domingo, 20 de mayo de 2012

Querer y pedir el Espíritu Santo


El Espíritu Santo que habita en ti, desde el día de tu bautismo, viene a orar y clama “Ven”. Nosotros recibimos el Espíritu porque oramos, pero oramos porque recibimos el Espíritu.
Que el sediento venga y que el hombre de buena voluntad reciba del agua de la vida. Es necesario tener sed de Dios. Aquel que tenga sed que venga”. Para recibir el Espíritu Santo es necesario querer. ¿Quieres verdaderamente ser lleno de Él? Es necesario querer de verdad, pues en un corazón de mala gana el Espíritu no puede entrar.
El Señor no tira puertas para entrar.
Solo entra en un alma que sea abre para Él.
Es necesario reconocerse necesitado.
Jesús no vino para los que se creen justos y buenos, sino para los necesitados, pobres y pecadores. Cuanto más necesitamos de Dios, más lo recibiremos. El Señor te llenará con todo el Espíritu que necesitas para este día, pero para eso es necesario vaciarse. Si quieres estar lleno de Dios, tienes que vaciarte de ti mismo. Entonces, Él te dará todo el Espíritu Santo que eres capaz de recibir.
Cuanto más necesitado estés, más vas a recibir.
“Por eso yo les digo: Pidan, y Dios les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y Dios les abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca encuentra, y al que llama, Dios le abre. ¿Qué padre entre ustedes, si su hijo le pide un pez, le da una serpiente en lugar del pescado? ¿O si le pide un huevo, le va a dar un alacrán? Pues si ustedes aun siendo malos, saben dar a sus hijos cosas buenas, ¿cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pida? (Lc 11, 9-13)
No existe, en esta vida, nada tan bueno como el don del Espíritu Santo para pidas.
Necesitas pedir y querer.
Esas dos cosas no son iguales, porque muchas personas piden sin querer; rezan, porque otro está rezando. Piden de la boca para afuera. Eso no es pecado, pero tampoco es bueno porque es preciso decir queriendo, decir con la boca lo que estás sintiendo en el corazón.
Nosotros no fuimos llamados por Dios para una experiencia sin vida, descalificada.
No tengo dudas y sé que tu tampoco de que el Espíritu Santo esta en tu corazón.
Hoy, el Señor quiere darte una efusión tan gran del Espíritu que las personas, cuando te vean, van a decir: “¿Qué paso contigo?”
Y, entonces, podrás responder:
“El Espíritu Santo poso sobre mi”.
Tú siempre tuviste el Espíritu Santo dentro, pero hoy, el Señor quiere dejar de ser un simple huésped. Él quiere darte más de lo que ya recibiste.
No puedes negarte a esa prueba de amor.
Será tanto amor derramado sobre tu corazón que va a ser imposible no experimentar el don de lágrimas. Vas a pisar las nubes, porque el amor hace temblar nuestras estructuras.
Cuando tú rezas, aquello que escuchaste o leíste acontece para ti.
Cuando clamas por el Espíritu Santo, todo podrá suceder.
¿Quién necesita y ha pedido a Dios por su sanación interior?
¿Quién clama por una liberación?
¿Quién necesita rezar por su familia?
Tu no tiene idea de lo que va suceder cuando pidas (queriendo) “¡Ven Espíritu Santo!”.
“¡Ven Espíritu Santo, bautízame, quiero ser encendido por tu consuelo!
Creo que cuando te acepté como Mi Señor, me volví uno contigo.
Todo lo que eres, habita dentro de mí.
Sé que mi vida, mis fuerzas nacen de tu amor.
Creo que cuando pido, tú Señor, me respondes con fuerza y sabiduría.
Clamo también para que derrames sobre mí tus dones de santificación, sabiduría, prudencia, coraje, ciencia.
Reconozco que necesito de ellos en mi vida.
Clamo y te pido que liberes en mi vida los dones carismáticos”

Marcio Mendes
Misionero de la Comunidad Canción Nuevo, formado en Teología
Fuente: Portal en español Canción Nueva

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