jueves, 29 de noviembre de 2012

La solución de tus problemas

Ten la certeza que la solución para tus problemas es el Espíritu Santo.
Tal vez estés sufriendo contrariedades contra las cuales vienes luchando: peleas matrimoniales, hijo con problemas de  dependencia con el alcohol, la droga, adulterio del cónyuge, desempleo, depresión, enfermedad...
Esas dificultades pueden parecer sin solución, tal vez te encuentres procurando soluciones puramente humanas.
La solución de Dios para lo que puedes estar viviendo se llama "Espíritu Santo".
Pide el "don" de su Presencia  incesantemente.
Es muy simple: es como respirar.
Basta sólo con pedir, querer y el Señor Lo derrama sin medida.
Hagamos hoy la experiencia de invitar a Jesús a hacer todas las cosas con nosotros, hagamos la experiencia de pedir ayuda a Él en todo, de preguntar a Él cómo debemos comportarnos delante de las situaciones, principalmente de las más adversas.
A lo largo de éste día, en medio de los problemas, rezemos:

¡Ven, Espíritu Santo!
¡Ven, Espíritu Santo!
¡Ven, Espíritu Santo!

Jesús en Vos confío.

Luzia Santiago
co-fundadora Comunidad Canção Nova
Fuente: www.cancaonova.com

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Curados de nuestras lepras




Mientras Jesús estaba en una ciudad, se presentó un hombre cubierto de lepra. Al ver a Jesús, se postró ante él y le rogó: «Señor, si quieres, puedes purificarme». Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: "Lo quiero, queda purificado" Y al instante la lepra desapareció"
Aproximémonos a Nuestro Señor Jesús con fe, para que Él nos purifique de todos nuestros pecados y lepras de forma que vivamos la verdadera dignidad de los hijos de Dios, como aconteció con el leproso.

Asumamos a Cristo como el único Señor de nuestra vida.
Hoy, el Señor nos invita a reconciliarnos con Él por intermedio de la confesión.
Busquemos un sacerdote y confesemos todos nuestros pecados.
"Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se extraviaron." Lc 18,13
Perdonar y pedir perdón puede ser, para muchos, vivir en connivencia con el error, pero para nosotros, que creemos y experimentamos la bondad de Dios, sabemos que la Misericordia Divina siempre es una invitación a la conversión y el cambio de vida.
"De la misma manera, el Padre que está en el cielo no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños." Lc 18,14
No tengamos miedo de ser misericordiosos y de arrepentirnos y cambiar de vida.
Jesús, en Vos confío!

martes, 27 de noviembre de 2012

Orar en 7 pasos


Una forma práctica para quiere crecer en la Vida de Oración
oração dos 7 passosAunque parezca increíble…. Es cada vez más común que las personas de nuestro tiempo busquen alguna forma de entrar en contacto con un “ser superior” (como algunos lo llaman); que para los cristianos y para la mayoría de la humanidad ese ser superior se llama “Dios”! Dios trae un profundo deseo de estar y de conversar cada vez más contigo…
Uno de los medios más comunes para entrar en contacto con Él se llama: “oración”. Sin embargo la mayoría de las personas sienten muchas dificultades para orar y tienen la costumbre de decir:
  1. “… no sé lo que es…”
  2. “… no sé por dónde comenzar…”
  3. “… si logro comenzar, inmediatamente dejo de hacerlo…” (inconstancia)
  4. “… solo rezo (oro) cuando paso por dificultades…”
  5. rezo (oro), sí, pero a mi modo…”
  6. rezo (oro) siempre, en todo lugar… (la mayoría de las veces uno disculpa a aquellos que todavía no aprendieron a orar)
Entonces, para intentar resolver alguno de esos problemas, quiero más que estar dando explicaciones teológicas sobre la oración… te voy a mostrar una forma muy fácil y práctica para que aprendas a orar, tener constancia y crecer en la relación con ese “Ser Superior” que llamamos Dios. Prepárate,vamos a aprender “la Oración en 7 pasos”
1er. paso
homem orando
Determine un lugar para orar, ese será tu “rincón de oración” nada de ese cuente de que “oro en el colectivo”, “cuando voy camino para la escuela”, claro que puedes hacer eso también, pero Dios es Padre y no quiere que te quedes solo con “bocadillos”, entiendes? La oración personal debe tener un lugar propio, porque es refeição completa! Tú necesitas de un lugar donde las personas no te estén atrapando o interrumpiendo, estamos buscando un lugar que te proporcione intimidad. Existen muchas opciones: una capilla (iglesia), un lugar más apartado de casa, un cuarto, etc. Ok? Ahora descubre tu lugar de oración!
.
.


2do. paso
TIEMPOGeneralmente estamos acostumbrados a orar (rezar) cuando tenemos ganar, pero aprendí que “sin disciplina no hay santidad” y es más, podría decir: “sin disciplina no hay intimidad”, por eso hay días que en que oras (rezas) mucho tiempo y otros en los que no rezas (oras) nada, y dices: “estoy sin ganas”… “estoy cansado”… “con sueño”… “fue un día de locos”; y va por ahí… por eso necesitas determinar cuánto tiempole vas a dar a Dios, tal vez para algunos sea más fácil entenderlo así… es como un diezmo de tiempo, piensa cuanto tiempo le dedicar a internet? Para la TV? Para los amigos? Para la familia? Para el trabajo? Y etc…. Y para Dios cuanto tiempo tienes? Un tip y una regla, primer el secreto: nunca comiences con tiempo, es como en la escuela, vas despacio al principio (10 minutos?) y después vas aumentando; y la regla: el tiempo siempre puede aumentar, pero nunca disminuir! Lo importante para Dios no es la cantidad, sino el amor con rezas (oras) y no importa si estas cansado o esas cosas; Dios te acepta así! Y entonces? Cuanto tiempo le vas a dedicar a Dios? Ah… elige también el mejor del día (mañana, tarde, noche o madrugada?)
3er. paso
Rezar (orar) un Padre nuestro y un Ave María. El Padre Nuestro fue la oración que Jesús nos enseño (Mt 6, 9-13), en ella vamos a encontrar grandes enseñanzas que Jesús nos dejo… y también el Ave María, cuando recitamos esa oración realizamos una profecía bíblica, lo sabias? Mira lo que la Biblia dice en Lucas 1, 48 “Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones” La mayor proclamación, que ella es “bendita”, en verdad es hecha por el propio Dios, el Ángel Gabriel, dice: “Dios te salve, llena de gracia, el Señor está contigo” (Lc 1,28); recitar el Ave María es hacerse eco de la voz de Dios en el tiempo que se llama hoy; y en la segunda parte: “Santa María madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén”. No hay nada errado tampoco, que ella es santa todo el mundo lo sabe, nosotros la llamamos Madre de Dios solamente porque Jesús es Dios y en el final pedimos que interceda por nosotros, más o menos como mucha gente hacen pidiendo unos a otros oración. Quédate tranquilo puedes rezar (orar) sin miedo.
4to. paso
AlabanzaLlego la hora de alabar, eso significa agradecer. En este momento debes ir recordando todo lo que te paso en el día o en el anterior, o inclusive los recuerdos que vienen a tu mente, puedes hacerlo más o menos así: “Señor te alabo, porque hoy abrí mis ojos y vi las nubes en el cielo, estaban lindas, Señor te alabo, porque hoy no me falto el alimente, talaba porque sé que siempre estas a mi lado, te alabo por todo… por aquello que fue bueno y por aquello que no fue bueno…”
5to. paso
PerdónTodo el mundo se equivoca, verdad? Entonces vamos a pedir perdón al Señor por todas las que cosas que hicimos y no fueron buenas, un día leí en el Evangelio que Jesús lloraba (Lc 19,41), El lloraba porque los pecados que aquellas personas cometían no las lastimaba solamente a ellas, sino que también lastimaban Su Corazón… y el mismo Jesús que las amaba te ama también. Por eso vamos a pedir perdón al Señor por las veces que nos equivocamos e hicimos aquello que no deberíamos hacer, puedes comenzar así: “Señor perdóname… hoy mentí, tuve vergüenza de asumir la verdad; Señor perdóname también por tener rabia hacia aquella persona… Señor, perdón…”
6to. paso
Ahora viene lo más fácil… llego la hora de pedir, hacer tus preces, tus pedidos, un tip: puedes comenzar pidiendo por los otros y dejar para el final tus pedidos personales. Cuando hagas tus pedidos recuerda esto: “Esta es la confianza que tenemos en él: que si le pedimos algo según su voluntad, nos escucha” (1 Jn 5,14)
7mo. paso
EscucharLa oración es un dialogo, una conversación… y en una conversación siempre existe la hora de escuchar, por lo tanto llego la hora de escuchar… hora deescuchar a Dios, tal vez pienses “Dios mío! Es algo muy difícil…” no es no! Te voy a mostrar… tienes Biblia? Se no tienes es bueno que compres una, si la perdiste es bueno que la encuentres… (jajaja), y si estás leyendo este texto desde la computadora es solo buscar en Google (u otro buscador) “Biblia” y si quieres hay hasta Biblia enpdf.Entonces, toma tu Biblia y lea (escucha… jajaja) cualquier parte y después silencio… deja resonar dentro tuyo la “Voz de Dios”, viste qué fácil que es? Un tip: si recién estas comenzando a tener contacto con la Biblia: comienza por el Nuevo Testamento utiliza un lenguajes más próximo al nuestro, los Salmos también serán un buen comienzo y si no entiendes alguna cosa, busca personas que realmente te ayuden y que no te dejen más confusa (o).
Ahora ya puedes tener una vida de oración constante, se fiel, si marcaste un lugar y un horario, entonces ya tienes un encuentro… “un encuentro con Dios” no faltes… ten la seguridad de que Él no va a faltar! No pares de caminar, esos simples 7 pasos te van a llevar al Cielo!
¡Que Dios te bendiga!
Padre Sostenes Vieira
Traduccion de Ezequiel Alvares
Orar con música es muy bueno…
(Gracias Padre – Martin Valverde)
fuente: http://blog.cancaonova.com/padresostenes/ 

Silenciar para oír al Señor

Hay varios tipos de silencios.
Muchos se sumergen en él apenas para huir o para dormir.
Otros hacen uso de mil técnicas a fin de alcanzar un silencio simplemente relajante, otros ejercitan una especie de meditación de pensamiento bloqueado, suspendido en un vacío silencioso en el que creen elevarse.
Algunos enmudecen por capricho o por mal humor...

El verdadero silencio es aquel que nos coloca delante de Dios.
Esta experiencia enriquece nuestros valores, reflexiones, sentimientos e ideas y aún más: en lo íntimo del alma forman las convicciones y enraízan las virtudes;
es ahí cuando se definen las lineas maestras de la lucha personal por mejorarnos cada día un poco más.
Tenemos el hábito de hablar mucho y casi no sabemos escuchar.
Hay pobreza de palabras
porque hay pobreza de silencio.
Solo tendremos condiciones para responder con prontitud a Dios y a los hermanos si nos ejercitamos en la escucha.

"Entonces vino el Señor, se detuvo, y llamó como las otras veces:
¡Samuel! ¡Samuel!
Él respondió:
"Habla, porque tu servidor escucha"
1 Sam 3,10


Pidamos hoy al Señor que nos enseñe a silenciar para que podamos oír Su Voz, a ejemplo del profeta Samuel.

Jesús, en Vos confío!

Luzía Santiago.
fuente: www.cancaonova.com

sábado, 24 de noviembre de 2012

Decálogo de la UNIDAD



1. La unidad se construye con un corazón abierto a la esperanza. 
2. Ser uno en el Corazón de Cristo, es vivir todos con los sentimientos que nos transmite el Espíritu Santo. 
3. Cuando la unidad nos parece imposible, siempre queda abierta la puerta de la oración. 
4. El mayor testimonio que podemos dar a los que nos contemplan, es el de vivir unidos en el amor
5. Si desechamos la Verdad, no se construye la verdadera unidad. 
6. La unidad tiene mucho que ver con el amor que se hace humildad. 
7. La unidad duradera necesita del diálogo y el respeto a las legítimas pluralidades. 
8. El cimiento de la unidad se construye entre todos,  sin excluir a nadie, sin imponer nada, con el respeto a cada persona humana.
9. La unidad hunde sus raíces en la Trinidad pues Dios es Uno y Trino.  
10. Sin unidad no es posible la verdadera evangelización.  

El amor que escandaliza

Los fariseos y los escribas criticaban a Jesús porque Él no despreciaba a los pecadores públicos, como los judíos hacían con los publicanos, que eran los recaudadores de impuestos en la época del Imperio Romano. El Maestro estaba en medio de esos hombres para hablarles al corazón y conducirlos a la conversión, pero para eso, necesitaba acercarse a ellos. Como Jesús era judío, Él ponía su reputación en juego, su nombre, porque comer con pecadores era contra la ley judía. Después de haber sido criticado por los fariseos y los maestros de la ley, Jesús les dice dos parábolas.
En primer lugar, Jesús cuenta la parábola de la oveja perdida y hace una pregunta a los judíos:
“Si uno de vosotros tiene cien ovejas y pierde una,
no deja las noventa y nueve en el desierto,
y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?”
(Lc 15, 4).
Trata de convencer a sus compatriotas de que los pecadores necesitan refugio y una nueva oportunidad.  Jesús se coloca en el  lugar del pastor, que se alegra de encontrar a la oveja perdida (cf. Lc 15, 6), para estar con los hombres, los pecadores públicos, que en la reunión con él, tuvieron la oportunidad de conversión por lo que el Buen Pastor dice:
“Así que no habrá más gozo en el cielo por un solo pecador que se arrepiente,
que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento“
(Lc 15, 7)

Después, Jesús cuenta la parábola de la moneda perdida, comenzando con otra pregunta: “¿Y si una mujer tiene diez monedas de plata y pierde una,
no enciende una lámpara, barre la casa
y busca con cuidado hasta encontrarla?”
(Lc 15, 8)
Para nosotros, esta parábola no es muy significativa, pero para los judíos tiene un significado importante. 
El número diez representa la plenitud, y la pérdida de una de las diez monedas
revelaba una plenitud perdida.
Al contar esta parábola, el Señor nos dice que Él no quiere perder a nadie,
así que comía con los pecadores para tratar de rescatar a los que estaban perdidos.
Jesús está siempre con nosotros, incluso cuando pecamos,
porque quiere nuestra santificación y nuestra salvación.
Parece una locura, dejar noventa y nueve ovejas en el desierto para buscar a la oveja perdida (cf. Lc 15, 4).
Al hacer esto, había un riesgo de perder a algunos de ellos también.
Este fue el riesgo que el Señor corrió al volverse a aquellos hombres, considerados pecadores públicos, porque Cristo era un judío y por lo tanto era escandalizar a sus compañeros. Del mismo modo, hoy en día, también es corre el riesgo de perder a otras ovejas visitándonos a ti y a mí, incluso cuando estamos en pecado.
El amor de Dios es así,
escandaliza y nos deja sin palabras,
porque no lo entendemos.
Pero con tantas pruebas de amor, no podemos negar que somos amados por el Señor. Él nos amó a nosotros cuando todavía éramos pecadores (cf. Rm 5, 8), como amó a aquellos publicanos.
Natalino Ueda
Consagrado de la Comunidad Canción Nueva

lunes, 19 de noviembre de 2012

¡Empieza por tu familia!











“Los que en otro tiempo no eran pueblo,
ahora son pueblo de Dios,
los que no habían conseguido misericordia,
ahora han alcanzado misericordia”
(1Pe 2, 10)

Para que se realice la obra de Dios, para que muramos a nuestro hombre-mujer viejos y nazca el hombre-mujer nuevos, se tiene que realizar un transplante de corazón. Cristo me da su corazón y yo dejo de “amoldarme a los sentimientos y pensamientos humanos”.  Pero este transplante necesita que yo tome diariamente la medicina.
¿Tomas cada día la medicina?
La medicina que fortalece en el camino de la fe y que  nos recuerda que somos peregrinos en este mundo y que hay cosas que son muy efímeras y no merece la pena poner el corazón en ellas.

“Ustedes, acercándose a Él, piedra viva,
rechazado por los hombres, pero escogida y preciosa ante Dios,
van construyendo un templo espiritual”
(1Pe 2, 4)

Hoy, el Señor nos invita a escuchar su voz, a escuchar su llamada para salir de la mediocridad. Una vez más, tenemos que sentir esta voz que nos invita a no amoldarnos a este mundo. Somos seres espirituales y debemos vivir a la altura, con la dignidad de hijos de Dios.

“Tengan todos el mismo pensar:
sean compasivos, fraternales, misericordiosos y humildes.
No devuelvan mal por mal, ni ultraje por ultraje;
al contrario, bendigan, pues han sido llamados a heredar la bendición”
(1Pe 3, 8-10)

Empieza por ese pequeño territorio que Dios te ha encomendado: empieza por tu familia.  Nos decía Madre Teresa: “No hay que venir a Calcuta para transformar el mundo. Empieza por tu familia”.
La familia debe ser el lugar por excelencia donde damos y recibimos “bendición”.
Bendición significa “decir bien”, la bendición produce el bien, extiende el bien.
Los esposos se hacen el bien. Los padres a los hijos se producen bien.
La palabra bien en término espiritual es mucho más profunda de lo que estamos acostumbrados a percibir en nuestra sociedad.
La sociedad habla de “bienestar”.
Nos habla de calidad de vida sólo en términos materiales,
como posibilidad de consumir, de tener...
Dios nos envía el Bien en un sentido mucho más profundo.
Hay en las familias un gran dolor; nos herimos, nos producimos sufrimiento cuando somos soberbios, cuando no aceptamos nuestras imperfecciones, cuando no somos capaces de reconocer nuestros errores, de perdonar y pedir perdón.
La familia es el lugar donde aprendemos a acoger y ser acogidos.
Estamos llamados a hacer de la familia un lugar para habitar en paz con nosotros mismos y con nuestro esposo/a e hijos. Lugar donde se nos acepta como somos y no necesitamos llevar máscara. Lugar donde se dice la verdad pero con amor y por el bien del otro.
Así podremos crecer juntos.

El buscador murmuró: “Háblame, oh Dios”;
y entonces cantó un pájaro, pero el buscador no lo oyó.
De modo que el buscador gritó: “Háblame, Dios”;
y un trueno atronó el cielo, pero el buscador no lo escuchó.
El buscador miró a su alrededor y dijo: “Oh Dios, déjame verte”;
y una estrella brilló resplandeciente, pero el buscador no se dio cuenta.
Y el buscador gritó: “Dios, muéstrame un milagro”;
y nació una vida, pero el buscador no se enteró.
Así que el buscador lanzó un alarido desesperado:
“Tócame, Dios y hazme saber que estás aquí”;
y entonces Dios descendió y tocó al buscador,
pero el buscador espantó a la mariposa y echó a andar.

¡No te pierdas una bendición porque
no se presente como tú esperas que lo haga!

Montse González y Javier Rodríguez
Comunidad Caná

¿Qué provoca nuestro mirar en el otro?




Dirijamos hoy una mirada más allá de los que conseguimos ver.

Cuando vemos una persona, y miramos su semblante, solemos insinuar alguna cosa que casi nunca corresponde con lo que ella es; el rostro es solamente un indicativo,
precisamos mirar el corazón de ella, que muchas veces esta sufriendo, angustiado, herido, maltratado, entristecido y precisando de ayuda.

"Lo que el hombre ve no es lo que importa;
el hombre ve la superficie,
es el Señor quien mira el corazón"
1 Sm 16,7

Hagamos hoy la experiencia de pedir al Espíritu Santo la gracia de descubrir el corazón de cada persona que viene a nuestro encuentro, de modo que nuestro mirar genere sanación y ellas se sientan amadas por nosotros.
En los evangelios se muestra cómo la mirada de Jesús, dirigida a alguien, era una mirada de amor.

Señor, enséñanos a mirar a las personas como tú mirabas.
Jesús, manso y humilde de corazón, danos un corazón semejante al Tuyo.

Luzia Santiago
Co-fundadora comunidad Canção Nova.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Quien realiza nuestra santificación es Dios


“Mi palabra y mi predicación no tenían nada de la argumentación persuasiva de la sabiduría humana, sino que eran demostración del poder del Espíritu, para que ustedes no basaran su fe en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios”
(1 Cor 2, 4-5).
Monseñor Jonas AbibDios usa muchas personas para manifestar su poder. Esto retrata lo que se encuentra en el inicio de la Carta de San Pablo a los Corintios. Algunas personas piensan que los dones del Espíritu Santo de Dios son para algunas personas muy especiales, muy bien elegidos y muy santas. Nosotros también nos acostumbramos a ver los dones del mismo Espirito en la vida de los santos. Vemos dones de milagros, sanidad, profecía, entre otros, y creemos que esta gracia sucede por la gran santidad de quienes lo poseen; como premios divinos. Pero no somos nosotros quienes santificamos. No es como el pueblo dice que quien es santo nace santo. Quien hace esa santificación es Dios. Todos los dones vienen del Todopoderoso. Por eso, el orgullo es tan destructivo, principalmente el espiritual.
“Por eso te recomiendo que reavives el don de Dios que has recibido por la imposición de mis manos” (2 Tim 1,6).
Dios te bendiga

Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
Traducido por: Exequiel 
fuente: www.cancionnueva.com

¿Qué hacer delante de los problemas?


Luzia SantiagoPor no saber que es lo mejor para nuestra vida, quedamos indecisos e inseguros y, a menudo, deprimidos. Pero nuestra esperanza de vida da un salto de calidad cuando empezamos alimentarnos de la revelación de Dios, por medio de la oración y de Su Palabra, de la adoración y de las practicas cristianas.
Necesitamos pedir al Señor la gracia de creer en Su amor por nosotros. Y tomar posesión de que existen muchas cosas por ser transformadas en nuestro ser. Cierto que, si nos dejamos guiar por la voluntad de Dios, vamos a ser verdaderamente felices y libres.
Necesitamos colocar toda nuestra vida en oración.
No sabemos como actuar, tampoco, lo que es mejor para nosotros. Pero lo cierto es que las decisiones de Dios a nuestro respecto son perfectas.
Ante los problemas lo mejor que se puede es alabar a Dios.
¡La alabanza abre las puertas a las soluciones!
“Por eso tengo erguida mi cabeza frente al enemigo que me hostiga; ofreceré en su Carpa sacrificios jubilosos, y cantaré himnos al Señor. ¡Escucha, Señor, yo te invoco en alta voz, apiádate de mí y respóndeme! Mi corazón sabe que dijiste: Busquen mi rostro. Yo busco tu rostro, Señor, no lo apartes de mí. No alejes con ira a tu servidor, tú eres mi ayuda; no me dejes ni me abandones, mi Dios y mi salvador” (Sal 27,6-9).
¡Jesús, yo confió en ti!

Traducido por: Thais Rufino de Azevedo
Luzia Santiago
Co-fundadora de la Comunidad Canción Nueva
fuente: www.cancionnueva.com 

¿Te acostumbraste al mal?


Rechaza esto, en el nombre del Señor

¡Cuidado! Puede que en tu casa, en tu trabajo, en tu lugar de estudio, estés en contacto con personas que por mil situaciones que han vivido en este mundo, están muy heridas y sólo murmuran, reclaman, se quejan, juzgan, o sólo hablan de cosas negativas.
Si es tu caso, te presento esta Palabra para el día de hoy: “No te juntes con el iracundo, ni vayas con el violento; no sea que te acostumbres a sus sendas y pongas tu propia trampa” (Pr 22, 24-25) Claro que si vives con personas así en tu familia, no podrás dejar de estar con ellas, pero si podrás dar una respuesta interior diferente a estas situaciones, evitando que las mismas determinen tu conducta y tu modo de ver las cosas. No podemos culpar a los demás de nuestra visión, no podemos darle poder a las situaciones para que estas nos dominen. La Palabra dice que debemos darle poder sólo a Jesús, por eso, cuando no hay nada más que hacer, en el Señor está todo el poder para cambiar las situaciones dentro de ti.
Lo importante es que, como dice la Palabra que te propongo hoy, no te “acostumbres” a esas sendas. Recházalas, en el nombre del Señor,  esos pensamientos no son los tuyos, ¡no los tomes como tales!
Ora al iniciar cada día, pidiendo que la sangre de Jesús se derrame sobre ti y te proteja, y cada noche, agradécele porque en ese día te resguardó de todo mal, y pide de nuevo que su sangre preciosa se derrame sobre ti para que te purifique de todo cuanto hayas podido ver, escuchar, sentir o decir que no te hizo bien ni a ti ni a quienes conviven contigo.
Y adelante, que las sendas del Señor son bellas, no fáciles, pero llevan a la vida eterna, a esas sendas sí puedes y debes acostumbrarte.
¡Dios te bendice!
Marisa Reyes Franco
Comunidad Canción Nueva
fuente: www.cancionnueva.com 

sábado, 17 de noviembre de 2012

Sanación interior de las heridas


Padre Nicolás Schwizer
Sanación interior es pedir a Jesús
retroceder al tiempo en que fuimos heridos,
para que ahora nos libere de ello.
Esto implica dos pasos:


Sacar a la luz las cosas que nos han herido.
Conviene hacerse ciertas preguntas que generalmente nos revelan las heridas básicas por las que debemos orar:

1 ¿Cuándo comenzó todo esto?
O también: ¿fue una niñez feliz? Muchas de las heridas más profundas se remontan a los primeros 2 o 3 años de vida, o sea, al tiempo en que fuimos más vulnerables y menos capaces de defendernos a nosotros mismos. Pero también es verdad que algunos han recibido sus heridas posteriormente en la escuela, en algunas experiencias sexuales desdichadas, etc.

2 ¿Qué fue lo que causó la herida?
Muchas veces ya la respuesta a la primera pregunta revela las razones de las viejas heridas. Muchas de ellas arrancan de algún rechazo o alguna relación rota. Particularmente importantes son nuestras relaciones con los padres. Si la madre no acarició lo suficiente al niño, si el padre regresaba del trabajo cansado y apenas hablaba con el niño o lo castigaba duramente, si había demasiados niños para una madre enfermiza y no tuvo tiempo de demostrarles afecto, o si uno de los padres falleció siendo todavía pequeño el niño. Todas estas penosas experiencias dejan heridas que afectan profundamente los sentimientos básicos de la persona.
Eso se logra mejor al dialogar con otra persona; incluso el hablar del problema constituye ya un proceso de curación.

Orar al Señor para que nos cure de esas heridas.
Si alcanzamos a recordar cómo y por qué comenzó todo, entonces pedimos a Jesús que nos acompañe al pasado.
Él, como Señor del tiempo, es capaz de hacer lo que nosotros no podemos.
Él puede curar esas heridas del pasado que todavía nos hacen sufrir, a veces en forma inmediata.
Después de haber orado por la sanación de la herida, aspecto negativo de la curación, podemos pedir al Señor que llene en forma positiva la vida nuestra de todo lo que estábamos echando de menos.
Dado que tenemos una necesidad tan profunda de amor, la conclusión de la oración de sanación interior es, por lo general, llenar del amor de Dios todos los ámbitos vacíos de nuestro corazón.

La curación interior da tanta paz y alegría a las personas, que es una pena que sean tan pocos los que entiendan y practiquen esta clase de oración.
Así de manera sencilla, podemos decir que ponemos la purificación del subconsciente en manos del Señor pidiéndole que Él cure las heridas.
Unas palabras sobre la imposición de las manos.
No es necesario para la curación.
Sin embargo, esta práctica que ya encontramos en el Nuevo Testamento, tiene sus ventajas. Parece que algo, como una corriente de energía curativa fluye del ministro a la persona enferma, una transferencia de poder vivificante. Además, la preocupación y el amor se comunican mucho mejor por el tacto que por la palabra; existe una sensación profunda de comunión y de amor en la imposición de manos.

Oración para sanación interior
Y ahora les quiero hacer una sugerencia. Les voy a entregar una oración para sanación interior que hace algún tiempo cayó en mis manos. La idea es, rezarla personalmente, en forma meditativa y con fe sencilla, en un momento de gran paz y serenidad, frente al Señor, a lo mejor en un Santuario.
Parece que esta clase de oración tiene generalmente una respuesta perceptible.
Aunque tal vez la curación sea progresiva y necesite de varios intentos, quiere decir, rezar esta oración de sanación interior varias veces. Pero antes de rezarla tendrían que haber reflexionado y trabajado seriamente sobre sus heridas interiores o impresiones no digeridas del subconsciente.

ORACIÓN PARA SANACIÓN INTERIOR
(Busca un lugar donde puedas estar en silencio, donde nadie te interrum­pa.
Ponte cómodo. Ve al Señor en actitud de humildad y confianza).
(Entra en la oración de la manera que te sientas movido a hacerlo. Ya que la curación es un proceso progresivo, esa oración no solucionará todos tus problemas. Nunca podremos llegar a decir que ya acabaron los problemas, que todos los recuerdos han sido curados, pero podemos quitar del camino toda barrera que nos impida estar sanos y saludables. La curación interior se habrá llevado a cabo cuando un suceso del pasado no tenga ya poder para herirnos - cuando lo podamos recordar sin tristeza, vergüenza o sentimiento de culpa. Entre en presencia de Dios).



Señor,
Tú puedes volver atrás conmigo y caminar conmigo a través de mi vida desde el momento que fuera concebido.

Ayúdame, Señor, aun entonces: límpiame y líbrame de todo lo que pudo causarme dificultades en el momento de mi concepción.
Tú estabas presente en el momento que fui formado en el vientre de mi madre.

Líbrame y sáname de cualquier ataduras en mi espíritu que hayan podido llegarme por mi madre o las circunstancias de la vida de mis padres aún cuando tomaba forma. Por esto, te doy gracias.

También te alabo, Jesús, porque además me estás sanando del trauma de nacer. (Muchas de nuestras madres tuvieron partos largos y dolorosos cuando nacimos, y esto tiene un efecto en la criatura). Te pido, Señor, que me cures del dolor de nacer y de todo lo que sufrí al nacer. Te doy gracias, Señor, porque Tú estabas allí para recibirme en tus brazos cuando nací. Conságrame en ese mismo momento al servicio de Dios. Gracias, Jesús, porque esto se ha hecho.

Señor Jesús, te alabo porque en esos primeros meses de mi infancia tú estabas conmigo cuando te necesité. (Hay muchas personas que necesitaban más amor del que recibieron de su madre, porque fueron separados por circunstancias que no pudieron evitarse. No recibieron el amor que les hubiera ayudado a sentir fuerza y estabilidad).

Hubo veces que necesité que mi madre me acunara en su pecho y me meciera y me contara cuentos infantiles como solamente sabe hacerlo una madre. Señor, hazlo Tú en lo más profundo de mi ser. Envíame a tu madre, María, para que me estreche en su regazo, me dé calor y me haga todo lo que una madre hace para brindarle a su hijo ternura y seguridad. Déjame sentir su amor maternal tan conmovedor, confortante y profundo que nada ya pueda separarme de ese amor otra vez. Te doy gracias y te alabo. Señor, porque sé que ahora mismo estoy cobijado en los brazos de tu madre y en los tuyos.

(También hay personas que necesitaron más del amor paternal en sus vidas). Por cualquier razón que me haya sentido descuidado, rechazado, Señor, llena esa parte de mi ser con un profundo amor paternal que sólo viene de un padre.
Aunque yo no esté consciente de haber necesitado unos brazos fuertes y un "papito" que me amara y me diera seguridad y apoyo, dámelo Tú ahora.
Gracias, Señor, porque esto también lo estás haciendo.

(Según crecíamos, algunos de nosotros pertenecíamos a familias donde no había mucho tiempo para nosotros como individuos). He llegado a entender y a aceptarlo, pero una parte de mi ser en realidad nunca se sintió completa, nunca se sintió verdaderamente querida. Te pido hoy una curación de ese sentimiento.
Señor, hazme saber que soy tu hijo, una persona importante en tu familia, un ser único que amas de una manera muy especial.
Cúrame, Señor, las heridas causadas por las relaciones con mi familia, el hermano o hermana que no me entendía del todo o que no me demostraba amor y bondad debidamente. Una parte mía nunca se sintió amada por eso. Déjame ahora alcanzar en perdón a ese hermano o hermana.
Quizás a través de los años, nunca he podido aceptarlos porque nunca me sentí verdadera­mente aceptado por ellos. Dame un gran amor por ellos. Así que la próxima vez que los vea haya tanto amor que todo lo viejo habrá pasado. Me habrás renovado. Te doy gracias por eso, Señor.

(Según crecíamos, el primer trauma real en nuestra vida pudo haber sido cuando fuimos a la escuela por primera vez. Esa fue la primera vez que nos ausentábamos del hogar y todo lo que ello representaba. Para algunos de nosotros que éramos muy sensibles, que éramos tímidos, inseguros, esto fue difícil; - quedarnos con aquella maestra extraña, con compañeros extraños, en un lugar extraño).

Señor, de veras nunca me recuperaré de esa experiencia, porque había cosas que esperaban de mí y cosas que me herían mucho.
Hubo maestras intratables y niños que no me mostraban amor o comprensión.
Te pido, Señor, que me sanes de todos esos años que pasé en la sala de clase, que me quites todo el dolor y sufrimiento que recibí en ese tiempo. Me retraje en ese entonces, Señor, y empecé a sentir miedo de hablar en grupos porque me habían ridiculizado, castigado, criticado en la escuela. Dejé de hablar porque era demasiado doloroso. Señor, te pido que abras la puerta de mi corazón.
Déjame relacionarme en grupos de una manera más abierta y libre de lo que he podido hasta ahora. Según se lleva a cabo esta curación, tendré la confianza y el valor de hacer lo que me pidas en toda situación.
Gracias, Señor,
porque creo que estás sanándome ya.
Señor, cuando entré en la adolescencia, empecé a experimentar cosas que me asustaron, me avergonzaron y me causaron dolor.
Nunca he podido sobreponerme del todo a algunas experiencias que tuve cuando me estaba conociendo a mí mismo, lo que significa ser persona.
Te pido, Señor Jesús, que sanes todas las experiencias que tuve como adolescente; las cosas que hice y que me hicieron y de las que nunca he sanado.
Entra en mi corazón y quita todas las experiencias que me causaron sufrimiento o vergüenza.
No te pido, Jesús, que borres esto de mi mente sino que lo transformes de manera que pueda recordarlo sin vergüenza, con acción de gracias.
Hazme comprender por lo que hoy están pasando los jóvenes, porque yo mismo también he pasado por ello: esa época de búsqueda y conflicto. Según me voy sanando, déjame ayudar a otros a encontrar la curación.

Señor, al salir de este período de mi vida, y al empezar a crecer en la vocación a que me llamabas, tuve dificultades.
(Algunos fuimos llamados a ser esposos y esposas, algunos fuimos llamados al celibato, otros escogieron la soltería o ahora son viudos o divorciados. Ha habido dolor, ha habido sufrimientos; no hay carrera alguna en la tierra que no conlleve dificultades de ajuste, problemas que necesitaban curarse en la vida privada).
Te pido, Jesús, que me cures en el estado de vida que me encuentro hoy, y todo lo que eso ha significado para el mundo que me rodea.
(Esposos y esposas tienen cosas del pasado que se interponen en sus relaciones, heridas y sufrimientos que solamente pueden existir entre quienes tratan de vivir juntos y conocerse en una situación muy íntima).
Señor, sáname de estas cosas. Haz que mi matrimonio empiece a ser de nuevo lo que Dios quiere que sea. Toma en tus manos todas las heridas y sufrimientos del pasado, para que desde ahora en adelante este matrimonio sea limpio y de nuevo tan libre y tan sano como sea posible.

Gracias, Padre, que mediante esta curación podemos llegar a ser la clase de marido y mujer que Tú pides que seamos.
(Los sacerdotes, religiosas y religiosos han tenido heridas que los han alejado de Jesús en vez de acercarlos a Él).
Señor, ayúdame a sentir tal calor y fortaleza de amor en mí que nunca jamás dude yo, si el camino que sigo es al que me has llamado.
Dame valor y confianza en la obra que me has llamado a hacer. Llévame adelante con propósito y metas nuevas.
Gracias, Padre, porque sé que estás haciéndolo.
(La gente soltera que se han sentido llamados a esa vida, siguen los pasos de Jesús con un dolor y sufrimiento que sólo Dios conoce).
Me he sentido solo y en ocasiones, abandonado y totalmente rechazado por el resto de la humanidad.
Señor Jesús, lléname hoy de un nuevo sentido de fortaleza y propósito. Hazme comprender lo que has puesto en mi corazón. Déjame ser un testimonio vivo de Jesucristo.
Te doy gracias, Padre, porque sé que estás haciendo esto.
Según siento la unción de tu amor, te glorifico, Señor, porque sé que está hecho. Señor, no hay poder en el cielo y la tierra que pueda impedirlo.
Te alabo, Señor, porque sé que mientras más te entrego, dándote gracias y alabándote por ello, más me das la fortaleza de tu presencia, el poder de tu espíritu, el amor de tu Divino Hijo. Te alabo, Jesús, por esta curación y te glorifico.
Gracias. Amén.
(Ahora permanece en silencio unos diez minutos. Deja que el Espíritu de Dios complete la obra de curación en ti. Vacía tu corazón de todo lo que no es de Dios. Deja que Dios vuelva a llenarlo con su Amor).

Confiaré, no temeré



Thomas MertonMi Señor Dios, no tengo idea hacia dónde voy.
No veo el camino frente a mí.
No sé de seguro en donde acabará. 
Ni yo mismo lo conozco, y el hecho de que yo pienso que estoy siguiendo tu voluntad no significa que de verdad eso es lo que hago. 

Pero yo creo que el deseo mismo de complacerte te complace.

Y yo espero llevar ese deseo en todo lo que hago.
Yo espero no realizar nada nunca aparte de ese deseo.
Y yo sé que si yo hago esto me dirigirás por el camino recto aunque no lo vea.

Por eso confiaré en ti siempre aunque me vea perdido y a la sombra de la muerte. Nunca temeré porque siempre estás conmigo, y nunca me dejarás que enfrente todos los peligros solo y por mí mismo. 

- Tomás Merton,
Pensamientos en la Soledad, traducido por Teófilo.



viernes, 16 de noviembre de 2012

Busca vida nueva en Cristo


Un día, María Magdalena tuvo el coraje de apasionarse de Cristo y oírlo de cerca, de ése modo experimentó todo el amor y la misericordia de Dios. Jesús no la reprobó por eso ella pudo sentir Su misericordia y vislumbrar la posibilidad de ser diferente. Dejó todo atrás porque vio que Él era el Mesías anunciado por los profetas desde Moisés.

También tienes esa chance hoy.
Si tu corazón siempre buscó, aún viviendo caminos errados, desde desequilibrios en la sexualidad a las mentiras, falsedad, orgullo, vanidad, corrupción, entre otras, tienes ahora la oportunidad de dejar todo eso y buscar la vida nueva en Cristo!

Hoy el Señor te está dando la gracia de romper con la mediocridad.
Hoy, Cristo Jesús te resucita a una vida nueva.
Este es el día de la salvación para vos!
Hoy es el día favorable!
Dicídete!
Es tu decisión, sólo tuya, nadie puede hacerlo por ti!

"¡Vive Jesús, que no deja de consolar
a quien en Él se confía y espera!" P. Pío

Dios Te Bendiga.

Monseñor Jonas Abib
Fundador da Comunidade Canção Nova

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Eucaristía, comunión plena con el Señor

Quien recibe la Eucaristía,
recibe el Cuerpo del Señor.
Es el Señor permaneciendo en nosotros y nosotros en Él.
Pues cuando comulgamos es la Persona entera de Jesús que recibimos.
Es Jesús Resucitado, con su Cuerpo glorioso.

Entramos en comunión con sus llagas, que fueron abiertas por nosotros,
para curar nuestras heridas y las marcas que el pecado dejó en nosotros.
Comulgamos el Corazón del Señor,
que amó y que todavía ama a cada uno de nosotros; el mismo Corazón que fue perforado por la lanza. El Cuerpo de Cristo -presente en la Eucaristía- viene a alcanzar nuestro ser en todas sus áreas.
Cuanto personas, en el día de hoy, viven en depresión, angustias, tensiones, insomnios. Son dependientes de remedios para dormir y para tener un poco de tranquilidad.
Estas situaciones son consecuencia del mundo de hoy, de la tentación que entra para destruir todo en nuestras vidas. De forma que, para soportar la batalla espiritual, en la cual estamos envueltos, precisamos de la Eucaristía.

"Mi carne es VERDADERA comida,
mi sangre VERDADERA bebida.
Aquel que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y Yo en él"
Jn. 6,56

¡Dios Te Bendiga.

Monsenhor Jonas Abib
Fundador da Comunidade Canção Nova
fuente: www.cancaonova.com
adaptación al español: Miguel - Comunidad Piedras Vivas

lunes, 12 de noviembre de 2012

El arte de expresarse


“Es preciso aprender a expresar nuestros sentimientos positivos y también los negativos. No vale la pena martirizarse guardando todo en el corazón. Es preciso aprender el fabuloso arte de expresarse, especialmente cuando somos provocados por sentimientos destructivos y sucios. Si ya de por sí es difícil expresar los sentimientos buenos cuánto más expresar correctamente los sentimientos ruines. Es necesario saber cómo hablar y, sobre todo, hablar con el objetivo de hacer crecer al otro, de desear la cura interior del otro y no su destrucción.”

“Necesitamos descubrir nuestros sentimientos y nuestras reacciones para trabajar concretamente  sobre ellos y no se transformen con el tiempo en resentimientos.
Es preciso aprender a convivir
con las limitaciones del corazón y, aún más,
aprender a compartir de modo positivo los sentimientos negativos.
La liberación es consecuencia
de un serio trabajo y esfuerzo con ese objetivo.
Nadie es inmune al resentimiento.
Nadie consigue superarlo por sí mismo, sólo siguiendo algunos consejos.

El ser humano vive y se abastece por el diálogo.
Ése es el modo natural de comunicación.
Aunque, muchas veces, parece que nos olvidamos de algo tan obvio y evidente y, delante de los problemas de relacionamiento, nos encerramos en un silencio sepulcral. Sin coraje para dialogar no existe la menor posibilidad de evitar que los problemas más comunes del día a día acaben por transformarse en resentimiento.
Además del diálogo honesto, maduro, franco,
abierto y sincero, es preciso presentar a Dios
nuestras dificultades de relacionamiento.
Todo lo que somos y todo lo que sentimos
debe ser objeto de nuestras oraciones.
La sanación del resentimiento
es fruto de esa doble dimensión de la comunicación humana,
diálogo con las personas y diálogo con Dios (oración)”

P. Leo scj
"A Cura do Ressentimento"; Pg. 73
Editora Loyola
Adaptación y traducción: Miguel – Comunidad Piedras Vivas