Santiago, Apóstol
El nombre de Santiago, uno de los apóstoles de Cristo y Patrono de España, proviene de dos palabras “Sant” y “Iacob”, porque su nombre en hebreo era Jacob. Era hermano de Juan y junto con Pedro, formaron el grupo de los tres apóstoles que llegaron a compartir de modo más directo y personal con Jesucristo.
Antiguas tradiciones de los primeros años de la cristiandad dicen que al Apóstol Santiago le adjudicaron las tierras españolas para ir a predicar el Evangelio, sin embargo, el éxito fue muy escaso y no logró reunir muchos discípulos, por lo que decidió regresar a Jerusalén.
Cuando volvió a Palestina, en el año 44, fue arrestado, torturado y decapitado por Herodes Agripa, que prohibió que fuese enterrado. Sin embargo, sus discípulos trasladaron en secreto su cuerpo hasta la orilla del mar. Depositaron el cuerpo en un féretro y lo subieron a una barca.
Iniciada la travesía marítima, llegaron hasta la costa de Iria Flavia, capital de la Galicia romana, en el norte de España. Allí enterraron el cuerpo del Apóstol en el bosque cercano llamado Liberum Donum, donde levantaron un altar sobre la tumba de mármol.
Tras las persecuciones y prohibiciones de visitar el lugar, la existencia del mismo quedó en el olvido, hasta que en el año 813, el eremita Pelayo observó resplandores y cánticos en el lugar, por lo cual se empezó a llamar a ese lugar el Campus Stellae, o Campo de la Estrella, de donde se derivaría el actual nombre de “Compostela”.
Informado el Rey Alfonso II del hallazgo, acudió al lugar y proclamó al Apóstol Santiago Patrono del Reino de España, y mandó edificar allí un santuario que más tarde sería la Catedral que lleva su nombre.
Desde aquella época se cree que el cuerpo del Apóstol se encuentra en la Catedral de Santiago de Compostela, santuario al cual miles y miles de fieles han peregrinado durante siglos siguiendo el “Camino de Santiago”, con la participación de reyes, príncipes y santos.
Santiago ha ejercido una fuerte influencia sobre el cristianismo europeo. Así, Santiago de Compostela se convirtió en la Tercera Ciudad Santa, después de Jerusalén y Roma.
“Santo Apóstol Santiago, gran protector de los peregrinos, haznos fuertes en la fe y alegres en la esperanza siguiendo el camino de la vida cristiana. Aliéntanos para que, finalmente, alcancemos la gloria de Dios Padre.”2 Corintios 4, 7-15
Salmo 126(125), 1-6
fuente: Devocionario católico la palabra con nosotros
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