jueves, 13 de octubre de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 11,47-54


Evangelio según San Lucas 11,47-54
Dijo el Señor:

«¡Ay de ustedes, que construyen los sepulcros de los profetas, a quienes sus mismos padres han matado!

Así se convierten en testigos y aprueban los actos de sus padres: ellos los mataron y ustedes les construyen sepulcros.

Por eso la Sabiduría de Dios ha dicho: Yo les enviaré profetas y apóstoles: matarán y perseguirán a muchos de ellos.

Así se pedirá cuenta a esta generación de la sangre de todos los profetas, que ha sido derramada desde la creación del mundo:

desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que fue asesinado entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que a esta generación se le pedirá cuenta de todo esto.

¡Ay de ustedes, doctores de la Ley, porque se han apoderado de la llave de la ciencia! No han entrado ustedes, y a los que quieren entrar, se lo impiden.»

Cuando Jesús salió de allí, los escribas y los fariseos comenzaron a acosarlo, exigiéndole respuesta sobre muchas cosas

y tendiéndole trampas para sorprenderlo en alguna afirmación.


RESONAR DE LA PALABRA

Rezar por los líderes

Estos días hemos escuchado unas palabras bastante fuertes de Jesús dirigidas específicamente a los fariseos y a los maestros de la ley. Jesús conocía lo que había en sus corazones (cf. Jn 2,24-25) y, por tanto, era un perfecto juez de almas. Fue aún más severo con ellos porque, como líderes del pueblo, tenían la mayor responsabilidad de vivir según el corazón de Dios y ser una inspiración para el pueblo, pero eligieron lo contrario. No es de extrañar que se pusieran a la defensiva ante unas palabras tan duras, sobre todo cuando se hacían en público. Sin embargo, en la cámara sagrada de sus almas, deberían haber reconocido la verdad de las palabras de Jesús y haberse arrepentido; en cambio, endurecieron sus corazones, negándose a aceptar su culpa y decidiendo eliminar a Jesús. Eso es lo que hace el poder: silenciar la voz de la verdad. Recemos hoy para que nuestros dirigentes -en la Iglesia y en el mundo secular- tengan un corazón como el del Buen Pastor.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

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