lunes, 31 de julio de 2017

Evangelio según San Mateo 13,31-35. 
Jesús propuso a la gente otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo. En realidad, esta es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en un arbusto, de tal manera que los pájaros del cielo van a cobijarse en sus ramas". Después les dijo esta otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un poco de levadura que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa". Todo esto lo decía Jesús a la muchedumbre por medio de parábolas, y no les hablaba sin parábolas, para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: Hablaré en parábolas, anunciaré cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo. 

RESONAR DE LA PALABRA

Ciudadredonda
Querido amigo/a:
El evangelio de hoy “huele” a Jesús. Esa era su forma de hablar: en parábolas, con comparaciones sencillas, para que todos los que quisieran le entendiesen. Y ese era su tema preferido: el Reino. Dicen los entendidos que de las dos cosas que más habló Jesús fue de Dios Padre y del Reino. Hoy nos habla del Reino...
¿Qué es el Reino de Dios? Se entiende mejor si lo traducimos por “reinado”: el mundo anda un poco a la deriva, entre nuestras ansias de tener y de poder. Así le pasaba a Israel, cuyos reyes y gobernantes no siempre buscaban el bien común, sino que a veces preferían el bien propio o el de unos pocos... Así las cosas, el pueblo de Israel esperaba un rey que protegiese a todos, especialmente a los más débiles... en cuyo reino se pudiese vivir la paz, el encuentro, la justicia, la comunicación, la esperanza... la vida.
Jesús aparece entre nosotros como “profeta del reino”: el viene anunciando que ese Reino esperado ya está aquí; que el reinado de Dios se inaugura con sus palabras y con sus obras; que todo puede ser nuevo...
Y anuncia ese reino a todos, empezando por los de abajo, comparándolo con un grano de mostaza que, siendo pequeño, crece hasta dar cobijo a los pájaros... o la levadura, que aunque casi no se ve, es capaz de fermentar toda la masa del pan. En otras ocasiones nos habló de la sal, que siendo pequeña es capaz de dar sabor...
Hoy también podemos decir que el Reino es como la vela que encendemos en la Vigilia Pascual, que siendo pequeña, unida a otras muchas, es capaz de iluminar una catedral... o como una chispa, que cuando prende es capaz de dar fuego, calor, luz... o como una palabra de aliento, que en un momento determinado es capaz de levantar una vida...
Es el misterio de lo pequeño. Es el misterio del Reino. Es el misterio de la vida de Jesús, escondida y enterrada en un rincón de nuestro mundo, que ha prendido la mayor de las revoluciones de la historia: somos hijos y hermanos, y podemos vivir como tales. ¡Qué grande...!
¿A qué más podremos comparar el Reino / el Reinado de Dios? Si se te ocurre alguna, compártela en este foro... Y, sobre todo, busca cómo puedes tú, en tu vida, acoger y ayudar a crecer este Reino que se nos da.

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

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