jueves, 30 de junio de 2022

COMPRENDIENDO LA PALABRA


“La multitud... glorificaba a Dios por haber dado semejante poder a los hombres.”

El paralítico incurable yacía en su camilla. Después de haber agotado el arte de los médicos llegó, traído por sus familiares, hacia el verdadero y único médico, el que viene del cielo. Pero, una vez puesto delante de aquel que le podía curar, el Señor se fijó en su fe. Para demostrar que esta fe borra los pecados, Jesús dijo al instante: “Tus pecados te quedan perdonados.” (Mt 9,2) Alguien dirá, quizá: Este hombre quería ser curado de su enfermedad ¿por qué Cristo le anuncia el perdón de sus pecados? Lo hizo para que aprendas que Dios ve el corazón del hombre en el silencio y sin ruido, que contempla los caminos de todos los vivientes. La Escritura, en efecto, dice: “El Señor ve los caminos del hombre, vigila todas sus veredas.” (Prov 5,21)...

No obstante, cuando Cristo dijo: “Tus pecados te quedan perdonados” deja el campo libre para la incredulidad. El perdón de los pecados no se ve con los ojos del cuerpo, mientras que cuando el paralítico se levanta y echa a andar manifiesta con evidencia que Cristo posee el poder de Dios...

¿Quién posee este poder? ¿Sólo él o nosotros también? También nosotros, junto con él. Perdona los pecados porque es Dios-Hombre, el Señor de la Ley. En cuanto a nosotros, hemos recibido de él esta gracia admirable y maravillosa porque ha querido dar al hombre este poder. En efecto, él dijo a los apóstoles: “Os aseguro que todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.”» (Mt 18,18) Y también“A quienes les perdonéis los pecados, Dios se los perdonará; y a quienes se los retengáis, Dios se los retendrá.” (Jn 20,21)


San Cirilo de Alejandría (380-444)
obispo y doctor de la Iglesia
Comentario al evangelio de Lucas, 5 ; PG 72, 565

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 9,1-8


Evangelio según San Mateo 9,1-8
Jesús subió a la barca, atravesó el lago y regresó a su ciudad.

Entonces le presentaron a un paralítico tendido en una camilla. Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: "Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados".

Algunos escribas pensaron: "Este hombre blasfema".

Jesús, leyendo sus pensamientos, les dijo: "¿Por qué piensan mal?

¿Qué es más fácil decir: 'Tus pecados te son perdonados', o 'Levántate y camina'?

Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al paralítico- levántate, toma tu camilla y vete a tu casa".

El se levantó y se fue a su casa.

Al ver esto, la multitud quedó atemorizada y glorificaba a Dios por haber dado semejante poder a los hombres.


RESONAR DE LA PALABRA


Prueba de discipulado

Humanamente hablando, es mucho más fácil decir "lárgate" que decir "te perdono" a nuestros enemigos. Si perdonar fuera tan fácil, ¡qué diferente habría sido nuestro mundo, y qué libre de guerras y armas! Pero también es evidente que para Jesús el perdón era tan fácil que a menudo las palabras de perdón eran las que brotaban de él incluso en los momentos más duros, como en la cruz. Afortunadamente, es este don de la "facilidad de perdonar" el que Jesús ha ofrecido a cada seguidor como gracia y mandato. La misión que se nos ha confiado es la de "predicar el arrepentimiento y el perdón de los pecados a todas las naciones" (cf. Lc 24,47). Honramos a los primeros mártires de la Iglesia de Roma: lo que destaca de los mártires cristianos, empezando por San Esteban, es la facilidad con que perdonan a los infractores. Quizá sea ésta la verdadera prueba de nuestro discipulado cristiano: la facilidad con la que podemos perdonar a quienes nos ofenden.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

miércoles, 29 de junio de 2022

PACIENCIA Y HUMILDAD

 

 «A la luz de la experiencia de los santos apóstoles Pedro y Pablo, cada uno de nosotros puede preguntarse: cuando profeso mi fe en Jesucristo, el Hijo de Dios, ¿lo hago con la conciencia de que siempre debo aprender, o presumo que «ya lo tengo todo resuelto»? Y de nuevo: en las dificultades y pruebas, ¿me desanimo, me quejo, o aprendo a hacer de ellas una oportunidad para crecer en la confianza en el Señor? Porque él —escribe Pablo a Timoteo—nos libra de todo mal y nos lleva con seguridad al cielo»


Francisco

Ángelus

29-06-2022 




COMPRENDIENDO LA PALABRA

«Cuando seas viejo..., te llevará a donde no quieras»

¡No tienes miedo de venir a esta ciudad de Roma, oh apóstol san Pedro!... No temes a esta Roma, dueña del mundo, tu que en casa de Caifás te has acobardado ante una sirvienta del sumo sacerdote. El poder de los emperadores Claudio y Nerón ¿acaso era menor que el juicio de Pilato o el furor de los dirigentes judíos? Sencillamente era que la fuerza del amor triunfaba en ti sobre las razones del temor; no creías deber tuyo temer a aquellos a quienes has recibido la misión de amar. Esta caridad intrépida, ya la habías recibido cuando el amor que profesaste al Señor se vio fortificado por su triple pregunta (Jn 21, 15s)... ¡Y para hacer crecer tu confianza tenías los signos de tantos milagros, el don de tantos carismas, la experiencia de tantas obras maravillosas!... Así pues, sin dudar de la fecundidad de la empresa ni ignorar el tiempo que te quedaba de vida, tu llevaste el trofeo de la cruz de Cristo a Roma donde te esperaban a la vez, por divina predestinación, el honor de la autoridad y la gloria del martirio.

En esta misma ciudad llegaba san Pablo, apóstol como tu, instrumento escogido (Ac 9,19) y maestro de los paganos (1Tm 2,7) para estar contigo en este tiempo en el cual todo lo que era inocencia, todo lo que era libertad, todo lo que era pudor estaban oprimidos bajo el poder de Nerón. Fue él quien, en su locura, fue el primero en decretar una persecución general y atroz contra el nombre cristiano, como si la gracia de Dios pudiera ser constreñida por la matanza de los santos... Pero «preciosa es a los ojos de Dios la muerte de sus santos» (sal 115, 15). Ninguna crueldad ha podido destruir la religión fundada por el misterio de la cruz de Cristo. La Iglesia no sólo no ha menguado sino que se ha engrandecido con las persecuciones; el campo del Señor se ha revestido sin cesar de una más rica siega, cuando los granos, cayendo uno a uno, renacían multiplicados (Jn 12,24). ¡Qué gran descendencia han dado esas dos plantas sembradas al desarrollarse! Millares de santos mártires, imitando el triunfo de estos dos apóstoles han... coronado esta ciudad con una diadema de innombrable pedrería!



San León Magno (¿-c. 461)
papa y doctor de la Iglesia
Sermón 82/69 para el aniversario de los apóstoles Pedro y Pablo

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 16,13-19


Evangelio según San Mateo 16,13-19
Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: "¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?".

Ellos le respondieron: "Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas".

"Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?".

Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo".

Y Jesús le dijo: "Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo.

Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella.

Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo".


RESONAR DE LA PALABRA


Coniunctio eclesial

Con toda la importancia primordial que tienen Pedro y Pablo en la Iglesia, ¿por qué se agrupan sus fiestas en un solo día, en lugar de honrarlas con días individuales separados? Quizá podamos pensar en dos razones: (1) Esta fiesta se refiere más a la Iglesia que a ellos, y la Iglesia es siempre una comunidad, no un asunto individual. (2) El fenómeno Pedro-Pablo es una ventana a la naturaleza de la Iglesia que permanece abierta e inclusiva. Son dos extremos de un continuo. Pedro es todo lo que Pablo no es, y viceversa: Pedro es pescador, campesino de clase obrera, prácticamente sin estudios (sólo el bachillerato), y lleno de corazón (emoción). Pablo, por el contrario, es un intelectual, de clase noble, ciudadano romano, con estudios en la Ivy League, y lleno de razón. Si Dios los eligió a ambos, así debe ser la Iglesia: abierta a todo tipo de seres humanos. Como en la jerga alquímica, un coninuncio: una unión de opuestos.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

martes, 28 de junio de 2022

COMPRENDIENDO LA PALABRA

“Sobrevino una gran calma.”

El sueño de Cristo es la manifestación de un misterio. Los tripulantes de la barca representan las alma que atraviesan la vida de este mundo sobre el leño de la cruz. Además, la barca es el símbolo de la Iglesia. Sí, realmente,... el corazón de cada fiel es una barca que navega sobre el mar; no puede naufragar si el espíritu se ocupa en buenos pensamientos.

Alguien te ha injuriado: es el viento que sopla a latigazos. Has montado en cólera: es la corriente que te arrastra. Surge la tentación: sopla el viento. Tu alma se turba: las olas se encrespan. ¡Despierta a Cristo, deja que hable él! “¿Qué clase de hombre es éste, que hasta los vientos y el lago le obedecen?”(Mt 8,27) ¡Imita el viento y el mar: obedece al creador! El mar escucha la orden de Cristo y tú ¿te vas a quedar sordo? El mar obedece, el viento se aplaca ¿vas tú a continuar soplando? ¿Qué queremos decir con esto? Hablar, agitarse, meditar la venganza ¿no es continuar soplando y rehusar apaciguarse por las palabras de Cristo? Cuando vuestro corazón está turbado ¡no os dejéis engullir por las olas!

Si, con todo, el viento nos puede, -porque no somos más que hombres- ,si se excitan las pasiones malas del corazón, ¡no desesperemos! ¡Despertemos a Cristo, para poder continuar nuestro viaje sobre un mar apaciguado y así llegar a nuestra verdadera patria.


San Agustín (354-430)
obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia
Sermón 63

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 8,23-27


Evangelio según San Mateo 8,23-27
Jesús subió a la barca y sus discípulos lo siguieron.

De pronto se desató en el mar una tormenta tan grande, que las olas cubrían la barca. Mientras tanto, Jesús dormía.

Acercándose a él, sus discípulos lo despertaron, diciéndole: "¡Sálvanos, Señor, nos hundimos!".

El les respondió: "¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?". Y levantándose, increpó al viento y al mar, y sobrevino una gran calma.

Los hombres se decían entonces, llenos de admiración: "¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?".


RESONAR DE LA PALABRA

Tormenta en una taza de té

Debatamos:

Yo digo: "¿Quién no tendría miedo en tal tormenta? ¿Acaso los discípulos no eran humanos?"

Tú dices: "Pero Jesús está en el barco con los discípulos. ¿Por qué tener miedo?"

Yo digo: "Pero Él está dormido. ¿Cómo lo sabe?"

Tú dices: ¿No está escrito: "Yo dormía, pero mi corazón estaba despierto"? (Cantar 5:2)

Yo digo: "Entonces debería haber hecho algo".

Tú dices: "¡Él es el Verbo que creó el mundo!"

Yo digo: "Pero en el sueño, ¿no es silenciosa la Palabra?"

¡Hombres de poca fe! ¿Por qué dudaron? Al final, todo resultó ser una mera tormenta en una taza de té (o una tempestad en una tetera, si lo prefieres). Porque, incluso en su sueño, sabe; incluso en su silencio, manda. Podemos estar tranquilos.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

lunes, 27 de junio de 2022

COMPRENDIENDO LA PALABRA

«El Hijo del hombre no tiene donde reposar su cabeza»

  Dios es Él mismo su riqueza, porque Él es el bien infinito... Este Dios siendo rico se hizo pobre haciéndose hombre, con el fin de enriquecernos a nosotros, miserables pecadores. Esto es lo que dice expresamente el apóstol Pablo: «Jesús se hizo pobre, siendo rico, con el fin de enriquecernos con su pobreza» (2 Co 8,9) ¿Cómo? ¡Un Dios... llega al extremo de hacerse pobre! ¿Con qué intención? Difícil de comprender.

 Los bienes de la tierra no pueden ser más que tierra y fango; pero este fango ciega totalmente a los hombres para que no vean los bienes verdaderos. Antes de la venida de Jesucristo, el mundo estaba totalmente en tinieblas, porque estaban llenos de pecados: "Toda carne ha pervertido su conducta" (Gn 6,12). Es decir: todos los hombres habían oscurecido en ellos la Ley natural grabada en su interior por Dios; vivían como bestias, únicamente preocupados en buscar placeres y bienes de aquí abajo, ignorando totalmente la existencia de bienes eternales. Es por efecto de la divina misericordia que el Hijo de Dios vino Él mismo a disipar estas profundas tinieblas: "Sobre aquellos que habitaban en tinieblas y sombras de muerte, la luz ha resplandecido"(Is 9,1).

 Más este divino Maestro, ha tenido que instruirnos, no solo por la palabra, sino mucho más y sobre todo, por los ejemplos de su vida. «La pobreza, dijo San Bernardo, es ausencia de cielo; sólo se puede encontrar en la tierra. Maldito el hombre que no conocía el premio, y, por lo tanto, no lo había buscado. Para volverse precioso a nuestros ojos y digno de todos nuestros deseos, ¿qué hizo el Hijo de Dios? Descendió del cielo a la tierra y la ha escogido por compañera para toda su vida.»


San Alfonso María de Ligorio (1696-1787)

obispo y doctor de la Iglesia8º Discurso para la novena de Navidad

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 8,18-22


Evangelio según San Mateo 8,18-22
Al verse rodeado de tanta gente, Jesús mandó a sus discípulos que cruzaran a la otra orilla.

Entonces se aproximó un escriba y le dijo: "Maestro, te seguiré adonde vayas".

Jesús le respondió: "Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos; pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza".

Otro de sus discípulos le dijo: "Señor, permíteme que vaya antes a enterrar a mi padre".

Pero Jesús le respondió: "Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos".


RESONAR DE LA PALABRA

Quemando puentes atrás

Dejar a los muertos para enterrar a los muertos podría parecer una exigencia demasiado cruel; pero cuando se trata de seguir al Señor, sólo significa un compromiso inmediato y absoluto. Así le siguieron también los primeros discípulos: "inmediatamente"; "dejando atrás la barca y a su padre" (cf. Mt. 4,22). Hay que quemar los puentes con el pasado, sea bueno o malo; Cristo se convierte en el único foco de atención a partir de entonces. Jesús lo dejó más claro cuando dijo: "Nadie que ponga la mano en el arado y mire hacia atrás es apto para el reino de Dios" (Lc 9,62). Como dijo David Lloyd George: "No tengas miedo de dar un gran paso si es el indicado. No se puede cruzar un abismo en dos pequeños saltos". Seguir a Cristo es un salto completo, largo y duro: un salto de fe a través del abismo de la vida. Hay que saltar con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas y con toda la mente (cf. Lc 10,27) para aterrizar en su seno, donde podemos reclinar la cabeza.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

DOMINARSE A SÍ MISMO

 

«Dejarse vencer por la ira en la adversidad es fácil, es instintivo. Lo difícil, en cambio, es dominarse a sí mismo, haciendo como Jesús, que -dice el Evangelio- se puso «en camino hacia otra aldea» (v. 56). Esto significa que cuando encontremos cerraduras, debemos recurrir a hacer el bien en otro lugar, sin recriminaciones. Así, Jesús nos ayuda a ser personas serenas, contentas con el bien que hemos hecho y sin buscar la aprobación humana»


Francisco

Ángelus

26-06-2022 




domingo, 26 de junio de 2022

COMPRENDIENDO LA PALABRA


“Te seguiré adondequiera que vayas”

“En el atardecer, danos tu luz, Señor.” Estamos en el atardecer. Estoy en los sesenta-y-seis años de mi vida que es un don magnífico del Padre celestial. Las dos terceras partes de mis contemporáneos han pasado ya a la otra vida. Así que yo también me tengo que preparar para el gran momento. El pensamiento de la muerte no me produce inquietud... Mi salud es excelente y todavía robusta, pero no me tengo que fiar. Me quiero preparar a poder responder: “Aquí estoy”, a la llamada, tal vez inesperada. La vejez –que es otro gran don del Señor- tiene que ser para mí motivo de callada alegría interior y de abandono diario al Señor mismo, al que me dirijo como un niño hacia los brazos abiertos de su padre.

Mi ya larga y humilde vida se ha ido devanando como una madeja bajo el signo de la simplicidad y de la pureza. No me cuesta nada reconocer y repetir que no soy más ni valgo más que un pobre pordiosero. El Señor me hizo nacer en el seno de una familia pobre. El ha pensado en todo. Yo le he dejado hacer... Es verdad que “la voluntad de Dios es mi paz.” Y mi esperanza está puesta totalmente en la misericordia de Jesús...

Pienso que el Señor me tiene reservado, para mi completa mortificación y purificación, para admitirme en su gozo eterno, alguna gran aflicción o pena, del cuerpo y del espíritu antes de que me muera. Bien, pues, lo acepto de todo corazón, que sirva todo para su mayor gloria y el bien de mi alma y de mis queridos hijos espirituales. Temo la debilidad de mi resistencia y le pido que me ayude ya que no tengo casi ninguna confianza en mí mismo, pero una total confianza en el Señor Jesús.

Hay dos puertas que dan al paraíso: la inocencia y la penitencia. ¿Quién puede pretender, oh hombre frágil, encontrar la primera abierta de par en par? Pero la segunda es acceso seguro. Jesús pasó por ella con su cruz cargado, expiando nuestros pecados. El nos invita a seguirlo.


San Juan XXIII (1881-1963)
papa
Diario del alma, junio 1957( antes de su elección al Papado)

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 9,51-62


Evangelio según San Lucas 9,51-62
Cuando estaba por cumplirse el tiempo de su elevación al cielo, Jesús se encaminó decididamente hacia Jerusalén

y envió mensajeros delante de él. Ellos partieron y entraron en un pueblo de Samaría para prepararle alojamiento.

Pero no lo recibieron porque se dirigía a Jerusalén.

Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron esto, le dijeron: "Señor, ¿quieres que mandemos caer fuego del cielo para consumirlos?".

Pero él se dio vuelta y los reprendió.

Y se fueron a otro pueblo.

Mientras iban caminando, alguien le dijo a Jesús: "¡Te seguiré adonde vayas!".

Jesús le respondió: "Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza".

Y dijo a otro: "Sígueme". El respondió: "Permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre".

Pero Jesús le respondió: "Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios".

Otro le dijo: "Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos".

Jesús le respondió: "El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios".


RESONAR DE LA PALABRA


EMPEÑADOS EN NO SALIR DEL SURCO

 La primera lectura nos ha presentado a un hombre conduciendo unas yuntas de bueyes, unas detrás de otras. Él sujeta la última. Esta estampa nos resulta insólita hoy en nuestros campos, aunque no en otros rincones del mundo. Podemos deducir que Eliseo es un labrador bastante rico, pero que su trabajo es duro porque necesita la fuerza de 24 bueyes para conseguir hacer los surcos en el terreno. También podemos suponer que, mientras Eliseo avanza lentamente, irá haciendo sus cálculos sobre la cosecha, planeando, tal vez, comprar una nueva pareja de bueyes. Y, seguramente, soñando cuando pueda tener algunos criados que le hagan el trabajo, sin tener que quemarse al sol ni empaparse con la lluvia.

Pero ¿quién guía a quién?. ¿Eliseo conduce a los bueyes? ¿O es más bien al revés? Porque en realidad, es el labrador quien tiene que adaptar su paso al de los bueyes, sostener su ritmo y aguantar sus costumbres. En el fondo, quien lleva el yugo a la espalda es él: Los campos, las cosas, los bienes son quienes dominan su vida, le tienen prisionero, ocupando su tiempo, sus energías, sus planes de futuro, y su mismo corazón. Y aunque probablemente nosotros no poseamos bueyes, nos parecemos mucho a él: También nos atan "las cosas", y vamos a rastras de las costumbres, de las ideologías, del modo de pensar (¡o de no pensar!) de nuestro ambiente, de las conveniencias, de nuestros cálculos. Caminamos muy cansinamente, a pesar de tanto ajetreo, sin ímpetu, sin fantasías, con cuidado para no perder terreno, preocupados sobre todo de tener el pajar lleno de heno. Y repetimos gestos, palabras, ideas, fórmulas, normas... sin lanzarnos a tomar decisiones propias, sin riesgos, sin prestar oído a las voces del corazón. En una palabra: no nos atrevemos, o no sabemos o no queremos salir del surco.

Nos puede pasar como a aquel hombre que era llevado por sus amigos para ser enterrado. Cuando el féretro estaba a punto de ser introducido en la tumba, el hombre revivió inesperadamente, y comenzó a golpear el féretro.
Abrieron, y el hombre se incorporó: - ¿Qué estáis haciendo?, dijo a los sorprendidos asistentes? Estoy vivo. No he muerto.
Sus palabras fueron acogidas con asombrado silencio. Al fin, uno de los presentes acertó a hablar:
- Amigo, tanto los médicos como los sacerdotes han certificado que habías muerto. ¿Cómo van a equivocarse los expertos?
Así pues, volvieron a atornillar la tapa del féretro y lo enterraron debidamente. (Anthony de MELLO, El canto del pájaro).

Podemos parecernos a éstos de esta absurda historia, porque «los expertos» nos han convencido de que ése es nuestro lugar. Seguimos los criterios y opiniones de los que se dedican a pensar por nosotros y los que nos mandan lo que consideran lo mejor, y nos dictan lo que tenemos que ser, opinar, actuar, votar... Y, como bueyes, nos dejamos poner el yugo de «lo de siempre»: "siempre así ha sido así", "hay que respetar las tradiciones", los experimentos «con gaseosa», es mejor «lo malo conocido que lo bueno por conocer» (¡vaya tela!)... Total: que acabamos dando vueltas interminables dentro del mismo surco. Y ojalá no seamos de los que atornillan la tapa del féretro y lo entierran debidamente. Y es que nos incomoda, nos da miedo, que alguien venga, como a Eliseo, y nos eche por encima ese manto que nos haga descubrir que nuestro lugar, nuestra vocación, nuestras futuro está en otro sitio.

En cambio Jesucristo, en el Evangelio de hoy, comenzaba«tomando una decisión» para ir a otro sitio: a Jerusalem, porque allí es donde Dios Padre le espera y le quiere. Aunque eso, como sabemos, le trajera muchos riesgos e inconvenientes. Nosotros, sin embargo, somos más bien indecisos: nos planteamos la vida como ése que está a la orilla del mar, pensando si entra o no entra, que mete los pies en el agua, se moja un poco la cara con las manos, se pasea un rato por la orilla, mira «lo grande que es el mar», y lo peligrosas que pueden ser las olas..., y no termina de lanzarse al agua.
O tal vez sí, nos lanzamos al agua por donde no cubre mucho, quizá con salvavidas, con el socorrista cerca, sin meternos muy adentro, por si acaso. O chapoteamos un poco y, nos salimos enseguida del agua como si ya estuviéramos agotados ¿de nadar?

Algunos hay que van probando un poco de todo, sueñan y diseñan mil proyectos, puede que empiecen alguno de ellos... pero acaban dejándolos a medias.

En el Evangelio de hoy encontramos a varios que: «sí, pero espera un poco», «es que antes tengo que...» Maneras de vivir que no le interesan a Jesús, no son compatibles con su camino. Cuando Jesús llamay ofrece su camino, pide con claridad:

♠ Romper con el pasado (deja que los muertos entierren a sus muertos). Los muertos son los que no tienen planes, los que no se mueven, los que se dejan llevar. Y suelen ir acompañados de los que siempre tienen que llorar, quejarse y lamentarse porque «ya nada tiene remedio», porque ¡qué pena!, porque «todo está muy mal», porque «y ahora qué hacemos...», porque «antes las cosas eran mejores»...

♠ Lanzarse adelante, hacia la meta, sin andar pendientes de lo que se queda atrás (el que pone la mano en el arado...). Mirar hacia adelante, es tener expectativas, ilusiones, sueños, proyectos que merezcan la pena. No conformarse con lo ya conseguido...

♠ Disponibilidad para vivir en la inseguridad (las zorras tienen madriguera...), para ir donde haga falta, con quien haga falta, en el momento que sea... ¡Que nos salgamos del surco y no permitamos más que los bueyes sean los que nos marquen el camino, el tiempo y el cansancio!

A su modo nos lo decía hoy San Pablo: «estamos llamados a la libertad». No podemos vivir a golpe de deseos (de lo que me apetece), de satisfacciones inmediatas («vive el presente como puedas y no te comas la cabeza»), de «devorarnos» unos a otros para defender lo nuestro, sin metas, sin sueños.

Los que prefieren andar arando al remolque de la publicidad, de lo que dicen en las tertulias, de lo que han leído por cualquier sitio, o les ha contado no se quién, (o les ha llegado por WhatsApp); los que encuentran mil excusas y razones muy razonables para no lanzarse al camino con Jesús... ¡NO VALEN PARA EL REINO DE DIOS!.

Que cada cual elija si prefiere andar entre bueyes, y en los mismos surcos... o prefiere las alas de la libertad de los hijos de Dios, para levantar vuelo y llegar a lo más Alto, donde nos espera Dios. Y eso empieza por responder sin excusas, con decisión y confianza la llamada de Jesús.

Quique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

PENSAMIENTOS

 


sábado, 25 de junio de 2022

COMPRENDIENDO LA PALABRA

«Surgió un hombre enviado por Dios, que le llamaba Juan... vino para dar testimonio de la verdad»(Jn 1,6,7)

Es a ti, Juan a quien reconocemos como al nuevo Moisés, porque tú has visto a Dios, no en símbolo, sino con toda claridad. Es a ti a quien miramos como a un nuevo Josué: tú no has pasado el Jordán desde una a otra orilla, pero con el agua del Jordán, tú has hecho pasar a los hombres de un mundo a otro. (...) Tú eres el nuevo Samuel que no has ungido a David, pero has bautizado al Hijo de David. Tú eres el nuevo David, que no has sido perseguido por el mal rey Saúl, pero has sido muerto por Herodes. Tú eres el nuevo Elías, alimentado en el desierto no con pan y por un cuervo, sino de saltamontes y miel, por Dios Tú eres el nuevo Isaías que no has dicho: «Mirad, una virgen concebirá y dará a luz» (7,14), sino que has proclamado delante de todos: «Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo» (Jn1,29). (...)

¡Dichoso tú, Juan, elegido de Dios, tú, que has puesto la mano sobre tu Maestro, tú, que has cogido en tus manos la llama cuyo resplandor hace temblar a los ángeles! ¡Estrella de la mañana, has mostrado al mundo la Mañana verdadera; aurora gozosa, has manifestado el día de gloria; lámpara que brilla, has designado a la Luz sin igual! ¡Mensajero de la gran reconciliación con el Padre, el arcángel Gabriel ha sido enviado delante de ti para anunciarte a Zacarías, como un fruto fuera de tiempo. (...) El más grande entre los hijos de los hombres (Mt 11,11) vienes delante del Emmanuel, de aquél que sobrepasa a toda criatura; primogénito de Elizabeth, tú precedes al Primogénito de toda la creación (Col 1,15).



Liturgia siríaca
Himno atribuido a San Efrén (hacia 306-373), diácono en Siria, doctor de la Iglesia

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 1,57-66.80


Evangelio según San Lucas 1,57-66.80
Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo.

Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella.

A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre;

pero la madre dijo: "No, debe llamarse Juan".

Ellos le decían: "No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre".

Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran.

Este pidió una pizarra y escribió: "Su nombre es Juan". Todos quedaron admirados.

Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios.

Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea.

Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: "¿Qué llegará a ser este niño?". Porque la mano del Señor estaba con él.

El niño iba creciendo y se fortalecía en su espíritu; y vivió en lugares desiertos hasta el día en que se manifestó a Israel.


RESONAR DE LA PALABRA

Corazón de madre

En febrero de 2019, dos eventos tuvieron lugar simultáneamente en Roma. Uno fue una reunión en el Vaticano sobre la "Protección de los menores en la Iglesia". El otro fue una conferencia, "La revolución de la ternura: El Corazón de María", organizada por tres congregaciones religiosas de carisma mariano. En la conferencia se hizo la conmovedora observación de que no era casualidad que estos dos acontecimientos se produjeran juntos: La única solución al mal del abuso de menores es tener el corazón tierno de una madre, de la Madre. En la reunión sobre la protección de los menores, la periodista Valentina Alazraki observó que el corazón de una madre siempre sangra por los niños más débiles y los protege a cualquier precio. El papel de la Iglesia, y por extensión, de cada miembro de la Iglesia, es ser una madre así para los "niños más débiles" del mundo: los pobres, los enfermos, los necesitados, las víctimas. No hay mejor modelo a imitar que el Corazón de la Madre María.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

viernes, 24 de junio de 2022

COMPRENDIENDO LA PALABRA

“Con alegría la toma sobre sus hombros.”

Por mis manos, Señor, que hicieron lo que no debían, tus manos han sido traspasadas por clavos, y tus pies para mis pies. Para sanar mi ceguera, tus ojos se durmieron en la muerte, y tus oídos por mis oídos. La lanza del soldado abrió tu costado, para que, por tu herida, fluyan todas las impurezas de mi corazón tanto tiempo encendido y roído por la enfermedad. Para terminar, moriste para que yo viva; fuiste sepultado con el fin de que yo resucite. Tal es el beso de tu dulzura, dado a tu Esposa; este es el abrazo de tu amor... Este beso, el ladrón lo recibió sobre la cruz después de su confesión; Pedro lo recibió cuando su Señor le miró mientras que le negaba, y salió para llorar. Muchos de los que te crucificaron, se convirtieron a ti después de tu Pasión, e hicieron alianza contigo en este beso…; cuando abrazaste a los publicanos y pecadores, te hiciste su amigo y su convidado...

Señor, ¿a dónde llevas a aquellos que tú abrazas y estrechas entre tus brazos sino hasta tu corazón? Tu corazón, Jesús, es aquel dulce maná de tu divinidad, que guardas en tu interior en el vaso de oro de tu alma que sobrepasa todo conocimiento. (cf Hb 9,4) Felices aquellos que son llevados hasta allí por tu abrazo. Felices aquellos que, sumergidos en estas profundidades, han sido escondidos por ti en el secreto de tu corazón, aquellos que tú llevas sobre tus hombros, al amparo de las turbaciones de esta vida. (Sal 30,21) Felices aquellos cuya única esperanza es la dulzura y la protección bajo tus alas. (Lc 13,35; Sal 90,4)

La fuerza de tus hombros protege a aquellos que tú escondes en tu corazón. Ahí pueden descansar tranquilamente. Una dulce expectación los alegra en el aprisco amurallado (Sal 67,14) de una conciencia pura y de la espera de recompensa que tú has prometido. Su debilidad no los inquieta, ni cosa alguna los turba.



Guillermo de San Teodorico (c. 1085-1148)
monje benedictino y después cisterciense
Oraciones para meditar, 8,6; SC 324

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 15,3-7


Evangelio según San Lucas 15,3-7
Jesús les dijo entonces esta parábola:

"Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla?

Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría,

y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido".

Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse".


RESONAR DE LA PALABRA


Un corazón abierto

El Papa Benedicto XVI (Ratzinger, He aquí el traspasado) sitúa el Sagrado Corazón en el centro del Misterio Pascual, lo que da un vuelco a la comprensión del corazón como órgano de autoconservación:

"La tarea del corazón es la autoconservación, mantener unido lo que es suyo. El Corazón traspasado de Jesús también ha "trastocado" (cf. Os 11,8) esta definición. Este Corazón no se ocupa de la autoconservación, sino de la autoentrega. Salva al mundo abriéndose a sí mismo. El colapso del Corazón abierto es el contenido del misterio pascual. El Corazón salva, en efecto, pero salva entregándose. Así, en el Corazón de Jesús, se nos presenta el centro del cristianismo. Expresa todo, todo lo que es genuinamente nuevo y revolucionario en la Nueva Alianza. Este Corazón llama a nuestro corazón. Nos invita a salir del vano intento de autoconservación y, uniéndonos a la tarea del amor, entregándonos a él y con él, a descubrir la plenitud del amor que sólo es eternidad y que sólo sostiene al mundo".

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

jueves, 23 de junio de 2022

COMPRENDIENDO LA PALABRA

Edificados sobre la Roca

Una tarde, me paseaba por la orilla del mar. Como dice la Escritura: «soplaba un viento fuerte y el mar se iba encrespando» (Jn 6,18). Las olas se levantaban a lo lejos y se apoderaban de la orilla, chocando contra las rocas, se rompían y transformaban en espuma y gotitas. Pequeños guijarros, algas y conchas muy ligeras eran arrastradas por las aguas y echadas a la orilla; pero las rocas permanecían firmes e inquebrantables, como si todo estuviera en calma, incluso en medio de las olas que venían a dar contra ellas...

Saqué una lección de este espectáculo. Este mar, ¿no es acaso nuestra vida y la condición humana? En ella se encuentra mucha amargura e inestabilidad. Y los vientos ¿acaso no son las tentaciones que nos asaltan y los imprevistos golpes de la vida? Creo que es eso lo que meditaba David cuando exclamó: «Dios mío, sálvame, que me llega el agua al cuello: he entrado en la hondura del agua y me arrastra la corriente» (Sl 68). Entre las personas que pasan pruebas, unas me parecen ser como objetos ligeros y sin vida que se dejan arrastrar sin oponer la mínima resistencia; no hay en ellas ningún rastro de firmeza; no tienen el contrapeso de una razón sana que lucha contra los asaltos que le llegan. Las otras las asemejo a rocas, dignas de esa Roca sobre la cual nos mantenemos firmes y a la que adoramos; éstas, formadas con razonamientos de verdadera sabiduría, se levantan por encima de la debilidad ordinaria y lo soportan todo con una constancia inquebrantable.



San Gregorio Nacianceno (330-390)
obispo y doctor de la Iglesia
Disertación 26; PG 35, 1238

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 7,21-29


Evangelio según San Mateo 7,21-29
Jesús dijo a sus discípulos:

"No son los que me dicen: 'Señor, Señor', los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.

Muchos me dirán en aquel día: 'Señor, Señor, ¿acaso no profetizamos en tu Nombre? ¿No expulsamos a los demonios e hicimos muchos milagros en tu Nombre?'.

Entonces yo les manifestaré: 'Jamás los conocí; apártense de mí, ustedes, los que hacen el mal'.

Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca.

Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca.

Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena.

Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande".

Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, la multitud estaba asombrada de su enseñanza,

porque él les enseñaba como quien tiene autoridad y no como sus escribas.


RESONAR DE LA PALABRA


Construir más arriba

Si bien es necesario que una casa se construya sobre unos cimientos sólidos, será una temeridad limitar nuestra atención sólo a los cimientos y construir descuidadamente las paredes y el tejado con materiales de mala calidad. Para que una casa sea infalible, debe tener unos cimientos sólidos como una roca, paredes fuertes y un tejado sólido. Si no es así, cuando llueva a cántaros, se desborden los ríos y sople el viento, la casa se derrumbará y ¡qué caída tan terrible! Un peligro similar puede ocurrir con nuestro edificio espiritual. Muchas personas comienzan con un fuerte fundamento en la palabra de Dios. Pero a medida que su vida progresa, se descuidan, ofrecen sólo un servicio de labios a Dios, compran los materiales más baratos del mundo, y siguen construyendo su edificio sobre esos débiles recursos. Cuando llegan las tragedias, su casa se desmorona y los propios cimientos se convierten en una piedra de tropiezo (cf. 1 Pe 2,7-8). Que Dios sea el fundamento, las paredes y el techo de nuestra vida espiritual. Que Dios esté por encima, por debajo, por delante, por detrás y alrededor de nosotros cada día.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

miércoles, 22 de junio de 2022

TÚ, SÍGUEME

 

«Esto sí, es importante: el seguimiento de Jesús, seguir a Jesús en la vida y en la muerte, en la salud y en la enfermedad, en la vida cuando es próspera con muchos éxitos y también en la vida difícil con tantos momentos duros de caída. Y cuando queremos meternos en la vida de los otros, Jesús responde: “¿A ti qué te importa? Tú sígueme”. Hermoso. Nosotros ancianos no deberíamos tener envidia de los jóvenes que toman su camino, que ocupan nuestro lugar, que duran más que nosotros. El honor de nuestra fidelidad al amor jurado, la fidelidad al seguimiento de la fe que hemos creído, incluso en las condiciones que nos acercan a la despedida de la vida, son nuestro título de admiración para las generaciones venideras y de reconocimiento agradecido por parte del Señor. Aprender a despedirse: esta es la sabiduría de los ancianos. Pero despedirse bien, con la sonrisa; aprender a despedirse en sociedad, a despedirse con los otros»


Francisco

Audiencia General

22-06-2022 




COMPRENDIENDO LA PALABRA

"Trasladar el fruto"

Amemos a Dios, hermanos míos, amemos a Dios, pero que lo sea a costa de nuestros brazos, que lo sea con el sudor de nuestros rostros. Pues muy a menudo tantos actos de amor de Dios, de complacencia, de benevolencia y otras acepciones parecidas y prácticas interiores de un corazón tierno, bien que muy buenas y deseables, son sin embargo muy sospechosas cuando no contemplan en absoluto la práctica del amor efectivo. «En esto dice nuestro Señor, mi Padre es glorificado que aportéis mucho fruto» (Jn 15,8).

Y es a esto a lo que debemos prestar atención; pues hay varios que, por tener el exterior bien formado y el interior lleno de grandes sentimientos de Dios, se paran en ello; y cuando reparan en el hecho y se encuentran en la ocasión de actuar, viven corto. Se jactan de su imaginación calenturienta; se contentan de lo dulces encuentros que tienen con Dios en la oración; hablan con él incluso como ángeles; pero, al salir de ahí es cuestión de trabajar para Dios, de sufrir, de mortificarse, de instruir a los pobres, de ir a buscar la oveja perdida, de amar a quien le falta algo, aceptar las enfermedades o alguna otra desgracia, ¡por desgracia! ya no queda nadie, les falta el valor. No, no, no nos confundamos: toda nuestra tarea consiste en pasar a la acción.



San Vicente de Paúl (1581-1660)
presbítero, fundador de la Congregación de la Misión y las Hijas de la Caridad
Ejercicios espirituales a los Misioneros, ed. 1960, p. 905-907

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 7,15-20


Evangelio según San Mateo 7,15-20
Jesús dijo a sus discípulos:

Tengan cuidado de los falsos profetas, que se presentan cubiertos con pieles de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.

Por sus frutos los reconocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos?

Así, todo árbol bueno produce frutos buenos y todo árbol malo produce frutos malos.

Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo, producir frutos buenos.

Al árbol que no produce frutos buenos se lo corta y se lo arroja al fuego.

Por sus frutos, entonces, ustedes los reconocerán.


RESONAR DE LA PALABRA


Conocer el árbol por la fruta

Si un árbol se conoce por sus frutos, ¿por qué frutos se conoce a un verdadero cristiano? Pablo nos ha dado una lista como "fruto verdadero" del Espíritu: amor, alegría, paz, paciencia, bondad, fidelidad, mansedumbre y autocontrol (cf. Gál 5,22-23). La lista está encabezada por el fruto "amor". Jesús mismo ha sido muy directo al señalar por qué fruto se nos ha de conocer: "En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os tenéis amor unos a otros" (Jn 13,35). De hecho, es por ese amor por lo que se calificaba a los cristianos en la Iglesia primitiva, como afirma Tertuliano en su Apologético: "Son principalmente las obras de un amor tan noble las que llevan a muchos a poner una marca sobre nosotros. Ved, dicen, cómo se aman unos a otros".

¿Cuál es el fruto que le define y por el que se le conoce?

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

martes, 21 de junio de 2022

COMPRENDIENDO LA PALABRA

“Tratad a los demás como queráis que ellos os traten a vosotros...”

Aquel que mata en actos terroristas, alimenta en su interior el desprecio por la humanidad, dando pruebas de la desesperanza de cara a la vida y al futuro. Ante esta perspectiva, todo puede ser odiado y destruido. El terrorista cree que la verdad que sostiene o el sufrimiento padecido son tan absolutos que le es legítimo reaccionar destruyendo incluso vidas humanas inocentes... La violencia terrorista...es totalmente contraria a la fe en Cristo Jesús que enseñó a sus discípulos esta oración: “Perdónanos nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos ofenden” (Mt 6,12)...

En realidad, el perdón es ante todo una decisión personal, una opción del corazón en contra del instinto espontáneo de pagar mal por mal. Esta opción encuentra su elemento de comparación en el amor de Dios que nos acoge a pesar de nuestros pecados, y su modelo supremo es el perdón de Cristo que oró así en la cruz: “Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen” (Lc 23, 34).

El perdón tiene, pues, una raíz y una medida divinas. Pero esto no excluye que se pueda encontrar el valor del perdón a la luz de consideraciones fundadas sobre el buen sentir humano. La primera de estas consideraciones concierne a la experiencia vivida interiormente por todo ser humano cuando comete el mal. Se da cuenta entonces de su fragilidad y desea que los otros sean indulgentes con él. ¿Porqué, entonces, no actuar de la misma manera de cara a los demás? Todo ser humano alimenta en su interior la esperanza de poder comenzar de nuevo, de iniciar un período de vida nueva, y no quedar para siempre prisionero de sus errores y de sus faltas. Cada ser humano sueña con poder mirar hacia el futuro con esperanza, descubrir que hay siempre una nueva posibilidad de tener confianza y de comprometerse en el bien.



San Juan Pablo II (1920-2005)
papa
Mensaje para la Jornada mundial de la Paz, 2002, § 6-8 (trad. © copyright Libreria Editrice Vaticana)

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 7,6.12-14


Evangelio según San Mateo 7,6.12-14
No den las cosas sagradas a los perros, ni arrojen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes para destrozarlos.

Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas.

Entren por la puerta estrecha, porque es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que van por allí.

Pero es angosta la puerta y estrecho el camino que lleva a la Vida, y son pocos los que lo encuentran.


RESONAR DE LA PALABRA

Regla de oro

Mateo comienza la Regla de Oro con la palabra "así", indicándonos así que la Regla es, de hecho, el resumen de todo el Sermón de la Montaña, que comenzó en el quinto capítulo. Todo lo que Jesús dijo antes se concluye aquí: Que debemos hacer a los demás lo que normalmente esperamos que los demás hagan por nosotros. Esto no es lo mismo que lo contrario, que había existido en algunas civilizaciones antiguas: Que no debemos hacer a los demás lo que no queremos que nos hagan a nosotros. Esa regla negativa puede dejarnos bastante fríos ante las necesidades de los demás y totalmente absortos en nosotros mismos. Simplemente nos abstenemos de hacer ningún daño a nadie... ¡y tampoco ningún bien! Eso sería demasiado fácil, como un paseo por una puerta ancha. Lo que Jesús exige es una puerta estrecha, un camino más difícil: el de tomar conscientemente la iniciativa de actuar, de hacer el bien a los demás. Es un reto más difícil, porque, al hacerlo, no hay garantía de que nuestro acto sea correspondido.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

lunes, 20 de junio de 2022

COMPRENDIENDO LA PALABRA

«Entonces verás claro»

Ciertas personas convierten en mal humor todo lo que ingieren, aunque el alimento sea sano. La falta no está en el alimento, sino en su temperamento, que hace alterar los alimentos. De la misma manera, si nuestra alma tiene una mala disposición, todo le hace mal; incluso las cosas útiles las transforma en nocivas para ella. Si alguien pone unas pocas hierbas amargas en un pote de miel, ¿no alterarán el pote entero haciendo que la miel se vuelva toda ella amarga? Eso es lo que nosotros hacemos: difundimos algo de nuestra amargura y destruimos el bien del prójimo cuando le miramos según nuestra mala disposición.

Hay otras personas que tienen un temperamento que todo lo transforman en buenos humores, incluso los malos alimentos... Los cerdos tienen una fuerte constitución: comen ajos, el hueso de los dátiles y les desperdicios de las comidas. Y, sin embargo, transforman estos alimentos en carnes suculentas. Nosotros igualmente, si tenemos buenas costumbres y nuestra alma está en buen estado, podemos sacar provecho de todo, incluso de aquello que no es aprovechable. El libro de los Proverbios lo dice muy bien: «Aquel que mira con dulzura, obtendrá misericordia» (12,13). Pero en otra parte dice: «Al hombre insensato todas las cosas le contradicen» (14,7).

He oído decir de un hermano que, si yendo a ver a otro encuentra su celda dejada y en desorden, se dice para sí mismo: «¡Cuán dichoso es este hermano de estar completamente desasido de las cosas terrestres y de llevar su espíritu siempre en lo alto, que no tiene ni tan sólo el placer de arreglar su celda!» Si a continuación va a la celda de otro hermano y la encuentra arreglada, limpia y en orden, se dice: «¡La celda de este hermano está tan limpia como su alma. El estado de su celda corresponde al estado de su alma!» Jamás dice de ninguno: «Éste es desordenado» o bien: «Éste es frívolo». Gracias a su excelente estado saca siempre provecho de todo. Que Dios, en su gran bondad, nos dé, a nosotros también, un buen estado interior para que podamos aprovecharnos de todo y jamás pensemos mal del prójimo. Si nuestra malicia nos inspira malos juicios o sospechas, , la transformémoslas rápidamente en buenos pensamientos. Puesto que no ver el mal del prójimo, con la ayuda de Dios, engendra bondad.


Doroteo de Gaza (c. 500 -?)
monje en Palestina
Carta 1

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 7,1-5


Evangelio según San Mateo 7,1-5
Jesús dijo a sus discípulos:

No juzguen, para no ser juzgados.

Porque con el criterio con que ustedes juzguen se los juzgará, y la medida con que midan se usará para ustedes.

¿Por qué te fijas en la paja que está en el ojo de tu hermano y no adviertes la viga que está en el tuyo?

¿Cómo puedes decirle a tu hermano: 'Deja que te saque la paja de tu ojo', si hay una viga en el tuyo?

Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano.


RESONAR DE LA PALABRA

No juzgues...

En la película de Roger Young, Jesús, María Magdalena quiere seguir a Jesús, pero no está segura de cómo sería la recepción. Decide abrir su corazón a la madre de Jesús. En un momento dado, vacilante, como si esperara una reprimenda y un rechazo, confiesa a la madre María: "María, soy una prostituta". La Madre María no se inmuta y, con su sonrisa desarmante, responde: "Yo no juzgo". Luego, tras una mínima pausa, continúa: "Yo también he sido juzgada en mi vida".

Su hijo no es diferente. Tal vez haya heredado el rasgo de su madre. "Yo no juzgo a nadie", dice él (Jn 8,15). Y quiere que nosotros también nos abstengamos de juzgar. ¿Por qué nos resulta tan convincente pensar en Dios como juez, ya sea en la Segunda Venida o en su venida cotidiana? ¿Tal vez porque todavía no hemos aprendido a mirar al otro -y a nosotros mismos- con los ojos de Dios?

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA