jueves, 29 de julio de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Juan 11,19-27


Evangelio según San Juan 11,19-27
Muchos judíos habían ido a consolar a Marta y a María, por la muerte de su hermano.

Al enterarse de que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro, mientras María permanecía en la casa.

Marta dijo a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.

Pero yo sé que aun ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas".

Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará".

Marta le respondió: "Sé que resucitará en la resurrección del último día".

Jesús le dijo: "Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá;

y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?".

Ella le respondió: "Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo".


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos amigos y amigas:

Hoy celebramos la fiesta de Santa Marta. En el evangelio vemos que Marta sale al encuentro de Jesús cuando aún él está en camino. Es una bella escena para contemplar. A diferencia de su hermana María que se queda en casa, Marta salió a buscar. Justo cuando estaba atravesando un momento difícil como la muerte de su hermano Lázaro. Es una experiencia límite, pero no la paraliza. ¡Qué iluminadora es está actitud de Marta también para nosotros hoy! Nos muestra que aún en los acontecimientos más duros de la vida, no podemos quedarnos estancados.

Ese deseo de encuentro con Jesús lleva a Marta a experimentar consuelo en su dolor. ¿En las situaciones límites de mi vida experimento ese deseo de encuentro con Dios? ¿Soy capaz de salir de mí mismo? Marta nos enseña que podemos abrirnos a la presencia sanadora de Jesús que es capaz de llenar de mi vida de gratuidad. ¿En los problemas de mi vida soy capaz de permanecer en Jesús? La amistad con Jesús, como lo vemos en los hermanos de Betania, nos ayuda a salir adelante en las dificultades.

Jesús nos cuestiona con cariño, como a Marta, y nos dice: «Yo soy la resurrección y la vida... el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre». El discípulo del Señor está llamado hacer propia la pregunta de Jesús a Marta: «¿Crees esto?». ¿Qué implica para mí que él sea la resurrección y la vida? ¿Cómo incide en mi vida de cada día mi fe en él? El evangelio hace de nuestro encontró con Jesús y de la amistad con él una expresión de fe y de esperanza de una vida nueva.

Jesús sin ahorrar las lágrimas a Marta le asegura que su hermano vivirá. Jesús nos asegura que el que cree en él ya ha pasado de la muerte a la vida. El camino propio del discipulado es pasar de la oscuridad de lo que da muerte a la luz de lo que nos da vida. Como a Marta nos toca pasar del «por qué no estabas aquí» a la fe confiada en Jesús: «Yo creo Señor, que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que había de venir al mundo».

Danos Señor la gracia de crecer en la devoción profunda a tu persona. Llena nuestra vida con una ilusión renovada, que seamos capaz de agradecer siempre tu presencia.

Fraternalmente,
Edgardo Guzmán, cmf.

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

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