No creas que sólo los monjes necesitan ayunar, orar y esforzarse.
Cuando haces tus oraciones de la noche, lees: «... y líbranos de los males hábitos» (en la “Oración al Espíritu Santo”). Si te has acostumbrado a comer o a beber más de lo debido, a mimar con tu mente pensamientos y deseos de desenfreno, a amar el dinero, a descuidar tu oración, a envidiar, a enfadarte por cualquier cosa o a lamentarte por las cargas de la vida o por las enfermedades y los fracasos, acostúmbrate también a matar todo esto por medio del ayuno, la oración y el sacrificio personal, de acuerdo a tus propias capacidades. No creas que sólo los monjes necesitan ayunar, orar y esforzarse. No, se trata de requerimientos comunes a todos los cristianos de todos los pueblos. Si supiste cómo pecar, aprende también a corregirte y purificarte, para hacerte hijo de la Luz.
fuente Doxología
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