martes, 29 de septiembre de 2015

Dios colocó un ángel a nuestro lado


Estamos viviendo éste campamento “Quién como Dios” también para reflexionar sobre los ángeles. Pero volvamos al tema de ayer, que será la introducción para el tema de hoy. Si acompañaste la predicación recuerdas que Jesús cura un ciego de nacimiento y él comienza entonces a vivir muchos desafíos. Aquel hombre fue cuestionado por los legalistas, porque Jesús lo curó un día sábado. Y el ciego respondió: “Mira si Jesús es pecador  yo no sé, sólo sé que Jesús me curó”
Como ese ciego, así sucede con nosotros.
A partir del momento en que el Señor entra en nuestra vida, pasamos a ser hombres y mujeres de visión espiritual.
A partir de entonces somos llamados a ser testimonio de Dios, podemos pasar a ser hombres de visión, la visión de Dios.
Dios quiere eso para nosotros, que tengamos visión sobrenatural.
Pero el enemigo de Dios no quiere eso.
El no quiere que abramos los ojos para las realidades espirituales.
Aquí, en la comunidad “Canción Nueva” vivimos muchas luchas constantemente. Estamos siempre en una batalla espiritual.
Y nosotros no tenemos miedo de la batalla espiritual.
Ya somos vencedores, porque somos parte del ejército de Dios vivo. Y porque el Señor camina al frente, podemos decir que somos mucho más que vencedores. Por eso los cristianos precisamos revestirnos de la armadura de Dios, que Pablo cita en su carta a los Efesios.
Mira: esa batalla espiritual solo puede ser vencida con armas espirituales.
Solamente tomando posesión de las armas espirituales es que vamos a vencer: “El Señor lucha con nosotros!”
El hombre de visión espiritual es el hombre que permite que Dios mire a través de él. Y como Dios ve a través de él, ése hombre comienza a ver todo diferente.
La lucha no es entre esposo o esposa.
No es una lucha contra hijo o hija. No!
Nuestra lucha es contra la fuerza del mal esparcida por los aires.

Dios es maravilloso porque El siempre viene en nuestro auxilio.
Presta atención a la cita del libro del Exodo 23,20:
“Mandaré un ángel a tu frente para que te guarde por el camino y te introduzca en el lugar que yo preparé”
Dios envía sus ángeles para ayudarnos en la vida con Dios:
“La existencia de los seres espirituales, no-corporales, que la Sagrada Escritura llama habitualmente ángeles, es una verdad de fe. El testimonio de las Escrituras al respecto es tan claro cuanto la unanimidad de la Tradición”.
La iglesia nos enseña que los ángeles son nuestros compañeros espirituales. Imagina que tienes un amigo del alma y ese amigo del alma no tiene ninguna falla. No tiene defecto, solo tiene virtudes.
Ahora imagina ser amigo del ángel, alguien de quien el catecismo nos dice en su número 330:
“330 – En cuanto a las criaturas puramente espirituales, son dotados de inteligencia y voluntad: son criaturas personales (169) e inmortales (170). Exceden en perfección a todas las criaturas visibles. El esplendor de su gloria así lo atestigua (171)”
Los ángeles, mis hermanos, realizan la voluntad de Dios. Ellos viven la existencia para realizar la voluntad de Dios. Jesús es el centro del mundo angélico. El ángel es el ejecutor de la voluntad de Dios.
Y Dios colocó algo en nosotros que se llama “libre arbitrio”.

El ángel es aquel que va tomado de la luz de Dios para que nosotros no tropecemos en alguna piedra, como dice el salmo 90. La belleza del ángel que Dios colocó a nuestro lado, está en ésa protección que él ejerce sobre nosotros. Quiero recomendar un libro del padre Jonás para que profundices el conocimiento sobre los ángeles de Dios.
Discúlpame por hablar de éste modo: dejemos de ser tontos!
¡No sabemos aprovechar esa gracia que está a nuestro lado, los ángeles que el Señor colocó para ayudarnos a ir para el cielo!.
Ellos saben el camino.
Debemos seguir el camino indicado por Dios a través de los ángeles.
El ángel es ese amigo del alma que queda a nuestro lado para fortalecernos en santidad. En el mundo espiritual, en el combate sobrenatural precisamos contar con los ángeles.
Dios confió un ángel para cuidar de las naciones, de las ciudades, de tu familia. Precisamos tener una postura actuante pues está en la Palabra de Dios, en el catecismo de la Iglesia esa realidad de los ángeles. Deseo que hagas la experiencia en éste encuentro con tu ángel de la guarda.
Dios colocó un ángel a tu lado para cuidarte.

LAS 7 FUNCIONES DE LOS ANGELES DE LA GUARDA
  1. Liberarnos de los peligros que amenazan nuestro cuerpo y nuestra alma, apartar de nosotros las causas exteriores o inspiraciones y pensamientos, aún cuando no sospechamos los riesgos que representan.
  2. Estimularnos a hacer el bien y evitar el mal;
  3. Detener los demonios, disminuir la gravedad de sus tentaciones y el número de los pensamientos malos que ellos inspiran o las ocasiones de pecado que provocan;
  4. Presentar nuestras oraciones a Dios;
  5. Orar por nosotros;
  6. Algunas veces infligirnos penas para castigar nuestros pecados y corregirnos, haciéndonos sentir las dolorosas consecuencias, y también para darnos ocasión de ejercitar la virtud y aumentar nuestros méritos;
  7. En el momento de nuestra muerte, conducir nuestra alma al cielo, si ella no tuviese ninguna mancha, o al purgatorio, si es preciso pasar por él para purificarla y visitarla para consolarla.

Reza conmigo:
“Santo Ángel del Señor, mi celoso guardián. Si a vos me confió la piedad divina siempre me rija, me guarde, me gobierne, me ilumine… Amén”
¡No desistas! Dios coloco un ángel a nuestro lado!

Alexandre Oliveira
fuente: Portal Cançao Nova - campamento "Quién como Dios"
traducción Miguel Yunges
setiembre 2012

SANTO ROSARIO DE LIBERACIÓN Y SANIDAD

ROSARIO DE LIBERACION Y SANIDAD

+En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Señor Jesús escucha mi oración
hoy quiero repetir tu nombre 205 veces
para que me vayas liberando, a través de esta oración
y a través de repetir tu nombre tantas veces,
te pido vayas liberándome señor de los traumas,
de los vicios, de los odios, de los rencores,
de los resentimientos, que vaya huyendo de mi vida la influencia del demonio,
a través de tu glorioso nombre Jesús quede atado
todo espíritu de perturbación, todo espíritu de envidia,
todo espíritu de lujuria, todo espíritu de vicio y de corrupción,
todo espíritu de calumnia, todo espíritu de gula,
todo espíritu de pereza, todo espíritu de soberbia,
que el nombre de Jesús someta todo aquello
que esta dañando mi dignidad de hija de Dios
para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo,
en la tierra y en los abismos y toda lengua proclame que Jesús es el Señor,

Hoy quiero decirte como el ciego de Jericó,
Jesús ten piedad de mi,
Hoy quiero repetirte aquellas palabras del Evangelio;
Jesús sáname.

Hoy quiero repetirte aquella petición
que te hicieron aquellos poseídos Jesús libérame,
Jesús sálvame;
Hoy Jesús se levanta mi voz para que con esta oración
tu nombre al ser repetido tantas veces
sea la espada afilada por la cual caiga el enemigo a tus pies,
hoy quiero repetir tu dulce nombre Jesús para que
el Padre al escuchar tu nombre glorioso,
tenga compasión de mi, tenga compasión de mis enfermedades.

Bendito seas Jesús, Alabado seas Jesús,
Glorificado seas Jesús. Libérame Jesús,
libérame Jesús del odio, del vicio,
de la apatía religiosa; libérame Jesús de la influencia maligna,
¡rompe las cadenas que me han atado al mal a través de esta alabanza!

Todos juntos decimos
Creo en Dios Padre todopoderoso...

Para rezar éste Rosario de Liberación usaremos un simple rosario
En cada cuenta pequeña estaremos proclamando el Santo Nombre de Jesús

Al Comenzar la Decena juntos diremos ésta jaculatoria:
            "Si Jesús me libera, quedo verdaderamente liberado"
Decimos Juntos:
            "Si Jesús me libera, quedo verdaderamente liberado"
Repitamos una vez más:
            "Si Jesús me libera, quedo verdaderamente liberado"

PRIMER MISTERIO
Al Nombre de Jesús diremos juntos:
            ¡Ten piedad de Mi!
(10 VECES)
¡JESUS!   ----    Ten piedad de mí!
¡JESUS!   ----    Ten piedad de mí!
¡JESUS!   ----    Ten piedad de mí!
Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo.
Así como era en un principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

"Si Jesús me libera quedo verdaderamente liberado".
Repetimos:
 "Si Jesús me libera quedo verdaderamente liberado".

Por el Santo Nombre de Jesús Padre, te pido que me liberes,
por el Santo Nombre de tu Hijo Jesucristo sana mis enfermedades,
por el Santo Nombre de tu Hijo Jesucristo libera a mi familia,
libera mi casa, por el Santo Nombre de tu Hijo Jesucristo
libérame de todos mis enemigos, por el Santo Nombre de tu Hijo Jesucristo,
libérame Jesús de la corrupción y los vicios,
por el Santo Nombre de tu Hijo Jesucristo,
libérame Jesús de la desgracia, de la pobreza,
de los fracasos, de los accidentes, de las enfermedades,
liberame de la lujuria, de la ira, de la soberbia,
de la pereza, de la gula, de la envidia, de la avaricia.
Al Nombre de Jesús toda rodilla se doble, en la tierra en el Cielo y los abismos,
y toda lengua proclame que Jesús es el Señor.

SEGUNDO MISTERIO
Al Nombre de Jesús diremos juntos:
                ¡SÁNAME!
(10 VECES)
¡JESUS!   ----    ¡sáname!
¡JESUS!   ----    ¡sáname!
¡JESUS!   ----    ¡sáname!

Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo. Así como era en un principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

"Si Jesús me libera quedo verdaderamente liberado".
Repetimos:
 "Si Jesús me libera quedo verdaderamente liberado".

Padre Santo, Padre Bueno, Padre Misericordioso,
por el amor que le tienes a tu Hijo Jesucristo, y por su dulce Nombre,
hoy te pido que tengas compasión de mis enfermedades físicas y espirituales,
que me liberes de la los opresion.
Padre bueno: muchos hombres y mujeres estamos oprimidos,
por los vicios, por el resentimiento, por el recuerdo de una amarga infancia,
por el abandono de un padre o de una madre.
Padre bueno: por el dulce Nombre de tu Hijo Jesucristo,
libéranos; muchos hombres y mujeres hemos andado en la corrupción y el pecado;
en la brujería, en los horóscopos;
en la ouija, en el satanismo,
¡libéranos por el Santo Nombre de tu Hijo Jesucristo,
porque al Nombre de Jesús toda rodilla se dobla en el Cielo,
en la tierra y los abismos, y toda lengua proclama que Jesús es el Señor.

TERCER MISTERIO
Al Nombre de Jesús diremos juntos:
                ¡SÁLVAME!
(10 VECES)
¡JESUS!   ----    ¡SÁLVAME!
¡JESUS!   ----    ¡SÁLVAME!
¡JESUS!   ----    ¡SÁLVAME!
Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo.
Así como era en un principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

"Si Jesús me libera quedo verdaderamente liberado".
Repetimos:
 "Si Jesús me libera quedo verdaderamente liberado".

Al Nombre de Jesús ¡huye el espíritu de la lujuria!,
al Nombre de Jesús ¡huye el espíritu de la ambición!,
al Nombre de Jesús ¡huye el espíritu del resentimiento y del odio!,
al Nombre de Jesús ¡huye el espíritu de pereza espiritual!,
al Nombre de Jesús ¡huye el espíritu de la ira, al Nombre de Jesús
¡huye el espíritu de la gula, al Nombre de Jesús
¡huye el espíritu de la soberbia.

CUARTO MISTERIO
Al Nombre de Jesús diremos juntos:
                ¡LIBÉRAME!
(10 VECES)
¡JESUS!   ----    ¡LIBÈRAME!
¡JESUS!   ----    ¡LIBÉRAME!
¡JESUS!   ----    ¡LIBÉRAME!

Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo. Así como era en un principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

"Si Jesús me libera quedo verdaderamente liberado".
Repetimos:
 "Si Jesús me libera quedo verdaderamente liberado".

¡Bendito seas Señor!¡Alabado sea el Señor!,
a ti el honor y la Gloria;
¡Oh dulce Nombre de Jesús!
¡Oh dulce Nombre de Jesús!
¡Oh dulce Nombre de Jesús!
¡Ten compasión de tu pueblo Señor!, ten compasión de tu pueblo.

QUINTO MISTERIO
Al Nombre de Jesús diremos juntos:
                ¡SÁNAME, SÁLVAME, LIBÉRAME!
(10 VECES)
¡JESUS!   ----    SÁNAME, SÁLVAME, LIBÉRAME!
¡JESUS!   ----    SÁNAME, SÁLVAME, LIBÉRAME!
¡JESUS!   ----    SÁNAME, SÁLVAME, LIBÉRAME!

Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo. Así como era en un principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

"Si Jesús me libera quedo verdaderamente liberado".
Al Nombre de Jesús toda rodilla se dobla, en el Cielo,
en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame que Jesús es el Señor.

Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal.
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal.
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal.

Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal.
Líbranos Señor de todo mal.

Terminamos orando juntos a la Madre del Cielo:

"Dios te Salve, Reina y Madre de misericordiaVida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te Salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea pues, Señora, abogada nuestra vuelve a nosotros esos Tus ojos misericordiosos. Y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de Tu vientre, oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María: Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, Para que seamos dignos de alcanzar las divinas gracias y promesas de nuestro Señor Jesucristo." Amen.

Juan 1, 47-51

Hoy, al celebrar a los santos arcángeles, conviene reflexionar sobre la misión que cumplen los poderosos ejércitos angélicos fieles a Dios: “La existencia de seres espirituales, no corporales, que la Sagrada Escritura llama habitualmente ángeles, es una verdad de fe… De aquí que toda la vida de la Iglesia se beneficie de la ayuda misteriosa y poderosa de los ángeles” (CIC 328, 334).  
Los ángeles son seres espirituales que siempre contemplan la faz del Padre en el cielo, que “con todo su ser… son servidores y mensajeros de Dios” (CIC 329). Precisamente por estar llamados a ayudar a que el Reino de los cielos se extienda en la tierra, los ángeles tienen un papel que desempeñar en la vida del pueblo de Dios. Ya sea que uno lo sepa o no, nuestra vida está rodeada de ángeles; incluso podemos haber tenido encuentros con ellos, tal vez en el susurro de la conciencia o en ocasiones inesperadas de bendición o protección: “Desde la infancia a la muerte, la vida humana está rodeada de su custodia y de su intercesión” (CIC 336).  
Cuando uno piensa que los ángeles contemplan siempre la faz de Dios, puede entender la oración que ellos hacen con una nueva dimensión. Así como los pastorcillos vieron multitudes de ángeles que alababan y glorificaban a Dios cuando nació Jesús, nosotros también nos unimos a su sinfonía cósmica de adoración cada vez que celebramos la Sagrada Eucaristía (CIC 335). En efecto, millones de ángeles elevan sus voces al unísono en los coros celestiales junto con nosotros cuando cantamos: “¡Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo; llenos están el cielo y la tierra de su gloria! ¡Hosanna en el cielo!”  
Los ángeles pueden llevar nuestras oraciones al cielo; por eso, ¡eleva la mirada y levanta el corazón! Tu oración tiene gran valor, porque ya sea en la Santa Misa o en tu oración personal, tú puedes unirte a la asamblea celestial que adora y alaba a Dios, para que las bendiciones del Altísimo se derramen sobre la tierra.  
“San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro amparo contra la perversidad y las acechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén.”  

Bendecido día, querida comunidad!


lunes, 28 de septiembre de 2015

ARMÉMONOS CON LAS ARMAS DE LA JUSTICIA


De la carta de san Policarpo, obispo y mártir, a los Filipenses
(Cap. 3, 1--5, 2: Funk 1, 269-273)
ARMÉMONOS CON LAS ARMAS DE LA JUSTICIA

No es por propia iniciativa mía, hermanos, que os escribo estas cosas referentes a la justicia, sino que lo hago porque vosotros mismos me habéis incitado a ello.
Porque ni yo ni persona alguna semejante a mí puede competir con la sabiduría del bienaventurado y glorioso apóstol Pablo, el cual, viviendo entre vosotros y hablando cara a cara con los hombres que vivían en aquel entonces en vuestra Iglesia, enseñó con exactitud y con fuerza la palabra de verdad, y después de su partida os escribió una carta, que si estudiáis con atención os edificará en aquella fe, madre de todos nosotros, que va seguida de la esperanza y precedida del amor a Dios, a Cristo y al prójimo. El que permanece en estas virtudes cumple los mandamientos de la justicia, porque quien posee la caridad está muy lejos de todo pecado.

La raíz de todos los males es el afán del dinero. Sabiendo, pues, que nada trajimos al mundo, de modo que nada podemos llevarnos de él, armémonos con las armas de la justicia e instruyámonos primero a nosotros mismos a caminar según los mandamientos del Señor. Enseñad también a vuestras esposas a caminar en la fe que les fue dada, en la caridad y en la castidad; que aprendan a ser fieles y cariñosas con sus maridos, a amar castamente a todos y a educar a sus hijos en el temor de Dios. Que las viudas sean prudentes en la fe del Señor y que oren sin cesar por todos, apartándose de toda calumnia, maledicencia, falso testimonio, amor al dinero, y alejándose de todo mal. Que piensen que ellas son como el altar de Dios y que el Señor lo escudriña todo, pues nada se le oculta de nuestros pensamientos ni de nuestros sentimientos ni de los secretos más íntimos de nuestro corazón.

Y ya que sabemos que de Dios no se ríe nadie, nuestro deber es caminar de una manera digna de sus mandamientos y de su voluntad. De una manera semejante, que los diáconos sean irreprochables ante la santidad de Dios, como ministros que son del Señor y de Cristo, no de los hombres: que no sean calumniadores ni dobles en sus palabras ni amantes del dinero, sino castos en todo, compasivos, caminando conforme a la verdad del Señor, que quiso ser el servidor de todos. Si le somos agradables en esta vida, recibiremos, como premio, la vida futura, tal como nos lo ha prometido el Señor al decirnos que nos resucitará de entre los muertos y que, si nuestra conducta es digna de él y conservamos la fe, reinaremos también con él.

NOVENA EN HONOR A SAN MIGUEL - Día 8


Haz un altar en su casa con una imagen de San Miguel o con una estampa y recuerda que “esta NOVENA” comporta también una penitencia. Se puede encender un cirio (vela) como signo de la presencia del Resucitado.

ORACIÓN A SAN MIGUEL
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén."
Santísimo corazón de Jesús.
Santísimo corazón de Jesús.
Santísimo corazón de Jesús.

La coronilla al arcángel Miguel, también llamado Rosario de los Ángeles es un conjunto de oraciones del catolicismo con las que se pide intercesión de cada uno de los coros celestiales

Se comienza la Corona rezando la siguiente invocación:
+ En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Dios mío, ven en mi auxilio.  Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Amén  (Hacer Petición o Agradecimiento).

I. Por la intercesión de San Miguel y el Coro Celestial de los Serafines, que Dios Nuestro Señor prepare nuestras almas y así recibir dignamente en nuestros corazones, el fuego de la Caridad Perfecta. Amén.
1 Padre Nuestro
3 Avemarías

II. Por la intercesión de San Miguel y el Coro Celestial de los Querubines, que Dios Nuestro Señor nos conceda la gracia de abandonar los caminos del pecado, y seguir el camino de la Perfección Cristiana. Amén.
1 Padre Nuestro
3 Avemarías

III. Por la intercesión de San Miguel y el Coro Celestial de los Tronos, que Dios Nuestro Señor derrame en nuestros corazones, el verdadero y sincero espíritu de humildad. Amén.
1 Padre Nuestro
3 Avemarías

IV. Por la intercesión de San Miguel y el Coro Celestial de Potestades, que Dios Nuestro Señor nos conceda la gracia de controlar nuestros sentidos y así dominar nuestras pasiones. Amén.
1 Padre Nuestro
3 Avemarías

V. Por la intercesión de San Miguel y el Coro Celestial de Dominaciones, que Dios Nuestro Señor proteja nuestras almas contra las asechanzas del demonio. Amén.
1 Padre Nuestro
3 Avemarías

VI. Por la intercesión de San Miguel y el Coro Celestial de las Virtudes, que Dios Nuestro Señor nos conserve de todo mal y no nos deje caer en la tentación. Amén.
1 Padre Nuestro
3 Avemarías

VII. Por la intercesión de San Miguel y el Coro Celestial de los Principados, que Dios Nuestro Señor se digne llenar nuestras almas con el verdadero espíritu de obediencia. Amén.
1 Padre Nuestro
3 Avemarías

VIII. Por la intercesión de San Miguel y el Coro Celestial de Los Arcángeles, que Dios Nuestro Señor nos conceda la gracia de la perseverancia final en la Fe, y en las buenas obras, y así nos lleve a la Gloria del Paraíso. Amén.
1 Padre Nuestro
3 Avemarías

IX. Por la intercesión de San Miguel y el Coro Celestial de los Ángeles, que Dios Nuestro Señor nos conceda la gracia de ser protegidos por ellos durante esta vida mortal, y nos guíen a la Gloria Eterna. Amén.
1 Padre Nuestro
3 Avemarías

Conclusión
En honor a San Miguel.  (1 Padre Nuestro)
En honor a San Gabriel.  (1Padre Nuestro)
En honor a San Rafael.  (1 Padre Nuestro)
En honor a nuestro ángel de la Guarda.  (1 Padre Nuestro)


O Glorioso Príncipe San Miguel, Jefe Principal de la Milicia Celestial, Guardián fidelísimo de las almas, Vencedor eficaz de los espíritus rebeldes, fiel Servidor en el Palacio del Rey Divino,…Eres nuestro admirable Guía y Conductor.
Brilla con excelente resplandor y con virtud sobrehumana, líbranos de todo mal. Con plena confianza recurrimos a vos. Asístenos con tu afable protección para que seamos mas y mas fieles al servicio de Dios todos los días de nuestra vida.

V. Ruega por nosotros, O Glorioso San Miguel,
Príncipe de la Iglesia de Jesucristo….

R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor.

Omnipotente y Eterno Dios, te adoramos y bendecimos. En Tu maravillosa bondad, y con el misericordioso deseo de salvar las almas del género humano, has escogido al Glorioso Arcángel, San Miguel, como Príncipe de Tu Iglesia.
Humildemente te suplicamos, Padre Celestial, que nos libres de nuestros enemigos. En la hora de la muerte, no permitas que ningún espíritu maligno se nos acerque, para perjudicar nuestras almas. Oh Dios y Señor Nuestro, guíanos por medio de este mismo Arcángel. Envíale para que nos conduzca a la Presencia de Tu Excelsa y divina Majestad. Te lo pedimos por los méritos de Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
LETANIAS DE SAN MIGUEL
Señor, ten piedad de nosotros.
Jesucristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Jesucristo, óyenos
Jesucristo, atiéndenos.
Padre Celestial, que eres Dios, ten piedad de nosotros.
Hijo Redentor del mundo, que eres Dios, ten piedad de nosotros.
Espíritu Santo, que eres Dios, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.
Santa María, Reina de los Angeles, ruega por nosotros.
San Miguel, ruega por nosotros.
San Miguel, lleno de gracia de Dios….
San Miguel, perfecto adorador del Verbo Divino….
San Miguel, coronado de honra y de gloria….
San Miguel, poderoso Príncipe de los Ejércitos Celestiales.
San Miguel, porta estandarte de la Santísima Trinidad.
San Miguel, guardián del Paraíso.
San Miguel, guía y consolador del pueblo Israelita.
San Miguel, esplendor y fuerza de la Iglesia militante.

San Miguel, honra ya alegría de la Iglesia Triunfante.
San Miguel, Luz de los Angeles.
San Miguel, valuarte de la verdadera Fe.
San Miguel, fuerza de aquellos que combaten por el estandarte de la cruz.
San Miguel, luz y confianza de las almas en el último momento de vida.
San Miguel, socorro cierto.
San Miguel, nuestro auxilio en todas las adversidades.
San Miguel, mensajero de la sentencia eterna.
San Miguel, consolador de las almas del purgatorio, Vos a quien el Señor encomendó recibir las almas después de la muerte.
San Miguel, nuestro Príncipe.
San Miguel, nuestro abogado.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, perdónanos Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, óyenos Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Jesucristo, óyenos.
Jesucristo, atiéndenos.
Ruega por nosotros glorioso San Miguel, príncipe  de la Iglesia de Jesucristo.
Para que seamos dignos de sus promesas. Amén.

OREMOS:
Señor Jesucristo, santifícanos con una bendición siempre nueva y concédenos, por intercesión de San Miguel, la sabiduría que nos enseñe a juntar riquezas en el cielo y a cambiar los bienes de nuestro tiempo presente por los bienes eternos. Tu que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

CONSAGRACION A SAN MIGUEL
Príncipe nobilísimo de los ángeles, valeroso guerrero del Altísimo, celoso defensor de la Gloria del Señor, terror de los espíritus rebeldes, amor y delicia de todos los ángeles justos, mi querido San Miguel Arcángel, deseando hacer parte del número de tus devotos y siervos, a ti hoy me consagro, me doy y me ofrezco, y me pongo junto con mi familia y todo lo que me pertenece, debajo de tu poderosa protección. Es pequeña la ofrenda de mi servicio, siendo yo un pobre pecador, pero tu engrandecerás el afecto de mi corazón; recuerda que de hoy en adelante estoy debajo de tu sustento y debes asistirme en toda mi vida y obtenerme el perdón de mis muchos y graves pecados, la gracia de amar a Dios con todo mi corazón, a mi querido Salvador Jesucristo y a mi madre María Santísima, Concédeme aquellos auxilios que me son necesarios para obtener la corona de la eterna gloria. Defiéndeme de los enemigos del alma, especialmente en la hora de la muerte. Ven, Príncipe Glorioso, asísteme en la última lucha y con tu arma poderosa lanza lejos, precipitando en los abismos del infierno, aquel ángel quebrador de promesas y soberbio que un día postraste en el combate en el cielo.

San Miguel Arcángel, defiéndenos en el combate, para que no perezcamos en el supremo juicio. Amén.