viernes, 31 de agosto de 2018

ORACIÓN SOLIDARIA.

“Orar por los otros significa hacerlos parte de nosotros mismos. Orar por los demás significa permitir que sus dolores y sufrimientos, sus ansiedades y soledades, su confusión y sus miedos resuenen en lo más íntimo de nosotros mismos. Orar es, así, convertirnos en aquellos por quienes oramos, convertirnos en el niño enfermo, la madre llena de miedo, el padre afligido… Orar en entrar en una profunda solidaridad con todo ser humano, de modo que en nosotros y a través de nosotros ellos puedan ser tocados por el poder sanante del Espíritu de Dios.” (1982)“Si la oración nos lleva a una más profunda unidad con el Cristo compasivo, nos llevará también a asumir actos concretos de servicio… En el servicio encontramos a la gente y en ella a Cristo sufriente.” (1982:)“La oración nos lleva siempre, a la vez, al corazón mismo de Dios y al corazón de la lucha humana. Es en el corazón de Dios donde llegamos a comprender la verdadera naturaleza del sufrimiento humano y tomamos nota de nuestra misión de aliviar ese sufrimiento.” (1981)
Henri Nouwen



Meditación: Mateo 25, 1-13

Cinco de ellas eran descuidadas y cinco, previsoras.
Mateo 25, 2

En la parábola de las diez vírgenes, Jesús separó a sus seguidores en dos grupos: los prudentes y los descuidados. Los prudentes representan a los que orientan sus pasos por los caminos de Dios y están preparados para salir a su encuentro.

¿Cómo podemos reconocer al Señor cada día? La oración, la lectura de las Escrituras, y el examen de conciencia son ayudas de incalculable valor. También las obras de misericordia corporales y espirituales sensibilizan el alma a las cosas de Dios.

En toda parroquia católica siempre hay una luz encendida junto al sagrario, donde se mantiene la presencia sacramental de Cristo Eucaristía todos los días del año, salvo el Viernes Santo. De manera similar, si mantenemos la lámpara de nuestro corazón encendida y llena del aceite del Espíritu, mediante la oración y la meditación de la Palabra de Dios, estaremos preparados para escuchar la voz de Dios y responder correctamente.

Finalmente, estemos atentos a lo que pasa por nuestra mente durante el día y arrepintámonos cuando sea necesario; eso nos ayudará a mantenernos firmes en esta nueva vida con Jesús: “Viviendo siempre atentos y vigilantes, pongan toda su esperanza en la gracia que les va a traer la manifestación gloriosa de Jesucristo” (1 Pedro 1, 13).

Si dejamos que el Espíritu Santo nos inspire interiormente a través de la oración, el arrepentimiento y la Palabra de Dios, seremos capaces de realizar “el bien que Dios ha dispuesto que hagamos” (Efesios 2, 10). San Juan Crisóstomo dijo que el aceite de las lámparas de las vírgenes era las “limosnas, [y la] ayuda a los necesitados” (Homilía sobre San Mateo, 78). Cuando servimos a los necesitados y ayudamos a los desamparados, nos encontramos con Jesús, que también está en ellos.

El trabajo de preparación es mínimo comparado con lo que el Señor hace en nosotros. Él nos da todo lo necesario para estar bien dispuestos para encontrarnos con él y así lo ha prometido. A nosotros nos toca ahora, pues, cumplir nuestra parte y vivir de un modo fiel, motivados por el amor y la verdad, a fin de que un día lleguemos a aquel lugar que el Señor tiene preparado para sus fieles (v. Juan 14, 3).
“Señor, tú eres mi luz y mi salvación. Ilumina mi alma, mi mente y mi corazón, para que yo también sea luz para los que no te conocen y así haya otros que lleguen a salvarse por tu acción en mí.”
1 Corintios 1, 17-25
Salmo 33(32), 1-2. 4-5. 10-11

fuente Devocionario Católico La Palabra con nosotros

Pensamientos de Fuego - Beata Elena Guerra #37

#37
Nosotros, que en el Espíritu Santo vivimos, nos movemos y existimos; nosotros, que, por así decir, en Él estamos inmersos más y mejor que el pez en el agua, debemos conocer bien este Dios Amor y Dulces Huésped del alma”
Beata Elena Guerra
Pensamientos de Fuego 

15 Frases de Santa Catalina de Siena - # 04 de 15


Pensamientos de Fuego - Beata Elena Guerra #98


RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 25,1-13.

Evangelio según San Mateo 25,1-13.
Por eso, el Reino de los Cielos será semejante a diez jóvenes que fueron con sus lámparas al encuentro del esposo.Cinco de ellas eran necias y cinco, prudentes.Las necias tomaron sus lámparas, pero sin proveerse de aceite,mientras que las prudentes tomaron sus lámparas y también llenaron de aceite sus frascos.Como el esposo se hacía esperar, les entró sueño a todas y se quedaron dormidas.Pero a medianoche se oyó un grito: 'Ya viene el esposo, salgan a su encuentro'.Entonces las jóvenes se despertaron y prepararon sus lámparas.Las necias dijeron a las prudentes: '¿Podrían darnos un poco de aceite, porque nuestras lámparas se apagan?'.Pero estas les respondieron: 'No va a alcanzar para todas. Es mejor que vayan a comprarlo al mercado'.Mientras tanto, llegó el esposo: las que estaban preparadas entraron con él en la sala nupcial y se cerró la puerta.Después llegaron las otras jóvenes y dijeron: 'Señor, señor, ábrenos',pero él respondió: 'Les aseguro que no las conozco'.Estén prevenidos, porque no saben el día ni la hora.


RESONAR DE LA PALABRA

Queridos hermanos.

Hoy no hay memorias obligatorias, pero sí una parábola de Jesús que invita a la vigilancia: ¡Que viene el esposo, salid a recibirlo! Casi nada. Vayamos por partes, comentando algunos aspectos. 

Las vírgenes insensatas tenían "algo" de aceite. Habían hecho algunos preparativos, y por eso creyeron que lo que habían hecho en el pasado era suficiente. No debemos "dormirnos en los laureles", sino que es necesario tener la actitud de las vírgenes prudentes. Aquí surge una primera pregunta: ¿estás confiando sólo en lo que has hecho en el pasado? ¿Vives de las rentas en lo que se refiere a la fe?

Las vírgenes prudentes, pienso, hicieron bien en no compartir su aceite. Es malo desvestir a un santo para vestir a otro. Es que la preparación, como el pasaporte o el documento nacional de identidad, es intransferible. Hay que estar alerta, no vale “arrimarse” a alguien que sí tiene aceite para que nos llegue a todos. Y aquí la segunda pregunta: ¿estás preparado? ¿Estás preparándote cada día, con los medios a tu alcance (oración, sacramentos, Biblia…)?

Las que no estaban preparadas no tuvieron una segunda oportunidad. Lloraron, clamaron, gritaron, suplicaron, y todos los “aron” que queráis, pero… No pudieron entrar a la boda. A veces, el tren pasa solo una vez. 

Debemos ser constantes en la oración. Porque en la oración mantenemos una actitud de vigilia, estamos alerta, preparados (o por lo menos lo intentamos). En la oración podemos revisar nuestra relación con Cristo, mirar nuestra vida y confiar en Él. Se trata de mantener un estado de alerta máxima, sin prisa, pero sin pausa. Conocerle más y más, para que Él nos conozca. "Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir."

CR

fuente del comentario  CIUDAD REDONDA

QUE LLEGA EL ESPOSO

«¡Que llega el Esposo!»

     Entre Dios y nosotros reinaba una grave discordia. Para pacificarla, para llevarla a buen entendimiento, ha sido necesario que el Hijo de Dios se desposara con nuestra naturaleza... El Padre consintió y envió a su Hijo. Éste, en el lecho nupcial de la Bienaventurada Virgen, unió nuestra naturaleza a la suya. Son éstas las bodas que el Padre preparó para su Hijo. El Verbo de Dios, dice Juan Damasceno, tomó todo lo que Dios había puesto en nuestra naturaleza: un cuerpo y un alma dotada de razón. Lo ha tomado todo para salvarme enteramente por su gracia. La Divinidad se abajó hasta este desposorio; la carne no podía acabar con un desposorio más glorioso.

     Aún otras bodas se celebran, cuando sobreviene la gracia del Espíritu Santo para convertir a un alma pecadora. Se lee en el profeta Oseas: «Voy a volver a mi primera esposa, entonces me iba mejor que ahora.» (cf 2,9). Y más adelante: «Ella me llamará: «Marido mío»,          y no me llamará más: «Dueño mío». Yo quitaré de su boca los nombres de los ídolos... Haré en su favor un pacto...» (v. 18-20). El Esposo del alma es el Espíritu Santo, a través de su gracia. Cuando por una inspiración interior invita al alma a la penitencia, se desvanecen todas las llamadas de los vicios. El dueño que dominaba y devastaba al alma, es el orgullo que quiere mandar, es la gula y la lujuria que lo devoran todo. Incluso sus nombres son quitados de la boca del penitente... Cuando la gracia se derrama en un alma y la ilumina, Dios hace alianza con los pecadores; se reconcilia con ellos... Es entonces cuando se celebran las bodas del esposo y de la esposa en la paz de una conciencia pura.

     Finalmente, otras bodas se celebrarán en el día del juicio, cuando vendrá el Esposo, Jesucristo. «¡Que llega el Esposo, se dice, salid a recibirlo!». Entonces tomará con él a la Iglesia, su esposa. «Ven, dice san Juan en el Apocalipsis, que te voy a enseñar a la Esposa del Cordero. Me mostró la Ciudad Santa de Jerusalén, que bajaba del cielo». (21,9-10)... Ahora vivimos en el cielo por la fe y la esperanza; pero poco tiempo después, la Iglesia celebrará sus bodas con su Esposo: «Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero» (Ap 19,9).

San Antonio de Padua (1195-1231)
franciscano, doctor de la Iglesia
Sermones para los domingos y fiestas de los santos

jueves, 30 de agosto de 2018

Pensamientos de Fuego - Beata Elena Guerra #38

#38
“Tal y tan grande fue la acción vivificante del Paráclito en el primer Pentecostes, como tal fue después, y tal será siempre en la iglesia y en cada uno de los fieles. Siempre que es administrado un Sacramento, siempre que la gracia aumenta en algún alma y que, bajo la influencia de la gracia actual, se adquiere un mérito, es siempre la acción del Espíritu Santo que se renueva, es siempre el mismo Espíritu que viene y sobreviene. Es, en una palabra, un Nuevo y Verdadero Pentecostés!
Beata Elena Guerra
Pensamientos de Fuego 

UNIÓN FAMILIAR

«No olvidemos a tantas familias, -¡tantas!- que llevan adelante a sus propias familias, a sus hijos, con fidelidad, pidiendo perdón cuando hay problemas. Pero nosotros lo olvidamos porque está de moda en las revistas, en los periódicos, hablar de “este que se divorció de esta”, de “aquel que se separó de aquella”.  Pero por favor: esto es algo feo. Es verdad: respeto a todos, debemos respetar a las personas, pero lo ideal no es el divorcio, lo ideal no es la separación, lo ideal no es la destrucción de la familia. Lo ideal es la familia unida»
Francisco
Audiencia General 29-08-18
Viñeta: Leonan Faro

MISTERIO Y SOLEDAD.

"La herida de la soledad en la vida del ministro duele tanto más cuanto que no solamente comparte la condición humana del aislamiento, sino que nota que su impacto sobre los demás va disminuyendo. Al ministro se le pide que hable sobre las últimas preocupaciones de la vida: nacimiento y muerte, unión y separación, amor y odio. Tiene un deseo urgente de dar sentido a la vida de las personas. Pero se encuentra a sí mismo situado en las fronteras externas de todo lo que sucede y admitido solamente por cortesía en los sitios donde se toman las decisiones"."Me gustaría proclamar a voz en grito y con toda claridad lo que podría parecer impopular e incluso perturbador: la forma cristiana de vida no libera de la soledad. La protege y la cuida como un don precioso. A veces parece que hacemos todo lo posible para evitar la dolorosa confrontación con nuestra soledad humana. De esa forma, consentimos en ser atrapados por falsos dioses que nos prometen una inmediata satisfacción y un alivio rápido. Pero quizá el penoso reconocimiento de la soledad sea un hecho fundamental en nuestra existencia. Puede ser un don que debamos proteger y guardar, porque nuestra soledad nos revela un vacío interior que puede ser destructivo cuando es mal comprendido, pero lleno de promesas para el que puede aguantar su dulce dolor.

Henri Nouwen



Meditación: Mateo 24, 42-51

El Evangelio de hoy es una advertencia. ¡Hay que estar preparados porque en cualquier momento viene el Señor!

No necesariamente que vaya a cumplirse su Segunda Venida, que está anunciada en la Sagrada Escritura, cosa que de hecho sucederá sin ninguna duda en algún momento de la historia humana; sino que el Señor puede venir a la vida de cada uno en el momento menos pensado. ¿Cómo? Puede ser por medio de una experiencia personal de revelación, por un encuentro fortuito con un necesitado, por una tribulación en la vida o un accidente grave o incluso por haber llegado repentinamente la hora de la muerte.

Por eso nos conviene estar atentos, porque no sabemos cuándo va a venir el Señor y lo cierto es que cada uno tiene alguna responsabilidad que cumplir en el Reino de Dios. Cuando venga el Señor ¿nos encontrará distraídos, relajados y unidos a los que sirven a los ídolos y poderes de este mundo, o trabajando con fidelidad y dedicación en nuestra propia santificación y la de nuestros familiares y amigos?

Pero el Señor no viene solamente cuando ocurre algo grave o trascendental. Muchas veces viene a nosotros en las realidades cotidianas, y hemos de estar preparados mediante la oración, llevando una conducta recta, como de fieles auténticamente convertidos y obedientes a la Palabra de Dios; mediante la práctica de la justicia y la misericordia, especialmente frente a los necesitados y marginados. “Manténganse ustedes despiertos” nos aconseja el Señor, para que su venida no nos sorprenda en posición desventajosa.

Ahora bien, ¿cómo nos mantenemos “despiertos”? Haciendo lo que Jesús nos ha mandado hacer: cumplir cabalmente nuestras obligaciones; realizar el trabajo con toda honradez; ser justos y misericordiosos. Amarse y perdonarse mutuamente; preocuparse de los pobres y los discriminados; compartir nuestros bienes. Es decir, nos mantenemos despiertos cuando nos ocupamos constantemente en la construcción del Reino de Dios, en la familia, la comunidad, el trabajo y en todas partes. Si vivimos de esta forma, apoyados en la oración y nutridos con la Palabra de Dios y los Sacramentos, no seremos sorprendidos cuando llegue el Señor.
“Señor mío Jesucristo, te amo sobre todas las cosas y quiero ser un discípulo auténtico tuyo. Dame tu fortaleza para rechazar el pecado habitual, revestirme de tu bondad y amar a mis semejantes como tú me amas a mí.”
1 Corintios 1, 1-9
Salmo 145(144), 2-7

fuente: Devocionario Católico La Palabra de Dios

Beato Thomas de kempis

Autor de La Imitación de Cristo,
30 de Agosto 1471

La fama mundial de Tomás de Kempis se debe a que él escribió La Imitación de Cristo: el libro que más ediciones ha tenido, después de la Biblia. Este precioso librito es llamado "el consentido de los libros" porque se ha sacado en las ediciones de bolsillo más hermosas y lujosas, ha tenido ya más de 3,100 ediciones en los más diversos idiomas del mundo. Su primera edición salió en 1472, 20 años antes del descubrimiento de América (un año después de la muerte del autor), y durante más de 500 años ha tenido unas 6 ediciones cada año. Caso raro y excepcional.

Tomás nació en Kempis, cerca de Colonia, en Alemania, en el año 1380. Era un hombre sumamente humilde, que pasó su larga vida (90 años) entre el estudio, la oración y las obras de caridad, dedicando gran parte de su tiempo a la dirección espiritual de personas que necesitaban de sus consejos.

Empezar por uno mismo.

En ese tiempo muchísimas personas deseaban que la Iglesia Católica se reformara y se volviera más fervorosa y más santa, pero pocos se dedicaron a reformase ellos mismos y a volverse mejores. Tomás de Kempis se dió cuenta de que el primer paso que hay que dar para obtener que la Iglesia se vuelva más santa, es esforzarse uno mismo por volverse mejor. Y que si cada uno se reforma a sí mismo, toda la Iglesia se va reformando poco a poco.

Una asociación muy útil.

Kempis se reunió con un grupo de amigos en una asociación piadosa llamada "Hermanos de la Vida Común", y allí se dedicaron a practicar un modo de vivir que llamaban "Devoción moderna" y que consistía en emplear largos ratos de oración, la meditación, la lectura de libros piadosos y en recibir y dar dirección espiritual, y dedicarse cada uno después con la mayor exactitud que le fuera posible a cumplir cada día los deberes de su propia profesión. Los que pertenecían a esta asociación hacían progresos muy notorios y rápidos en santidad y la gente los admiraba y los quería.

Un ascenso difícil.

Tomás tiene muchos deseos de ser sacerdote, pero en sus primeros 30 años no lo logra porque sus tentaciones son muy fuertes y frecuentes y teme que después no logre ser fiel a su voto de castidad. Pero al fin entra a una asociación de canónigos (en Windesheim) y allí en la tranquilidad de la vida retirada del mundo logra la paz de su espíritu y es ordenado sacerdote en el año 1414. Desde entonces se dedica por completo a dar dirección espiritual, a leer libros piadosos y a consolar almas atribuladas y desconsoladas. Es muy incomprendido muchas veces y sufre la desilusión de constatar que muchas amistades fallan en la vida (menos la amistad de Cristo) y va ascendiendo poco a poco, aunque con mucha dificultad, a una gran santidad.

Oficios delicados.

Dos veces fue superior de la comunidad de canónigos en su ciudad. Bastante tiempo estuvo encargado de la formación de los novicios. Después lo nombraron ecónomo pero al poco tiempo lo destituyeron porque su inclinación a la vida espiritual muy elevada no lo hacía nada apto para dedicarse a comerciar y a administrar dineros y posesiones. Su alma va pasando por períodos de mucha paz y de angustias y tristezas espirituales, y todo esto lo irá narrando después en su libro portentoso.

El libro que lo hizo famoso.

En sus ratos libres, Tomás de Kempis fue escribiendo un libro que lo iba a hacer célebre en todo el mundo: La Imitación de Cristo. De esta obra dijo un autor: "Es el más hermoso libro salido de la mano de un hombre" (Dicen que Kempis pidió a Dios permanecer ignorado y no conocido. Por eso la publicación de su libro sólo se hizo al año siguiente de su muerte). No lo escribió todo de una vez, sino poco a poco, durante muchos años, a medida que su espíritu se iba volviendo más sabio y su santidad y su experiencia iban aumentando. Lo distribuyó en cuatro pequeños libritos. Entre la redacción de un libro y la siguiente pasaron unos cuantos años.

El libro Primero de la Imitación de Cristo narra cómo es la lucha activa que hay que librar para convertirse y reformarse y los obstáculos que se le presentan a quiénes desean ser santos, entre los cuales está como principal: ser "la sirena" de este mundo, o sea la atracción, el deseo de darle gusto al propio egoísmo y de obtener honores, famas, altos puestos, riquezas y gozos sensuales y vida fácil y cómoda. Este primer librito es como el retrato de lo que Tomás tuvo que sufrir hasta sus 30 años de las luchas y peligros que se le presentaron.

El libro segundo. Fue escrito por Kempis después de haber sufrido muchas tribulaciones, contradicciones, humillaciones y desengaños, especialmente en el orden afectivo. Destituido del cargo de ecónomo, abandonado por amigos que se había imaginado le iban a ser fieles; es entonces cuando descubre que hay una amistad que no defrauda nunca y es la amistad con Jesucristo, y que allí se encuentra la solución para todas las penas del alma. Este libro segundo de la Imitación enseña cómo hay que comportarse en las tribulaciones y sufrimientos. Emplea mucho el nombre de Jesús indicando el afecto muy vivo y profundo que siente hacia el Redentor y que desea sientan sus lectores también.

Cuando redacta el Libro Tercero ya ha subido mas alto en espiritualidad. Aquí ya a Cristo lo llama El Señor. Se ha dado cuenta que la santidad no depende solamente de nuestros esfuerzos sino sobre todo de la ayuda de Dios. Ha crecido en humildad y exclama: "Cayeron los que eran como cedros del Líbano, y yo miserable ¿qué podré esperar de mis solas fuerzas?". Ahora ya no piensa en la muerte como algo miedoso, sino como una liberación del alma para ir a una Patria feliz.

El libro cuarto de la Imitación está dedicado a la Eucaristía y es uno de los más bellos tratados que se han escrito acerca del Santísimo Sacramento. Millones de personas en todos los continentes han leído este librito para prepararse o dar gracias cuando comulgan.

¿Un iluminado?

Muchos autores han pensado que probablemente Tomás de Kempis recibió del cielo luces muy especiales al escribir La Imitación de Cristo. De otra manera no se podría explicar el éxito mundial que este librito ha tenido por más de cinco siglos, en todas las clases sociales.

Otro secreto de su triunfo

Puede ser el que Kempis ha logrado comprender sumamente bien la persona humana con sus miserias y sus sublimes posibilidades, con sus inquietudes y su inmensa necesidad de tener un amor que llene totalmente sus aspiraciones.

Este libro está hecho para personas que quieran sostener una lucha diaria y sin contemplaciones contra el amor propio y el deseo de sensualidad que se opone diametralmente al amor de Dios y a la paz del alma. Está redactado para quienes quieran independizarse de lo temporal y pasajero y dedicarse a conseguir lo eterno e inmortal.

San Ignacio, San Juan Bosco, Juan XXIII, el presidente mártir, García Moreno y muchísimos más, han leído una página de la Imitación cada día. ¿La leeremos también nosotros? La mejor traducción actual es la que hizo el Apostolado Bíblico Católico, muy actualizada, toda con frases de la Santa Biblia. No dejemos de conseguirla y leerla.

Fuente: EWTN

15 Frases de Santa Catalina de Siena - # 03 de 15


Pensamientos de Fuego - Beata Elena Guerra #93


RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 13,44-46.

Evangelio según San Mateo 13,44-46.
Jesús dijo a la multitud: "El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo.El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas;y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró."

RESONAR DE LA PALABRA

Queridos hermanos.

Lo decía hace algunos días, y lo repito hoy. En este tiempo ordinario, la Iglesia no nos da tregua, recordándonos que se puede ser santo de muchas maneras. A lo largo de esta semana, hemos visto modelos de santidad como madre, como obispo, como mártir, y hoy, santa Rosa de Lima. Es que hay que estar siempre preparado. 

La llegada de un ladrón es siempre una catástrofe. Una ruina. Es lo mismo que le pasa a la comunidad cristiana, cuando se relaja y no está atenta. Es lo que nos recuerda también la enseñanza de los dos mayordomos. Uno fiel, servicial, atento, y el otro malvado, que descuida sus obligaciones y maltrata a sus subordinados.

Aunque en las parábolas Jesús habla a los dirigentes del pueblo judío, no podemos dejar de apreciar la dimensión escatológica de las mismas. Tratan de cómo hay que comportarse mientras esperamos la segunda venida de nuestro salvador, Jesucristo. 

El hecho de que el amo tarde no significa que no vendrá. Vendrá cuando menos se le espere, y entonces será ya tarde. ¡Cuántas veces hemos dicho eso de que por qué no lo habré hecho antes! 

El tiempo que vivimos nosotros, como el que vivieron los destinatarios del evangelio de Mateo, es un tiempo de espera. Pero a la vez, es un tiempo de salvación. Es el tiempo para vivir según las enseñanzas de Cristo, para demostrar. Día a día, que estamos con Él. 

El castigo que espera a los que no estén preparados es terrible. Podemos pensar que eso será algo que les pasará a los otros, pero no a mí, que soy santo y bueno. Quizá. Ojalá que podamos vivir sabiendo que Dios es bueno, siempre dispuesto a perdonar, pero también es justo, y castiga con las penas del infierno a los que renuncian a Él. Siempre tenemos que vivir en positivo (hacer las cosas por amor y no por miedo al castigo), pero de vez en cuando, no está mal recordar que, delante de nosotros, hay dos caminos, y Dios respeta nuestra libertad de elección.

Santa Rosa de Lima lo creyó de verdad. Y vivió llena de amor, derramando amor.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

COMPRENDIENDO LA PALABRA 300818

“Su palabra estaba llena de autoridad”

“La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo” (Hb 4, 12). Toda la grandeza y fuerza y sabiduría de  la Palabra de Dios, mírala aquí por estas palabras  que el Apóstol muestra a aquellos que buscan a Cristo, Palabra, fuerza y sabiduría de Dios... Esta Palabra estaba al comienzo cerca del Padre, eterno con él. Ella fue revelada en su tiempo a los apóstoles, anunciada por ellos y recibida humildemente por el pueblo de los creyentes....

    Ella  ésta Palabra es viva, a quien el Padre ha dado tener vida en sí misma, como él mismo la posee (Jn 5, 26). Además no es solamente viva, sino que  es la vida misma, como está escrito: “Yo soy la vida, la verdad y el camino”( Jn 14,6). Y ya que ella es la vida, está viva y vivificante, pues “como el Padre resucita a los muertos y les da vida, así el Hijo da la vida al que quiere”( Jn 5,21). Ella es vivificante cuando llama a Lázaro salir de su tumba y le dice: “Sal”(Jn 11,43). Cuando esta Palabra es proclamada, la voz que la pronuncia resuena al exterior con una fuerza que atraviesa el interior, hace revivir a los muertos, y (despertando la fe) suscita verdaderos hijos de Abrahán(Mt 3, 9). Sí, esta Palabra, es viviente, en el corazón del Padre en la boca del que la proclama, en el corazón del que cree y ama.

Balduino de Ford (¿-c. 1190)
abad cisterciense, después obispo
Tratado 60

miércoles, 29 de agosto de 2018

Pensamientos de Fuego - Beata Elena Guerra #147

#147
Como un niño que, antes de moverse o de actuar, se dirige a la madre para sacar de su mirar materno criterio y permiso, así un alma que vive de fe dirige con frecuencia su mente a Dios y procura conformar pensamientos, palabras y acciones con el Espíritu del Señor”

Beata Elena Guerra
Pensamientos de Fuego 

Riquezas en Su Nombre


ORACIÓN DE LIBERACIÓN DEL PAPA CLEMENTE XI

ORACIÓN DE LIBERACIÓN DEL PAPA CLEMENTE XI

Mi Dios, creo en Ti, pero fortalece mi fe; espero en Ti, pero vuelve mas confiada mi esperanza; Te amo, pero enfervoriza mi amor; me arrepiento de haber pecado, pero aumenta mi arrepentimiento.

Te adoro como primer principio, Te deseo como fin último; Te alabo como benefactor perpetuo, Te invoco como benévolo defensor.

Que Tu sabiduría me dirija. Tu justicia me contenga. Tu clemencia me consuele. Tu poder me proteja.

Mi Dios, Te ofrezco mis pensamientos, para que solo piense en Vos; mis acciones, para que sean de Tu agrado; mis sufrimientos, para que sean por Tu amor.

Quiero lo que quieras, porque quieres, como lo quieres y cuándo lo quieras.

Señor, te pido; ilumina mi inteligencia, inflama mi voluntad, purifica mi corazón y santifica mi alma.

Dame llorar los pecados pasados, repeler las tentaciones futuras, corregir las malas inclinaciones y practicar las virtudes de mi estado.

Concédeme, Oh Dios de bondad, ardiente amor por Vos y aversión por mis defectos, celo por el prójimo y desapego del mundo.

Que me esfuerce por obedecer a mis superiores, auxiliar a los que dependan de mi, dedicarme a los amigos y perdonar a los enemigos.

Que venza la sensualidad por la austeridad, la avaricia por la generosidad, la cólera por la mansedumbre y la tibieza por el fervor.

Vuélveme prudente en las decisiones, valiente en los peligros, paciente en las adversidades y humilde en la prosperidad.

Haz, Señor, que esté atento en la oración, sea sobrio en los alimentos, diligente en el trabajo y firme en las resoluciones.

Que procure poseer pureza del corazón y modestia en las costumbres, un proceder ejemplar y una vida recta.

Que me dedique siempre a vencer la naturaleza pecadora, colabore con la gracia, guarde los mandamientos y merezca la salvación.

Que aprenda de Ti cuan pequeño es lo que es de la tierra y cuán grande lo que es divino, breve lo que es de esta vida y duradero lo que es eterno.

Dame el prepararme para la muerte, que tema el día del juicio, huya del infierno y alcance el Paraíso. ¡Amén!

p. Vagner Baia
Diversas oraciones de sanación y liberación

DIOS NO SE GUARDA NADA.

"Dios no se guarda nada; Dios lo da todo. Este es el misterio de la Encarnación. Y éste es también el misterio de la Eucaristía. La Encarnación y la Eucaristía son las dos expresiones del amor inmensamente generoso de Dios. Por eso el sacrificio de la cruz y el sacrificio de la mesa son un mismo sacrificio, una completa autodonación de Dios que llega a toda la humanidad en el tiempo y en el espacio".

Henri Nouwen


ORACIÓN DE LIBERACIÓN DEL ORGULLO Y LA VANIDAD

ORACIÓN DE LIBERACIÓN DEL ORGULLO Y LA VANIDAD
“Antes de la catástrofe está el orgullo; y antes de la caída, el espíritu altanero”Pr.16,18
Padre Celestial, hoy veo que cuando el orgullo y la vanidad me tocan, me transformo en una persona despreciable a Tus ojos y a los ojos de las otras personas. ¡Cuánto me he distanciado de mi vida y de la de mi familia!

Es una barrera de arrogancia que levanté en torno a mi persona. Reconozco mi presunción de ser mejor que otros y de colocarme por encima de los que me rodean a cualquier precio y sin ninguna compasión. Reconozco que solo di valor a lo que era mío, despreciando lo que viene de otros. ¡Ven, Señor Jesús, en mi auxilio y libérame de ese mal!

Mi vanidad me hizo despreciar hasta a mis padres, hermanos, tíos, primos y abuelos. Siento vergüenza de la pobreza, de la falta de instrucción de aquellos que son sangre de mi sangre. Siento vergüenza de mi nombre y apellido, del lugar en donde he nacido y estudiado, de la calle en que se vivía. Esto es una desgracia, y yo me siento impotente delante de tal situación! 

¡Ven, Señor, libérame del orgullo y de la vanidad!

Padre querido, sé que el orgullo es el padre de todos los pecados, pues fue de el que Lucifer se alimentó cuando quiso ser como Dios. Y así el también alimenta a los hombres, porque el pecado nos incapacita para perdonar. ¡Lávame, Señor, de esa maldición tan terrible, pues necesito de esa gracia!

Padre querido fue por la vanidad del demonio que la muerte entró en este mundo, y ella ha corrompido también mi corazón, llevándome al consumismo desenfrenado, a gastos superfluos e innecesarios, al mal uso de mi dinero y de mis bienes. Me siento incapaz de practicar caridad, de ayudar a las personas más necesitadas de mi familia. He sido llevado a una vida vacía y sin sentido, y desenvolví vicios (nombra tus vicios como tabaquismo, gula, alcoholismo, uso de drogas, etc.) para llenar el vacío de mi alma. Libérame, Señor de esta desgracia de la vanidad, de este mal tan mezquino. Ven a lavarme, Señor, con Tu gracia!

Padre querido, el orgullo y la vanidad ha hecho de mi una persona vengativa, rencorosa y desconfiada! Estoy siempre queriendo más de lo que tengo y, constantemente, encuentro que las personas a mi alrededor están explotándome, robándome, usando mis bienes. Me apego a pequeñeces y me desprendo de otras muchas mas importantes. Me comparo a los otros y nunca estoy satisfecho con nada. Es una búsqueda incesante y nociva. Libérame, Señor, de este mal que tanto atormenta mi alma y mi vida. 

Sé que el orgullo y la vanidad alimentan una guerra dentro de nosotros, crean distanciamiento, humillación y desprecio. El orgullo no nos deja creer que las personas nos aman o que quieren ser nuestros amigos, generando desconfianza y volviéndonos obsesivos. Nos hace querer conquistar todo, -dinero, poder, admiración-, a cualquier precio, no importando los sufrimientos ajenos.

Libéranos, Señor, de todo eso! No puedo continuar dependiente de ese mal. ¡Ven, Señor, en mi auxilio. Gracias, Señor, por liberarme de ese mal tan terrible! Amén.

p. Vagner Baia
Diversas oraciones de sanación y liberación

Meditación: Marcos 6, 17-29

Quiero que me des ahora mismo… la cabeza de Juan el Bautista
Marcos 6, 25

Oremos todos: Señor, Dios nuestro, suscita profetas y apóstoles como San Juan Bautista en el mundo de hoy, te rogamos. Envía a hombres y mujeres que vayan delante del Señor preparando el camino; levanta misioneros dedicados que abran camino para el Evangelio de Jesucristo; inspira a tus hijos a buscarte en la soledad del desierto, para que todos ayunen, oren y hagan sacrificios para hacer más presente tu Reino en la tierra.

Señor, Dios nuestro, te suplicamos que envíes a hombres y mujeres convencidos y dedicados, como San Juan Bautista, y llenos del Espíritu Santo desde su juventud para que, a través de ellos, inundes los centros comerciales y las carreteras, las escuelas, los hogares y los edificios de oficinas con el torrente de la vida verdadera de tu Nombre santo. Envíalos a todos los países para que la cultura de la muerte se transforme en fuente de vida y las ciudades y poblados en jardines rebosantes; enciende en ellos el fuego de tu amor, para que con alegría se entreguen por entero a ti, buscando tu rostro y escuchando tu palabra.

Oh, Jesús, Salvador nuestro, suscita nuevos profetas que proclamen tu palabra con valentía y claridad. Concede a los creyentes dones proféticos y envíalos a la Iglesia a renovar la fe, reavivar la devoción, purificar los corazones y elevar las almas al cielo. Enséñales a estos nuevos profetas a esgrimir la espada del Espíritu, para rasgar la espesura de la oscuridad y la confusión y revelar la luz de la verdad. Que tu palabra, Señor, resuene como poderosa proclamación en cada país, para congregar a la humanidad nuevamente en torno a ti, Príncipe de la Paz.

Padre misericordioso, concédenos nuevos testigos, como San Juan Bautista, que estén dispuestos a dar la vida por tu palabra y por el Evangelio de Cristo. Envíalos a las tierras en las que hoy predomina el mal; fortalécelos para que pisoteen la cabeza del enemigo y enciendan una nueva luz de salvación. Que todo tu pueblo ponga su vida en tus santas manos, para que de ellos nazca una nueva civilización de amor y paz. Concédenos a cada uno la gracia de disminuir para que Jesús aumente cada vez más.
“Señor, enséñame a buscarte a ti y tus tesoros celestiales. Mueve a hombres, mujeres y niños para que te conozcan, te amen y trabajen para la manifestación plena de tu Reino en el mundo actual.”
2 Tesalonicenses 3, 6-10. 16-18
Salmo 128(127), 1-2. 4-5

fuente: Devocionario Católico La Palabra con nosotros

15 Frases de Santa Catalina de Siena - # 02 de 15


Pensamientos de Fuego - Beata Elena Guerra #89


RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Marcos 6,17-29.

Evangelio según San Marcos 6,17-29.
Herodes, en efecto, había hecho arrestar y encarcelar a Juan a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, con la que se había casado.Porque Juan decía a Herodes: "No te es lícito tener a la mujer de tu hermano".Herodías odiaba a Juan e intentaba matarlo, pero no podía,porque Herodes lo respetaba, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo protegía. Cuando lo oía quedaba perplejo, pero lo escuchaba con gusto.Un día se presentó la ocasión favorable. Herodes festejaba su cumpleaños, ofreciendo un banquete a sus dignatarios, a sus oficiales y a los notables de Galilea.La hija de Herodías salió a bailar, y agradó tanto a Herodes y a sus convidados, que el rey dijo a la joven: "Pídeme lo que quieras y te lo daré".Y le aseguró bajo juramento: "Te daré cualquier cosa que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino".Ella fue a preguntar a su madre: "¿Qué debo pedirle?". "La cabeza de Juan el Bautista", respondió esta.La joven volvió rápidamente adonde estaba el rey y le hizo este pedido: "Quiero que me traigas ahora mismo, sobre una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista".El rey se entristeció mucho, pero a causa de su juramento, y por los convidados, no quiso contrariarla.En seguida mandó a un guardia que trajera la cabeza de Juan.El guardia fue a la cárcel y le cortó la cabeza. Después la trajo sobre una bandeja, la entregó a la joven y esta se la dio a su madre.Cuando los discípulos de Juan lo supieron, fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.

RESONAR DE LA PALABRA

Queridos hermanos.

El tiempo ordinario tiene estas cosas. La liturgia no nos da reposo, no deja que nos relajemos, y entre santo y santa, un martirio. La muerte de aquél que señaló al mundo la venida del Salvador.

Como cada día, hoy se nos da otra pista sobre lo que tenemos que hacer para alcanzar el Reino de los Cielos. Estar atento a lo que pasa a nuestro alrededor. Eso permitió a Juan ver a Jesús y distinguirlo entre la gente, y eso le llevó también a denunciar la situación de pecado en la que vivía Herodes. (Inciso. Hace poco he releído La guerra de los mundos de Herbert George Wells. Uno de los personajes, un vicario, algo afectado por la invasión marciana de la tierra, se lamenta de todo lo que ha visto de injusto en su mundo y no ha denunciado. Pero para él era ya tarde. ¿Y para nosotros? Cierro el inciso).

Seguramente, Juan sabía a lo que se enfrentaba. No hace falta ser muy listo para saber que, si te enfrentas al poderoso, te puede costar caro. Muy caro. A veces, en nuestro tiempo también, la vida. Todo se puede dar, incluso la vida, si se ha tenido un encuentro con Cristo. Lo demuestran muchos testimonios a lo largo de la historia de la Iglesia.

Para eso, por supuesto, hace falta entrenamiento. Eso exige, por ejemplo, la atención a los pequeños detalles, que es lo que nos permite poder ser fiel en las cosas grandes. Es una de las enseñanzas de, por ejemplo, los Beatos Mártires de Barbastro. Tuve la suerte de conocer al padre Zubiri, C.M.F., hace algunos años. Este padre fue compañero de estudios de los Beatos. Y nos contó cómo su disciplina, su fidelidad a la oración, su frecuencia en la confesión, sus horarios espartanos, les fueron preparando para el martirio. Incluso rezando para poder dar su sangre por Cristo, por la Virgen, por la Iglesia y por la Congregación claretiana.

¿Cómo está tu fidelidad en las pequeñas cosas? El plan que hiciste a principios de año, o al final de los ejercicios, o en aquel día de retiro, ¿lo revisas de vez en cuando o está cubierto de polvo en la estantería? ¿Hay cada día sitio en tu vida, aunque sea unos minutillos, para Él? Sin eso, sin las pequeñas cosas, no se pueden conseguir las grandes. Tú mismo.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

COMPRENDIENDO LA PALABRA 290818

« Precursor de Cristo en la muerte como en la vida» 

Profeta nacido de un profeta (Lc 1:67), bautizaste al Señor, fuiste «la voz que grita en el desierto: Arrepiéntanse» (Mt 3:2), reprendiste a Herodes por su impío libertinaje. Es por eso que corriste para anunciar el Reino de los Cielos a los que estaban cautivos adónde descansan los muertos…

      Precursor como profeta, bautisador y mártir como voz del Verbo, su mensaje, su antorcha, tú el más grande de los profetas según el testimonio dado por Dios (Mt 11:9), implora al Señor que salve de toda prueba y de toda desgracia a los que festejan con amor tu radiante memoria…

      Vengan todos los pueblos, celebremos al profeta, mártir y bautisador del Salvador: es él, que como un ángel en carne (Mc 1:2 griego) reprendió a Herodes por su injusta relación, condenando su incorrecta acción. Pero a causa de una danza y de un juramento, decapitaron la venerable cabeza de aquél que anuncia hasta en los infiernos la buena nueva de la resurrección de entre los muertos y que sin cesar intercede ante el Señor por la salvación de nuestras almas.

      Vengan, todos los fieles, celebremos al profeta, mártir y bautisador: yéndose al desierto encontró su descanso, alimentándose de saltamontes y de miel salvaje; reprendió al rey que violaba la ley. Y nosotros, los temerosos, nos exhortaba diciendo: «Conviértanse, porque el Reino de los cielos está cerca».

Liturgia bizantina
Odas y estiqueros de las maitines del 29/08
(Trad. ©Evangelizo.org)

martes, 28 de agosto de 2018

EL CRISTO VIVO

"¿Dónde está Jesús hoy? Jesús está donde están aquellos que creen en Él, que por medio del Bautismo y la Eucaristía se convierten en un cuerpo. Mientras pensemos que el cuerpo de Cristo es un grupo de personas que comparten una fe común en Jesús de Nazaret, Jesús sigue siendo un personaje histórico inspirador. Pero cuando nos damos cuenta de que el cuerpo que Jesús conforma en la Eucaristía ES SU CUERPO, podemos empezar a ver qué significa la presencia real. Jesús, que se hace presente en sus dones del Cuerpo y la Sangre, se hace presente en el cuerpo de los creyentes, que estos dones conforman. Nosotros, que recibimos el Cuerpo de Cristo, nos convertimos en el Cristo vivo".

Henri Nouwen


ORACIÓN DE LIBERACIÓN DE LOS CELOS

ORACIÓN DE LIBERACIÓN DE LOS CELOS

Señor mi Dios, pido hoy Tu ayuda. Espero que puedas venir en mi auxilio. Sufro mucho por causa de los celos. Es una sensación desagradable, una fuerza motora tan fuerte y descontrolada que me hace tener actitudes mezquinas, egoístas, vengativas y destructivas. 

Sé que nadie merece ser tratado así, sentirse vigilado el día entero, pero es como si mis sentidos quedasen buscando motivos para alimentar la desconfianza y los celos.

Señor, busqué ayuda profesional de terapeutas, intenté hacer ejercicios de control, me propuse muchas veces desviar mi atención y hacer ejercicios para controlar esos impulsos, pero fracasé en muchas de esas oportunidades.

Fue por causa de los celos que perdí amistades, destruí relaciones personales y profesionales. Ese comportamiento me aparta de la convivencia con los otros y de las relaciones saludables.

No existe nada más terrible que sentirse solo, abandonado, y ver amistades apartándose. Muchas veces fui visto como egoísta y pegajoso por causa de esos sentimientos.

Señor, libérame de este sentimiento tan terrible.

Mis padres, mis amigos y las personas con quienes conviví en estos últimos tiempos me hablaron que necesitaba cambiar, que necesitaba de ayuda para transformar ese comportamiento, por eso busco en Ti ese gran auxilio.

Te pido, Espíritu Santo, Tú que tienes poder de hacer nuevas todas las cosas, un renacimiento para una vida nueva. Resucítame y transforma mi cuerpo mortal en un cuerpo glorioso, Señor.

Ven, Espíritu Santo, ilumina mi vida, ayúdame a sanar mis heridas interiores. Cúrame de todos los traumas, conscientes e inconscientes, que pueden estar causando celos.

Te pido, Espíritu Santo, que Tu Luz venga sobre mis pensamientos, enseñándome a lidiar con aquello que no sé. Libérame, Señor, de las raíces amargas de los celos, de la inseguridad, del miedo de perder al otro. Libérame de todo sentimiento de soledad e inferioridad que genera en mi ese sentimiento de celos.

Ven, Espíritu Santo! Dame la gracia de ser una persona segura, contenta conmigo mismo, que no tiene miedo de perder su lugar en la vida de los otros.

Espíritu Santo de Dios, libérame de toda influencia maligna en mis sentimientos, de toda idea obsesiva que, muchas veces, vuelve al otro prisionero de mis afectos desordenados. Ven a darme un corazón nuevo, una vida nueva, pensamientos nuevos.

Libérame de todas las divisiones y discordias provocadas por los celos exagerados y sin fundamento. Perdóname, Señor, por mis celos y por todo sufrimiento que causé a los otros.

Hoy quiero recomenzar revestido de Tu Espíritu Santo, pues El me ayudará a controlar todo mi ser, a fin de que ame al prójimo con amor incondicional. Amén!

p. Vagner Baia
Diversas Oraciones de sanación y liberación

Inquietos


Una experiencia de gozo pleno

El amor, la alegría y la paz del Espíritu Santo
Hermano, piensa que acabas de terminar un magnífico banquete, quizás en un restaurante lujoso, o tal vez que has tenido tiempo extra para cocinar algo especial para tu familia en el fin de semana.




















¡Todo ha resultado magnífico! Ya te puedes acomodar en el reclinador, tal vez con una taza de té o café a tu gusto y relajarte. ¡Qué sentido de alegría y satisfacción!

Esta escena nos ayuda a entender algo de lo que significa ser lleno del Espíritu Santo. Cuando el Espíritu nos colma de su gracia, nos sentimos satisfechos, llenos del amor de Dios, y nos invade un profundo sentido de paz que nos lleva a “relajamos” en su presencia. Es una sensación tan maravillosa que no queremos que termine, y tal como el apóstol Pedro en el monte de la Transfiguración decimos: “Señor, qué bueno es estar aquí contigo.”

Pero esto es apenas el principio. Si bien un banquete nos satisface por un tiempo, el ser llenos del Espíritu Santo no sólo nos satisface, sino que también nos transforma. El amor del Señor nos hace sentirnos felices, pero también nos envía al mundo para ser sus testigos mediante el servicio generoso y amable. Así como el alimento nos proporciona lo necesario para nutrir el organismo, el Espíritu Santo alimenta el corazón. Queremos reposar disfrutando de su amor, pero al mismo tiempo estamos tan llenos de alegría que no podemos permanecer impávidos: Nos sentimos empujados a salir y compartir las bendiciones del Espíritu con quien quiera escucharnos.

Es evidente que hay mucho que el Espíritu Santo quiere hacer en nosotros; por eso, daremos una mirada a los Libros Sagrados para captar algo de todo cuanto se nos ofrece.

Amor, alegría, paz. Todos nos sentimos felices y alegres cuando recibimos un regalo inesperado y valioso. Cuando uno piensa en que sus amigos más íntimos acaban de casarse sacramentalmente, no podemos dejar de demostrar nuestra alegría. También uno puede pensar en la sensación de alivio y contento que nos viene cuando dos de nuestros hijos adultos, que habían estado enemistados durante años, finalmente se reconcilian y se abrazan. En cada una de estas situaciones, las emociones se disparan y el corazón se nos llena de un cálido sentimiento de amor y gozo.

Algo similar sucede cuando nos llena el Espíritu Santo. Nos invade un sentido de amor profundo que sabemos que no proviene de nosotros mismos; sentimos una calidez persistente en el corazón que nos hace ver que estamos en manos de Dios, una calidez que nos invade por completo; una alegría nueva, que nos eleva y ahuyenta los temores, la inseguridad, la tristeza y la ira.

Es cierto que estas descripciones parecen ser muy sentimentales y emocionales, y puede que lo sean, pero el hecho de llenarse del Espíritu Santo no es solamente algo como tomar un tónico espiritual. Lo que sucede es una realidad mucho más profunda, que San Pablo expone en forma admirable. En su carta a los cristianos de Éfeso les advierte diciéndoles: “No se emborrachen, pues eso lleva al desenfreno; al contrario, llénense del Espíritu Santo… dando siempre gracias a Dios el Padre por todas las cosas, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo” (Efesios 5, 18. 20).

Para el apóstol, hay una clara diferencia entre los extremos emocionales de estar borracho y la experiencia de ser lleno del Espíritu Santo. Cuando alguien está ebrio, puede sentirse muy feliz o relajado o incluso adormecido, pero algunos terminan con una actitud pendenciera y perturbadora e incluso violenta. Esto es así porque pierden el control de sus sentimientos, sus palabras y sus actos.

Para San Pablo, el Espíritu Santo produce un conjunto diferente de reacciones: amor y alegría, claro que sí, pero también paz, paciencia y dulzura, e incluso control de sí mismo. A esta disposición gozosa pero apacible él la llama el “fruto del Espíritu” (Gálatas 5, 22-23). A él le parecía que el contraste entre el que está borracho y el que está lleno del Espíritu Santo es tan claro como entre la atracción que se siente hacia los creyentes llenos del Espíritu y la repulsa que se siente hacia los borrachos.

Una “sobria embriaguez”. Puede decirse que esto es lo que sucede cuando el Espíritu Santo llena plenamente a una persona. Es el tipo de fruto espiritual que uno puede experimentar cuando el Espíritu nos habla al corazón susurrándonos la verdad de que le pertenecemos a Cristo. Tomando en serio las palabras de San Pablo, los Padres de la Iglesia han dicho que esta es una especie de sobria embriaguez.

Para los Padres, esa sobria embriaguez es el sentimiento que nos invade cuando el Espíritu Santo nos convence de que nada nos puede separar del amor de Dios (Romanos 8, 38), y estaban convencidos de que este tipo de amor y alegría, esta clase de “intoxicación espiritual”, no estaba reservado sólo para los grandes santos. De hecho, muchos de ellos esperaban que los creyentes comunes y corrientes tuvieran una experiencia cotidiana de ser llenos poderosamente del Espíritu Santo, como lo experimentaba San Pablo.

Si este apóstol estuviera aquí hoy con nosotros, no dudaría en decirnos que todos tenemos el potencial de ser llenos del Espíritu Santo; y que no nos embriaguemos con vino, sino que procuremos ser llenos del Espíritu y hacerlo con frecuencia. Él sabía que el Espíritu quiere llenarnos de su gracia y su amor una y otra vez, de modo que nunca nos olvidemos de cuánto nos ama el Altísimo. También nos instaría a elevar cánticos espirituales y a dar gracias a Dios, incluso cuando no nos sintamos particularmente gozosos, porque él sabía que cuanto más elevemos el corazón y la voz en alabanza a nuestro Señor, mejor nos disponemos a ser llenos del poder del Espíritu.

Señor, abre mis ojos. El Espíritu no se limita a elevarnos el corazón, con lo maravilloso que eso es. También nos abre los ojos. ¿Has tenido tú alguna vez esa sensación de un destello de claridad o un entendimiento nuevo para resolver un dilema que te había intrigado por horas o días? Probablemente te has pasado mucho tiempo tratando de dilucidarlo, pero de repente se te presenta la solución como de la nada, y es uno de esos momentos de “¡Pero claro, por supuesto!” cuando ves o entiendes algo de una forma totalmente nueva, y ese nuevo entendimiento te resulta estimulante. En la vida cotidiana, estos momentos nos ayudan a resolver problemas en el trabajo, o a comprender algo más de cómo piensa tu hijo adolescente, o llegar finalmente a controlar tus finanzas.

Pero la Escritura nos dice que el Espíritu nos transporta más allá aún. De hecho, las páginas de la Biblia están llenas de relatos de personas que han tenido ese tipo de momentos de revelación o entendimiento. Por ejemplo, el ciego Bartimeo, Lidia de Filipos, Isabel y Zacarías, y tantos otros tuvieron momentos parecidos de iluminación espiritual que les cambió la vida para siempre. Luego están también aquellos que tuvieron varias ocasiones de revelación como esos: la Virgen María, Pedro, Santiago, Juan, Pablo, Aquila y Priscila y Bernabé, para nombrar sólo algunos.

Los casos de todas estas personas se encuentran en la Sagrada Escritura para ayudarnos a convencernos de que el Espíritu nos quiere conceder esos tipos de momentos gloriosos a nosotros también; nos quiere darnos momentos en los que de repente caemos en cuenta que somos amados y apreciados por Dios; momentos en los que entendemos alguno de los misterios de la fe cristiana de una manera inesperada, o recibimos nuevas ideas acerca de cómo podemos ayudar a un ser querido que esté necesitado o cómo superar las dificultades que nos causa nuestra propia tendencia al pecado.

En la Última Cena, Jesús señaló: “Cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda verdad…les hará saber las cosas que van a suceder… recibirá de lo que es mío y se lo dará a conocer a ustedes” (Juan 16, 13-14). Este tipo de orientación y entendimiento viene conforme vamos madurando en la fe, pero también puede suceder de una manera nueva y espectacular, como sucedió con las personas que ya mencionamos.

Y nosotros ¿qué? El Espíritu Santo desea guiarnos y abrir nuestros ojos para que veamos el Reino de Dios; quiere ayudarnos a ver a Jesús de una manera nueva y reveladora, conforme vamos creciendo en la fe. Todo el día nos está enviando mensajes y ofreciendo esta gracia. Cuando te das cuenta de que debes ser más amable con alguien o despojarte de un resentimiento, ¿de dónde crees que te vino el pensamiento? Del Espíritu Santo. Cuando día tras día has pasado por un barrio pobre durante años, pero un día sientes una inequívoca sensación de tristeza al ver a aquellos que se debaten en la pobreza extrema, ese es el Espíritu Santo que está obrando en ti. Cuando comienzas a sentir el vivo deseo de comenzar a ir a Misa diaria, puedes estar seguro de que el Espíritu es el origen de esa inquietud.

Naturalmente, estos mensajes del Espíritu Santo no van a ser siempre las palabras más dramáticas que hayamos escuchado. A veces puede haber ocasiones en que él cambia el curso de nuestra vida, dándonos un llamamiento completamente nuevo, pero en la mayoría de las veces, su objetivo es hacernos ver que Jesús nos ama profundamente. En su mayor parte, nos alienta a ser más como Jesús en nuestras familias, y nos pedirá que atendamos y ayudemos a quienes afrontan dificultades en nuestras parroquias y barrios.

Es tanto lo que el Espíritu quiere obrar en nosotros, que en el próximo artículo veremos una manera de abrir el corazón a fin de que él nos llene más y más.

fuente: Devocionario Católico La Palabra con nosotros