domingo, 4 de noviembre de 2012

12 Rasgos de la santidad




El 1 de noviembre de cada año, celebramos la fiesta de Todos los Santos, efemérides que nos recuerda la gran dignidad de lo que significa ser persona, el sentido definitivo del proyecto de Dios sobre el hombre y la mujer: compartir con nosotros el misterio de su propia santidad.

Ser santos no es ninguna proeza sobrehumana, es, sencillamente, vivir en forma auténtica nuestra condición humana, conforme a nuestra vocación y estado de vida.

Tú y yo, y todos, estamos llamados, hoy y aquí, a experimentar el misterio de la santidad de Dios, que es tanto como decir: participar de la propia felicidad del Dios vivo realizando el destino para el cual hemos sido creados.

Pensando todas estas cosas, me he estado preguntando esta tarde ¿cómo ser santos en el siglo XXI?, porque si bien es cierto que, más allá de las épocas y los lugares, la santidad cristiana es una sola, a veces observo algunos estereotipos sobre lo que significa ser santo o santa que no se corresponden con los tiempos que vivimos, y que, definitivamente, no nos ayudan a comprender el llamamiento universal que Dios está haciendo a cada uno a la santidad.

Hemos de vivir un modelo de santidad que sea acorde a los desafíos del siglo XXI, al contexto que nos toca vivir, sabiendo que la voz de Dios  se deja sentir a través de los entresijos de la historia, con sus luces y con sus sombras.

Hablaríamos así de algunos rasgos de realización actual de la vocación a la santidad, porque se es santo o santa no en un mundo abstracto/ideal sino en el contexto concreto de la historia.

Desde esta perspectiva, podemos identificar, a modo de ensayo, 12 posibles características de la santidad cristiana del siglo XXI:

 1. Santidad “En seguimiento a Jesucristo”: Santidad es siempre camino de discipulado, experiencia de entrega y comunión con Jesús Resucitado, según el modelo de seguimiento que encontramos en el Nuevo Testamento, particularmente en los Evangelios.

2. Centralidad de la Palabra de Dios: Santidad es dejarse transformar por la Palabra de Dios, vivida y orada en la soledad del corazón, y en la asamblea litúrgica. La Palabra de Dios tiene que estar en el centro del camino cristiano.

3. Testigos de la misericordia: Los santos como testigos de la infinita misericordia de Dios que abraza como un fuego a todos los seres humanos. El hombre santo es aquel que ha experimentado más de cerca esta gran misericordia, por lo que está llamado a comunicarla a los demás en medio dela historia.

4. Sentido ecológico de comunión con la creación: Hoy cuando somos tan sensibles a los temas relativos al medio ambiente, necesitamos un modelo de santidad que invite a una comunión respetuosa con la naturaleza, y que apueste por un sentido ecológico de encuentro con la creación.

5. Talante profético frente a la lógica del egoísmo capitalista: Ser santo es desmarcarse de la lógica consumista de las sociedades del mercado. Es ser profeta, viviendo un estilo sobrio y sencillo de relación con las cosasdenunciando con la propia existencia todas las esclavitudes que nos vienen impuestas por la idolatría de la mercancía, por la deshumanización de una sociedad basada en la acumulación insolidaria de riquezas.

6. Experiencia renovada de la contemplaciónHoy, más que nunca, necesitamos hombres y mujeres que hayan experimentado a Dios en el fuego de la oración contemplativa. Para que lo divino no se convierta en un asunto de meras palabras, lo prioritario es dejarse transformar por el Dios vivo, en la fragua de la contemplación y el silencio. 

7. Dóciles al Espíritu Santo: Hombres y mujeres del siglo XXI dóciles a la acción renovadora del Espíritu Santo en la Iglesia, a sus dones y carismas para la edificación del Pueblo de Dios, a la experiencia siempre nueva de Pentecostés.

8. Sentido comunitario-eclesial de la santidad: Hombres y mujeres santos con un profundo sentido comunitario y eclesial de la vida cristiana. El Santo no vive aislado, es siempre un hombre para los demás, que se entrega a Dios y a los hermanos como miembro vivo de una comunidad eclesial, encarnando el misterio de la  comunión en Cristo,cabeza del Cuerpo.

9. Solidaridad, amor a los pobres, sentido de la justicia:En un mundo preñado por tantas injusticias y desigualdades no podríamos entender la santidad sin una búsqueda activa de un cambio social según modelo de Jesús en el Sermón de la Montaña”, viviendo la santidad a través de gestos concretos de amor y entrega a los más pobres, de solidaridad con las víctimas.

10. Santidad desde los sanos valores laicales: Los tiempos nos están llamando a ser santos desde los valores positivos del mundo secular, construyendo con los hombres y mujeres de buena voluntad, la sociedad humana: ejerciendo con alegría y espíritu de servicio nuestro trabajo y profesión,… participando en una comunidad de vecinos, haciendo la compra y en el mismo autobús de vuelta a casa.

11. Renovado sentido misionero y evangelizador: En medio de los avatares del secularismo galopante que domina muchos ambientes, se nos invita a vivir la gracia de la santidad, con una actitud misionera y evangelizadora, haciendo presente al Señor más allá del templo y la religión, allí donde los seres humanos se reúnen y comparten las preocupaciones de cada día.

12. Santos y Santas con María, la mujer nueva para el nuevo tiempo: Vivamos nuestra experiencia de la santidad en estrecha comunión con María, la Madre del Señor, en ella se realizan a plenitud las características de la santidad del siglo XXI. María, modelo eximio de santidad en la Iglesia para todos los tiempos.

¿Y tú, hermano, hermana, que otra característica de la santidad del siglo XXI agregarías a este pequeño listado?

fuente: Blog de Marcelo, Santa Cruz, Tenerife.
Profesor de Religión


3 comentarios:

  1. Está muy bonito como lo has echo 👏

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  2. Vivir en y desde la Divina Voluntad. Ciertos que en Ella no nos falta nada. Así como a Dios no le falta nada. Vivir contemplándolo a El y a su Amor en todo lo creado. Todo lo de El es nuestro. Vivir agradecidos y alabandolo por su bondad divina para con el hombre y la mujer.

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