domingo, 18 de noviembre de 2012

¿Te acostumbraste al mal?


Rechaza esto, en el nombre del Señor

¡Cuidado! Puede que en tu casa, en tu trabajo, en tu lugar de estudio, estés en contacto con personas que por mil situaciones que han vivido en este mundo, están muy heridas y sólo murmuran, reclaman, se quejan, juzgan, o sólo hablan de cosas negativas.
Si es tu caso, te presento esta Palabra para el día de hoy: “No te juntes con el iracundo, ni vayas con el violento; no sea que te acostumbres a sus sendas y pongas tu propia trampa” (Pr 22, 24-25) Claro que si vives con personas así en tu familia, no podrás dejar de estar con ellas, pero si podrás dar una respuesta interior diferente a estas situaciones, evitando que las mismas determinen tu conducta y tu modo de ver las cosas. No podemos culpar a los demás de nuestra visión, no podemos darle poder a las situaciones para que estas nos dominen. La Palabra dice que debemos darle poder sólo a Jesús, por eso, cuando no hay nada más que hacer, en el Señor está todo el poder para cambiar las situaciones dentro de ti.
Lo importante es que, como dice la Palabra que te propongo hoy, no te “acostumbres” a esas sendas. Recházalas, en el nombre del Señor,  esos pensamientos no son los tuyos, ¡no los tomes como tales!
Ora al iniciar cada día, pidiendo que la sangre de Jesús se derrame sobre ti y te proteja, y cada noche, agradécele porque en ese día te resguardó de todo mal, y pide de nuevo que su sangre preciosa se derrame sobre ti para que te purifique de todo cuanto hayas podido ver, escuchar, sentir o decir que no te hizo bien ni a ti ni a quienes conviven contigo.
Y adelante, que las sendas del Señor son bellas, no fáciles, pero llevan a la vida eterna, a esas sendas sí puedes y debes acostumbrarte.
¡Dios te bendice!
Marisa Reyes Franco
Comunidad Canción Nueva
fuente: www.cancionnueva.com 

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