sábado, 29 de julio de 2017

Meditación: Juan 11, 19-27


Santa Marta

Tu hermano resucitará. (Juan 11, 23)

Hoy, fiesta de Santa Marta de Betania, Patrona de las Amas de Casa, podemos pensar en lo completa que fue la transformación de esta mujer: le inquietaban los quehaceres domésticos, pero llegó a tener una fe profunda en Jesús. Esta transformación no se produjo de la noche a la mañana, ni fue resultado de su esfuerzo propio: fue claramente obra de Dios. Lucas dice que Marta estaba muy atareada sirviendo a sus huéspedes y que se quejaba de su hermana porque ésta no le ayudaba (Lucas 10, 38-42).

En el Evangelio de San Juan, se ve que Marta era la persona activa y hacendosa que salió a encontrar a Jesús, mientras que María, quizás más contemplativa, permanecía en casa. Pero cuando las palabras de Jesús la iluminaron más y más, Marta entendió mejor. Ella había percibido que Jesús estaba muy cerca de Dios, pero no lo veía todavía como “el Mesías, el Hijo de Dios.”

Marta pensaba que Jesús, por su cercanía a Dios, recibiría todo lo que pidiera: “Yo sé que aun ahora Dios te dará todo lo que le pidas.” Jesús pudo haber terminado allí la conversación, pero la continuó porque quería que Marta tuviera una fe más firme, y le dijo que su hermano resucitaría para ver qué le respondería ella. “Sí, ya sé que volverá a vivir cuando los muertos resuciten, en el día último” replicó Marta, que así llegaba al umbral de una gran revelación.

Pero Jesús le dijo francamente: “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá, y todo el que todavía está vivo y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?”

Y viendo que la gloria de la verdad de Dios amanecía sobre ella, Marta declaró: “Sí, Señor, yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.” Jesús llevó a Marta a través de un proceso mediante el cual su fe creció y se profundizó, y él quiere que todos pasemos también por el mismo proceso.

Tengamos pues confianza en las promesas del Señor y pidámosle que nos vaya transformando en su imagen para recibir cada vez más de su gloria, como lo hizo con Marta. Así podremos conocer la vida de la resurrección y ser guiados por el Espíritu Santo.
“Señor Jesús, sé que tú eres el autor y perfeccionador de mi fe, que has comenzado una buena obra en mí y que no descansarás hasta completarla.”
Éxodo 24, 3-8
Salmo 50(49), 1-2. 5-6. 14-15

fuente. Devocionario católico la palabra con nosotros

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