Es un placer irracional, degradante, ignominioso, amante de la oscuridad, ruidoso, vergonzoso, pasajero...
El placer que no es juicioso y del Espíritu, erradamente recibe el nombre de “placer”. Porque, una vez satisfecho, trae consigo el amargo remordimiento. Es un placer falso y ajeno al alma racional. Es un placer irracional, degradante, ignominioso, amante de la oscuridad, ruidoso, vergonzoso, pasajero y que pronto se marchita. Porque, al envejecer el cuerpo, se aleja lleno de rubor y sin quererlo; además, mancilla la vida, la hace inútil, la esclaviza y la somete a la condenación, la empuja a la gula, la avidez, la desesperanza, la desmesura y, finalmente, a una profunda tristeza. Si has sufrido todo esto, sin duda sabes que es cierto todo lo que acabo de decir. Si, al contrario, lo has evitado, aferrándote a la mano de Dios, cosecharás el refulgente fruto de la vida.
(Traducido de: Calist Patriarhul, Capete despre rugăciune, în Filocalia VIII, traducere din greceşte, introducere şi note de pr. prof. dr. Dumitru Stăniloae, Editura Humanitas, Bucureşti, 2002, pp. 345-346)
fuente: Doxologia
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