domingo, 22 de noviembre de 2020

¡Qué venga tu Reino!

El Verbo es Rey, Rey del Cielo y de la tierra. El Verbo vive y reina, en Dios. Cristo vive dónde reina, es esencialmente Rey. Vive en nosotros en el grado que domina todo en nosotros, reina sobre nuestras facultades, manda en nuestra actividad.

Reina en nosotros cuando en nosotros todo viene de él, pensamos cómo él, queremos lo que quiere, actuamos según su agrado, sometemos todo a sus pies. Todo lo que es propio, personal, desaparece para hacer lugar a los pensamientos y deseos del Verbo divino. Se lo pedimos cien veces por día: “¡Qué venga su Reino!”. ¡Qué advenga Señor ese día en que reinarás enteramente en mí, cuando ningún móvil propio molestará su poder en mí! ¡Ese día que seré como usted, totalmente librado al Padre, cuando ninguna inspiración propia contristará en mí la acción de su Espíritu!

Ese día, habremos depositado todo lo que está en nosotros, abajado nuestra personalidad propia delante del Reino de Cristo. Él será realmente para nosotros todo en todo (cf. 1 Cor 15,28). Moralmente, no tendremos nada de propio, todo le pertenecerá, le será sometido, todo le será dado.

Beato Columba Marmion (1858-1923)
abad
La pobreza (Le Christ Idéal du Moine, DDB, 1936),

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