martes, 20 de enero de 2015

La riqueza de la renunia

La riqueza de la renuncia 1Es más importante amar que ser amado, es más importante dar que recibir






En 1º Juan 4,7 hay una orden: “Amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de Dios. Todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios”. Esta palabra es la esencia de vida del cristiano, Sin la vivencia de esa palabra no damos el testimonio que el mundo tanto espera de nosotros. Y la palabra esencia significa aquello que hace parte de nuestra naturaleza, o sea, hace parte de la naturaleza del hombre el amor para con el otro.

Algunos investigadores en el campo de la Historia, dicen que los nazis hicieron en los campos de concentración una experiencia con niños, dejándolos aislados de todos, pero siendo alimentados. Aun siendo alimentados, a diferencia de otros niños que no estaban aislados ni eran bien alimentados, los que estaba aislados morían rápidamente, porque no recibían amor ni cariño de nadie.

La falta de amor mata, la falta de perdón destruye el ama y va en contra de la naturaleza del hombre. Solo podemos decir que conocemos a Dios cuando amamos. Y solo podemos conocernos cuando amamos. A partir del momento que empiezo a desprenderme, a salir de mi mismo, es decir, cuando comienzo a renunciar al resentimiento, a las heridas, a las intrigas, peleas y todo lo demás que va en contra de la vivencia del amor, podré decir que estoy madurando como cristiano y como hombre.

El ser humano solamente madura cuando aprende a salir de si mismo, cuando renuncia a su propia voluntad para cuidar y amar al otro. Llega a la conclusión que es más importante amar que ser amado, es más importante dar que recibir.

Dios nos amó primero (cf. 1 Juan 4,19) eso es bien visible en la cruz. Cristo en el Getsemaní renunció a si mismo y aceptó la voluntad del Padre por amor, por lo tanto, Él nos amó primero y nos mostró la riqueza de la renuncia. La voluntad del Padre era su muerte para que otros tuvieran vida.

Por eso, como cristiano que sigue a Cristo, soy yo quien necesita amar primero, para cosechar después los frutos del amor que no necesariamente será el afecto del otro. Amar requiere renuncia y muchas veces sufrimiento, sin embargo, quien aprende amar no le interesa el dolor, sino la alegría de dar vida a alguien.

Rui Junio dos Santos
Misionero de la Comunidad Canción Nueva
www.blog.revolucaojesus.com
fuente Canción Nueva

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