Jesús propuso a la gente otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras todos dormían vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo y se fue. Cuando creció el trigo y aparecieron las espigas, también apareció la cizaña. Los peones fueron a ver entonces al propietario y le dijeron: 'Señor, ¿no habías sembrado buena semilla en tu campo? ¿Cómo es que ahora hay cizaña en él?'. El les respondió: 'Esto lo ha hecho algún enemigo'. Los peones replicaron: '¿Quieres que vayamos a arrancarla?'. 'No, les dijo el dueño, porque al arrancar la cizaña, corren el peligro de arrancar también el trigo. Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha, y entonces diré a los cosechadores: Arranquen primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla, y luego recojan el trigo en mi granero'". También les propuso otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo. En realidad, esta es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en un arbusto, de tal manera que los pájaros del cielo van a cobijarse en sus ramas". Después les dijo esta otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un poco de levadura que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa". Todo esto lo decía Jesús a la muchedumbre por medio de parábolas, y no les hablaba sin parábolas, para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: Hablaré en parábolas, anunciaré cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo. Entonces, dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se acercaron y le dijeron: "Explícanos la parábola de la cizaña en el campo". El les respondió: "El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los que pertenecen al Reino; la cizaña son los que pertenecen al Maligno, y el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores son los ángeles. Así como se arranca la cizaña y se la quema en el fuego, de la misma manera sucederá al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán de su Reino todos los escándalos y a los que hicieron el mal, y los arrojarán en el horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. ¡El que tenga oídos, que oiga!"
RESONAR DE LA PALABRA
Fernando Torres cmf
En nuestro mundo hay mucho trigo
Somos muy conscientes de la existencia de la cizaña en nuestro mundo. Continuamente los medios de comunicación nos ofrecen información de la violencia, muertes, odios y tantos otros signos de la cizaña que crece en nuestra sociedad. Por eso, cuando leemos el evangelio de hoy, enseguida se nos ocurre la aplicación a nuestra vida concreta, enseguida identificamos la cizaña, enseguida ponemos nombres y apellidos. Hasta en nuestra misma familia nos resulta fácil encontrar el garbanzo negro. Pero se nos olvida el lado positivo.
Es que la parábola, en contra de los pesimismos que nos invaden tantas veces, lo primero que afirma es que hay mucho trigo sembrado. Tanto que vale la pena aguardar al momento de la cosecha para quitar la cizaña. Hay mucha buena semilla sembrada por el hijo del Hombre, como se dice en la explicación que el mismo Jesús hace de la parábola. Esa buena semilla está creciendo en nuestro mundo. Están los que sólo quieren ver la cizaña presente en el campo, pero la realidad es que predomina la buena semilla, el trigo. Si sólo hubiera cizaña, el dueño del campo habría dicho que lo arrancasen todo. No habría ninguna razón para esperar a la cosecha. Algo parecido nos dice Jesús en la parábola de la levadura. Apenas un poco de levadura es capaz de hacer que fermente toda la masa, por mucho que algunos piensen que es imposible. Frente a los que piensan que la manzana podrida estropeará al resto de las manzanas, Jesús –siempre revolucionario– afirma, y espera, que la manzana buena será capaz de transformar al resto.
La primera lectura nos confirma en lo dicho. Nuestro Dios es todopoderoso y por eso mismo nos gobierna con indulgencia. Su poder se manifiesta en su capacidad para perdonar y dar la vida. O, como dice la segunda lectura, el Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad e intercede por nosotros con gemidos inefables. El poder de Dios está de nuestro lado, está de lado de la vida y del bien y no dejará que la cizaña se salga con la suya.
Las lecturas de este domingo nos traen un mensaje lleno de vida y esperanza. En nuestra sociedad, en nuestra familia, en cada uno de nosotros, hay mucho más de trigo que de cizaña. Hay mucho más salvable que condenable. Es más, ninguna persona está definitivamente condenada. Por todos nuestro Dios espera hasta el momento de la cosecha. Entonces será el momento de la purificación final que salvará todo lo que sea trigo en nosotros y nos liberará definitivamente del peso de la cizaña. El Espíritu Santo nos ayuda en ese camino.
Para el diálogo
¿Te dejas llevar por el pesimismo al mirar la realidad de nuestro mundo, de nuestra sociedad, de tu familia o de ti mismo? Sigue los consejos de Jesús, ¿qué signos de bien, de esperanza, ves en ti mismo y en todo lo que te rodea? ¿Qué podrías hacer para que se viese más la presencia del trigo –que de hecho es más abundante– y menos la de la cizaña?
fuente del comentario CIUDAD REDONDA
No hay comentarios:
Publicar un comentario