales, espirituales e intelectuales.
Quiero aprender a compartir el maíz de mi tiempo, de mi capacidad de escuchar, de mi solidaridad, y también los secretos de mis éxitos y triunfos con los más cercanos a mí.
No permitas, Señor, que construya bardas para defenderme, porque ellas me apartan de mis hermanos, que también son hijos tuyos.
Que el viento impetuoso de tu Santo Espíritu lleve de aquí para allá y de allá para acá la riqueza de lo mejor de nosotros mismos, comenzando con los que están más cerca de nosotros mismos.
Amén.

José H. Prado Flores - Ángela Chineze
Escuela de Evangelización San Andrés - Internacional
Sabemos que debemos amar, pero muchas veces no encontramos el camino para empezar a hacerlo. Conocemos el objetivo, pero no siempre está en nuestra mano la estrategia. 

La respuesta la hallamos en el Nuevo Testamento:
• Jesús dice: Ama a tu prójimo... Es decir, al más cercano, al que está a tu alcance atender.
• San Pablo, por su parte, expresa: Ama a todos, pero especialmente a los hermanos en la fe (Gal 6, 10).
• San Pedro: Cuando el pescador de Cafarnaúm logró aquella pesca tan abundante que casi las redes se rompían, no acaparó todos los peces para él solo, sino que compartió su éxito con sus compañeros que estaban en la otra orilla. El milagro consiste en que la barca de los otros pescadores se llenó hasta arriba, sin que por eso la de Pedro tuviera menos pescados (Lc 5, 1-7).
En cierta ocasión, un joven reportero le preguntó a un agricultor de Argentina si podía revelar el secreto de por qué año tras año ganaba el concurso nacional al mejor productor de maíz.

El agricultor, con toda sencillez, confesó:
- Es que yo comparto mi semilla con los vecinos.
- Pero, ¿por qué comparte su semilla con sus vecinos, si ellos también entran al mismo concurso?, reprochó el reportero.
- Verá usted, joven, dijo el agricultor mirando aquellos inmensos campos. El viento, que va de aquí para allá y luego regresa de allá para acá, lleva el polen del maíz maduro de un sembradío a otro. Si mis vecinos cultivaran un maíz de calidad inferior, la polinización cruzada degradaría la calidad del mío. Si voy a sembrar buen maíz, debo ayudar a que mi vecino también lo haga.

El amor comienza con los que están más cerca de nosotros mismos, es con ellos con quienes hemos de empezar a compartir nuestro maíz para formar un tejido del cuerpo, donde se vive el Reino de Dios.
El buen samaritano no estaba llamado a salvar a todos los moribundos; sólo a aquél que se encontró en el camino (Lc 10, 33-35).

Quienes pretendan vivir bien, deben apoyar a los que están cerca de ellos. Y quienes optan por ser felices, han de contribuir a que sus hermanos y amigos encuentren la felicidad, porque la fortuna de cada uno está hipotecada al bienestar de quienes lo rodean. Los países que quieran lograr el progreso, deben promover que sus vecinos también se superen.

No es construyendo bardas o muros en las fronteras como progresaremos, sino compartiendo el maíz de nuestra alegría, paz y desarrollo con los más cercanos. De esta manera vamos a crecer nosotros y vamos a crecer juntos, con mayor fuerza.

ORACIÓN
Señor Jesús, tú participaste tu divinidad con nosotros, para enseñarnos a vivir como hijos de Dios.
Enséñanos a compartir nuestra humanidad con los demás; nuestros dones y carismas, nuestros bienes materiales, espirituales e intelectuales.
Quiero aprender a compartir el maíz de mi tiempo, de mi capacidad de escuchar, de mi solidaridad, y también los secretos de mis éxitos y triunfos con los más cercanos a mí.
No permitas, Señor, que construya bardas para defenderme, porque ellas me apartan de mis hermanos, que también son hijos tuyos.
Que el viento impetuoso de tu Santo Espíritu lleve de aquí para allá y de allá para acá la riqueza de lo mejor de nosotros mismos, comenzando con los que están más cerca de nosotros mismos.
Amén.

José H. Prado Flores - Ángela Chineze
Escuela de Evangelización San Andrés - Internacional

IDEOLOGIAS

"En las ideologías no está Jesús: su ternura, su amor, su misericordia. Las ideologías son rígidas, siempre. De cualquier signo: rígidas. Y cuando un cristiano se vuelve discípulo de la ideología, ha perdido la fe: no es más discípulo de Jesús, es discípulo de esta actitud de pensamiento, por eso Jesús les dice: 'ustedes se han llevado la llave del conocimiento'. El conocimiento de Jesús es transformado en un conocimiento ideológico y también moralista, porque cierran la puerta con tantas prescripciones".

Jesús les dijo "ustedes cargan sobre las espaldas de la gente demasiadas cosas; sólo una es necesaria".

"La fe se convierte en ideología, y la ideología espanta, echa a la gente, aleja a la gente de la Iglesia y a la Iglesia de la gente. Es una enfermedad grave la de los cristianos ideológicos (...). Su actitud es la de volverse rígidos, moralistas, éticos, pero sin bondad".

"¿Qué pasa en el corazón de (quien) se vuelve así? Simplemente una cosa: ese cristiano no reza. Y si no hay oración, siempre se cierra la puerta (porque) la llave que abre la puerta a la fe es la oración. El que no reza es un soberbio, un orgulloso, seguro de sí mismo. No es humilde. Busca su propia promoción. Éstos que no rezan, abandonan la fe y la transforman en ideología moralista, casuística, sin Jesús".

"cuando un cristiano reza, no se aleja de la fe, habla con Jesús".

Papa Francisco.

Buen día 19 OCT 2013

¡Buen día, Espíritu Santo!
Así como llena de Tu Gloria está la creación,
así mi vida ven a llenar con tu Fuerza y Tu Poder.
¡Lléname de Ti para que animado por Tu Gracia dé lo mejor de mi!
¡Satúrame de tu Amor para que pueda vivir el día presente
en paz, serenidad y seguridad...!
¡Ven, actúa con poder,
y levántame allí donde me encuentres caído, abatido... entristecido!
¡Levántame y anima lo envejecido!
Y dame Luz, ¡mucha luz! para reconocer la "piedra mayor",
aquella que es obstáculo permanente en mi carrera hacia la meta.
Dime, ¿qué podemos hacer juntos hoy?

Sin miedo al miedo

Si el miedo te aflige, definitivamente no temas!
No hay razones para temer. 
No tener miedo es la actitud propia de quien ya encontró en Jesús el tesoro y, por eso, no tiene recelo alguno de perder aquello que para el mundo es valioso, al punto de no temer perder la propia vida si fuese preciso!
Si somos tomados por ese sentimiento, eso será siempre y únicamente, una circunsta
ncia propia de nuestra humanidad y deberá servirnos de orientación para que busquemos en el Santísimo Sacramento la sanación y la paz que necesitamos.
San José tuvo miedo, pero, por causa de su obediencia y fe, recibió la protección que necesitaba y fue orientado divinamente. De manera que el temor no le impidió ir más allá de sus fronteras y limitaciones humanas.
Tú también puedes hacer esa experiencia!


Tu hermano,
Ricardo Sá
fuente: Mensaje del día www.cancaonova.com

adaptación del original en português.

Amar duele

Tenemos en la historia del cristianismo un testimonio muy grande de que quien ama sufre mucho. Entonces te digo, "si te decidiste amar mucho, prepárate para sufrir mucho".

No fue diferente con Jesús y no lo será contigo.

Si te donas y eres amigo de muchos y te entregas de corazón, algunos no responderán positivamente al amor recibido y no te agradecerán lo que hiciste por ellos.
Lo importante es hacer tu parte y ser concientes que tu amor debe ser incondicional.

¡Dios te Bendiga!


P. Cleidimar Moreira

lunes, 14 de octubre de 2013

No tener miedo a recomenzar

Una palabra debe siempre orientar nuestra vida: RECOMENZAR,
y hoy el día es propicio para eso.
No podemos tener miedo a recomenzar, porque el dinamismo es parte de nuestra vida.
Son muchos los desafíos y obstáculos, pero ellos no deben ser impedimentos para nosotros, por el contrario, deben ser trampolines para avanzar hacia aguas más profundas.

No sé si ya viviste momentos en que necesitabas ir de frente y te sentiste paralizado por el miedo o por otro sentimiento, yo sí lo he vivido, pero aún así me lancé y me lanzo confiada en la palabra del Señor.
"Navega mar adentro y lanza las redes para pescar. Simón respondió, "Maestro, trabajamos toda la noche y no hemos sacado nada; pero ya que lo dices, por Tu Palabra, lanzaré las redes. Lo hicieron y capturaron tal cantidad de peces que reventaban las redes".
Lucas 5,5

Tiremos hoy la red, confiados en la bondad del Señor.
Jesús, en Vos confío!

Luzia Santiago.
Co-Fundadora Comunidad Canção Nova.
Fuente: mensaje del día www.cancaonova.com
adaptación y traducción del original en português


domingo, 13 de octubre de 2013

Bautismo en el Espíritu Santo

"El Bautismo en el Espíritu Santo y mi crecimiento del Espíritu (desde entonces) no han solucionado todos mis problemas. Todavía lucho contra las tentaciones y me arrepiento por mis pecados. Pero esa experiencia me ha dado una relación más cercana con el Señor, y en esto, coraje, esperanza y una base que me permite aproximarme al Señor diariamente y ofrecerme a Él y a recibirlo a Él. Dichosa la gente de la que Dios es el Señor. Él continúa satisfaciendo profundamente mis necesidades de Él. También continúo experimentando las maravillas que el Señor me da y considero la palabra básica como una realidad: que Él murió y resucitó por mí, que Él pagó mi deuda. Que Él tomó mis pecados y que me liberó y me dio
vida. Que Él derramó su sangre para limpiar y liberarme al confesar mis pecados. Que su amor y su fe se da para todas las generaciones. Esas son las verdades y realidades en las que hay que basar nuestras vidas. Le doy gracias y alabo al Señor por todas las maravillas y por la misericordia que Él me ha enseñado."


Jack Flanagan
Graduado en la Universidad de Duquesne en 1969 con un título de sicología. El participó en la primera reunión carismática de oración en Pittsburgh en 1967.

nuestra tentación



"Sin la gracia de Dios, ninguna acción humana puede introducir al Espíritu Santo. Nosotros podemos recibirlo y recibir su poder sólo por acercarnos al Señor en persona. De hecho, cuando nosotros caemos en la tentación de confiar en nuestro propio esfuerzo y poder, Dios nos permitirá experimentar
fallas y frustraciones hasta que nosotros nos volvamos de nuevo a Él y busquemos su Espíritu."


Jim Cavnar - Testimonio
"Como en un nuevo Pentecostés" - Testimonio sobre los inicios de la RCC

Cristianos promedio

"Todos somos cristianos promedio, pero eso no significa que seamos cristianos normales. Somos cristianos anormales, somos hijos de Dios minusválidos, porque no permitimos que el Espíritu Santo haga su trabajo completo en nosotros.
No confiamos en Él lo suficiente.
Decimos, “Sí, Espíritu Santo, estamos abiertos hacia ti”, pero no para todo. No me des esta gracia, o no me des aquello, o yo escojo la
s gracias que quiero que Tu me des... Nosotros queremos ser abiertos y entonces ponemos nuestro Bautismo y todo lo que significa... en un congelador... Pero si queremos vivir una vida normal, una vida cristiana completa, el poder que hemos recibido del Bautismo tiene que sacarse del refrigerador. Necesitamos una liberación del Espíritu dentro de nosotros. Necesitamos decir, “Señor, si Tu deseas hacer algo de trabajo, nosotros lo aceptamos, que se haga según tu voluntad, Señor”.

Card. Suenens, Milwaukee, 1973

Entrevista a Patty Gallagher

RENOVACIÓN CARISMÁTICA:
Entrevista a Patti  Gallagher Mansfield


Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - La Agencia Fides ha dirigido algunas preguntas a la señora Patti Gallagher Mansfield, que hace 40 años, junto a un grupo de colegas estudiantes universitarios, participaron en una retiro espiritual que marcó el inicio del movimiento mundial posteriormente denominado Renovación Carismática y al cual hacen hoy referencia 119 millones de católicos en 235 países de todo el mundo.





¿Nos podría contar los inicios de la Renovación Carismática católica?
Hace cuarenta años, del 17 al 19 de febrero de 1967, participamos en un retiro durante un fin de semana con 25 estudiantes de la Duquesne University de Pittsburgh, Pennsylvania, que tenía como tema los Hechos de los Apóstoles. Antes de iniciar cada sesión invocábamos al Espíritu Santo con el antiguo himno Veni Creator Spiritus. Durante el retiro surgió una pregunta: ¿por qué nosotros los católicos no teníamos la experiencia del Espíritu Santo de la misma manera en que la vivieron los apóstoles en Pentecostés? Se nos dijo que si bien habíamos recibido los sacramentos de la iniciación cristiana de niños era importante que de adultos ratificáramos la gracia de esos sacramentos y abandonáramos de manera incondicional nuestras vidas en Dios.
El sábado 18 de febrero un joven, David Mangan, propuso renovar al final del retiro el sacramento de la confirmación con una ceremonia, de la misma manera como cada año renovamos las promesas bautismales en la vigilia de Pascua. David y yo estábamos de acuerdo que aunque ningún otro hubiera querido renovar la propia confirmación nosotros lo habríamos hecho. Antes de que terminara el día tanto David como yo sentimos el impulso de ir a la capilla, cada uno de manera independiente del otro, y allí encontramos al Espíritu Santo de manera palpable.
Mientras me arrodillaba delante de Jesús en el Santísimo Sacramento literalmente temblaba ante la sensación de su majestad y santidad. Superado el miedo pronuncie una oración de completo abandono a él. Inmediatamente después me descubrí postrada e inundada del amor de Dios. David había estado en la misma capilla algunas horas antes y había tenido una experiencia idéntica. Casi la mitad de los estudiantes fueron a la capilla durante esa noche y encontraron al Espíritu Santo entre fervorosas oraciones, alabanzas, alegría, lagrimas y maravilla.
Entonces no me podía imaginar que un retiro, hoy conocido como el “Duquesne Weekend” sería el inicio de un movimiento a nivel mundial en la Iglesia Católica que posteriormente sería llamado Renovación Carismática. Se calcula que actualmente son unos 119 millones de católicos presentes en 235 países en todo el mundo los que han recibido la efusión del Espíritu Santo en el Espíritu Santo y que participan de alguna manera de la Renovación Carismática en la Iglesia.

¿Qué cosa te ha impulsado a buscar vivir en profundidad la experiencia del Espíritu Santo?
Como adolescente tenía el deseo de aprender más sobre mi fe y esto me llevó a frecuentar una universidad católica. Rápidamente me di cuenta que el estudio de la teología no era suficiente. Tenía hambre y sed no simplemente de conocer las cosas de Dios sino de conocer a Dios mismo. Comencé a asistir diariamente a Misa y a participar en un grupo de estudio sobre la Escritura en la Universidad de Duquesne. Fue ese grupo el que programo el retiro que se manifestó tan importante en mi vida personal y en la vida de la Iglesia.
 
¿Han habido otras personas que han vivido la misma experiencia? ¿También ellas han experimentado el mismo impulso que has sentido tú?
Algunos meses antes del “Duquesne Weekend”, dos de nuestros profesores habían comenzado a rezar pidiendo una experiencia más profunda del Espíritu Santo en su vida. Cotidianamente invocaban al Espíritu con el himno de la secuencia de Pentecostés. Durante esos meses de oración intensa algunos amigos les habían enviado dos libros: The Cross and the Switchblade (La Cruz y el puñal) de David Wilkerson y They Speak with Other Tongues (Ellos hablan en otras lenguas) de John Sherrill. Ambos libros describen la experiencia de recibir la efusión del Espíritu Santo. En enero de 1967 estos profesores frecuentaban un pequeño grupo de oración local compuesto por protestantes de distintas denominaciones que habían sido bautizados en el Espíritu Santo. En ese contexto recibieron el bautismo en el Espíritu Santo e inmediatamente sintieron los efectos de aquella gracia: un nuevo amor por Dios y por el próximo, una oración de pedido y de alabanza más profunda, una compresión inspirada de la Escritura, celo apostólico y acogida de los dones carismáticos. Ellos no contaron su experiencia a los otros miembros del grupo de estudio sobre la Escritura sino que llamaron la atención del grupo sobre la Persona y la obra del Espíritu Santo. Sólo la mitad de las 25 personas que habían participado en el “Duquesne Weekend” fueron bautizadas en el Espíritu. En mi libro As By A New Pentecost (Como un nuevo Pentecostés, Ediciones SERECA) he publicado el testimonio de doce personas que participaron en ese retiro.
 
A partir de ese momento, ¿cómo se ha desarrollado todo? ¿Qué cosa sucedió?
Puedo dar testimonio personalmente del modo como la noticia del bautismo en el Espíritu se difundió durante los primeros días de la Renovación, mucho tiempo antes de que llegara Internet y el correo electrónico. Uno de los testimonios de la difusión del Espíritu en Duquesne escribió a sus amigos usando copias en papel carbón (¡imagínense!) diciendo simplemente: “tengo una noticia demasiado hermosa para guardarla para mi”. Otro anunció: “no tengo necesidad de creer en Pentecostés, ¡yo lo he vivido!”.
Nació una red de amistades entre las personas de la Duquesne University, de la Michiagan State University y de la University of Notre Dame. Todos eran parte del movimiento de Cursillos o de otras realidades apostólicas juveniles. Pocas semanas después del “Duquesne Weekend”, Ralph Martin y Steve Clark visitaron la Universidad de Duquesne y participaron en una oración para recibir el bautismo en el Espíritu. No los conocía personalmente pero escribí en mi diario estas palabras: “¡Señor cuando te hagas presente en ellos, te harás presente en los Estados Unidos y después en el Mundo!” Estas palabras se demostraron proféticas desde el momento en que esos dos jóvenes, junto con otros como el Dr. Kevin Ranaghan y su mujer Dorothy, utilizaron sus dones para crear los primeros grupos de líderes, organizaciones, conferencias, comunidades y publicaciones carismáticas católicas. “Life in the Spirit Seminar” (La vida en el seminario del Espíritu) fue creada en los primeros años de la Renovación y todavía existe hoy en distintas formas en el mundo. Se trata de un breve curso que contiene el mensaje fundamental del Evangelio y prepara a las personas al bautismo en el Espíritu.
A partir de 1967, la Renovación Carismática (o Movimiento Pentecostal en la Iglesia Católica, como era llamado en los primeros años) se difunde en los campus de las universidades, en las capellanías, en los conventos y parroquias. Se iba propagando la buena noticia que gracias a una simple oración de fe, renovando el bautismo y la confirmación, católicos normales estaban comenzando a vivir una intensa vida en el Espíritu.
 
¿Se podría decir que vosotros sois los fundadores del Movimiento?
No, los que hemos participado en el Duquesne Weekend no somos fundadores en el sentido usual del término. Somos en primer lugar testigos de la intervención soberana de Dios. Aquellos que siguieron después de nosotros y han desarrollado programas para ayudar a difundir la noticia de la gracia de este “nuevo Pentecostés” han tenido un rol fundante pero ninguno de ellos reivindicaría el rol de fundador. En ese sentido somos distintos a otros movimientos eclesiales. La Renovación Carismática está mucho menos estructurada respecto a otros movimientos. Sustancialmente se basa en la gracia de recibir la efusión del Espíritu y la efusión de los dones carismáticos. Sin embargo siguiendo esa gracia fundamental se expresa de manera distinta en cada ocasión particular.
 
En tan sólo 40 años, el Movimiento se ha difundido por todo el mundo. ¿Cómo es esto posible?
El Papa Juan XXIII invitaba a la Iglesia entera a la oración: “Renovad hoy vuestros prodigios, como por una nueva Pentecostés”. El Concilio Vaticano II abrió de par en par las ventanas de la Iglesia a un viento nuevo del Espíritu Santo. La Renovación Carismática nació como respuesta a la oración de la Iglesia y a las necesidades de nuestro tiempo. Cuando se le preguntó a Pablo VI cuál era la más grande necesidad de la Iglesia de nuestro tiempo, respondió: “Es necesario decirlo, casi con temblor y en espíritu de oración, ya que, como bien sabéis, éste es el misterio de la vida de la Iglesia: el Espíritu, el Espíritu Santo… la Iglesia necesita de una nueva Pentecostés permanente, necesita tener fuego en el corazón, palabras en los labios, profecía en la mirada…” E Papa Juan Pablo II quería hacer a cada uno “dócil al Espíritu Santo”. Quién podría olvidar el modo en el que gritó, en la vigilia de Pentecostés de 1998: “¡Abríos con docilidad al Espíritu Santo! Aceptad con gratitud y obediencia los carismas que el Espíritu no deja jamás de conceder”. También nuestro Santo Padre, el Papa Benedicto XVI, ha acogido y alentado a la Renovación Carismática.
El movimiento se ha difundido tan rápidamente porque el Señor quiere mandar delante su Espíritu y renovar la faz de la tierra. Él ve el mundo cada vez más secularizado, así como los grandes desafíos que debemos afrontar en la Iglesia. Él sabe que los laicos comunes necesitan de instrumentos justos para poder vivir el Evangelio en medio de situaciones hostiles. Para poder responder a la llamada universal a la santidad debemos acoger al Espíritu Santo y sus dones santificantes. Para hacer que el Pueblo de Dios esté en grade de tomar nuestro puesto en la misión evangelizadora de la Iglesia, necesitamos del Espíritu Santo y de sus dones carismáticos.
Una persona puede ser bautizada en el Espíritu Santo y experimentar los dones carismáticos (Cf. 1Cor 12,14) sin tomar parte en ninguna estructura específica al interior de la Renovación Carismática. Por esta razón, la gracia del bautismo en el Espíritu ha actuado libremente y rápidamente en todo el mundo.
 
¿Son momentáneos aquella experiencia y aquella fuerza que haz vivido, o están siempre vivas en ti?
La gracia de haber recibido el bautismo en el Espíritu ha seguido siendo real en el curso de estos cuarenta años. Obviamente, la vida espiritual debe alimentarse con la oración cotidiana, con la lectura de la Sagrada Escritura, con la participación en la vida sacramental de la Iglesia, creciendo en la virtud y en los frutos del Espíritu, muriendo a uno mismo, viviendo para Dios y para los demás. Ha habido tiempos de prueba, aridez y desilusión, como para cualquier persona. Por ejemplo, en el año 2005 perdimos nuestra casa; el huracán Katrina se llevó nuestras oficinas y la casa de retiros, como pasó con muchos residentes en la costa del Golfo de los Estados Unidos. Sin embargo, en medio de estos sufrimientos, el Espíritu Santo ha sido nuestro consuelo y nuestro auxilio. Experimentamos la estupefaciente Providencia del Señor y la comunión espiritual con los hermanos y hermanas en todo el mundo, que rezaron por nosotros y nos enviaron su ayuda. Esforzarse por cumplir con la voluntad del Padre, amar a Jesús y seguirlo, experimentar el poder del Espíritu Santo, fueron una aventura maravillosa. Me sobrepasó un sentimiento de gratitud por el don del amor de Dios. Todo es gracia.
 
¿Puedes explicarnos brevemente qué hay en el corazón de la Renovación Carismática?
¡El bautismo en el Espíritu Santo! La síntesis del bautismo en el Espíritu se encuentra en Rm 5,5: “… el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado”. Millones de personas conocen hoy al Padre como ‘Abbà’, un padre dulce y cercano. “Jesús es el Señor” no es solamente una frase de la Biblia. Es la vida, ¡una vida siempre más abundante! Conocer a Jesús como Salvador viviente, Maestro, Amigo, Aquel que nos ama, el SEÑOR –todo esto se realiza gracias al bautismo en el Espíritu. El Espíritu Santo no es más la persona olvidada de la Trinidad, sino Aquel a quien invocamos, con un continuo “¡Ven, Espíritu Santo!”, sobre cada aspecto de nuestra vida y nuestro trabajo.
Se puede comprender el bautismo en el Espíritu como una efusión de la gracia del bautismo y de la confirmación que se realiza cuando la persona acepta voluntariamente la señoría de Jesús sobre su vida y permite al Espíritu Santo actuar “como en una nueva Pentecostés”. Se puede también comprender el bautismo en el Espíritu como una nueva venida del Espíritu Santo para poder salir al encuentro de un nuevo momento en la propia vida espiritual. El Papa Juan Pablo II, en una de sus enseñanzas sobre la Santísima Virgen, en Pentecostés, dijo que María no estaba presente en la sala del Cenáculo solamente como maestra y modelo: tenía también Ella necesidad de una nueva venida del Espíritu Santo para salir el encuentro de su nueva misión de maternidad espiritual, cuyo encargo escuchó de los labios mismos de Jesús en la Cruz. La apertura a los dones carismáticos, como la oración en lenguas, la profecía, la curación, tiene también habitualmente parte en ello.
Esta gracia de recibir la efusión del Espíritu Santo es nuestra porque la pedimos. Jesús dijo en Lucas 11,9-13: “Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, le abrirán. […] Si, pues, vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!”. Nosotros, en la Renovación Carismática, creemos que el Señor quiere que todos los creyentes reciban la efusión del Espíritu con la experiencia de los dones carismáticos. No es necesario participar en nuestro movimiento para recibir esta gracia.
Cuando el Papa Benedicto XVI reunió a los miembros de todas las nuevas comunidades y movimientos eclesiales para la vigila de Pentecostés del 2006, nos guió hacia una renovación de la confirmación. Pensaba en cuán bello era ver que aquel mismo impulso que había visto nacer a la Renovación Carismática en la Iglesia estaba operando en Plaza San Pedro. ¡Ojalá todos los católicos pudieran renovar su confirmación y abrirse con docilidad al Espíritu Santo y a sus dones carismáticos!

¿Qué otras características tiene la Renovación Carismática como movimiento? 
Una relación personal con Jesús como Señor y Salvador, el amor por la Escritura, una intensa vida de oración alimentada por los sacramentos de la Iglesia, el celo apostólico, la atención a los pobres y necesitados, la alegría, la alabanza, el uso de una gran variedad de dones carismáticos para evangelizar y una fe nutrida de esperanza. El Espíritu Santo hace nuevas todas las cosas: para los sacerdotes, los religiosos y las religiosas esto significa con frecuencia un nuevo fervor; para las personas casadas, un nuevo amor por el propio esposo o la propia esposa, una mayor paciencia y capacidad de perdón.
Par aquellos que desean información sobre la Renovación Carismática en su propio país, es posible contactar los servicio de la Renovación Carismática Católica Internacional en Roma (www.iccrs.org).
 
¿Es difícil encontrar un equilibrio entre tu intensa vida apostólica y la vida de familia, con tu vocación de madre y esposa?
Desde el inicio de mi vida en el Espíritu como joven mujer soltera, estaba convencida de que el matrimonio y la vida de familia eran una auténtica llamada a la santidad. Sentía el deseo de ser esposa y madre, y al mismo tiempo el deseo de difundir el Evangelio. El señor me mandó un marido maravilloso, un hombre de oración, santidad y cultura. Trabaja a tiempo completo para la Renovación Carismática y para la Arquidiócesis de Nueva Orleáns.
Cuando nuestros cuatro hijos eran más pequeños, mi actividad principal era la de ser madre a tiempo completo. Las lecciones aprendidas poniendo en práctica mi vocación a la maternidad han sido contadas en mi libro: Dios en cada cosa (Edición Renovación en el Espíritu Santo). En el curso de los últimos 15-20 años, el Espíritu Santo me ha impulsado a viajar más a nivel internacional, realizar conferencias y retiros para laicos y sacerdotes de todo el mundo. No es siempre fácil encontrar un equilibrio en una vida de este tipo, pero con la oración y la guía sabia de mi esposo y de mi director espiritual, es posible. Algunas veces pienso que la vida es como el signo de la Cruz. Nuestra mente debe estar puesta en el cielo, nuestros pies bien plantados sobre la tierra, un brazo sostiene nuestra familia y el otro el contacto con el mundo. Nuestro corazón de estar lleno del amor de Dios, derramado del Espíritu Santo que se nos ha dado (Cf. Rm 5,5)
 
¿Cómo te sientes respecto del hecho de haber estado presente desde el inicio y de ver ahora las dimensiones de este movimiento?

Siento que, en mi pequeñez, participo en el misterio de Nuestra Señora. ¡Cuánto puede hacer un simple “sí”! Cuando María dijo su “sí” a Dios, no podía imaginar las repercusiones de dicho consentimiento… aquellos misterios –de gozo, de luz, de dolor, de gloria– que le esperaban. Ese abandonarse de María cambió el curso de la historia humana y ahora todas las generaciones la llaman beata. Lo mismo vale para mi propio “sí” y para el tuyo. Dan vida a una cadena de eventos en la vida de los demás, cuya conversión está ligada a la nuestra. ¡Es verdaderamente misterioso y maravilloso! No puedo decirte cuantas personas en todo el mundo se tienen ligadas a mí simplemente porque pronuncié mi “sí” a Dios en el “Duquesne Weekend”, cuando era una joven de 20 años.
Quién sabe qué sorpresas tiene el Espíritu Santo preparadas para cada uno de nosotros si logramos ser como María y decir nuestro “sí” incondicional a Dios. “A Aquel que tiene poder para realizar todas las cosas incomparablemente mejor de lo que podemos pedir o pensar, conforme al poder que actúa en nosotros, a Él la gloria en la Iglesia y en todos los tiempos. Amén” (Ef 3,20-21)

sábado, 12 de octubre de 2013

¿Quién dice que puedo cambiar el mundo?

Cambia al mundo quien sabe cambiarse a sí mismo!

Considero tonto desear que las persona cambien; especialmente las que son más cercanas.
La única fuerza capaz de cambiar al mundo es una vida en crecimiento consciente y sincero hacia el amor. Si existe otro camino, por favor, ¿me dices?!

El cambio de las personas comienza en mí!

Tu hermano,
Ricardo Sá

viernes, 11 de octubre de 2013

Hablar con Dios

No tengas miedo de conversar con Dios.

La sabiduría del Señor es dada a quien es manso como las ovejas. Ellas precisan continuamente de la dirección de un pastor. Y se este no está atento, ellas se pueden perder o poner la vida en riesgo. Por eso, comos comparados a ellas, pues, sin el Señor, que es nuestro Pastor, también nosotros tomamos la dirección equivocada y vamos hacia el frente, de cabeza baja, mirándonos nosotros mismos y nuestros problemas y, así, nos perdemos.

El propio Jesús, mientras estaba en la tierra, se hizo una ovejita del Padre, obedeciéndole y preguntando todo a él. El Señor tiene abundancia de don de sabiduría para ofrecer a los hijos. De manera que cuando comenzamos a preguntas todo a Él y a obtener las respuestas de él, sabemos al final como actuar, como educar a nuestros hijos, conducir nuestra familia, cómo comportarnos con nuestro cónyuge, vecino, patrón, párroco, coordinadores de grupo de oración. No porque nos hayamos vuelto sabios, sino porque a cada cosa que preguntamos al Señor, El nos va a responder con la ayuda del Espíritu Santo, por medio de la oración. Y ¿dónde oír el mensaje del Señor? En el corazón. Pero es necesario buscar constantemente y ser asiduos a la oración.

No tengas miedo de conversar con Dios y con Jesús sobre tu vida.

Monsenhor Jonas Abib
Fundador da Comunidade Canção Nova
fuente: www.cancaonova.com
Adaptación y traducción del original en português.

Relaciones equilibradas


"Nadie nació para vivir sólo, aislado o haciendo sólo la suya.
Es cierto que no necesito ser amigo de todo el mundo, pero cuando no consigo tener relaciones amigables con nadie, el problema lo más probable es que esté conmigo.

No necesitas tampoco ser aquella persona llena de simpatía, adorable y querida por todos. pero no seas tan antipático o anti-social al que nadie consiga llegar y relacionarse.

No puedo pensar que todo el mundo es el problema y el único acertado en el camino soy yo.
Existen personas con las que es más fácil convivir y acordar con sus ideales y comportamientos, pero no necesito cerrarme o sentirme mejor o peor que nadie.
El ideal es el equilibrio, no profundizar relaciones cuando no conozco bien a las personas y a la vez no volverme indiferente a quien quiera aproximarse a mi vida. Ser simpático con quien no me agrada y no tengo amistad no es falsedad, es educación y también un antídoto para combatir el orgullo que hay en cada uno de nosotros.

No hagas de la antipatía y del orgullo tu marca registrada.

La humildad, la sensatez y la cordialidad te harán bien y será un bien para quien esta próximo de ti en cualquier etapa de la vida."

pe. Roger Araujo.


miércoles, 9 de octubre de 2013

La tres fuentes de sanidad

Las tres fuentes de sanidad interior

Vamos a tomar la Palabra de Dios, pues el contacto con la Palabra de Dios nos hace felices y sanos.
Les pido que abran el corazón totalmente y le dejen a Dios hacer maravillas, porque Él quiere hacer maravillas. ¡Vas recibir el poder de Dios!
Abre tu Biblia en Marcos 1,40-45 – esa palabra representa una de las más fuertes fuentes de sanación interior para mí.

“Se le acercó un leproso, que se arrodilló ante él y le suplicó: “Si quieres, puedes limpiarme. Sintiendo compasión, Jesús extendió la mano y lo tocó diciendo: Quiero, queda limpio. Al instante se le quitó la lepra y quedó sano. Entonces Jesús lo despidió, pero le ordenó: no cuentes esto a nadie, vete y preséntate al sacerdote y haz por tu purificación la ofrenda que ordena la Ley de Moisés, pues tú tienes que hacer tu declaración. Pero el hombre, en cuanto se fue, empezó a hablar y a divulgar lo ocurrido, de tal manera que Jesús ya no podía entrar públicamente en el pueblo; tenía que andar por las afueras, en lugares solitarios. Pero la gente venía a él de todas partes” (San Marcos 1, 40-45).

El leproso esta enfermo en su relación con el mismo, en relación con las personas y también en la relación con Dios.
¿Porque él esta enfermo en la relación con él mismo? Imaginemos a una persona que tiene la lepra y sus sentimientos para con ella misma. Se queda aislada. Es una persona que no se ama, que siente que no tiene valor.
El leproso no se siente bien con él mismo, y cree que Dios fue malo con él. Muchos de nosotros podemos vivir una situación como esta, de sentirnos como un leproso, y hasta creer que Dios fue malo con nosotros.
Eso necesita ser sanado, porque eres una criatura de Dios. Necesitamos mirarnos al espejo y dar gracias a Dios. Eres creado por las manos de Dios. Somos lo más hermoso que Dios hizo.

El leproso, según el libro de Levítico, no puede acercarse a nadie porque si no infectaría a otros. Muchos de nosotros también creemos así, nos sentimos distantes de nuestros hermanos. Es decir no somos igual a los demás.

Tenemos que pedirle a Dios que sane nuestras relaciones con las personas, porque necesitamos reconocernos, unos a otros, hermanos. Es cierto que algunas no merecen este reconocimiento debido a una traición, o porque nos hicieron mal, etc. Yo tengo personas así, pero aun así son nuestros hermanos. Y si queremos ser sanados, debemos aprender a amar, perdonar y a relacionarnos bien con las personas.

Un día leí que el resentimiento es un veneno que yo tomo para que el otro muera. ¿Esto te parece una actitud inteligente?

En nuestra relación con Dios, debemos buscarlo de corazón. En lugar de sentirse lejos de Dios por causa de tu enfermedad, tienes que buscar a Dios y pedir que Él te sane. Puedes alejarte de Él , pero Él nunca se va alejarse de ti. Él siempre te va querer sanar.
Es importante prestar atención a nuestra relación con nosotros mismos, nuestra relación con los demás y con Dios. Necesitamos siempre revisar las relaciones.

1º situación:
Tú no serás feliz si no te valoras. Quien no se ame a si mismo no tiene como amar al otro. El amor no es pedir, no es dependencia emocional. Para ser sanado delante de Dios, ama a tu prójimo como a ti mismo. ¡Así que hay amarse!
Pregúntate: ¿Como esta tu relación contigo mismo? Si te das cuenta de que tiene problemas, entonces es necesario rezar.

2º situación:
Tienes que preguntarte como es tú relación con los demás, porque si tu corazón esta lleno de ira, dolor, necesitamos pedir a Dios que sane el corazón y te de un corazón limpio.

3º situación:
Pregúntate como es tu relación con Dios, porque tu no debes ser humillado o castigado por Dios. Él nunca falla. A menudo pedimos lo que no conviene, por eso Dios no lo cumple. Dios te da las cosas de acuerdo con Su voluntad.
Muchos de nosotros no queremos tener problemas, pero si tú no tienes problemas lo más probable es que estés muerto. ¡Los problemas son señales que estamos vivos! ¡Benditos problemas!
El leproso, caminando con su problema, fue hasta Jesús. Cuanto más lejos estamos del Señor, más enfermos nos quedamos. Debes acercarte al Señor.
Después de aproximarse al Señor, el leproso se arrodilló. Arrodillarse es una postura corporal para reconocerlo como Señor. Si no reconocemos su Señorío, seguiremos enfermos.
Si te acercas a Dios, arrodíllate, reconócelo como El Señor, y entonces, suplica a Dios lo que necesites.

Predica del p. Alberto Linero Gomez, eudista
fuente: www.cancionnueva.com