domingo, 22 de septiembre de 2024

Semana de la Victoria

Parece tan lejano y a la vez tan cercano aquel 15 de agosto cuando juntos comenzamos a transitar esta Cuaresma de San Miguel. El Señor ha permitido seguramente que nos atraviesen días de consolaciones y días de desolaciones. Es el ritmo de toda batalla. Es el movimiento de todo cristiano dispuesto a dar el buen combate.

Ya asoma al final de esta última semana el día en que la Iglesia se alegra y entona cantos de acción de gracias por tres Arcángeles del Señor: San Gabriel, San Rafael y San Miguel. No dejemos que la lámpara se apague. Mantengamos encendida la Luz de la fe.

El Santo Padre Francisco en el año 2013 nos decía:

«Debemos siempre velar, velar contra el engaño, contra la seducción del maligno. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Y nosotros podemos hacernos la pregunta: ¿yo vigilo sobre mí? ¿Sobre mi corazón? ¿Sobre mis sentimientos? ¿Sobre mis pensamientos? ¿Custodio el tesoro de la gracia? ¿Custodio la presencia del Espíritu Santo en mí?». Si no se custodia —añadió, citando otra vez el Evangelio—, «llega otro que es más fuerte y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte su botín».

He aquí por qué es necesario velar. «Su estrategia es ésta —advirtió el Papa Francisco—: tú te has hecho cristiano, vas adelante con tu fe, y yo te dejo, te dejo tranquilo. Pero después, cuando te has acostumbrado y no estás muy alerta y te sientes seguro, yo vuelvo. San Pedro lo decía: es como un león feroz que ronda a nuestro alrededor».

Sumerjámonos esperanzados en esta última semana y repitamos sin cesar:

¡Señor, Tú vencerás, como siempre Tú venciste!
Por más ardua que sea la batalla, la victoria será Tuya!



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